Por Ivan Gandara para LA NACION
La producción de madera y de hacienda en un mismo lote puede potenciar ambas actividades en un esquema económico que tenga un horizonte de largo plazo
Producción de madera y carne en un mismo lote. Arboles, sombra, luz, humedad, pasturas, cobertura, protección, cría, recría o engorde... de todo eso se trata el sistema silvopastoril, que está cambiando, lenta pero paulatinamente, la manera de producir en esta provincia muy distinta del resto del país. Aquí la ganadería, con sólo 450.000 cabezas, es el tercer sector en importancia de toda la economía provincial luego de la yerba mate y la actividad forestal, y donde el 86% de las explotaciones pertenece a productores con menos de 50 hectáreas y no más de 40 cabezas de ganado vacuno.
Si bien la práctica de combinar hacienda con forestación se estudia en el NEA hace unos 30 años, en este momento se empieza a notar una expansión a partir de planes provinciales con apoyo del INTA y, desde ahora, la participación del Instituto de Promoción de Carne Vacuna Argentina (Ipcva), que esta semana organizó una jornada para productores con el fin de difundir este sistema que también puede extenderse a otras regiones del país.
El caso testigo en Misiones fue el Establecimiento San Andrés, en la localidad de Fachinal, a 40 km al sur de Posadas, zona donde el clima es subtropical sin estación seca, llueven 1600 mm al año y los suelos cambian en apenas metros de pardos a rojo profundos o pedregosos. En esta explotación se produce madera de pino taeda o elliotti en combinación con campos naturales o pasturas subtropicales para realizar el ciclo completo (cría-recría-engorde) de hacienda Brangus y Braford. "Una de las principales razones desde el punto de vista económico para implementar el sistema silvopastoril es mantener la actividad ganadera o incorporarla con el fin de contar con más capital circulante (en la actividad forestal se inmoviliza el capital durante varios años), mayor armonía ambiental y diversificación productiva", dijo Santiago Lacorte, del INTA Zaiman, durante su disertación en la jornada del Ipcva.
Según los estudios realizados por éste y otros técnicos, las ventajas del sistema se establecen en una producción maderera de mayor calidad comercial -que compensa en parte el menor volumen de madera por hectárea por el espacio que necesitan los animales-, pero a esto se le suman la protección que ejercen los árboles cubriendo a las pasturas de las heladas; un ambiente de mayor humedad y menor evapotranspiración; la sombra que da en verano, o cobijo en invierno, a los animales; una mayor incorporación de fósforo al suelo, entre otras. Lacorte asegura que en cada lugar del país donde se desarrolle alguna especie forestal autóctona o exótica es posible el sistema silvopastoril. "Las condiciones básicas que debe cumplir una especie para su elección es contar con un mercado para la madera, tener un rápido crecimiento y tener fuste recto. Pero más allá de eso, que es lo primario, se deben tener en cuenta muchos otros aspectos, como ambiente, suelo, disponibilidad de mano de obra, insectos, plagas, etcétera. El apoyo de un técnico especializado y de las experiencias en la zona es de suma utilidad", explica.
La comparación del negocio ganadero con el forestal, por separado, tiene el inconveniente de los plazos de ambos. Según indica Lacorte, "el forestador está acostumbrado a utilizar herramientas como el valor actual neto o la tasa interna de retorno, mientras que el ganadero utiliza el margen bruto. Hay que tener en cuenta que el flujo de caja de la inversión forestal en un sistema silvopastoril genera saldos negativos durante varios años. Es ahí donde deben enfocarse todos los análisis para no caer en la trampa de descapitalizarse por esperar altos ingresos en el momento del corte de los árboles".
En el cierre de la jornada, el presidente del Ipcva, Dardo Chiessa, a propósito de su reciente viaje a China, dijo que "la demanda de carne en el mundo está asegurada porque está cayendo la producción y muy pocos países podrán tener importantes volúmenes para el consumo y la exportación". Y añadió: "La noticia de la apertura de este mercado significa que recién a fines de 2011, si todo sale bien, vamos a estar vendiendo los primeros embarques de carne". No obstante, señaló que los compradores rusos se preocuparon por la posible competencia con los importadores chinos para no perder fuentes de abastecimiento.
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