sábado, 11 de junio de 2011

Un proyecto secreto financiado por el Gobierno para terminar con las villas

Por Daniel Santoro - Diario Clarín
El Estado le iba a dar un préstamo millonario y tierras. La pelea lo frenó.
Foto: CASAS MOVILES. UNA DE LAS VIVIENDAS CONSTRUIDAS POR MELDOREK EN TERRENOS DEL CLUB ALBARIÑO.

En diciembre de 2010, en medio de la crisis por la toma del parque Indoamericano, la Casa Rosada pidió ayuda a la fundación Madres de Plaza de Mayo para la entrega de casas con urgencia en un predio pegado al Club Albariño. En ese momento, Hebe de Bonafini pidió ayuda a Sergio Schoklender, quien en 24 horas le puso seis casas móviles construidas por Meldorek. Las llevo en camiones a pesar de que cada una pesa 45 toneladas. Las fotos de la entrega fueron difundas por el kirchermismo con toda pompa.

La presidenta Cristina Kirchner quería entregar de inmediato la posesión de casas a los ocupantes ilegales para evitar nuevos hechos de violencia en su pelea política con el jefe de gobierno, Mauricio Macri, que suponía no reprimir a los ocupantes ilegales. En ese momento, Schoklender ya había comprado Meldorek al financista José Fernando Caparrós Gómez -quien sería dueño de la empresa uruguaya Tivenwest- por “1.060.000 dólares”. Ese monto era prácticamente el costo del avión Piper Cheyanne y del Cessna Citation con que Schoklender voló entre el 2009 y este año más de 400 horas por todo el país.

Además, tenía un proyecto enorme: construir 600 casas móviles por mes “y terminar con las villas de emergencia en América Latina”, revelaron a Clarín dos fuentes empresarias. En el interín, Schoklender viajó a Recife, Brasil, para ofrecerle su plan de casas móviles al gobernador de esa ciudad que había sufrido un alud y destruido cientos de viviendas. Es más, el canciller Héctor Timerman, firmó un convenio con Bonafini p ara difundir el programa “Sueños Compartidos” en el exterior . El proyecto llegó hasta oídos de la presidenta del Brasil Dilma Roussef. Schoklender estaba en su hora de gloria.

Parecía un “científico loco” ante sus amigos hablando de tecnologías de construcción de punta con la futura planta de Meldorek. Consistía en una cinta de montaje en la que se iba a ensamblar cuatro casas por día.
Para eso, el Gobierno le iba a dar terrenos fiscales ubicados al lado del Mercado Central donde montaría la planta de Meldorek y un crédito “multimillonario” del Plan Bicentenario. Se trata de préstamos a una tasa fija del 9,9 por ciento anual, entre otras ventajas promocionales.

Entre los requisitos que le pusieron fue capitalizar Meldorek que tenía, en ese entonces, como bienes casas, autos y yates. Todo en medio de los trámites para dividir Meldorek en dos: una que seguiría con el mismo nombre y tiene a Schoklender como accionista mayoritario y otra llamada Gorlac que quedaría a nombre de allegados a Caparrós Gómez, contaron las fuentes. Pero la Inspección General de Justicia negó la escisión y por eso ahora se confunden yates y autos de lujo que están a nombre del ex apoderado de las Madres y otros del financista. Pero luego comenzaron las internas de la Fundación .

Para colmo, Hebe de Bonafini lo echó el 5 de junio y le dijo “no te voy a dar ni una pared de placa más de nuestra fábrica”. Se refería a la planta de las Madres que está en Barracas y se financió, en parte, con plata del gobierno porteño. Entonces, Schoklender tomó un préstamo de 600 millones de pesos de una acería de Rosario para tratar de construir él mismo las paredes de placa. Pero Hebe llamó al secretario de Comercio, Guillermo Moreno y le dijo que “a esté no le den ni un centavo”. A partir de ese llamado, Meldorek quedó afuera del plan de créditos para la industrial del Bicentenario y se cayeron los sueños faraónicos de Schoklender.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios mal redactados y/o con empleo de palabras que denoten insultos y que no tienen relación con el tema no serán publicados.