jueves, 21 de agosto de 2008

Buenos Aires, un muy lejano sueño olímpico

Cada cuatro años, cuando no demasiados pero siempre heroicos éxitos deportivos despiertan el fervor olímpico de los argentinos y por tevé llegan maravillosas imágenes de las espectaculares ceremonias de apertura y clausura de los Juegos Olímpicos, muchos se preguntan si nuestro país podría alguna vez organizar una fiesta mundial de ese tenor.

Analizar qué elementos se tienen en cuenta a la hora de elegir una ciudad como escenario de los Juegos Olímpicos es un buen ejercicio para evaluar en qué posición se encuentra Buenos Aires respecto de determinados estándares que no hablan tanto del deporte, sino más bien de la calidad de vida. Los cinco elementos básicos son el respeto por el medio ambiente, la movilidad, la infraestructura hotelera, la seguridad y la capacidad organizativa. Basta con leer estos tópicos para advertir que Buenos Aires tendría serias dificultades para enfrentar un comité evaluador.

Veamos:

Medio ambiente: la contaminación del Riachuelo -y del Río de la Plata- alejaría de estas costas a cualquier entusiasta de la vida sana. Las consecuencias para la salud de los habitantes de las áreas ribereñas llevaron a la Corte Suprema a exigir una solución al Estado. Aunque ese paso permite ser optimistas, un saneamiento no ocurriría en menos de 20 años y la experiencia indica que hay que ser cautos: la primera medida que tomó la Secretaria de Ambiente de la Nación, Romina Picolotti (¿acaso una de sus últimas medidas en el cargo?), tras el fallo de la Corte, fue pedir una prórroga para su cumplimiento.

Movilidad: al tránsito caótico se suma un deficiente transporte público. No existe una conexión alternativa a la autopista Riccheri entre el aeropuerto de Ezeiza y la ciudad, la Avenida del Libertador es prácticamente el único eje de vinculación entre el Norte y el Sur, el alcance de la red de subte es limitado y trasladarse en las horas pico puede demandar hasta cuatro veces el tiempo normal.

Infraestructura hotelera: es el área en el que probablemente más se ha avanzado en los últimos años. Pero aún no hay suficientes hoteles cinco y cuatro estrellas para recibir un turismo masivo. La reciente proliferación de hostels y hoteles boutique representan un muy limitado aumento de la cantidad de camas que la ciudad requiere.

Seguridad: el lector no necesita detalles. Pese a que el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, insiste en que Buenos Aires es una de las ciudades más seguras, ni argentinos ni extranjeros lo creen así y diversas embajadas recomiendan a sus ciudadanos recaudos especiales si visitan el país.

Capacidad organizativa: es una incógnita. Buenos Aires tendrá una buena prueba cuando en 2009 sea el punto de partida del llamado Rally a Dakar.
El tango es un gran seductor, pero con él no basta. Es hora de saber que la calidad de vida debería ser el gran atractivo de Buenos Aires. Pero ése es un sueño que hoy parece tan inalcanzable como organizar algún día los Juegos Olímpicos.

Fuente: Por Javier Navia - Diario La Nación