Por María Laura Avignolo
Su director reveló que no se avisó a los paquistaníes por temor a que alertaran a Bin Laden.
Pakistán ha comenzado a sufrir la incomodidad y la incapacidad de dar explicaciones sobre cómo Osama Bin Laden pudo vivir desde 2005 en un complejo, en medio de un barrio militar, sin ser molestado. Cuando el premier paquistaní Yousaf Gilani aterrice hoy en París para una visita oficial, sentirá que el margen de maniobra que tiene para explicar lo inexplicable es mínimo . Hasta su propia sociedad le cuestiona el estado de negación de Islamabad frente a la evidencia.
Foto: Credito sbs.com.au
El presidente Asif Zardari escribió en The Washington Post que no fue una operación conjunta paquistaní–estadounidense y que los militares de su país pensaban que Osama estaba escondido en Afganistán o en las montañas de la zona tribal. “Algunos en la prensa estadounidense han sugerido que a Pakistán le falta vitalidad en la persecución al terrorismo, o peor todavía, que nosotros somos falsos y actualmente protegemos a los terroristas que decimos que perseguimos” dijo Zardari. “Estas especulaciones sin base pueden ser excitantes cables de noticias pero no reflejan los hechos ”. Era su respuesta al asesor en contraterrorismo de la administración Obama, John Brennan, quien dijo que “era inconcebible” que Bin Laden no disfrutara de “un sistema de apoyo” en Pakistán.
La opinión pública paquistaní oscila entre el asombro de despertarse con el hombre más buscado del mundo viviendo en la urbana Abbotabad, un profundo sentimiento antiestadounidense alimentado por las aberraciones de la guerra contra el terror, y la indignación de que una fuerza extranjera violó su soberanía aérea en busca de Bin Laden porque no confiaban en los militares paquistaníes y el ISI, su servicio secreto.
Los militares y el ISI continúan mudos después de que el jefe de la CIA, Leon Panetta, dijera en una entrevista con la revista Time que se había descartado informar a Islamabad de la operación porque temían que sus contrapartes paquistaníes “alertaran al jefe de Al Qaeda”. La acusación es casi asombrosa cuando EE.UU. entregó US$ 20.000 millones de ayuda en la última década a Pakistán.
El gobierno y el ejército paquistaní deberán explicar a su país estas acusaciones de “doble juego” y la cercanía del terrorista a la academia militar más importante del país y a las instalaciones nucleares. Pero, esencialmente, cómo cuatro helicópteros cargados con los comandos SEALS volaron frente a sus radares y se fueron, con el cuerpo de Bin Laden, sin ser detectados . Los estadounidenses sólo le informaron a Pakistán cuando los helicópteros habían abandonado el suelo paquistaní y aterrizaban en la base militar de Bagram, en Afganistán. Ayer, en un comunicado, el gobierno paquistaní expresó su “profunda preocupación y reserva por la manera en que el gobierno de EE.UU. realizó esta operación sin informar o pedir autorización previamente”.
Los civiles paquistaníes saben que ellos serán las inmediatas víctimas inocentes de la represalia de los Talibán Paquistaníes, que ya han anunciado su orden de revancha: “el presidente Zardari y el ejército serán nuestros primeros objetivos. El segundo será Estados Unidos”. Embajadas, aeropuertos, estaciones de tren, grandes hoteles y centros de turismo en todo el mundo están en máxima alerta. Sus gobiernos quieren respuestas sobre la dualidad paquistaní.
El canciller francés, Alain Juppe, fue muy directo: “Yo encuentro un poco difícil de imaginar que la presencia de alguien como Bin Laden en una pequeña ciudad pueda pasar desapercibida”, dijo. A su vez, el premier británico, David Cameron, considera que Pakistán debe responder estas preguntas, pero no quiere provocar un incidente diplomático.
Fuente: Diario Clarín (Modificado)
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