Obtener una licitación ya no es motivo de satisfacción para algunos contratistas. La inflación hace que muchas empresas renuncien a los proyectos de construcción que les fueron adjudicados meses atrás. En el proceso entre la presentación del presupuesto y el comienzo de la obra transcurre un tiempo demasiado largo en relación con el avance de la inflación de los precios de materiales y mano de obra. Todo puede extenderse fácilmente más de un año.
Según fuentes del sector, son pocas las pequeñas y medianas empresas que hoy deciden afrontar el mantenimiento de ofertas que solicita el Estado. Incluso, algunas de gran magnitud y amplia experiencia en obras de este tipo consideran renunciar a lo que en algún tiempo atrás fue un triunfo. "Trabajamos casi sin margen de ganancia, que debería ser de un 7 a un 10 por ciento en obras de más de un millón de pesos", dijo el presidente de una constructora que hace más de 40 años tiene relación con el Estado. "Tratamos de mantenernos para no echar obreros y poder seguir adelante", dijo. "Renunciamos a una obra de viviendas de 18 millones de pesos porque si manteníamos los precios de licitación íbamos a pérdida. Nunca habíamos hecho una cosa así", contó un empresario del sector.
Todas las obras realizadas con fondos nacionales tienen un índice de indexación previsto en los pliegos. La ley 1295 prevé una redeterminación de precios sólo cuando la inflación supera el 10% del costo de la obra. El problema es que se llega a esta medida -que se aplica con el índice del costo de la construcción del Indec- cuando los costos superaron ampliamente los valores oficiales. O bien cuando se llega a ese umbral y ya queda poco tiempo de obra y, por tanto, no se ponderan las pérdidas en relación con el avance de los precios.
La decisión de abdicar es cada vez más frecuente. "Nos bajamos de tres obras de establecimientos educativos que estábamos por empezar en el interior de la provincia de Buenos Aires porque, aun prescindiendo de lo que habíamos previsto como ganancias, no llegábamos a cubrir las diferencias en los costos", contó el director de una constructora reconocida.
Cálculos en mano, un empresario comprobó los aumentos de las facturas: "El hierro subió 30% desde noviembre; el vidrio, 20%, y la arena, 21%. Para el Indec, las subas fueron de 9,5, 1,89, y 6,1%, respectivamente. Me dan ganas de reír, y más si considero lo que aumentó para mí la mano de obra, que pasó de 7 a 22 pesos el jornal", dijo un ingeniero, resignado a abandonar las escuelas que esperaba comenzar en pocos días.
Fuente: Diario La Nación