lunes, 14 de julio de 2008

China/África, alianza a prueba de balas

En la primera jornada del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC por sus siglas en inglés) el presidente chino, Hu Jintao, afirmó que su país "se toma muy en serio la preocupación internacional causada por la seguridad de los productos chinos". China es el tercer socio comercial de África detrás de EE.UU. y la Unión Europea.

Hu Jintao llegó a Australia, sede del encuentro de este año, en medio del escándalo causado por el retiro del mercado de 20 millones de juguetes chinos por ser presuntamente perjudiciales para la salud, lo que se suma a los casos de fármacos y dentífricos chinos incautados en los últimos meses.

Mientras América y Europa miran con cuatro ojos las importaciones del gigante asiático, que ya preocupaban a productores locales no sólo por su calidad sino por su bajo costo, hay un continente que sigue firme comprando, vendiendo y recibiendo dinero de Pekín: África.

"Durante los 50 y los 60, la relación de China con África era más ideológica", dice la investigadora a BBC Mundo del Centro de Estudios Chinos en Sudáfrica Lucy Corkin. "África era el escenario de varias tensiones producto de la Guerra Fría, y había decenas de grupos anti-colonialistas. China y Mao Zedong apoyaron a estos movimientos".

"Pero desde 1990, la motivación china es mucho más comercial", agregó la investigadora.
Y vaya si lo es, mientras en 1999 el comercio entre ambos alcanzaba el valor de US$6.400 millones, en 2005 la cifra era de US$39.700 millones, convirtiendo a China en el tercer socio comercial de África detrás de EE.UU. y la Unión Europea.

La creciente necesidad de materias primas, minerales y fuentes de energía de la economía china ha sido la principal razón de que cientos de empresas de este país hayan aterrizado en África.
Convertido desde 2004 en el segundo principal importador de combustibles detrás de EE.UU., China compra el 28% de su petróleo en este continente. Sólo en Sudán, China ha invertido US$4.000 millones en explotación y producción petrolera.

Pero no sólo se trata de barriles de crudo. Aluminio, bauxita, minerales ferrosos, cobre manganeso y uranio también están en la lista del "supermercado africano". Otra área clave de la influencia china en África es el sector de la construcción, donde las empresas estatales asiáticas han desplazado a las compañías europeas y sudafricanas.

Gracias a su bajo presupuesto, su acceso a capital barato a través de los bancos estatales chinos y al apoyo político de las altas esferas en Pekín, estas empresas han ganado contratos para construir carreteras, puentes, vías férreas, represas, hospitales y estadios a lo largo de todo el continente.

Otro de los motivos para mirar hacia África es la búsqueda de nuevos mercados. China ha sufrido durante años de sobre-producción en varias áreas de su economía, como electrónicos y textiles, y no encuentra competidores en los mercados africanos.
Tampoco hay que olvidar el factor diplomático. China contempla a los países africanos como actores cada vez más importantes en el escenario internacional. El no reconocimiento de Taiwán como nación independiente y el apoyo a Pekín en foros mundiales son dos factores muy valorados por el gobierno comunista.

El continente africano encuentra en China un importante inversor que no duda en colocar su dinero en países ignorados por multinacionales y organismos internacionales de crédito internacionales.

Países destruidos por guerras civiles como Angola, Mozambique, la República Democrática del Congo y Sierra Leona están siendo reconstruidos por empresas constructoras y créditos chinos.
En Angola por ejemplo, las empresas chinas construyeron el Hospital General de Luanda, el Palacio de Justicia, el Ministerio de Economía, decenas de edificios de departamentos y las redes de agua potable.

China invierte en países africanos ignorados por multinacionales y organismos internacionales. En Sierra Leona, el Estadio Nacional, el Parlamento, cuarteles militares y policiales, represas y puentes fueron construidos por estas compañías, que también levantaron el Estadio Nacional de Fútbol de Tanzania, el puente Tanzania - Mozambique, y las redes ferroviarias entre Tanzania, Zambia y Angola.

Los préstamos chinos han sido utilizados en la instalación de redes de agua potable, nuevos equipos médicos, proyectos agrícolas, y la aplicación de nuevos programas contra enfermedades infecciosas como la malaria.

Pero no siempre estos países han sido olvidados por los organismos de crédito. En ocasiones, como en Angola, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional han exigido requisitos de transparencia y buena gobernabilidad que las autoridades de Luanda no estaban dispuestas a aceptar.

Grupos civiles y ONG dentro y fuera de África han criticado a China por hacer negocios sin importarle el currículum de sus interlocutores, bajo la retórica de la "no interferencia", la hermandad "no alineada" y el total respeto por la soberanía de los estados.
"Donde quiera que haya recursos, ahí estarán los chinos, ellos no ven lo malo, no oyen lo malo, y eso es muy perjudicial para los africanos", dijo al Washington Post Meter Takirambudde, jefe de la división africana de la organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch.
Derechos humanos

Grupos civiles criticaron a China por hacer negocios sin importarle el currículum de sus interlocutores. En junio de 2006, Amnistía Internacional señaló que "China transfirió equipo militar a fuerzas armadas y de seguridad en países donde esas armas son usadas sistemáticamente en la violación de los derechos humanos".

"Los chinos vienen y lo hacen. No organizan reuniones para evaluar el impacto en el medio ambiente, o hablar de los derechos humanos, o de buena gobernabilidad. Yo no digo que esté bien, pero en el hecho de que no se imponen estos requisitos está el éxito de las inversiones chinas", resumió el embajador de Sierra Leona en Pekín.

El apoyo chino al gobierno de Sudán en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, cuando se debatían posibles sanciones al país africano por el genocidio en Darfur, ha sido señalado como una de las consecuencias más peligrosas de esta estrecha relación chino-africana. Y muestra, además, que no sólo el partido comunista chino, sino también algunos gobiernos africanos se benefician en el plano diplomático de esta alianza económica.

Fuente: por Matías Zibell (BBC Mundo)