domingo, 16 de noviembre de 2008

Más poder de la ministra Garré en las FF.AA.

Determinará ascensos, retiros y cambios de destino de los oficiales superiores; facultad prevista desde 1984
La ministra de Defensa, Nilda Garré, aumentó en los últimos días su control sobre los mandos militares. Con una resolución firmada el 7 del actual se convirtió en la autoridad política con más poder concreto sobre las Fuerzas Armadas en los últimos 25 años.

Sólo Garré podrá decidir desde ahora el cambio de destino o la designación en un puesto de todos los oficiales a partir del grado de coronel, capitán de navío y comodoro. Los jefes podrán asesorar, proponer candidatos, pero la ministra tendrá la posibilidad de vetar a comandantes de unidades elegidos por las cúpulas castrenses y nombrar al militar que considere más apto para el cargo.
Para contar con esa decisiva atribución de mando, la de tener en sus manos el destino militar de los oficiales superiores, Garré no modificó ninguna norma administrativa. Sólo usó al máximo las posibilidades legales del decreto firmado, en 1984, por Raúl Alfonsín, que delegó en el ministro de Defensa la facultad presidencial de "disponer los nombramientos y cambios del personal superior" de las Fuerzas Armadas.

Hasta el momento, los ministros de Defensa transfirieron de hecho esa función a los jefes de cada fuerza. Garré será la primera que asumirá totalmente esa responsabilidad. La resolución 1319 rubricada por Garré dio directivas al respecto a los jefes del Estado Mayor Conjunto, del Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea: "Deberán elevar a consideración del Ministerio de Defensa la nómina del personal militar a partir del grado de coronel o equivalente con las designaciones o cambios de destinos propuestos".

Esa lista de oficiales será acompañada por los datos filiatorios del oficial, su legajo original y "un informe suscripto por el jefe de estado mayor en el que deberán consignarse los criterios profesionales, funcionales, orgánicos y cualquier otra consideración que se estime pertinente para fundamentar la propuesta".

La designación de los puestos de los oficiales superiores era el principal elemento de control de las jefaturas militares, ya que todos los años el responsable de cada fuerza pensaba en soledad su estructura de mando. Nadie, ni siquiera su segundo, sabía cuál sería la decisión del jefe en casos individuales.

En estos días se definen los ascensos, pases a retiro y el destino de cada oficial. Más allá de las consideraciones profesionales de la junta de calificaciones de cada fuerza, los jefes tenían la posibilidad de elegir con su criterio a sus subordinados. Sólo la nómina de ascensos era verificada por el Ministerio de Defensa, como paso previo a ser elevada para su aprobación sucesiva en la Casa Rosada y en el Senado.

Varios jefes militares que dejaron la actividad reconocieron más de una vez ante LA NACION que el momento más difícil del año llega cuando cada oficial superior, personas a las que conocen hace más de treinta años, ingresa solo en el despacho principal para saber si ese será el último día de sus carrera o, en caso de continuar en actividad, qué lugar ocupará.

La palabra del jefe de una fuerza ya no será la última. Si bien la determinación de Garré de asumir ese control sobre las fuerzas quedó firme con la resolución enviada esta semana a las jefaturas militares, ya había dado señales en ese sentido durante las últimas crisis que terminaron, por motivos diferentes, con el relevo de varios importantes generales.

Consecuencias
Amplia justificación
. Los jefes militares tendrán que presentar un informe muy amplio, que incluirá el legajo original del oficial, sus datos filiatorios y la fundamentación del cambio de destino o de condición, si es que se busca pasarlo a retiro, que pretende aplicársele.
Alto rango. La nueva facultad que usará la ministra de Defensa será de aplicación para los oficiales de alto rango, desde coronel o su equivalente en la Armada y en la Fuerza Aérea, que a partir de ese nivel requieren para sus ascensos la aprobación del Senado.
Dentro de un mes. Debutará este sistema de renovación de las estructuras de mando definidas por el Ministerio de Defensa, que legalmente tiene 25 años, pero que en la práctica es una novedad. Los jefes militares no tendrán, como hasta ahora, la última palabra.

Fuente: Por Daniel Gallo - Diario La Nación

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