Por Nilda Garré Para LA NACION (*)
En América del Sur se está viviendo la expansión de un nuevo proceso de integración regional que aspira a construir, de manera participativa y consensuada, un espacio de unión entre sus países en lo cultural, social, económico y político, otorgando prioridad al diálogo, las políticas sociales, la educación, la energía, la infraestructura, el financiamiento, el medio ambiente y, novedosamente, también a la defensa.
Se trata de la Unión de Naciones Sudamericanas, Unasur, en cuyo seno el presidente de Brasil, Lula da Silva, ha propuesto conformar un Consejo de Defensa Sudamericano. La tarea fue asignada a un grupo de trabajo integrado por representantes de los ministerios de Defensa y de Relaciones Exteriores de los doce países del bloque, que se reunió en tres oportunidades, en Santiago de Chile.
Cuando dicho grupo de trabajo haya consolidado una propuesta final de Consejo de Defensa y ésta sea formalizada por el Consejo de Jefas y Jefes de Estado de Unasur, se marcará un hito histórico, con el consenso entre estados que registran realidades nacionales disímiles en materia de defensa, diferentes grados de desarrollo en sus procesos de modernización institucional, distintos niveles de control y conducción civil de la política de defensa militar, y de las propias fuerzas armadas; asimetrías marcadas respecto de capacidades y medios del instrumento militar, así como del desarrollo en materia de infraestructura y producción industrial para la defensa.
Frente a esta gran diversidad de realidades, se ha propiciado la complementación de las ideas y las propuestas, y la Argentina ha contribuido desde su lugar: al apoyar la conformación de un Consejo que sea instancia de consulta, coordinación y cooperación, que busque fortalecer el diálogo y el consenso mediante el fomento de medidas confiables y transparentes. Es decir: la Argentina respalda la construcción de un Consejo de Defensa Sudamericano que consolide la región como una zona de paz, puesto que es ésta la base para la estabilidad democrática y el desarrollo integral de los pueblos.
Para ello, hemos sugerido articular, a través de ese Consejo, un mecanismo regional de coordinación de políticas y medidas conjuntas destinadas a la protección y a la conservación de factores estratégicos comunes, incluidos, por ejemplo, recursos naturales, tales como el agua, los mares y la energía. Dicha propuesta se basa en que ningún país de la región está en condiciones de defender estos recursos por sí mismo y en que es necesario promover activamente la complementariedad y la interoperabilidad de los medios y equipos de los respectivos instrumentos militares, así como la homologación de las doctrinas y la capacitación de los integrantes de sus Fuerzas Armadas, con el fin de lograr una efectiva protección y defensa de esos "factores del interés regional sudamericano".
Para avanzar en esta dirección, la Argentina, en la reciente Cumbre de Ministros de Defensa de las Américas, realizada en Canadá, propuso a los ministros del área de los países de Unasur la creación de un Centro Sudamericano de Estudios Estratégicos para la Defensa. La iniciativa recibió amplio apoyo. Se promueve que ese Centro tenga como objetivo primario la generación y la difusión de un pensamiento geoestratégico auténticamente sudamericano, que contribuya a la construcción de una identidad sudamericana y a la consolidación de la región como una zona de paz.
Por otra parte, también se considera necesario promover el establecimiento de un Colegio Sudamericano de Defensa. Este podría servir como una importante medida de confianza mutua regional, por ejemplo, al capacitar a militares y civiles en defensa a partir de una concepción regional común y al evitar que muchos cuadros de la región deban recurrir a centros de formación externos a ella. Este Colegio podría, asimismo, cumplir un papel fundamental en la estandarización de la doctrina y de la currícula de formación en los centros nacionales de los militares y de cuadros civiles para los ministerios de Defensa.
Si se mantienen presentes los principios de gradualidad y flexibilidad, la voluntad política permitirá a nuestros países llegar a la articulación de medidas, posturas estratégicas comunes y, eventualmente, acciones combinadas, tales como operaciones conjuntas en mantenimiento de la paz. En la defensa, como en las relaciones humanas, la gestión conjunta se traduce en la búsqueda del bien común. Hoy, más que nunca, puede afirmarse que América del Sur vive un momento histórico de desafíos comunes y coincidencias para consolidar un verdadero espacio de integración regional.
(*)La autora es ministra de Defensa de la Nación.
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