El ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, fue muy categórico en las últimas horas, al afirmar que no hay dinero para comprar los nuevos aviones de combate para la Fuerza Aérea brasileña: "al menos este año no hay recursos disponibles, ni hay espacio fiscal, por lo que la compra es bastante improbable", aseveró, en una conferencia de prensa en la que se estimaba que el ajuste fiscal para todo el Estado ya podría superar los anunciados anteriormente 32.000 millones de dólares. Esto dejaría fuera también la adquisición de futuros aviones tanque de largo alcance para la FAB.
Según el integrante del gabinete, la recaudación ya bajó casi unos 12.000 millones de dólares y "hay que ser muy realista" con las proyecciones al respecto (aunque Brasil registre unas reservas record de 300.000 millones de dólares actualmente). Por su parte, la secretaria de Presupuesto Federal, Celia Correa, profundizó el clima de ajuste, declarando que "el gobierno cortará en la carne" de los gastos proyectados hacia la Defensa, sea en el mantenimiento cotidiano de las Fuerzas Armadas sea en los programas a iniciarse o ya iniciados, inclusive los que atañen a los submarinos con DCNS y a los 50 EC-725 de Eurocopter. "Habrá que sentarse con los acreedores ,estirar y renegociar, alargando los pagos ", expresó Correa.
Para el Ministerio de justicia las cosas serán parecidas, ya que en el funcionamiento de las policías Federal, Ferroviaria, Rodoviaria (Caminera) y en el Programa Nacional de Seguridad ciudadana -PRONASCI-, mediante el cual se apoya con vectores aéreos, acuáticos o blindados a las policías y bomberos regionales, las reducciones de recursos llegarán a un muy peligroso 62%.En el caso de la FAB, se comenta que, para preservar el máximo de programas en andamiento, recortará sensiblemente sus gastos cotidianos, incluyendo horas de entrenamiento, mientras hay quienes aventuran hasta una tentativa de contención salaria, que no sería muy bien vista. Los recortes en materia de Defensa y áreas conexas disminuyen las inciertas chances de Brasil para intentar una silla permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, por disminuir su capacidad de organizar y desplazar fuerzas al extranjero.
Los más optimistas piensan que el año próximo, inmediatamente después de transcurridas las elecciones municipales, se retoman todos los programas militares y policiales, ya sin arriegar ningún revés electoral.Los pesimistas, además de pensar que esto no tendrá lugar, estiman que se estaría ante el preludio de una devaluación del hipervalorado real, lo que, si bien traería el aumento de las exportaciones y el turismo interno, comprometería los rubros para importar equipamiento e iniciaría el fin de actual la burbuja inmobiliaria en Brasil, Uruguay y Argentina. (Javier Bonilla).
Fuente: Defensa.com
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