Nuevas enfermedades letales están emergiendo con una velocidad nunca antes vista en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En su informe "Un futuro más seguro", sus expertos advierten sobre cuáles son las principales amenazas para la humanidad en el siglo XXI, caracterizado por el hecho ineludible de que las epidemias también se globalizan.
Una creciente industria turística y de viajes aéreos, más un mercado global de ganados y aves trae como riesgo adicional la posibilidad de que un virus cruce continentes y se expanda en cuestión de meses.
SRAS
Un pánico sin precedentes desató en 2003 el virus responsable del Síndrome Respiratorio Agudo Severo o SRAS: una enfermedad contagiosa con una semana de incubación antes de la emergencia de los síntomas y una muy alta tasa de mortalidad.
Uno de los primeros casos conocidos fue el de un hombre de 72 años quien tomó al menos un vuelo desde Pekín antes de que aparecieran los síntomas. Se cree que llegó a infectar a otras 22 personas en su periplo, lo que significó una pesadilla para los expertos en salud rastreando y poniendo en cuarentena a aquellos que transportaban el virus en diferentes direcciones.
Nuevos casos se registraron en Hong Kong, China y Canadá, pero afortunadamente, con el tiempo, el SRAS probó ser menos contagioso de lo que en principio se temía.
De todos modos, antes de que fuera contenido, mató a varios cientos de personas en cuestión de pocos meses.
Influenza pandémica
Los científicos creen que una amenaza mucho mayor puede representar un brote de influenza pandémica, una nueva cepa de virus capaz de saltar de especies animales a humanos.
La Organización Mundial de la Salud viene pidiendo a todos los gobiernos que comiencen a prepararse para su llegada. Una temporada normal de influenza en un país puede matar, pero generalmente a aquellos ya debilitados por la edad u otras enfermedades. Pero una cepa completamente nueva puede ser muchísimo más virulenta porque los sistemas inmunes de los seres humanos no lograron generar ninguna resistencia todavía. En los últimos años, el foco de los experto ha sido el virus H5N1 en las aves (gripe aviar), el que puede ser letal para seres humanos, sólo si entran en contacto con los animales afectados.
Por el momento, el virus no ha demostrado su poder de transmitirse entre seres humanos, pero existen fundados temores de que eventualmente mutará y desarrollará tal capacidad. Si esto llega a ocurrir, aún una baja tasa de mortalidad en comparación con el SRAS, la humanidad se encontraría con cientos de miles de muertos en el mejor de los casos, pero lo más probable es que las cifran lleguen a millones.
Fiebres hemorrágicas
En la década de los 90 se convirtieron en las grandes amenazas, una pesadilla capaz de expandirse como los incendios forestales debido a las nuevas tendencias de desplazamientos humanos.
Los temores no fueron infundados ya que virus como el Ébola y el Marburgo, tienen los índices más altos de fatalidad y pueden matar en sólo unos días. El África Tropical es la cuna de las fiebres hemorrágicas. Las víctimas desarrollan altas temperaturas y diarrea antes de severas pérdida de sangre y el contacto con ellas se torna altamente contagioso.
Ya en este siglo, un brote en Angola costó la vida a más de 200 personas. Nueve de cada diez pacientes diagnosticados con el virus murieron. La OMS responsabilizó a la larga guerra civil en ese país y sus efectos en los sistemas sanitario y de transporte, por las fallas en detener la rápida dispersión de la enfermedad. Paradójicamente, es la rapidez y la naturaleza letal de estas infecciones las que ofrece algún tipo de protección al resto del mundo, ya que los infectados desarrollan tan rápido la enfermedad que les hace imposible viajar de un país a otro.
Malaria
Cada año en el mundo, cerca de un millón de personas mueren por malaria y según la OMS, no se ha invertido lo suficiente para detener una cifra que crece. Esto significa que la malaria emerge en nuevas áreas o está regresando a zonas donde se pensaba ya había sido erradicada.
Hacia la década de los 60, el uso de insecticidas contra los mosquitos que transmiten la enfermedad hizo pensar que no era una gran amenaza a la salud pública fuera del África subsahariana. Por un lado, esto llevó a una reducción en los presupuestos para controlar la malaria y por otra parte dio tiempo a que el parásito que causa la enfermedad comience a volverse más resistente a alguno de los tratamientos más comunes.
Cólera
La OMS también pide renovar los esfuerzos para el control del cólera que ha hecho su retorno a la arena en los últimos 25 años. Guerras, conflictos y desastres naturales, entre otros, juegan un papel importante en su regreso, ya que el consumo de agua no potabilizada y bajas condiciones sanitarias son la causa de los brotes de cólera.
Así, la crisis de Ruanda, trajo como consecuencia en 1994 que unas 800.000 personas cruzaron la frontera hacia los campos de refugiados cerca de la ciudad de Goma en la República Democrática del Congo. A sólo un mes de haber llegado, cerca de 50.000 habían muerto por cólera y disenteria ya que el Vibrio cholerae había contaminado el lago Kivu, la única fuente de agua para el campamento.
Según la OMS, la creciente urbanización lleva a que miles de personas viven en condiciones de pobrezas en las afuerzas de las principales ciudades. La aparición del cólera en estas condiciones es inevitable.
Tuberculosis
Junto con el SIDA, la tuberculosis es uno de los asesinos más temidos y tiene en su haber un millón y medio de muertos por año en varias zonas del mundo.
A pesar de que existen antibióticos para su tratamiento, la triste realidad es que muchos pacientes no tienen acceso a estas terapias. Pero por otra parte, los expertos de la ONU destinada a entender en cuestiones de salud, ven con preocupación una creciente resistencia por parte de la bacteria responsable de la tuberculosis contra los antibióticos que actualmente se producen.
Uno de los primeros casos conocidos fue el de un hombre de 72 años quien tomó al menos un vuelo desde Pekín antes de que aparecieran los síntomas. Se cree que llegó a infectar a otras 22 personas en su periplo, lo que significó una pesadilla para los expertos en salud rastreando y poniendo en cuarentena a aquellos que transportaban el virus en diferentes direcciones.
Nuevos casos se registraron en Hong Kong, China y Canadá, pero afortunadamente, con el tiempo, el SRAS probó ser menos contagioso de lo que en principio se temía.
De todos modos, antes de que fuera contenido, mató a varios cientos de personas en cuestión de pocos meses.
Influenza pandémica
Los científicos creen que una amenaza mucho mayor puede representar un brote de influenza pandémica, una nueva cepa de virus capaz de saltar de especies animales a humanos.
La Organización Mundial de la Salud viene pidiendo a todos los gobiernos que comiencen a prepararse para su llegada. Una temporada normal de influenza en un país puede matar, pero generalmente a aquellos ya debilitados por la edad u otras enfermedades. Pero una cepa completamente nueva puede ser muchísimo más virulenta porque los sistemas inmunes de los seres humanos no lograron generar ninguna resistencia todavía. En los últimos años, el foco de los experto ha sido el virus H5N1 en las aves (gripe aviar), el que puede ser letal para seres humanos, sólo si entran en contacto con los animales afectados.
Por el momento, el virus no ha demostrado su poder de transmitirse entre seres humanos, pero existen fundados temores de que eventualmente mutará y desarrollará tal capacidad. Si esto llega a ocurrir, aún una baja tasa de mortalidad en comparación con el SRAS, la humanidad se encontraría con cientos de miles de muertos en el mejor de los casos, pero lo más probable es que las cifran lleguen a millones.
Fiebres hemorrágicas
En la década de los 90 se convirtieron en las grandes amenazas, una pesadilla capaz de expandirse como los incendios forestales debido a las nuevas tendencias de desplazamientos humanos.
Los temores no fueron infundados ya que virus como el Ébola y el Marburgo, tienen los índices más altos de fatalidad y pueden matar en sólo unos días. El África Tropical es la cuna de las fiebres hemorrágicas. Las víctimas desarrollan altas temperaturas y diarrea antes de severas pérdida de sangre y el contacto con ellas se torna altamente contagioso.
Ya en este siglo, un brote en Angola costó la vida a más de 200 personas. Nueve de cada diez pacientes diagnosticados con el virus murieron. La OMS responsabilizó a la larga guerra civil en ese país y sus efectos en los sistemas sanitario y de transporte, por las fallas en detener la rápida dispersión de la enfermedad. Paradójicamente, es la rapidez y la naturaleza letal de estas infecciones las que ofrece algún tipo de protección al resto del mundo, ya que los infectados desarrollan tan rápido la enfermedad que les hace imposible viajar de un país a otro.
Malaria
Cada año en el mundo, cerca de un millón de personas mueren por malaria y según la OMS, no se ha invertido lo suficiente para detener una cifra que crece. Esto significa que la malaria emerge en nuevas áreas o está regresando a zonas donde se pensaba ya había sido erradicada.
Hacia la década de los 60, el uso de insecticidas contra los mosquitos que transmiten la enfermedad hizo pensar que no era una gran amenaza a la salud pública fuera del África subsahariana. Por un lado, esto llevó a una reducción en los presupuestos para controlar la malaria y por otra parte dio tiempo a que el parásito que causa la enfermedad comience a volverse más resistente a alguno de los tratamientos más comunes.
Cólera
La OMS también pide renovar los esfuerzos para el control del cólera que ha hecho su retorno a la arena en los últimos 25 años. Guerras, conflictos y desastres naturales, entre otros, juegan un papel importante en su regreso, ya que el consumo de agua no potabilizada y bajas condiciones sanitarias son la causa de los brotes de cólera.
Así, la crisis de Ruanda, trajo como consecuencia en 1994 que unas 800.000 personas cruzaron la frontera hacia los campos de refugiados cerca de la ciudad de Goma en la República Democrática del Congo. A sólo un mes de haber llegado, cerca de 50.000 habían muerto por cólera y disenteria ya que el Vibrio cholerae había contaminado el lago Kivu, la única fuente de agua para el campamento.
Según la OMS, la creciente urbanización lleva a que miles de personas viven en condiciones de pobrezas en las afuerzas de las principales ciudades. La aparición del cólera en estas condiciones es inevitable.
Tuberculosis
Junto con el SIDA, la tuberculosis es uno de los asesinos más temidos y tiene en su haber un millón y medio de muertos por año en varias zonas del mundo.
A pesar de que existen antibióticos para su tratamiento, la triste realidad es que muchos pacientes no tienen acceso a estas terapias. Pero por otra parte, los expertos de la ONU destinada a entender en cuestiones de salud, ven con preocupación una creciente resistencia por parte de la bacteria responsable de la tuberculosis contra los antibióticos que actualmente se producen.
Fuente: BBC Mundo (Webpage)