viernes, 9 de mayo de 2008

Nuevas reglas para el Amazonas (Brasil)

El gobierno de Brasil lanzó un nuevo programa para impulsar el desarrollo sostenible en la región amazónica. Las autoridades aseguraron que el Plan de Amazonía Sustentable (PAS) beneficiará "a toda la población brasileña y, en especial, a los 24 millones de personas que viven en la Amazonía brasileña".

Durante el acto de presentación del programa, el presidente Luiz Inacio Lula da Silva dijo que cuando los brasileños hablan en el extranjero sobre la región siempre tienen que estar "a la defensiva", respondiendo preguntas sobre la tala y quema de la selva.
Según él, eso cambiará gracias al plan. El mandatario agregó que aunque la Amazonía es patrimonio de la humanidad y "debe producir beneficios para todos los seres humanos (...) quien cuida a la Amazonía es Brasil, quien decide qué hacer en la Amazonía es Brasil".

El presidente dijo que sólo en estos momentos los empresarios comienzan a darse cuenta de que el cuidado del medio ambiente es ventajoso para Brasil no sólo desde el punto de vista ecológico, sino también desde la perspectiva económica y política.
Tambien, advirtió que los productos brasileños podrían sufrir vetos internacionales si continúa la deforestación de la Amazonía.

La amazona brasileña ha sufrido una acelerada deforestación en los últimos años.
"Si no se hacen las cosas adecuadamente, dentro de poco algún país prohibirá la importación de soja brasileña porque alguien dirá que se está plantando en partes de la Amazonía", dijo. El PAS añade tres millones de hectáreas de la selva a la zona de protección oficial.

Más carreteras
Según el gobierno, el plan incluye "el aporte de inversiones en tecnología e infraestructura, para viabilizar actividades económicas dinámicas e innovadoras, compatibles con el uso sostenible de los recursos naturales y con la preservación de la biomasa". Entre sus objetivos están promover "la reducción de las desigualdades regionales, (...) combatir el desmantelamiento ilegal, garantizar la conservación de la biodiversidad, de los recursos hídricos y mitigar el cambio climático.

También busca fomentar "la utilización de las áreas ya desmanteladas mediante el aumento de la productividad y la recuperación de la selva" y "garantizar los derechos territoriales de los pueblos indígenas y de las comunidades tradicionales, así como la equidad social". Sin embargo, el corresponsal de la BBC Fergus Nicoll dijo desde Brasilia, la capital, que "será la infraestructura lo que provocará mayores controversias". "El gobierno quiere más carreteras en la selva y los defensores del medio ambiente dicen que eso siempre resulta en más deforestación", señaló Nicoll.
Además, el PAS prevé el dragado de nuevas rutas fluviales navegables y la construcción de más represas con fines hidroeléctricos, algo que ya es causa de protestas indígenas", añadió nuestro corresponsal.

La nueva ley aumenta el control del gobierno sobre la industria privada que explota los recursos en la zona del Amazonas. Protege la selva amazónica de Brasil. Bajo el nuevo sistema, a las compañías se les otorgarán licencias con plazos de cinco hasta 40 años, sólo para actividades que sean favorables al medioambiente.

La Ley de Gestión de las Florestas Públicas sólo permitirá proyectos considerados sustentables y que no aceleren el proceso de deforestación que afecta a la zona desde hace años.
"Con esa ley, el gobierno toma posesión de sus propias tierras, que durante toda la historia sufrieron con los saqueos de madereros y hacendados", dijo Paulo Adario, coordinador de la Campaña Amazonía de la organización Greenpeace, que apoyó la medida. Inspectores del gobierno brasileño realizarán auditarías cada cinco años a las operaciones de las empresas que obtengan concesiones para operar en la zona. Los ingresos que se obtengan a través de las concesiones serán destinados a financiar nuevos servicios forestales.
La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, informó que la meta del gobierno es que cerca del 3% de la Amazonía brasileña estén bajo este nuevo régimen en los próximos 10 años. Según el gobierno brasileño, la cifra actual de destrucción en el Amazonas es de un poco más de 9.000 kilómetros cuadrados.

La tala ilegal en el Amazonas es un negocio millonario. Ello lo hace también peligroso, y una amenaza constante de homicidio para aquellos que intentan resguardar el medio ambiente. Se ha estimado que el negocio de la leña en el Amazonas alcanza los US$1.000 millones, y que en su mayor parte es ilegal. Más de la mitad de la selva en el estado de Rondonia ya ha desaparecido. La razón es que buena parte de la Amazonia fue "abierta" por apropiadores de tierra ilegal que avanzaron más rápido que el propio gobierno. Fueron ellos quienes pavimentaron el camino para los negocios e industrias locales. Y esto es particularmente cierto en las zonas más remotas, donde la presencia del gobierno federal es débil.

De todas formas se logró reducir la tala ilegal en un 40% en 2005. En respuesta, los leñadores montaron bloqueos carreteros en toda la Amazonia, con lo que paralizaron el transporte, detuvieron miles de camiones e interrumpieron el suministro de alimentos a varias ciudades. La batalla por la selva tropical más grande del mundo se complica cada día más.

El problema es que, mientras las imágenes aéreas tradicionales pueden mostrar áreas que han sido completamente destruidas, no revelan una práctica conocida como tala selectiva de árboles. Esto ocurre cuando los leñadores escogen árboles individuales de especial valor, como el de la caoba, y dejan el resto de la selva intacta.
Con información proveniente de la NASA, este equipo conjunto de brasileños y estadounidenses utiliza una técnica de resolución ultra-alta para examinar el grado de tala selectiva de árboles. Ellos concluyeron que el área de selva tropical destruida entre 1999 y 2002 es miles de kilómetros cuadrados mayor a lo que antes se pensaba.

La selva amazónica es una de las grandes reservas naturales del mundo. Encontraron que cerca de 25% más carbono fue liberado a la atmósfera - una cantidad posiblemente suficiente para tener un efecto sobre el calentamiento global.
Los empresarios involucrados en la tala selectiva sostienen que hace menos daño al ecosistema que el despeje total de grandes extensiones de terreno. Pero los ambientalistas responden que, para llegar a los árboles preciados, se construyen carreteras y se introduce a la selva maquinaria pesada, lo que, según ellos, no puede representar beneficio alguno para la Amazonia.
Fuente: BBC Mundo e Internet