lunes, 4 de agosto de 2008

Empresas enfrentan la crisis energética con residuos propios

Empujadas por la crisis energética, por la necesidad de reducir costos o simplemente porque la suba del precio del petróleo, entre otros factores, lo convirtió en un buen negocio, las inversiones en generación de energía han ganado espacio en los planes de las empresas, algunas de las cuales comenzaron incluso a explorar el campo de las energías renovables.

Dos iniciativas, una de la cervecera Quilmes en sus plantas de Corrientes y Zárate y otra de la alimentaria Tabacal Agroindustria, en Salta, aparecen en este último grupo. Se suman así a otros desembolsos que, aunque con diferentes motivos y características, ya concretaron siderúrgicas y automotrices, por citar dos sectores de la industria en los cuales el gas y la electricidad son insumos vitales.

Tabacal produce azúcar -su marca más conocida es Chango-, alcoholes, frutas cítricas, jugos concentrados y aceites esenciales. Y ahora aspira a obtener réditos con la generación de energía a partir del residuo de la caña de azúcar. Tabacal es una de las compañías que sufrieron las restricciones de gas y de electricidad impuestas desde los despachos oficiales, en particular el año último. Temperaturas más benévolas han hecho que este invierno fuera un tanto más llevadero.

Todo comienza con la zafra y la molienda de la caña, que deja dos productos. Un jugo a partir del cual se producen azúcar y alcoholes, y un residuo conocido como bagazo, que se utiliza como combustible vegetal en la caldera de la fábrica. Esa caldera genera vapor que se utiliza para el proceso de producción y también para generar electricidad a través de un turbogenerador. "Lo que estamos haciendo es ir a los esquemas flexibles que tienen los ingenios brasileños, que producen alcohol, azúcar y energía eléctrica", explica Guillermo Jakúlica, director de Relaciones Institucionales de Tabacal y presidente de la Unión Industrial de Salta.

La empresa puso en marcha una inversión de 37 millones de dólares que le permitirá elevar su capacidad de generación a 40 megavatios. El proyecto incluye la instalación de una nueva caldera de última generación, que alimentará un turbogenerador que la empresa le compró a Siemens. La construcción comenzó este año. "Esa turbina va a comenzar a generar en 2010", anticipó Jakúlica. Con esa inversión, Tabacal podrá abastecer todo el consumo eléctrico de Tartagal y Orán, las dos ciudades más cercanas al ingenio azucarero, durante la zafra y cubrirá la mayor parte de esa demanda durante la interzafra. "Siempre generamos 40 megas, en el invierno vendemos 30 y cuando tenemos la fábrica parada podemos vender los 40, porque no tenemos consumo propio", explicó. Ledesma tiene en carpeta desde hace ya tiempo un proyecto similar.
"La industria azucarera está estudiando este tipo de inversiones y no sería raro que esto se dé en otros sectores", completó Jakúlica.

De hecho, Quilmes decidió utilizar en su planta de Corrientes el aserrín que desecha la industria maderera de esa provincia como biomasa. El proyecto, que comenzó en 2004 y demandó una inversión de 1,9 millones de pesos, permitió sustituir en un 95% el consumo de fueloil. El proceso es similar al de Tabacal: a partir de la quema del aserrín y después de una serie de procesos industriales, se obtiene vapor para el proceso de elaboración de la cerveza. Con este antecedente, la empresa replicó la iniciativa en su planta de Zárate, con una inversión de $ 8,2 millones. También reemplazó en Corrientes parte del gas que consume por biogás que produce con el gas metano del proceso de tratamiento de efluentes líquidos en estas plantas.

El encarecimiento del petróleo y su derrame al precio de los combustibles líquidos y a las tarifas de electricidad y gas elevaron el atractivo de estos emprendimientos. Quilmes ahorra US$ 650.000 anuales gracias a la sustitución de fueloil por biomasa. "El uso de bioenergía es una decisión estratégica que responde a la mejor utilización de recursos, a la reducción de costos y al impacto en el medio ambiente", apuntó Alejandro Iacaruso, director de Producción Cervecera para Latinoamérica Sur de Quilmes.

Que una inversión en energía permita ahorrar costos no es moneda corriente en la industria. Una fuente vinculada con la industria automotriz apuntó que el costo adicional de la autogeneración de electricidad podía superar el 170 por ciento. Urgidas por mantener su nivel de producción para cumplir con sus contratos de exportación, casi todas las terminales invirtieron en energía, aun a pesar de tener un costo mayor. Contrastes de la delicada situación energética que atraviesa el país.

Fuente: Por Rafael Mathus Ruiz del Diario LA NACION