miércoles, 13 de mayo de 2009

Cambios porteños para que se camine más

A lo largo de los últimos años, el gobierno porteño avanzó en estrategias para que los porteños pudieran disfrutar de un espacio público más amigable, que invite al encuentro social, como predican especialistas de buena parte del mundo. En ese sentido, hubo una gran concentración de esfuerzos oficiales en priorizar el crecimiento de las áreas peatonales y, a la vez, desalentar el uso del automóvil, mediante iniciativas diversas para eliminar progresivamente la contaminación gaseosa y sonora provocada por el tránsito.

Entre estos últimos emprendimientos figuran desde el ensanchamiento de las veredas de la avenida Corrientes, entre Callao y Cerrito, encarado por la gestión de Aníbal Ibarra, hasta el aumento de las tarifas del peaje en las autopistas porteñas, decidido por Mauricio Macri.
Al ensanchamiento de Corrientes, que perdió un carril para la circulación de vehículos se sumó también, durante el gobierno de Ibarra, la peatonalización de una cuadra de Diagonal Norte, entre Cerrito y Libertad. Luego, les llegó el turno a varios pasajes. El primero fue el de Enrique Santos Discépolo, que serpentea desde Callao y Lavalle hasta Riobamba y Corrientes. Y, ya durante el mandato de Jorge Telerman, se reinauguraron como arterias exclusivas para el paso de peatones el pasaje Tres Sargentos, entre Alem y San Martín, y las cuadras de Lavalle, tendidas entre 25 de Mayo y Alem, un sector denominado "Lavalle este". En todos los casos, se trató de arterias céntricas, ya que la intención de todos los jefes de gobiernos fue liberar de rodados el centro porteño, de calles angostas y gran tránsito de personas durante los días hábiles, como consecuencia de la actividad económica.

El gobierno de Mauricio Macri dio otro paso al avanzar con la peatonalización de la calle Reconquista, desde el Bajo hasta Corrientes, una obra que continuará hasta Plaza de Mayo, y luego, con matices, por la calle Defensa. En todos los casos de arterias convertidas en peatonales, el cambio permitió que los bares sacaran sus mesas a la calle y alentó así el surgimiento de nuevos polos de encuentro social.

De similar manera, actuó el ensanchamiento de esquinas de Palermo (Soho y Hollywood, y ahora también en Las Cañitas) impulsado por la actual gestión: disminuyó la capacidad vehicular de varias calles del barrio. Si bien, por un lado, crecieron los espacios gastronómicos que fomentan una mayor convivencia entre la gente; por el otro, generaron quejas, ya que, en definitiva, los peatones no pueden moverse con comodidad entre las mesas.

Foto: LA NACION/Rodrigo Néspolo
Fuente: Diario La Nación

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