jueves, 4 de septiembre de 2008

Desarrollo: Hablar menos y actuar más

En muchos casos, los millones de ayuda para el desarrollo apenas se acaban notando. Hacer que los miles de millones de dólares anuales destinados al desarrollo de los países pobres realmente se noten es el principal tema de debate en una reunión con representantes de todo el mundo que tiene lugar en Accra, Ghana.

Los más críticos afirman que aunque cada año se envían más de US$100.000 millones de ayuda para el desarrollo, en muchos casos la asistencia apenas cumple su meta. De seguir así, quedarán pocas esperanzas de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU para 2015 en la mejora de la pobreza, el acceso al agua o la educación.

"No tenemos que hablar solamente. Debemos actuar", dijo Mary Chinery-Hesse, Consejera Presidencial de Ghana al abrir la conferencia. Y es que si el mundo quiere cumplir dichos objetivos tendrá que dar una solución a dos temas: que la ayuda beneficie realmente a los miles de millones de pobres y que los contribuyentes sepan que su dinero es bien empleado y que está logrando resultados.
En esta cumbre se está revisando la llamada declaración de París de 2005, en la que se establecieron una serie de puntos para aumentar la efectividad de las ayudas. Lo que se está discutiendo aquí es una gobierno global de la ayuda.

Stefan Meyer, analista de FRIDELa falta de coordinación entre organizaciones -lo que da a lugar a que muchas se concentren en un sólo sector-, la creación de estructuras en el propio país receptor que permitan la distribución de la asistencia, o simplemente centrarse en acordar unos resultados en lugar de imponer condiciones, son algunos aspectos que se trataron de solucionar con el documento de París.

"El problema es que en la negociación se han perdido muchas metas,y ha quedado una declaración de intenciones sin comprometer a los donantes", explicó a BBC Mundo Stefan Meyer, analista de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE).
"Lo más importante de esta reunión es que esta vez se convocó a gobiernos y a la sociedad civil, que ha propiciado la organización dentro de las mismas regiones en desarrollo. Lo que se está discutiendo aquí es una gobierno global de la ayuda", apuntó.

Algunos países rechazan desarrollar estructuras y prefieren invertir directamente en proyectos.
Según observó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), aunque los países receptores han mejorado en términos de transparencia, los países donantes parecen haber hecho poco por ponerse de acuerdo.

Por ejemplo, muchos países donantes se oponen a la idea de invertir los recursos en el desarrollo de estructuras estatales en los países pobres que permitan la consecución de proyectos, contrariamente prefieren destinar el dinero a los proyectos en sí. España y Estados Unidos serían algunos de los países que aún se niegan a cumplir con este punto.

Según los expertos, la agenda en América Latina es muy diferente. La región depende menos de este tipo de ayudas con relación a su presupuesto estatal. "El problema de América Latina no es la pobreza absoluta sino la desigualdad", explicó Meyer.

En los últimos años Venezuela y Brasil se han convertido en "donantes emergentes". Mientras en África los organismos responsables de distribuir la ayuda están mal capacitados y presentan altas tasas de corrupción, el sistema está mejor desarrollado en América Latina, lo permitiendo así una mejor entrada de donantes.

"El problema entonces reside en la institucionalidad política social, que hace que se de una falta de continuidad de las políticas sociales en estos países". No obstante, en América Latina se está dando un nuevo fenómeno y es la aparición de donantes emergentes como Brasil y Venezuela.
"Venezuela tiene un doble rol. Aún es receptor de ayuda pero también se ha convertido en donante directo de países como Cuba o Bolivia", agregó Meyer.

La existencia de estos donantes se ha convertido en los últimos años en una dimensión novedosa en el mundo en desarrollo. En el caso de Brasil, esta ayuda se traduce en la réplica de experiencias brasileñas en reducción de la pobreza y políticas sociales en otros países.
No obstante, reciba más o menos ayuda, lo que se está tratando en esta cumbre es desarrollar mecanismos que permitan más calidad antes que cantidad.

Avances que incumben tanto a los países en desarrollo como a los propios países donantes que no están sabiendo enfocar sus acciones. Por eso se espera que al fin de esta reunión en Ghana, las regiones se pongan de acuerdo y hagan que la Declaración de París deje de ser un manifiesto de buenas intenciones.

Fuente: Anahí Aradas para BBC Mundo