Por Nora Bär - LA NACION
Se coloca debajo de la piel y se regula por control remoto; permite nadar y hasta bucear
Al año de nacer, Sandra Gallardo -hoy abogada y entusiasta deportista- se enfermó de sarampión. El hecho no tendría más trascendencia que la de un dato anecdótico, si no fuera porque, como consecuencia de la infección, sufrió daños en ambos nervios auditivos.
"Primero quedé totalmente sorda -recuerda-. Me pusieron pupila en una escuela de sordomudos; tuve que aprender a leer los labios y hablaba como un ventrílocuo. Después, empecé a recuperar un poco de audición y, con audífonos, pude ir a una escuela normal y cursar en la facultad. Durante mucho tiempo los usaba solamente durante las clases. ¡Era una molestia total y nunca me acostumbré! Los ruidos demasiado fuertes me alteraban, y además no podía ir a la pileta ni practicar deportes."
Pero desde el 11 de marzo, Sandra es una nueva persona: se convirtió en la primera argentina a la que se le colocó un audífono totalmente implantable; una prótesis auditiva de última generación que no tiene piezas externas; no utiliza pilas; se recarga como un celular y se regula por control remoto. Todo esto permite que se lo utilice sin problemas debajo del agua o en ambientes con polvo.
Según el doctor Diego Marcomini, jefe del Servicio Central de Otorrinolaringología del Sanatorio V. Franchín, de Construir Salud (Obra Social del Personal de la Construcción), quien estuvo a cargo de la cirugía, este dispositivo recientemente aprobado por la Anmat está indicado para personas que presentan hipoacusias moderadas a severas.
"Cuando la pérdida auditiva es profunda, se utiliza el implante coclear, porque se requiere un estímulo eléctrico hacia el nervio -explica-. Los audífonos se emplean cuando el oído funciona poco. En este caso, la ventaja es que el dispositivo se implanta totalmente dentro del oído medio y debajo de la piel."
Lograr esta tecnología supuso enfrentar dos grandes desafíos: desarrollar un micrófono interno (capaz de captar la vibración sonora del exterior desde dentro del organismo) y también una batería interna recargable, con una vida útil de aproximadamente quince años, que se reemplaza con una pequeña incisión. La audioprótesis, cuyo uso ya está aprobado en la Unión Europea, estimula directamente la cadena de huesitos (martillo, yunque y estribo) del oído medio, tal como ocurre en la audición natural.
"Esto evita la sensación de oído tapado tanto como el efecto de feedback (chillido), y los eczemas u otitis a repetición de los que muchas veces se quejan los pacientes y que frecuentemente desalientan el uso de los sistemas conocidos -cuenta Marcomini, que además es fundador del Equipo de Implantes Auditivos de Buenos Aires-. Para cargarlo, se apoya una pastilla por fuera de la cabeza durante aproximadamente 30 minutos cada 24 o 36 horas. Puede hacerse leyendo o mirando la TV..."
Sandra, por su parte, aunque pasó momentos de angustia y ansiedad, porque tuvo que esperar ocho semanas después de la intervención para que el dispositivo se integrara bien y pudieran encenderlo, está encantada. "Muchas veces incluso oía mal en mi trabajo -dice-. Entonces, pensé que tenía que hacer un esfuerzo más y busqué en Internet una nueva tecnología. Así fue como di con el doctor Marcomini, leí todos los estudios y, por suerte, me dijo que era la candidata ideal para usar este sistema. ¡Fue maravilloso oír sin tener el aparato en el oído! Anteayer me hicieron una calibración y tuve una mejoría impresionante; estoy muy cómoda. Lo tengo prendido todo el día y ni siquiera me molesta el ruido del tránsito. Puedo ir a nadar, al gimnasio, bañarme... Lo único que tengo que evitar son las resonancias magnéticas. Valió la pena."
Para el profesor doctor Vicente Diamante, director del Instituto Superior de Otorrinolaringología, que no participó de esta intervención, el nuevo dispositivo es "un avance maravilloso". "Lo estábamos esperando desde hace años, porque permite tener una vida plena. Y aunque estamos en los comienzos de su uso, ya se ganó mucho en confiabilidad", afirma. El mayor obstáculo que ven ambos especialistas para que se difunda es su costo, que ronda los 20.000 dólares. "Aunque requiere una microcirugía muy detallista, no tiene por qué presentar complicaciones -concluye Marcomini-. En el país, una alta proporción de las personas de más de cincuenta años podrían beneficiarse con este tipo de audífonos, porque la hipoacusia es una patología que lleva al aislamiento..."
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