Por SERGIO LEO - El Cronista
Desde el miércoles, como puede chequearse en la página de la Secretaría del Fisco en internet, quién intente importar vehículos desde Argentina recibe la información de que es necesario contar con la anuencia previa del Ministerio de Desarrollo. Hasta la semana pasada, sólo se exigía autorización (certificación) del Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama).
Vehículos de paseo, colectivos y de carga suman 32,7%, casi un tercio de todas las ventas argentinas a Brasil. Las compras de esos productos de parte de Brasil aumentaron más de 30% en los cuatro primeros meses de 2011, comparados con igual período del año pasado.
El texto de la norma no es claro a propósito, para evitar acusaciones de discriminación, prohibida por la Organización Mundial de Comercio (OMC), y dar margen para la acción de la burocracia. Pero el objetivo, garantizan los técnicos, es la Argentina, a pesar de que el ministerio no reconozca oficialmente la represalia.
Ejecutivos del sector automotor consultados por Valor confirmaron que recibieron del gobierno informaciones de que el objetivo de la medida es forzar a Argentina a negociar el fin de las medidas de retención de productos brasileños en las aduanas vecinas.
Oficialmente, el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Fernando Pimentel, afirma que la medida se tomó para monitorear la importación de automóviles de todos los orígenes, que creció casi 80% en abril, en relación al mismo mes de 2010.
Ejecutivos de dos grandes terminales se mostraron preocupados con la escalada proteccionista y dijeron a Valor que temen que la Argentina a volver atrás con la retención de casi 2.500 máquinas agrícolas exportadas y sometidas a exigencias burocráticas en la aduana. La prensa argentina citaba ayer a asesores de la ministra Débora Giorgi, negando haber recibido alguna comunicación de su par brasileño. A través de su oficina de prensa, Pimentel confirmó sin embargo haber enviado a Giorgi carta y fax con un pedido de explicaciones al freno de bienes brasileños.
Y sostiene que aguarda respuesta. Los secretarios generales de los ministerios de Desarrollo, Alessandro Teixeira, y de Relaciones Exteriores, Ruy Nogueira, está preparados para un posible viaje a Buenos Aires, en caso de una invitación de su contraparte argentina. Tanto en Itamaraty como en el Ministerio de Industria argentino se pronuncia la misma palabra, desdramatizar, para definir el estado de espíritu en ambos gobiernos.
Sin embargo, Itamaraty viene apoyando las quejas que realiza públicamente Pimentel. El ministro de Desarrollo garantizó que está fuera de cuestión una escalada proteccionista en Brasil, y que no está en sus planes diseminar barreras burocráticas al ingreso de productos.
Los brasileños reconocen el argumento de los argentinos acerca de que las exportaciones brasileñas vienen creciendo vigorosamente para el país vecino. Los argentinos también argumentan que los sectores que exhiben problemas son una pequeña parte del total (aunque que, potencialmente, la exigencia de licencias no automáticas, al afectar a 577 productos, pueda causar dificultades a casi 28% de las ventas brasileñas al vecino). Lo que es inaceptable, para autoridades y empresarios brasileños, es la inseguridad y falta de transparencia adoptada por Argentina en la administración de las importaciones, que desmoraliza el Mercosur y comienza a desestimular a multinacionales para contar con el área de libre comercio en sus estrategias de negocios.
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