miércoles, 16 de diciembre de 2009

Cambio Climático. La Reunión de la ONU en Copenhague y los desafíos para la Argentina.

Por Alieto Aldo Guadagni, Econométrica, Diciembre del 2009
En los próximos días prácticamente todas las naciones del planeta se reunirán en Copenhague, convocadas por las Naciones Unidas, con el objeto de decidir el curso de acción que la humanidad encarara en las próximas décadas para enfrentar la amenaza del cambio climático. Existe consenso en que la barrera que no hay que traspasar es superar un aumento de 2 grados centígrados con respecto a las temperaturas prevalecientes en nuestro planeta antes del inicio de la Revolución Industrial.

En este informe procuramos presentar el estado de la situación, identificando las amenazas climáticas y cuáles son las propuestas que han comenzado a ser puestas sobre la mesa de negociación por los grandes actores mundiales, que además son los principales países contaminadores. Asimismo presentamos las razones que sirven de sustento a las posiciones divergentes que presentan por un lado las naciones industrializadas (que son las obligadas a reducir las emisiones por el vigente protocolo de Kioto) y por el otro lado las naciones en desarrollo. Finalmente, presentamos una visión sobre el cambio climático a partir del cuadro energético argentino, caracterizado por la pérdida del autoabastecimiento de los hidrocarburos, particularmente del gas natural.

I) ANTECEDENTES DE ESTA REUNION DE LAS NACIONES UNIDAS
Es cierto que aún estamos a tiempo pero debemos actuar sin demoras frente al cambio climático que es el desafío más grave que enfrenta la humanidad. Nuestro accionar colectivo, particularmente el energético está incidiendo negativamente alterando la temperatura del planeta. Esto no puede sorprender cuando la población mundial que aumento al ritmo de apenas 420.000 habitantes anuales en los primeros 18 siglos de nuestra era hasta la Revolución Industrial, en los últimos 60 años trepo al acelerado ritmo de 70 millones anuales.
Pero no solo trepo exponencialmente la población, que paso de 2300 millones de habitantes en 1945 a 6700 millones en la actualidad, sino que la humanidad progreso aceleradamente en las técnicas de producción y es así como en el siglo XX el PBI mundial se multiplicó nada menos que 19 veces. Baste decir que la producción del último siglo es superior a toda la producción acumulada en el planeta desde Adán y Eva hasta el siglo XIX.
El cambio climático amenaza a todo el mundo, pero las naciones pobres son las más afectadas. El Banco Mundial ha estimado que más del 75 por ciento del daño total por el calentamiento global afectara a estos países en desarrollo; un calentamiento de 2 grados por encima de las temperaturas preindustriales, podría generar en América Latina, África y Asia una importante reducción permanente del PBI. Además estos países carecen de los recursos financieros y técnicos para afrontar el creciente riesgo climático. El panorama se agrava cuando se observa que la mayoría de estas naciones se ubica en regiones tropicales y subtropicales ya sujetas a un clima muy variable. En estas regiones tendera a disminuir la productividad agrícola y además aumentara la incidencia del paludismo y del dengue, como nos fuera advertido a nosotros en el Informe Stern del 2006.
Se estima además que disminuirá la cantidad y calidad del agua en muchas zonas áridas y semiáridas, disminuyendo la posibilidad de abastecer de agua potable a más de mil millones de habitantes que ya sufren escasez. En regiones montañosas, por ejemplo la Cordillera de los Andes se corre el riesgo de una disminución no solo en el abastecimiento de agua potable sino también en la confiabilidad del suministro de hidroelectricidad, cuestión relevante para nosotros en la cuenca del Comahue.
Además se prevé la degradación de ecosistemas como los arrecifes de coral, mayor inestabilidad climática con fuertes tormentas y el desplazamiento de millones de personas en zonas costeras.
Pero el cambio climático también está afectando a los países industrializados. La Agencia Ambiental Europea acaba de advertir acerca de la modificación del clima en los Alpes, donde la temperatura viene trepando al doble que el promedio mundial. Este calentamiento afecta la abundancia de nieve y por ende de agua potable, ya que por algo los Alpes son conocidos como los “depósitos de agua en Europa”; el informe alerta sobre la extinción de numerosas plantas alpinas y también señala que se afectara negativamente el sistema hidrológico alpino que alimenta a cuatro importantes ríos europeos: Danubio, Rin, Ródano y Po.


II) POR QUE RAZON LAS NEGOCIACIONES SERAN MUY DIFICILES?
Las naciones negociarán nuevos acuerdos para mitigar los efectos nocivos del cambio climático, pero estas discusiones serán complejas por la magnitud de los intereses en juego. Recordemos que en el 2005 entro en vigencia el Protocolo de Kioto, es así como 38 países industrializados se han comprometido a reducir, entre 2008 y 2012, sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 5,2 por ciento por debajo de los niveles de 1990 (el entonces mayor contaminador mundial, Estados Unidos, se negó a ratificar el Protocolo de Kioto).
Las negociaciones que se avecinan serán complejas por tres circunstancias. Primero, los países industrializados con compromisos de reducción de sus emisiones representan apenas el 28 por ciento de las emisiones mundiales.
Segundo, Estados Unidos uno de los mayores contaminadores no asumió ningún compromiso (21 por ciento del total mundial de emisiones).
Y en tercer lugar, el mundo en desarrollo no está obligado a realizar reducciones de sus emisiones, que ya alcanzan al 50 por ciento del total (China es ya el mayor país contaminador con más del 21 por ciento de las emisiones totales).
La negociación que tendrá lugar en Copenhague en diciembre se complica aun mas cuando se consideran las diferencias en las emisiones por habitante, es así como un alemán contamina 100 veces más que un etíope, un norteamericano el doble de un alemán y 5 veces más que un chino y un inglés el doble que un argentino.
Es urgente actuar ya, porque lo que hacemos ahora determinara el clima de mañana, ya que los gases que hoy emitimos retendrán calor en la atmosfera por siglos. Las inversiones que hoy hacemos en maquinarias, industrias, edificios, usinas eléctricas y transporte duraran por varias décadas y afectarán el clima. Por ejemplo, existen hoy en el mundo algo más de 600 millones de automóviles, este stock se multiplicara cinco veces hasta llegar a 3000 millones a mediados de este ciclo; India y China aumentaran en este periodo su parque en nada menos que 800 millones de unidades.

Es necesario que todos actuemos de común acuerdo, porque el cambio climático es un problema global y no podrá resolverse sino cooperan todos los países sin excepción; todos tendremos que actuar, pero de un modo diferenciado que apunte a la equidad entre las naciones. Los países industrializados son responsables de la mayor parte de las emisiones hasta la fecha y registran un alto nivel de emisiones por habitante. Ellos deberán hacer un aporte sustancial reduciendo drásticamente estas emisiones contaminantes.

Pero los países en desarrollo también deberán cooperar en el esfuerzo común, ya que ellos serán en los próximos años los mayores responsables por el crecimiento en las emisiones. Para apoyar este esfuerzo muchos de estos países necesitaran de cooperación internacional para contribuir a preservar el clima global con menos emisiones.

III) EL FUTURO DE LAS ENERGIAS CONTAMINANTES
También será necesario que todos actuemos de una nueva manera, ya que habrá que modificar sustancialmente los sistemas energéticos para poder abatir las emisiones en más de un 50 por ciento. Como bien se expresa en el informe presentado por Greenpeace en nuestro país es “urgente introducir cambios profundos en el sector energético”, estos cambios deben configurar una verdadera revolución energética con tecnologías de alta eficiencia energética y reducidas emisiones de carbono.
Para avanzar en la promoción de nuevas energías limpias y promover la conservación energética es crucial comenzar por abolir los subsidios a las energías fósiles contaminantes, ya que no solo son fiscalmente costosos sino que además contribuyen a degradar el medio ambiente y benefician desproporcionadamente a los más ricos. La eliminación de los subsidios a los fósiles contaminantes estimulará la eficiencia y la conservación energética y además favorecerá alternativamente las nuevas energías limpias que deben ser urgentemente promocionadas. Recordemos que estos subsidios registran en nuestro país el nivel más alto en todo el continente, después de Ecuador y Venezuela países miembros de OPEC.
En la reciente encíclica Caritas in Veritate se señala que las sociedades tecnológicamente avanzadas pueden y deben disminuir el propio consumo energético, ya que es factible hoy mejorar la eficacia energética y avanzar simultáneamente en la búsqueda y aplicación de nuevas energías alternativas. Además, se señala que los costos económicos y también los ambientales por la utilización de los recursos energéticos deben ser explicitados de una manera transparente, y sufragados por quienes los utilizan y no por las futuras generaciones. Como expresa el Papa “Los proyectos para un desarrollo humano integral no pueden ignorar a las generaciones sucesivas, sino que han de caracterizarse por la solidaridad y la justicia intergeneracional”.

IV) LA DEFENSA DEL BOSQUE
Según el Informe Stern del gobierno del Reino Unido (2006) la deforestación es un elemento negativo para el cambio climático, ya que aporta nada menos que un 20 por ciento a las emisiones contaminantes de dióxido de carbono, por eso es urgente preservar las áreas forestales aún existentes. Existe aquí una cuestión distributiva, ya que los grandes bosques fueron ya talados y han desaparecidos en los países industrializados y existen hoy únicamente en el mundo en desarrollo (África, América Latina y Asia Pacifico). Si se pretende que estas naciones pobres renuncien a nuevos desarrollos productivos que les generan ingresos y empleos, es necesario implementar mecanismos de financiamiento que las compensen por este renunciamiento. Al fin y al cabo, si todas las naciones, incluidas las desarrolladas que destruyeron sus bosques después de la Revolución Industrial, se apropian de los beneficios que los bosques aportan por ser potentes sumideros de dióxido de carbono es razonable compensar por este beneficio global y que alcanza a todos. En la actualidad no existe ningún mecanismo financiero global con la envergadura requerida para defender el bosque.

La equidad exige que los países industrializados compensen financieramente a los países en desarrollo para que renuncien a la explotación depredadora de los bosques, por ello es necesario que en una nueva versión del Protocolo de Kioto se puedan emitir bonos verdes a favor de quienes preservan el bosque y pierden así una alternativa agrícola o ganadera. La deforestación equivale a un Portugal cada año. El bosque disminuye un 5 por ciento por década. Salvo que las tendencias se modifiquen, las consecuencias serán graves: la liberación a la atmósfera de 3000 millones de toneladas de dióxido de carbono cada año. Pero si avanzan razonables propuestas de establecer un gravamen universal a las energías contaminantes (carbón, petróleo y gas en este orden de daño ambiental) habría suficientes recursos financieros para preservar las grandes masas forestales, particularmente en las regiones tropicales.

Si bien los bosques proporcionan numerosos beneficios ambientales, solo dos podrían movilizar un apoyo mundial que podría traducirse en la voluntad de pagar por ellos: la retención del carbono y la conservación de biodiversidad de importancia mundial.
Movilizar financiamiento internacional para estos servicios ambientales es hoy un desafío crucial.El financiamiento mundial del carbono ofrece una oportunidad, desaprovechada hasta el momento, para aliviar el cambio climático, contribuir al uso sostenible de la tierra y conservar los bosques. Como hemos visto, alrededor de un quinto de las emisiones mundiales de CO2 proviene de la deforestación, pero la reducción de estas emisiones tiene muy bajo costo.
En América latina se suelen desmontar densos bosques tropicales para crear pasturas cuyo valor anual es de unos pocos cientos de dólares la hectárea, mientras que se liberan 500 toneladas de CO2 por hectárea. Ello implica, a nivel global, un costo de reducción de la emisión de CO2 inferior a un dólar por tonelada. Cuando se toman en cuenta otros usos de la tierra aún más rentables, el costo de reducción de la contaminación sigue estando por debajo de los 3 dólares/tonelada de CO2. Mientras tanto, los miembros de la Unión Europea han llegado a pagar más de 20 dólares por tonelada. Quienes hoy deforestan están destruyendo bienes que retienen carbono cuyo valor anual por hectárea oscila entre 1.500 dólares y 10.000 dólares, para crear pasturas que apenas aportan 200 a 500 dólares.
Sin embargo, los actuales mercados de carbono, como los surgidos a raíz del Protocolo de Kioto y el plan de comercio de emisiones de la Unión Europea no recompensan la disminución de emisiones por la deforestación evitada. No se ha sacado aún partido de esta oportunidad debido a la envergadura de los recursos financieros involucrados, pero podrían registrarse avances en el ámbito de la próxima reunión de Naciones Unidas en Copenhague. Para ello, es crucial alcanzar dos acuerdos internacionales:
1) Fortalecimiento del compromiso mundial con el alivio del cambio climático, de modo que la disminución de la deforestación ayude a reducir el costo global que supone detener el aumento del CO2 atmosférico. La disminución de la deforestación debe formar parte de medidas internacionales que incluyan la reducción de emisiones de la industria y el transporte y un avance más rápido de la investigación y el desarrollo de fuentes de energía no contaminantes.
2) Creación de un sistema de incentivos financieros, para que los países en desarrollo puedan reducir las emisiones de CO2 provocadas por la deforestación. Tal sistema podría incorporarse, por ejemplo, en el nuevo régimen relativo al cambio climático global mediante el cual los países industriales podrían cumplir requisitos más estrictos sobre la reducción de las emisiones de CO2 financiando en parte programas nacionales orientados a reducir la deforestación. Los países en desarrollo recibirían pagos vinculados a sus reducciones de la deforestación por debajo de un nivel acordado.
Así se terminará con la situación actual, en la cual se reclama a países pobres que no deforesten en América Latina, África o Asia, perdiendo así la oportunidad de tener un uso alternativo rentable financieramente de su tierra. Muchos de los que reclaman viven en países ricos que fueron desforestados hace ya varios siglos y hasta ahora no pagan un centavo por la captura de gases contaminantes de los grandes bosques. La expansión del actual mercado de los bonos verdes incluyendo la preservación forestal, no solo aliviara la pobreza mundial sino que también será altamente eficaz en el esfuerzo colectivo por la mitigación climática. Esperemos que en Copenhague se pueda avanzar en este sentido.

V) ESTADO DE LAS NEGOCIACIONES INTERNACIONALES PREVIAS EN BANGKOK Y BARCELONA
Con miras a la próxima reunión en Copenhague se han realizado reuniones preparatorias en Bangkok y en Barcelona. En esta ultima realizada entre el 2 y 6 de noviembre, quedaron expuestos cuales son los principales obstáculos para consensuar una posición internacional común.

Por un lado, se encuentra el nivel de mitigación que las economías desarrolladas van a acometer entre el 2012-2020, y la cuestión de si los países en desarrollo deberán también asumir tales reducciones o algún otro tipo de compromiso vinculante. Por el otro, surgen las divergencias en torno a la cantidad de recursos financieros que se deberían transferir a los países en desarrollo para favorecer sus esfuerzos de mitigación y adaptación.

Los países emergentes y en desarrollo aducen que la responsabilidad histórica del problema es de los países desarrollados y que sus emisiones per cápita son muy superiores a las del resto. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que las emisiones de los países emergentes y en desarrollo ya superan en la actualidad a las de los países ricos. Son muy importantes las emisiones de grandes países emergentes como China, India, Brasil, India Méjico, Indonesia y Corea. Asimismo el incremento de emisiones proyectada para la próxima década corresponde casi exclusivamente a los países emergentes. Por eso se sostiene que sin su participación en la mitigación de emisiones no habrá solución para la crisis climática.

En Estados Unidos existe una propuesta de ley que propone reducir las emisiones. Dicha propuesta no será aprobada antes de la Cumbre de Copenhague, lo que implicaría que los negociadores norteamericanos acudirían a la Cumbre con un margen de maniobra limitado para comprometer a su país.

La UE ha hecho del cambio climático un eje central de su presencia en el mundo, siendo el bloque europeo el que más propicia llegar a un acuerdo. Acude a la cumbre danesa con emisiones que al finalizar el 2008 fueron 6,2% menores que las de 1990 y no hay duda de que alcanzara el objetivo fijado en Kioto de reducirlas en un 8%.

China se ha regido por el principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”, reclamando a los países ricos por su responsabilidad histórica en las emisiones, al tiempo que insiste en que son los países desarrollados quienes han de ayudar financiera y tecnológicamente a los emergentes para mitigar sus emisiones y adaptarse al cambio climático. Además China ha dado pasos importantes en su acción domestica en relación a la eficiencia energética y la introducción de energías renovables. El problema es que el único recurso fósil que tiene China es el más contaminante de todos: carbón, que es el insumo energético clave por su abundancia.

En la última cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia Pacifico (APEC), China y EEUU se negaron a comprometerse a reducir las emisiones contaminantes. Existe creciente preocupación por el hecho que los países industrializados que asuman compromisos de reducción implanten medidas fronterizas de carácter comercial (aranceles de importación, derechos anti-dumping, derechos compensatorios, obstáculos técnicos, etc.), con el fin de evitar lo que se llama la “fuga de carbono”; es decir, la neutralización de la reducción de emisiones por importaciones de países que no hacen reducción de ansiones en su producción y/o transporte.

En este sentido podemos mencionar el proyecto con media sanción en los EEUU, que autoriza en el futuro a implementar estas restricciones comerciales. Una posición similar ha sido expresada públicamente por importantes lideres políticos europeos. Ademas, esta cuestión ha comenzado ya a ser considerada en la Organización Mundial del Comercio.

VI) CUALES SON LOS COMPROMISOS ASUMIDOS HASTA AHORA POR LOS GRANDES ACTORES?
En las últimas semanas se han hecho públicos nuevos compromisos asumidos por naciones que son importantes contaminadoras. Las novedades son las siguientes:

- Unión Europea: Se ha comprometido unilateralmente a reducir para el 2020 sus emisiones en un 20% respecto de los niveles de 1990. La UE dice que está dispuesta a ir todavía más lejos y a suscribir un objetivo de reducción de un 30%, en el contexto de un ambicioso acuerdo internacional a gran escala, si otros países desarrollados se comprometen a reducciones comparables y si los países en vías de desarrollo económicamente más avanzados contribuyen en función de sus responsabilidades y capacidades. Además la UE considera que los países desarrollados deberán ayudar a financiar las medidas de mitigación que implementen los países en desarrollo (alrededor de US$100.000 millones anuales hacia el año 2020). Según la UE parte de estos fondos deberán ser aportados por los países desarrollados mientras que otra parte debería provenir de los ingresos del mercado del carbono de los países en desarrollo.

- Estados Unidos: Obama acaba de anunciar (25 de noviembre) que participara de la reunión en Copenhague y dijo que se comprometerá a reducir las emisiones contaminantes en un 17% para el 2020. Obama acudirá a la Cumbre sin tener aprobada la ley para reducir la emisión de gases, El presidente norteamericano no llegara con las manos vacías, ya que expondrá los objetivos incluidos en el proyecto de ley que fue aprobado en junio por la Cámara de Representantes y que hoy está en el Senado. Estos objetivos son: la reducción del 17% de las emisiones para el 2020 respecto de los niveles del 2005, una reducción del 20% en el 2025; un 42% para el 2030 y un 83% para el 2050.

- Para calibrar la oferta americana digamos que reducir en un 17% las emisiones en el 2020 con respecto a los niveles el 2005 significa apenas una reducción del 4% comparado con el año base de 1990. Este esfuerzo es inferior si se lo compara con la UE que se ha comprometido a reducir las emisiones en un 20% para el 2020, o también con Japón que reducirá sus emisiones en un 25%., ambas reducciones con respecto al año base 1990. - Es difícil que el Congreso Estadounidense apruebe ahora medidas significativas para la reducción de emisiones si esas iniciativas no van acompañadas por otras similares en Pekín. Señalemos que durante la presencia de Obama y Hu en la reciente Cumbre de la APEC en Singapur, todos los participantes en ese evento comunicaron al primer ministro danés, Lars Lokke Rasmussen, que sería imposible conseguir un tratado legalmente vinculante en la reunión de Copenhague. En su lugar y para que la Cumbre no fracase, las principales delegaciones, incluidos EEUU y China, negocian ahora un acuerdo de carácter político para discutir posteriormente un texto legal en la próxima Conferencia del Clima prevista para el año próximo en Méjico.

- Japón: Cuando triunfó en las últimas elecciones japonesas Yukio Hatoyama reafirmo su compromiso electoral de reducir las emisiones en un 25% para el año 2020 con respecto a los niveles de 1990, lo que supone un reto mucho más ambicioso que el asumido por los de EEUU y también mayor al compromiso de la UE.
- China: China, que es hoy el mayor emisor mundial de dióxido de carbono dio el 26 de noviembre, un esperanzador impulso al anunciar que reducirá entre un 40 y 45% su intensidad energética en 10 años y que su Premier, Wen Jiabao estará en la Cumbre de Copenhague. El anuncio fue hecho al día siguiente que Obama declarara la meta de los EEUU. Para entender la oferta China, digamos que promete reducir sus emisiones por unidad de PIB para el 2020 comparado con las emisiones en el 2005. El compromiso chino no significa que la cantidad total de gases vaya a disminuir sino que su ritmo de aumento será menor al ritmo de aumento del PIB. Como se supone que la economía china seguirá creciendo fuertemente, esto significa que el país podría aumentar sus emisiones totales casi al doble en lugar de triplicarlas, sino realizara ningún esfuerzo de mitigación.

Los negociadores europeos y norteamericanos presionaban a China para que esta reducción superara el 50%. El argumento chino es que el esfuerzo de ellos es aun superior al que hacían los países desarrollados cuando tenían un PIB per cápita similar al de China de hoy. Recordemos que China ya supero a los EEUU el año pasado como el mayor contaminante mundial.

El Primer ministro Wen que es geólogo universitario dirige directamente el grupo que estudia el cambio climático en el gobierno chino y es el segundo hombre en la jerarquía del régimen comunista. El comunicado oficial chino expresa: “esta es una acción voluntaria del gobierno chino, basada en sus propias condiciones nacionales y es una contribución importante al esfuerzo global frente al cambio climático”. Además se hizo saber que Pekín no aceptaría una mera declaración política vacía como resultado de la Conferencia y buscaría un pacto con contenido sustantivo.

- India: Hasta la fecha la India no ha hecho público ningún compromiso de reducción de emisiones.

- Brasil: El 25de noviembre el Senado brasileño aprobó la “Política Nacional sobre Cambio Climático”, que prevé metas de reducción de emisiones. El texto volvió a la Cámara de Diputados para su consideración final y es probable que sea aprobado antes de la reunión de Copenhague. Esta aprobación significa que el gobierno brasileño se compromete a reducir entre 36,1% y 38,9% hacia el año 2020 las emisiones contaminantes.
El término sutilmente utilizado por la ley es de “compromiso nacional voluntario”. También se asume un compromiso de reducción en las emisiones por deforestación amazónica. Desde el punto de vista político es importante señalar que la posición del gobierno brasileño tiene el correspondiente apoyo parlamentario, ya que se trata de un proyecto de ley en curso de aprobación final por el Congreso, lo cual necesariamente implica un amplio debate entre diversos sectores de la sociedad brasileña.
La Ministra Jefe de la Casa Civil, Dilma Rousseff califico de “absurda” la hipótesis de que se posterguen las decisiones en Copenhague. Dilma Rousseff (candidata presidencial por el oficialismo) que será la Jefa de la Delegación Brasileña, planteo como puntos básicos de la negociación los siguientes: los países centrales tiene la obligación de presentar sus propuestas en la Conferencia; no sólo de reducción sino de financiamiento para los países en desarrollo. También enfatizo que Brasil va a defender compromisos concretos y obligatorios para los países centrales. Señalemos que hoy Brasil es el quinto mayor contaminante mundial y que en los últimos años aumentaron fuertemente las emisiones por deforestación, que ya representan más de la mitad del toral de emisiones de este país.

- Argentina: Hasta la fecha no se ha hecho pública la posición de nuestro país, ni tampoco se ha planteado la discusión política en el Congreso Nacional.

VII) VISION DESDE LAS NACIONES UNIDAS:
El Secretario Ejecutivo de la Convención de Cambio Climático de Naciones Unidas, Ivo de Boer, expreso que: “no hay plan B para Copenhague, solo hay un plan A y el plan A quiere decir acción. De Boer dice que cuatro serán los puntos que deberán ser parte del acuerdo global:
1) metas de reducción de emisiones de países desarrollados,
2) compromisos de países en desarrollo,
3) financiamiento de las acciones de mitigación en los países menos desarrollados y
4) certeza sobre la disponibilidad de fondos y adjudicación de los mismos.
Además, criticó las metas de reducción presentadas por países ricos que entiende, son insuficientes para mantener el aumento de la temperatura mundial debajo de 2°C. También critico a la UE que expresa que solo aumentaría sus cortes de 20 a 30% hacia el 2020 si otros hacen lo mismo.

El Secretario Ejecutivo considera que la presencia de Obama “será decisiva para un buen resultado en Copenhague y que no ve razón para que EEUU no firme un instrumento internacional legalmente vinculante, bajo el argumento de que los Estados Unidos no querría una meta impuesta internacionalmente, ya que quienes acompañaron el proceso del Protocolo de Kioto saben que las metas no fueron impuestas.”

VIII) LOS DESAFIOS PARA ARGENTINA:
Argentina podrá reducir en el futuro sus emisiones, ya que influirá en esta mejora ambiental la pérdida del autoabastecimiento energético. El tránsito desde un estadio de energía abundante, barata y exportada a otro caracterizado por energía escasa, cara e importada, por la insuficiencia de nuestra producción de hidrocarburos, debido a la expansión del consumo pero también a la reducción en la exploración, impulsará la transformación de nuestra matriz energética desde el petróleo y el gas hacia la hidroelectricidad y la energía nuclear.
Al mismo tiempo, el aumento en los precios y tarifas en un futuro no muy lejano, incentivará la conservación energética y todas las energías renovables, particularmente la eólica y la solar. El escenario que se avecina impulsará iniciativas como la modernización del transporte público y de la red ferroviaria para cargas y pasajeros, procesos industriales menos intensivos en combustibles, aumento en la eficiencia energética de los vehículos y los artefactos y nuevos códigos de edificación que minimicen el consumo energético.

La humanidad necesita un salto tecnológico “verde” que permita consumir energía sin dañar al medio ambiente. Existen cinco fuentes de energía en la naturaleza (carbón, petróleo, gas, uranio y renovables) que deberemos seguir utilizando en los próximos años, seguramente en distintas proporciones a las actuales, pero no nos debemos olvidar en Argentina de la sexta fuente: la conservación energética con consumos minimizados gracias a técnicas más eficientes y a la eliminación de subsidios distorsivos que incentivan hoy artificialmente el consumo de energía fósil contaminante.

Fuente: Movimiento Productivo Argentino

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios mal redactados y/o con empleo de palabras que denoten insultos y que no tienen relación con el tema no serán publicados.