Por Luis Ceriotto - Diario Clarin
En la UIA proponen proyectos conjuntos en energía atómica y astilleros, entre otros.
La presencia de la industria brasileña dentro de la vida cotidiana de los argentinos va desde marcas visibles como la cerveza Quilmes y las naftas de Petrobras hasta el hormigón armado con que se construyeron la mayoría de los edificios durante la última década. De la misma manera, entre los principales exportadores de carne argentina están los frigoríficos brasileños. Y las principales firmas textiles que operan en nuestro país son también de ese origen.
Según la consultora Abeceb, las empresas brasileñas gastaron 12.000 millones de dólares en la última década sólo para adquirir empresas en la Argentina, sin contar las inversiones que luego debieron hacer dentro de cada compañía. En ese proceso, apellidos asociados a décadas de industria nacional como Bemberg, Fortabat o Pérez Companc entregaron la propiedad de sus empresas insignia a competidores brasileños.
A ese conjunto de empresas con su casa matriz en Brasil se le podría adicionar la industria automotriz. Las once terminales automotrices radicadas en la Argentina tienen dos características básicas en común: son de países desarrollados (europeas, estadonidenses y japonesas) y tienen un pie tanto en Argentina como en Brasil. Pero la mayoría elige este último país para manejar su negocio del Mercosur.
En una de las pocas terminales locales donde no deben consultar cada decisión con un director brasileño, admitieron que igual se manejan como si fueran una empresa binacional. “Nuestro monitoreo de la economía brasileña es permanente: es el principal mercado al que le exportamos y es a la vez el origen de la mayor parte de nuestras importaciones. Manejamos la cuestión económica de Brasil con la misma cotidianidad que nuestra propia economía”, dijo un director de esa automotriz, de origen europeo.
Dentro de la Unión Industrial (UIA) la presencia brasileña es una relativa novedad y no es observada con antipatía. Más bien al contrario, los quieren como socios. Pero en la UIA hay un fuerte debate interno, porque varios de sus dirigentes consideran a la industria local como el gran convidado de piedra en el crecimiento del Producto Bruto, el cual a su vez está motorizado en el consumo interno.
En ese sentido, la visita de Dilma Rousseff alienta las comparaciones, como la asimetría del crédito en los dos países . “Todo el sistema financiero argentino tiene créditos otorgados que equivalen a 13% del producto bruto. No sólo es un piso histórico, además son créditos en su mayoría para el consumo”, dijo Ignacio De Mendiguren, secretario de la UIA. “En Brasil un solo banco, el BNDeS tiene librados créditos productivos equivalentes al 13% de su producto bruto”.
En la entidad fabril tomaron nota además de que Dilma representa la continuidad de la política exterior brasileña que considera a la Argentina un socio estratégico. Su lectura es que la decisión política de Dilma de profundizar la integración con sus vecinos debería ser aprovechada en una complementación productiva. Señalan sectores como la energía atómica, la industria aeronáutica o el sector naval. “Con ese tipo de proyectos, se podría avanzar en el desarrollo tecnológico de los dos países. La otra alternativa es la que venimos haciendo desde hace 18 años: pelearnos por el cupo de las zapatillas o por las barreras a las peras”, agregó De Mendiguren.
LO MEJOR QUE PODRIAMOS HACER ES INTEGRAR NUESTRA ECONOMIA DE UNA VEZ A BRASIL Y LO QUE DE VERDAD TENDRIAMOS QUELOGRAR ES SER UNA ECONOMIA SOLVENTE Y CREIBLE DE UNA VEZESTO DEBE DE EMPEZAR POR EL GOBIERNO
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