"Los países donde el Estado posee una parte considerable del sector bancario tienen menos crecimiento económico y más pobreza", dice el Banco Mundial (BM) en un nuevo informe. Nada nuevo para quienes abogan por una apertura económica como elemento en el rompecabezas del desarrollo. Según esta fórmula, por ejemplo, las empresas españolas que en los últimos años se convirtieron en los principales inversores extranjeros en América Latina, estarían contribuyendo a eliminar la pobreza en la región.
En los últimos tiempos parece estar de moda hablar de la responsabilidad social de la empresa privada, desde la industria hasta los servicios financieros. En este último sector, los españoles Banco Bilbao Vizcaya Argentaria y Banco Santander Central Hispano son líderes en América Latina, junto al Citibank estadounidense. Pero, ¿sólo se trata de un discurso políticamente correcto? Según Manuel Escudero, experto en macroeconomía del Instituto de Empresa de Madrid, la propia naturaleza de los bancos los compromete con la región. "Crecen donde existen clases medias, y los intereses de los bancos en América Latina es que (las clases medias) sean cada vez mayores", dice.
"Más desarrollo no sólo depende de un sector bancario eficiente, sino también de un banco central con autonomía para una política monetaria solvente. Asimismo la estabilidad macroeconómica para ser atractivo para las finanzas internacionales", destaca Manuel Escudero.
Aunque este recetario ya se escucha en versiones similares desde hace casi dos décadas, hay una matización que lo distingue: "lo importante no es tanto lo conseguido, sino que lo prometido se vaya cumpliendo", señala el economista. "Lo malo no es que un país tenga inflación, sino que haya prometido no tenerla y que la tenga. Lo que realmente retrae al capital es la incertidumbre", agrega.
Aunque este recetario ya se escucha en versiones similares desde hace casi dos décadas, hay una matización que lo distingue: "lo importante no es tanto lo conseguido, sino que lo prometido se vaya cumpliendo", señala el economista. "Lo malo no es que un país tenga inflación, sino que haya prometido no tenerla y que la tenga. Lo que realmente retrae al capital es la incertidumbre", agrega.
Para el desarrollo sostenible, Escudero identifica un elemento que funge como eje para los demás: "hay que ligar la estabilidad macroeconómica al desarrollo democrático." Más allá de la posibilidad de elegir, esto "implica controles y contra-controles que hagan posible la seguridad jurídica en un país, es decir, la ausencia de corrupción."
Claves para el desarrollo económico
-Sistema financiero privado y solvente
-Banco Central independiente y autónomo
-Estabilidad macroeconómica
-Democracia
-Sistema financiero privado y solvente
-Banco Central independiente y autónomo
-Estabilidad macroeconómica
-Democracia
Como fuente de recursos, especialmente en la era de la globalización, los mercados financieros, "dejados a sí mismos, ocasionan en momentos puntuales reacciones excesivas e indiscriminadas", advierte Escudero. El BM coincide en este punto. "La apertura del mercado de servicios financieros no debería confundirse con la eliminación de restricciones a las entradas y salidas monetarias en el país", indica su economista jefe, Nicholas Stern. La pregunta pendiente es cómo controlar los flujos de capitales sin poner barreras, aunque si "eliminando la movilidad excesiva y el riesgo", plantean expertos como Manuel Escudero.
Según el Banco Mundial y una gran mayoría de los economistas, la banca pública aumenta el riesgo de ineficiencia por los intereses creados sobre la utilización de los fondos. Esto puede amenazar a la estabilidad macroeconómica, a la vez que pone en duda el control democrático.
Para América Latina, entre los elementos que contribuyen al desarrollo, hay que prestarle especial atención a la democracia y la separación de poderes. La capacidad de elegir es sólo el primer paso, opina el experto del Instituto de Empresa madrileño. El mayor reto será "la capacidad de que los elegidos sean controlados".
Según el Banco Mundial y una gran mayoría de los economistas, la banca pública aumenta el riesgo de ineficiencia por los intereses creados sobre la utilización de los fondos. Esto puede amenazar a la estabilidad macroeconómica, a la vez que pone en duda el control democrático.
Para América Latina, entre los elementos que contribuyen al desarrollo, hay que prestarle especial atención a la democracia y la separación de poderes. La capacidad de elegir es sólo el primer paso, opina el experto del Instituto de Empresa madrileño. El mayor reto será "la capacidad de que los elegidos sean controlados".
Fuente: por Marcelo Risi (BBC Mundo).