sábado, 25 de abril de 2009

Piratería: el problema está en tierra

Por Todd Pitman.
Erradicar esta práctica en las costas de Somalia por la vía militar es como tapar una herida de bala con curitas. El problema real yace en un Estado fallido y la pobreza general. Erradicar la piratería frente a las costas somalíes mediante el uso de la fuerza militar es casi imposible, según expertos que destacan que el problema verdadero yace en tierra firme, en un Estado que no funciona y en la pobreza generalizada. Resolver esos problemas puede tomar décadas.

Estados Unidos ya intentó intervenir hace 17 años, con una misión humanitaria que terminó con el derribo de helicópteros y soldados estadounidenses muertos arrastrados por las calles de Mogadiscio. "Es comprensible que la gente, sentada frente a su televisor, grite ´dispárenles´", comentó Graeme Gibbon-Brooks, director del Dryad Maritime Intelligence Service de Gran Bretaña. Pero el envío de más barcos de guerra es como "ponerle una curita a una herida de bala", agregó. "La realidad es que lo que uno ve en el mar es el reflejo de los problemas en tierra firme en Somalia".

Este país islámico de 8 millones de habitantes se desintegró en 1991, cuando varios caudillos derribaron el gobierno. Desde entonces ha sido gobernado por bandos rivales, ha soportado hambrunas y sufrido brotes de violencia callejera que hacen que los extranjeros no se aventuren a visitar esa nación.

Estados Unidos despachó soldados en 1992 como parte de una misión humanitaria de las Naciones Unidas, para llevar alimentos a la población. Pero los estadounidenses se vieron envueltos en las peleas entre grupos locales. Luego de algunos meses fueron derribados dos helicópteros estadounidenses y 18 soldados murieron. El presidente estadounidense Bill Clinton ordenó el retiro de los efectivos.

En Somalia sigue reinando la anarquía y expertos estadounidenses creen que allí están operando agentes de Al Qaeda. Tras una osada operación de la Armada que rescató al capitán de un barco que había sido secuestrado, el secretario de Defensa estadounidense Robert Gates dijo que no había necesidad inmediata de reforzar la respuesta militar a la piratería en el mar. El presidente Barack Obama prometió combatir "el incremento en la piratería", pero no dijo cómo pensaba hacerlo. Estados Unidos promovió en diciembre una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que allana el camino para que fuerzas de otros países realicen operaciones en pueblos de Somalia donde se mueven los piratas.

Los piratas operan abiertamente desde varios pueblos a lo largo de la costa, pero atacar esas localidades no es sencillo pues no se sabe mucho de ellas y no hay blancos fáciles. En Somalia casi todo el mundo porta armas y los piratas pueden confundirse entre la gente. "Hay que saber distinguir entre los buenos y los malos, y todos se ven iguales", manifestó Gibbon-Brooks. Algo similar sucede en el mar.

Los piratas capturan barcos que usan como base y desde los cuales lanzan ataques con sus lanchas a cientos de millas de la costa. Cuesta incapacitar esos barcos porque nunca se sabe si son pesqueros reales o han sido tomados por los piratas.

La comunidad internacional se desvive por liberar la docena y media de barcos que permanecen secuestrados frente a las costas somalíes, a la espera del pago de rescates. Pero las autoridades son renuentes a atacar las naves porque no quieren comprometer el bienestar de cientos de personas inocentes a bordo. En cada barco hay un promedio de 25 tripulantes que son mantenidos como rehenes y unos 30 piratas.

Los piratas, por otra parte, casi nunca han lastimado a los rehenes. Aun cuando la operación de rescate estadounidense salió bien, una acción similar de los franceses terminó con un ciudadano francés muerto. Y en noviembre la Armada india hundió un pesquero tras ser atacada y en la operación murieron 15 de los 16 tripulantes.

El gran obstáculo que enfrentan las armadas es la gran extensión de agua en el Golfo de Adén y una costa somalí de más de 3.000 kilómetros (1.900 millas). Es imposible estar en todos lados y vigilar toda la zona, por la que transitan miles de barcos cada año. En octubre, la OTAN envió siete barcos al Golfo de Adén y la Unión Europea despachó su propia flotilla. La coalición ha logrado algunos éxitos: dos helicópteros militares ahuyentaron a piratas que habían abordado un carguero chino, cuya tripulación se había encerrado bajo llave, en tanto que marinos indios capturaron a 23 piratas que amenazaban un barco mercante y los entregaron a las autoridades de Yemen.

Los piratas respondieron incrementando sus acciones fuera del Golfo de Adén. "Están expandiendo" su zona de operaciones, manifestó Noel Choong, director de la oficina del International Maritime Bureau que sigue los actos de piratería desde Kuala Lumpur. "Se ven cada vez más osados y desesperados", añadió. En lo que va del año se han reportado 78 episodios de piratería y los piratas tienen en su poder 17 barcos y 300 tripulantes.

Hay quienes critican a las empresas marítimas por no contratar guardias armados, pero la mayoría de los expertos coincide en que ello sólo agravaría el conflicto y daría lugar a tiroteos. Gibbon-Brooks señaló que los piratas generalmente disparan por sobre la proa para detener a los barcos y nunca a los tripulantes. "Para mucha gente es un misterio el que dejemos que los piratas se salgan con la suya. Pero es que casi siempre todos regresan ilesos", indicó Gibbon-Brooks. "No tiene sentido poner en peligro la vida de la gente". Las mejores opciones son las conocidas: maniobras evasivas, generar olas que vuelquen o inunden las lanchas piratas, rechazarlos con mangueras de incendio o viajar en caravanas.

Fuente: RÍO NEGRO ON LINE - Nuestro Mar

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