Lo hace con un método novedoso. Las reservas están en el peor nivel desde 1980. Seguramente habrá bromas sobre “sacar jugo a las piedras”. Es que hoy YPF lanzará en el yacimiento neuquino Loma de la Lata una prueba piloto de exploración, que consiste en la perforación del primer pozo de gas no convencional, o shale gas, como se denomina a las reservas que podrían estar alojadas en los poros de los esquistos (shale), rocas que contienen minerales.
La inversión de esta prueba piloto, que se hará a la altura de la formación Vaca Muerta del yacimiento, demandará 10 millones de dólares. Forma parte del programa de inversiones en exploración para el período 2010/2014 que anunció en diciembre Sebastián Eskenazi, el CEO y vicepresidente de la petrolera. YPF está realizando además en Neuquén otras ocho perforaciones de tight gas, otro tipo de reserva no convencional, que consiste en la búsqueda de gas compactado entre arenisca.
La búsqueda de nuevas reservas apunta no sólo a mejorar el balance de YPF (el valor de una compañía petrolera se establece, principalmente, por la cantidad de reservas comprobadas de que dispone) sino que se produce en un contexto de fuerte caída de las reservas de petróleo y gas del país.
En ese sentido, un informe del Instituto Argentino de Energía General Mosconi consignaba a fines de 2009 que las reservas de petróleo habían caído en 12 meses un 3,7% y las de gas un 9,8%. El nivel general de reservas, según el instituto que dirige el ex-Secretario de Energía Jorge Lapeña, se ubica en el punto más bajo de los últimos 30 años.
Fuentes de YPF señalaron que eligieron trabajar sobre un bloque rocoso de Loma de la Lata por las óptimas condiciones geológicas para iniciar el proyecto, que requiere de una compleja tecnología: consiste en perforar un pozo de 1.500 metros de profundidad, al cual se le inyectará una mezcla de agua y arena a tal nivel de presión que logre fracturar la roca arcillosa. Una operación exitosa debería generar múltiples “microfracturas asociadas” en la roca, de manera que permitan que el gas contenido en los poros de la roca suba a la superficie. En cuanto a las posibilidades concretas de que el shale se transforme en una fuente energética, el antecedente son los yacimientos de Estados Unidos, con 26% de la extracción gasífera.
En la Argentina, sin embargo, una operación exitosa requeriría de reservas lo suficientemente abundantes como para poder perforar miles de pozos, geográficamente concentrados. Un simple indicador de costos es revelador de cuánto más cara es esta tecnología: mientras la perforación de un pozo gasífero convencional requiere entre 10 y 12 containers de agua, la tarea de romper los shale requiere de 50 containers por pozo. “Hoy estamos exclusivamente concentrados en este tipo de exploración, nueva en la región. Ya habrá tiempo de hablar de costos y tarifas, si es que hallamos lo que buscamos”, agregaron en YPF.
Fuente: Diario Clarín
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