sábado, 31 de enero de 2009

MANUEL NICOLAS SAVIO (1843- 1948)

La Escuela Superior Técnica del Ejército y la Dirección de Fabricaciones Militares son las dos grandes instituciones que dan forma física y perdurabilidad a la gran obra desarrollada por el General de División Manuel Nicolás Savio a lo largo de su existencia.

Una vida corta, si tenemos en cuenta que falleció a los 56 años de edad, cuando estaba en pleno desarrollo de su actividad creativa y había consolidado buena parte de sus inquietudes en beneficio de la industria militar y civil de la nación, haciendo prevalecer sus objetivos básicos y fundamentales: independencia, economía y soberanía. La sensibilidad docente y la vocación industrialista fueron, como tantas veces se ha dicho, los rasgos sobresalientes del General Savio.

Había nacido en Buenos Aires el 15 de marzo de 1893. Era hijo de Sebastián Savio, inmigrante italiano, y de María Gazzano, de nacionalidad argentina. Se casó a los 21 años con Alicia Dorrego, también argentina, hija de españoles.

Cursó estudios en el Colegio Nacional Central de la Universidad de Buenos Aires y en el Colegio Militar de la Nación , del cual egresó como Subteniente a fines de 1910. Ascendió a Teniente Primero en 1915, a Capitán en 1920, a Mayor en 1925 y a Teniente Coronel en 1929. El 18 de julio de 1931, recibió su diploma de ingeniero militar.

Su siempre ascendente y brillante carrera incluyó también estas promociones: a Coronel en 1936, a General de Brigada en 1942 y, finalmente, a General de División, galón que recibió el 31 de diciembre de 1946. A lo largo de su proficua carrera militar, en 1917 fue instructor de cadetes en el Colegio Militar y en ese establecimiento, desde 1920, fue titular de la cátedra de Metalurgia y Acción de Explosivos.

Cumplió luego diversos destinos. Y regresó a la docencia en 1930 para reestructurar el Curso Superior del Colegio Militar y sobre esa base organizar la Escuela Superior Técnica del Ejército. Su labor se complementó con la instrucción militar impartida por la Escuela Superior de Guerra y enriqueció, de manera trascendente, la industrialización castrense que realizaba la Escuela de Mecánica, reestructurada por el también ilustre ingeniero militar Enrique Mosconi.

En tanto la Escuela de Mecánica se dedicaba a capacitar operarios, la Escuela Superior Técnica se abocó a la tarea de formar ingenieros militares con avanzada especialización teórica y práctica. Para llevar adelante sus planes, Savio aplicó con gran lucidez las experiencias de la visita que realizó al continente europeo en 1923, como miembro de la Comisión de Adquisiciones del Ejército. Antes de reiniciar su labor docente en la Escuela Superior Técnica, había sido secretario general de los Ferrocarriles del Estado, cargo que debió dejar en 1930 para ponerse al frente del Instituto.

En 1933, luego de haber traducido del francés diversas obras del Capitán de Artillería Dumez sobre fabricaciones mecánicas, organización general de las fábricas y organización del trabajo, escribió su primer obra titulada Movilización Industrial. Luego le siguieron los libros Política Argentina del Acero (1942), Política de la Producción Metalúrgica Argentina (1942) y el grupo de Conceptos que fundamentaron el proyecto de ley de Fabricaciones Militares, en 1944. También fue autor de otros trabajos, como ser la ley de creación de la Dirección General de Fabricaciones Militares, Nro. 12.709; el Plan Siderúrgico Argentino, ley Nro. 12.987; el proyecto de ley para desarrollar en el país un plan de producción de caucho natural y sintético y el proyecto de protección y fomento de las industrias de las materias primas básicas.

En 1937, asumió la titularidad de la Dirección de Fábricas Militares, creada el 24 de diciembre de 1936. Savio recibió entonces la Fábrica de Munición de Armas Portátiles de Puerto Borghi, recién habilitada; la de Material de Comunicaciones, en organización; la de Aceros, en construcción y, en proyecto desde una década atrás, la de Pólvora y Explosivos de Villa María, que sacó a licitación junto con la de Munición de Artillería de Río Tercero.

Savio enfatizó la necesidad de evitar la dispersión de los esfuerzos y concentrarlos en armónica y coherente concepción. Así nació el proyecto de ley orgánica de la Dirección de Fabricaciones Militares que el 11 de mayo de 1938 elevó a la consideración del Poder Ejecutivo Nacional. Savio pasó a ser, por esos años, titular del Cuartel Maestre General del Interior y sus inquietudes volcadas en el proyecto alcanzaron sanción legal cuando, al conjuro de la Segunda Guerra Mundial, se convirtieron en "peligros inmediatos" los riesgos que él había señalado con anterioridad como "probables y cercanos".

El presidente Ortiz respaldó las ideas del General Savio al elevar el proyecto a la consideración del Poder Legislativo y otro tanto hizo luego su sucesor, el doctor Castillo. El proyecto fue tratado cinco veces y, finalmente, el día 9 de septiembre de 1941, se promulgó la ley mediante la cual se creó y estableció el régimen orgánico de la Dirección General de Fabricaciones Militares, entidad que comenzó a funcionar como organismo autárquico el 10 de septiembre de 1941, con la firma del decreto Nro. 102.621.

El primer directorio lo encabezó el entonces Coronel de Ingenieros Manuel Nicolás Savio como presidente y director general. Lo componían, además, vocales: ingenieros Carlos José Alonso y José Padilla y Tenientes Coroneles Carlos José Martínez y Julio Pedro Hennekens. Los integrantes del directorio asumieron sus funciones el 23 de octubre de 1941.

En su creación, Fabricaciones contaba con cinco establecimientos: Fábrica Militar de Equipos (ex Taller de Arsenal), Fábrica de Material de Comunicaciones (ex Laboratorio del Arma de Comunicaciones), Fábrica de Aviones (transferida por la Aviación Militar ), Fábrica de Acero y Pólvora y Fábrica de Explosivos de Villa María, estas dos últimas, inauguradas por Savio en 1937 y 1938 respectivamente.

En el mes de octubre de 1941 se efectúa un planteo militar al presidente Ramón Castillo; el oficial comprometido de mayor jerarquía, según la versión de José María Rosa, era el entonces coronel Manuel Savio. Los que entrevistan a Castillo son los tenientes coroneles Franklin Lucero, Gregorio Tauber y Joaquín Saurí, en representación de las guarniciones de Campo de Mayo, Palermo y Liniers.

Le presentaron un planteo de ocho puntos, de los cuales Castillo accedió al mantenimiento de la neutralidad en la Guerra , la clausura del Consejo Deliberante de Buenos Aires y la declaración del estado de sitio. Según JM Rosa, de este planteo a Castillo surgió el G.O.U.; si bien Savio no perteneció a esa logia militar, tanto Lucero como Tauber y Saurí tuvieron roles protagónicos en el proceso iniciado el 4 de junio de 1943, del que el G.O.U. fue inspirador.

Savio, que no era peronista, pero mantuvo varias reuniones con Perón con el cual coincidían en muchos temas. Es ascendido a general de división el 31 de diciembre de 1946. Impulsa el Plan Siderúrgico Argentino, que obtiene el apoyo de Perón y de su ministro de guerra el general José Humberto Sosa Molina.

En julio de 1943, a menos de siete años de su establecimiento como organismo autárquico y siempre con la conducción del General Savio, Fabricaciones Militares contaba ya con doce plantas. A las nombradas se sumaron: la de Fabricaciones Militares de Armas Portátiles "Domingo Matheu" (inaugurada el 3 de octubre de 1942), la de Tolvero Sintético (31 de diciembre de 1942), la de Munición de Artillería Río Tercero (21 de mayo de 1943), la de Munición de Artillería "Borghi", hoy "Fray Luis Beltrán" (8 de octubre de 1943), la de Vainas y Conductores Eléctricos E.C.A. (15 de julio de 1944), la de Munición de Armas Portátiles "San Francisco" (diciembre de 1944), la de Materiales Pirotécnicos (30 de abril de 1945) y la de los Altos Hornos Zapla, habilitados el 23 de enero de 1943 en la provincia de Jujuy.

Por otro lado, con el aporte de grupos empresarios, Savio organizó las siguientes sociedades mixtas: Industrias Químicas Nacionales (11 de agosto de 1943), Elaboración del cromo y sus derivados (19 de junio de 1944), Atanor, Compañía Nacional para la Industria Química (30 de junio de 1944), Aceros Especiales (13 de Junio de 1944) y Siderurgia Argentina.
Sobre el final de esta sucinta reseña histórica, cabe hacer especial mención del Plan Siderúrgico Argentino, que inspiró su pensamiento en dirección de los grandes objetivos de la Nación.

La muerte de Savio, el 31 de julio de 1948, sorprendió y consternó al país. Un síncope cardíaco acabó con la vida de un hombre cuyo objetivo vivencial fue la grandeza y soberanía de su patria.
Ante su deceso, el desaparecido diario El Mundo dijo en sus páginas: "Con la muerte del General Savio pierden nuestras Fuerzas Armadas a uno de sus oficiales superiores más capaces y brillantes y el país, a un técnico y organizador de relevantes condiciones, especialmente en los campos industriales siderúrgicos, donde se le consideraba un valor singular.” A todo esto, el diario Crítica agregaba: "El país pierde también a un eminente ciudadano que buscó afanosamente la consolidación de su independencia y de su soberanía a través de la creación de poderosas industrias nacionales mantenidas con recursos extraídos de nuestro propio suelo."

En el Parlamento, a su vez, el diputado J. R. Pastor expresaba: "Porque el Ejército de nuestro país ha perdido a uno de sus conductores dilectos; porque la República ha perdido también a un ciudadano que la honraba y porque la sociedad argentina ha perdido a un hombre culto y superior, con toda la emoción de mi alma y con profundo sentido de dolor, como el experimentado por cualquier ciudadano del país, adhiero a este homenaje que vamos a rendir, más que en nombre de la Cámara de Diputados de la Nación , en nombre de toda la ciudadanía argentina."

El General Savio fue un varón ilustre. Su vida rompió los moldes comunes para transformarse en un ejemplo. Su personalidad no admite elogios fáciles, sino que exige penetrar en los múltiples rasgos que hicieron de él un jefe militar destacado, un creador vigoroso y un acendrado patriota.
Políticos, industriales, comerciantes, hombres de ciencia, profesionales y ciudadanos comunes coinciden unánimemente en la valoración de las virtudes que adornaron la existencia de este del militar argentino con profunda vocación nacional.

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