El siguiente es el editorial publicado ayer por el diario The New York Times.
Israel debe defenderse. Y Hamas debe hacerse responsable de haber interrumpido seis meses de cese de hostilidades con una andanada de ataques de cohetes sobre el territorio israelí. Sin embargo, tememos que la respuesta de Israel difícilmente debilite en forma sustancialmente al grupo palestino, o aproxime las cosas a la situación que tanto todos los israelíes como todos los palestinos necesitan: un duradero acuerdo de paz y una solución que implique la creación de dos Estados.
Israel debe hacer todos los esfuerzos posibles para limitar las bajas civiles. Los líderes de Hamas, especialmente aquellos cómoda y seguramente instalados en Damasco, no se preocupan por el sufrimiento de su pueblo, son maestros en la tarea de capitalizarlo.
Antes de que el conflicto se salga de control, Egipto, Arabia Saudita y otros países árabes tendrán que encontrar maneras de convencer o amenazar a Hamas (o a sus patrocinadores, Siria e Irán) para que acepte un nuevo cese del fuego.
El presidente George W. Bush y la secretaria de Estado Condoleezza Rice deberían presionar a El Cairo y a Riad para que usen toda su influencia sobre Hamas, y deberían presionar a Israel para que actúe con moderación.
El ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, prometió una "guerra sin cuartel hasta el amargo final". Esperemos que eso no signifique una guerra por tierra. Eso, o cualquier otra prolongada acción militar, sería desastroso para Israel y provocaría mayor inestabilidad regional. Barak y la ministra de Relaciones Exteriores, Tzipi Livni, ambos candidatos a suceder al primer ministro Ehud Olmert, no deben caer en la tentación de seguir compitiendo con el candidato favorito, Benjamin Netanyahu, para demostrar quién es más halcón.
No existe justificación para los ataques de Hamas. Pero otros también deben asumir la responsabilidad de este recrudecimiento de la violencia. Hamas nunca respetó el cese del fuego que entró en vigencia el 19 de junio, e Israel nunca estuvo a la altura de su compromiso de suavizar el embargo a Gaza. Cuando el cese del fuego terminó, nadie, ni siquiera Bush, hizo un esfuerzo serio para prolongarlo.
Mientras tanto, el proceso de paz que Bush lanzó con bombos y platillos en Annapolis el año pasado está moribundo. También hay mucha culpa para repartir por eso. El gobierno de Olmert no puso coto a los asentamientos de colonos y no le ofreció al presidente palestino Mahmoud Abbas el apoyo que necesitaba. Bush se negó a presionar a Olmert para que hiciera lo que había que hacer aunque fuera difícil de digerir políticamente. Los líderes árabes nunca hicieron lo suficiente para fortalecer a Abbas, ni para convencer o presionar a Hamas de que cortara sus vínculos con Irán y se uniera a los esfuerzos de paz.
Fuente: Traducción de Mirta Rosenberg - Diario La Nación
Una editorial verdaderamente repugnante, en sintonía con la BBC y otros medios europeos.
ResponderEliminarEs una simple provocación a países como Irán y Siria en este raid de desestabilización del Asia que comenzó con Irak, Afganistán, Pakistán, India, Tailandia y seguirá con el Norte de Africa, Somalía, Egipto, Sudán.
Es triste que los propios judíos no puedan liberarse del poder sionista.