lunes, 8 de septiembre de 2014

India quiere exportar la versión hipersónica del misil Brahmos a Venezuela


(defensa.com) - India, que ya trabaja con Rusia en el desarrollo del Brahmos II, la nueva versión el misil antibuque que alcanza una velocidad de Mach 7, ha anunciado que espera exportar el sistema a Venezuela, Vietnam e Indonesia.

Así lo afirmaba el CEO de la empresa, Sudhir Kumar Misrha, que espera que durante la visita que tendrá lugar en diciembre del Presidente ruso, Vladimir Putin, a India se firme un acuerdo entre el organismo indio DRDO (Defence Research and Development Organisation), el laboratorio NPOM y la empresa BrahMos Aerospace.

El nuevo gobierno indio quiere apoyar la internacionalización de su industria de defensa buscando la exportación de sistemas de armas de desarrollo nacional. Las dos versiones del BrahMos diseñadas junto a Rusia estarían en esta cartera de productos exportables siempre que se vendieran a países aliados de India y Rusia.

El Brahmos es eminentemente un misil antibuque, actualmente es el misil de crucero operativo más rápido, capaz de alcanzar velocidades entre Mach 2.8 y 3 habiendo sido adaptado para su empleo desde aviones de combate, submarinos, buques y lanzadores terrestres. Tiene un alcance en torno a los 300 km., volando a 10 metros del suelo, porta una cabeza explosiva de 200 kilos y puede ejecutar maniobras complejas. Con un tamaño que dobla el del Tomahawk y con cuatro veces su velocidad, su energía cinética es 32 veces mayor que este, lo que asegura la destrucción del objetivo a pesar de tener una cabeza de combate menor.

Se trabaja en una versión más pequeña para su empleo en aviones de combate menores que los Sukhoi Su-30 en los que ya está siendo integrado. El Brahmos II es un misil con un tamaño equivalente a la mitad del original, pero que alcanzaría un velocidad de Mach 7 y tendría un alcance de 162 millas náuticas. Se prevé esté listo para pruebas en 2.017 y de alcanzar el éxito posiblemente se convierta en el misil más rápido del mundo, estando disponible para su instalación en destructores de India y Rusia.

A inicios de agosto defensa.com publicó unas declaraciones del CEO de Brahmos Aerospace en las que se anunciaba la intención de vender la versión original del misil a Venezuela. (J.N.G.)

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La Foto: WZM Jackal 2 - 4x4

Otra bestia...
 


Un mundo turbulento: las diez guerras que hacen de 2014 un año peligroso

Enviado por nuestro amigo Diego Estogarribia
Por Adriana Riva | LA NACION
A cien años del inicio de la Gran Guerra, el orden internacional vigente tambalea


El mundo, en medio de una escalada violenta.
Convencido de una victoria eminente, en el verano europeo de 1914 el káiser Guillermo II despidió a las tropas alemanas con un optimismo desmesurado: "Estarán en casa antes de que las hojas caigan de los árboles", les dijo. Fue una de las predicciones más fallidas de la historia: durante los siguientes cuatro años, el mundo sucumbió ante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), que dejó diez millones de muertos y veinte millones de heridos.

A cien años del inicio de la Gran Guerra, los paralelismos del mundo actual con aquella época inquietan: proliferan ideologías extremistas, furias nacionalistas y ambiciones imperialistas. "La Primera Guerra Mundial puso fin a cuatro imperios, reconfiguró el mapa de Medio Oriente, dio pie a la revolución bolchevique y, eventualmente, a la Gran Depresión, Adolf Hitler y la Segunda Guerra Mundial. Aún vivimos en las sombras de ese gran desastre. Varias de las regiones en crisis de aquel entonces también lo están ahora", dijo a la nacion el economista Jeffrey D. Sachs, asesor especial del secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon.

Aunque no existe ninguna guerra activa declarada oficialmente entre diferentes Estados, el mundo es testigo de al menos diez grandes conflictos armados que dan cuenta de una realidad: que al igual que 100 años atrás, el orden internacional vigente se despedaza.

En una suerte de reacción tardía al derrumbe de la Unión Soviética, una revanchista Rusia anexa Crimea y la violencia estalla en Ucrania. En Irak, el sectarismo vuelve a resurgir y estrecha lazos con sus respectivas cofradías en la región. La Franja de Gaza, una vez más, sangra y arde. La cruenta guerra civil en Siria lleva más de tres años sin tregua. La violencia en Libia hunde al país en el más absoluto caos.

Se trata de conflictos que engrosan la lista de guerras de más larga data, como las de Afganistán, Somalia, Mali, Sudán del Sur y República Centroafricana, entre otras. Guerras olvidadas y relegadas a un segundo plano, pese a ser tan sangrientas como las más recientes.

Según los analistas, la ruptura del orden internacional es causa directa de esas agitaciones que irrumpen, cada vez con más violencia, en diversos rincones del mundo, y que son incapaces de apagarse sin un ejército de diplomáticos. Pero mientras que las zonas calientes se multiplican, nadie, empezando por Estados Unidos, parece dispuesto a apuntalar una estructura global.

En los últimos seis años, el mundo se volvió menos pacífico. Los conflictos en Irak, Siria, Afganistán, Sudán y República Centroafricana, en particular, ayudaron a lastrar el Índice de Paz Mundial anual que ofrece el Instituto para la Economía y la Paz. Sin embargo, si bien resulta fácil para muchos -especialmente para los halcones republicanos- vincular el reciente estallido de conflictos al repliegue norteamericano durante la administración de Barack Obama, reacia a ocupar el rol de sheriff del mundo, no es una asociación del todo correcta, según muchos analistas.

Es, en todo caso, tan errónea como culpar a la administración de George W. Bush, que sobrerreaccionó en más de una oportunidad, de todos los focos actuales de inestabilidad mundial. Y pese a que está cada vez más cerca de ser la principal potencia económica, China todavía es renuente a ocupar un lugar preponderante en el escenario diplomático global.

Ian Bremmer, presidente del grupo Eurasia, creó el término "mundo G-0", para explicar el orden global en el que vivimos. "Estamos en un mundo en el que ningún país o grupo de países quiere o puede asumir un liderazgo mundial y marcar la agenda internacional", dijo recientemente a la nacion.

Ni quiere, ni puede. Bush, en un mundo unipolar, parecía elegir sus guerras. Obama ya no puede darse ese lujo. Hoy rige el multilateralismo, que convive codo a codo con el ascenso de poderes regionales, que insisten en delimitar esferas de influencia, y el colapso del viejo y autoritario orden en Medio Oriente. Esta nueva estructura, en el mundo interconectado actual, no deja ningún país al margen. Y mientras los desafíos al orden internacional queden impunes, los conflictos arderán con más fuerza y duración, mucho más que un verano europeo.

UCRANIA
Este país, que como muchas ex repúblicas soviéticas lleva años tironeado por Rusia y la Unión Europea (UE), comenzó a dividirse por sus costuras en noviembre pasado, cuando el gobierno de Viktor Yanukovich se negó a firmar el Acuerdo de Asociación con la UE. Ese rechazo desencadenó una ola de protestas, que finalizó el 22 de febrero, con la destitución de Yanukovich y la convocatoria a elecciones anticipadas para mayo. Varias áreas del Este y el Sur no reconocieron la legitimidad del gobierno de Kiev y reivindicaron la federalización del país. Tropas rusas hicieron entonces su ingreso triunfal a la provincia de Crimea, en defensa de los rusos que residen allí, y el 11 de marzo esa provincia declaró su independencia de Ucrania, reconocida sólo por Moscú, que promulgó la anexión del territorio. En abril, grupos prorrusos ocuparon sedes gubernamentales de ciudades del Este, lo que llevó a Kiev a enviar tropas a la región. Desde entonces, la tensión aumentó y tuvo un cimbronazo el 17 de julio, cuando rebeldes derribaron un avión de Malaysia Airlines, con 298 personas a bordo.

GAZA
El conflicto israelí-palestino tiene raíces profundas. Pero el último capítulo de lo que muchos consideran una historia sin fin se desató a fines de junio, tras el secuestro y asesinato de tres jóvenes israelíes, y la posterior muerte de un adolescente palestino. Tras ello, Israel y Hamas se enfrentaron brutalmente. En respuesta al lanzamiento de cohetes desde la Franja de Gaza, y amparado en su "derecho a defenderse", el gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, lanzó el 7 de julio la operación Barrera Protectora, cuyo principal objetivo es la destrucción de los túneles que utiliza Hamas para ingresar y atacar a Israel. La milicia, por su parte, exige para un alto el fuego permanente el fin del bloqueo israelí, que rige desde 2007, cuando Hamas se hizo del control de la Franja. La ronda actual de combates entre Hamas e Israel se detendrá algún día. Pero, por ahora, la comunidad internacional ha sido incapaz de forzar una tregua prolongada, y la muerte, el caos y destrucción arrecian con el paso de las horas.

LIBIA
Tres años después de la caída de Muammar Khadafy, Libia se encamina hacia una nueva guerra civil, a raíz de violentos enfrentamientos entre milicias rivales que se pelean por la influencia política y regional que dejó el excéntrico dictador. Fruto de las diferencias políticas, étnicas y territoriales que existen en el país, la caída de Libia en el caos y el desgobierno fue progresiva desde las elecciones parlamentarias de julio de 2012. Estos desencuentros provocaron el bloqueo de la transición democrática y la paralización de la reconstrucción de las instituciones del país. Las autoridades reconocieron más de una vez su incapacidad de integrar a las milicias surgidas en el levantamiento de 2011 en las fuerzas de seguridad, que aún son la ley en las calles. La situación se agravó en las últimas dos semanas, cuando milicias islamistas de la ciudad de Misurata lanzaron un ataque contra el aeropuerto internacional de Trípoli, bajo el control de una milicia rival de la localidad de Zintan. Ante la escalada de violencia, varios países evacuaron a su personal diplomático.

MALI
En marzo de 2012, al calor de la guerra de Libia, que una vez finalizada liberó armamento y mercenarios dispuestos a luchar por el mejor postor, estalló en el norte de Mali una rebelión separatista del pueblo tuareg, que siempre se sintió marginado por Bamako, capital del país. El estallido pronto provocó un golpe de Estado. Pero aprovechando el caos y el vacío político, dos grupos radicales islámicos se hicieron del control del territorio tuareg, desplazaron a los "hombres azules" e impusieron la ley islámica a la población. En enero del año pasado, el avance de los jihadistas finalmente provocó la intervención militar francesa, que logró su repliegue. En agosto de 2013, Ibrahim Bubakar Keita ganó las elecciones presidenciales. Pero los enfrentamientos y los atentados aún continúan.

REPÚBLICA CENTROAFRICANA
Al igual que otras ex colonias europeas en África, esta nación apenas conoció un momento de estabilidad política desde su independencia. Su última crisis se desató a fines de 2012, cuando la coalición de fuerzas rebeldes musulmanas Seleka tomó varios pueblos del Noroeste, aduciendo que el entonces presidente François Bozize no había respetado los acuerdos de paz firmados en 2007. La revuelta provocó la huida de Bozize y el envío de militares franceses y de una misión de paz de la ONU. El líder de la coalición rebelde, Michel Djotodia, asumió el poder, pero renunció en enero pasado, ante la imparable oleada de violencia interconfesional entre cristianos y musulmanes.

AFGANISTÁN
El conflicto que para muchos norteamericanos sería "un paseo por las montañas" se convirtió en la guerra más larga en la que ha participado Estados Unidos y en una verdadera pesadilla para Washington. En octubre próximo se cumplirán 13 años de la invasión posterior al 11 de Septiembre, y la victoria militar aliada sobre la resistencia de los talibanes aún es una quimera. En 2011, con el anuncio de la Casa Blanca de un retiro de tropas que finalizaría en diciembre próximo, los insurgentes y el gobierno afgano iniciaron negociaciones secretas para alcanzar la paz, pero fracasaron. Tras negarse a participar de los comicios generales de abril pasado, los talibanes iniciaron una ofensiva en mayo. Todo parece indicar que el último soldado en retirarse dejará un gobierno débil y una insurgencia revitalizada, el escenario ideal para una nueva guerra civil.

IRAK
Sumido en una profunda inestabilidad desde que las tropas estadounidenses se retiraron del país, en 2011, a mediados de junio Irak sucumbió ante una ofensiva relámpago de los jihadistas sunnitas del Estado Islámico de Irak y el Levante. En una vertiginosa arremetida, los milicianos se hicieron del control de Mosul y empezaron a avanzar hacia la capital, ante la desbandada del ejército iraquí y la perplejidad del gobierno chiita de Bagdad. La ofensiva ocurrió poco después de que los jihadistas se hubieran hecho de buena parte del nordeste de Siria, y, días más tarde, anunciaron la instauración de un califato islámico en los territorios que controlan en ambos países. Desde entonces, el mayor riesgo es que los enfrentamientos entre sunnitas y chiitas en Irak hagan metástasis hasta convertirse en una sola guerra en la región.

SUDÁN DEL SUR
El Estado más joven del mundo no nació con buena estrella. El país logró su independencia en 2011, como resultado de un proceso que comenzó con el acuerdo de paz de 2005, que puso fin a una de las guerras civiles más largas del siglo XX. El nuevo país no tardó en tener un conflicto fronterizo con su vecino del Norte, Sudán, que limitó su producción petrolera, su principal recurso. En diciembre pasado, un fallido golpe de Estado dividió al partido gobernante y provocó un conflicto armado con violencia étnica, que ya dejó 1000 muertos y un millón de desplazados. A raíz de ello, se perdieron cosechas y hoy, según la ONU, el país sufre la peor crisis alimentaria del mundo, que afecta a cuatro millones de personas, un tercio de su población.

SIRIA
En marzo de 2011, la "primavera árabe" finalmente floreció en Siria y muchos creyeron que la caída del presidente Bashar al-Assad sería cuestión de tiempo. Las protestas contra el régimen del joven "león de Damasco", sin embargo, fueron duramente reprimidas y pronto dieron pie a una cruenta guerra civil, que ya lleva más de tres años y dejó más de 170.000 muertos. A lo largo del conflicto, la oposición, respaldada tibiamente por Occidente, se fue despedazando en varios grupos, que abarcan desde rebeldes moderados hasta militantes islamistas extremos. Y Al-Assad, que cuenta con el apoyo de Rusia e Irán, y el respaldo de un poderoso y leal ejército, fue reelegido el 3 de junio en unas elecciones que Occidente y la oposición calificaron de "farsa". Actualmente, el gobierno controla el 40% del territorio del país, y al 60% de la población.

SOMALIA
Hubo un tiempo en que Somalia fue una nación. Pero pocos de sus ciudadanos lo recuerdan. Desde 1991, el país sobrevive sin un gobierno estable y es testigo de una guerra de todos contra todos para llenar el vacío de poder que dejó el derrocamiento del dictador Mohammed Siad Barre. En 2004, diferentes facciones llegaron a un acuerdo para conformar un gobierno de transición y unificar al país, y en 2012 se aprobó una nueva Constitución provisional. Pero, a pesar de los tímidos avances políticos de los últimos años, Somalia sigue inmersa en un conflicto armado. Actualmente, el grupo más poderoso es la milicia islamista Al-Shabbab, que en 2012 anunció su unión a Al-Qaeda. El grupo controla más territorio que el propio gobierno, que subsiste gracias al apoyo internacional, y busca instaurar un Estado islámico de tipo wahabi en el país..

Un verano muy preocupante

Enviado por José Luis Calvo.Análisis GESI
Pese al clásico cliché de periodo escaso en noticias, raro es el verano que no trae consigo la aparición o agudización de alguna crisis bélica importante. 
 
En 2014 este fenómeno ha sido especialmente intenso no solo por los numerosos conflictos armados en curso, sino por sus graves consecuencias regionales y globales. Para los estados europeos la situación resulta aún más preocupante porque la mayoría de las crisis han tenido lugar en su periferia, han afectado directamente sus intereses y están poniendo progresivamente en riesgo su propia seguridad.

Vamos a referirnos a los cuatro conflictos de mayor relevancia que han acaparado los titulares en los meses estivales: la crisis en Ucrania, la espectacular ofensiva del Estado Islámico en Irak y Siria, el nuevo episodio de enfrentamiento entre Hamas e Israel en Gaza y el caos que progresivamente se apodera de Libia.

La situación en Ucrania
En Ucrania la crisis ha alcanzado ya el nivel de guerra civil. Durante meses las milicias separatistas fueron alimentadas por Moscú lo necesario para prolongar el conflicto pero no tanto como para hacer demasiado evidente la intervención rusa. El derribo el 17 de julio del vuelo MH 17 fue, aparte de una tragedia, un golpe muy negativo para los intereses de los separatistas y de la Federación Rusa. Efecto negativo que se amplió cuando, tras meses de vacilaciones y ante la evidencia de que el conflicto estaba fuera de control, tanto Estados Unidos como la UE decidieron a finales de julio aplicar sanciones económicas realmente dolorosas.

Pero el terrible incidente, que algunos interpretaron como el fin de la insurgencia separatista ucraniana, no ha tenido de momento demasiadas consecuencias. Las responsabilidades del derribo del avión malasio se han diluido en una maraña de acusaciones mutuas y dificultades para acceder a los restos del aparato y llevar a cabo una investigación seria. Todos los líderes separatistas relacionados con el suceso han sido ya discretamente relevados de su cargo.

Al mismo tiempo Moscú decidió jugar la carta humanitaria. Los rebeldes se replegaron hacia zonas densamente urbanizadas donde resultaba difícil para Kiev evitar bajas civiles. La neutralización de la fuerza aérea ucraniana por la eficaz defensa aérea de los separatistas obligó a utilizar masivamente la artillería convencional. Sin proyectiles guiados ni sistemas de observación y dirección de tiro avanzados el resultado fue un dramático aumento de civiles muertos y heridos.
Rusia mostró su indignación ante diversos organismos internacionales y organizó un gran convoy humanitario que sirvió para concentrar la atención internacional y desviarla del evidente refuerzo en equipo y personal que se estaba produciendo en las filas rebeldes, justo cuando la ofensiva ucraniana comenzaba a perder fuelle ante un severo desgaste (unas 3500 bajas entre muertos heridos a mediados de agosto). 
 
La entrada y rápida salida del convoy de Ucrania, sin el permiso de las autoridades de Kiev, marcó el inicio de una contraofensiva de las milicias separatistas, con un apoyo cada vez más evidente de fuerzas regulares rusas. En el momento de escribir estas líneas la ofensiva ha dado un vuelco a la situación sobre el terreno. Los separatistas han llegado ya hasta el Mar de Azov y embolsado a miles de combatientes ucranianos al Sur de Donetsk. La desastrosa situación sobre el terreno, y las dificultades económicas para sostener la campaña ha obligado al presidente ucraniano Poroshenko a aceptar un alto el fuego, cuyos términos han sido en su mayoría dictados desde Moscú.

La reacción rusa a las sanciones no ha sido menos animosa. El veto a las importaciones de productos agrícolas ha tocado uno de los puntos sensibles de la economía de la UE, y las autoridades rusas han tenido tiempo, en los meses previos de inactividad europea, para tomar medidas que mitiguen el impacto de las sanciones de Bruselas. Pero la gran baza de Putin es, como para todo estratega ruso que se precie, la llegada del invierno. Descartada ya la neutralización de las áreas rebeldes para el otoño, Ucrania se asoma a la perspectiva de una ruina helada. Y Europa al difícil desafío de sustituir el gas ruso en un contexto de recuperación económica todavía muy dudosa. 
 
La pregunta principal es ¿Qué pretende Vladimir Putin? Probablemente lo que se adivinó desde un principio: desestabilizar el gobierno ucraniano hasta que Kiev acepte negociar en condiciones favorables para Moscú. Eso significaría una muy amplia autonomía de las regiones del Este, que mantendrían una constante amenaza de escisión ante cualquier gesto de Kiev que disguste a Moscú.

La alternativa, si la opción negociadora falla, sería provocar la partición de Ucrania. Pero es poco probable que los estrategas rusos se conformen entonces con una Nueva Rusia integrada por Donetsk y Luhansk. No es descabellado pensar que Jarkov, Odessa y toda la costa del Mar de Azov estén en el punto de mira de las ambiciones rusas. Los restos de una Ucrania rota y arruinada se dejarían entonces a la atención de la Unión Europea, y como un trágico regalo de advertencia para la OTAN.

La siguiente pregunta sería; ¿Y qué piensan hacer los estados europeos al respecto? La respuesta es todavía una incógnita. Cabe albergar serias dudas sobre endurecimiento de las declaraciones de los líderes de la OTAN durante la cumbre de esta semana, sobre todo si se tiene en cuenta que se han producido coincidiendo con un alto el fuego totalmente favorable a los intereses rusos. El anuncio de nuevas y vacilantes sanciones no ha evitado que el índice MICEX de Moscú haya subido más de 6% esta semana y esté ya en zona de ganancias anuales. El caso es que la guerra ha llamado a las puertas de Europa y sus dirigentes se miran unos a otros, y todos a Estados Unidos, para ver si alguien responde a la llamada.
 
Irak/Siria
La potente ofensiva de los yihadistas del Estado Islámico (EI) en Irak y Siria ha sido quizás el acontecimiento bélico más inesperado del verano. Es cierto que, desde principios de año, el EI había conseguido hacerse con el control de varias ciudades en Irak (Faluya y parte de Ramadi entre ellas) gracias al apoyo de las tribus sunníes locales. En Siria había logrado también imponerse a otros grupos rebeldes y consolidar su dominio en la parte nororiental del país. Pero la explosión de acontecimientos que han tenido lugar desde junio ha supuesto una sorpresa especialmente preocupante.

Primero se produjo el hundimiento del ejército iraquí en Mosul y el rápido avance de los yihadistas hacia Bagdad, que a duras penas fue contenido al norte de la capital. Después, la conquista de prácticamente todo el Oeste iraquí lo que permitió al EI declarar la fundación de un califato islámico en una vasta región entre Siria e Irak. Más tarde una potente ofensiva en Siria causaba el mayor número de bajas entre las fuerzas gubernamentales de Al Assad desde hace más de un año. Los yihadistas barrían a las fuerzas del régimen de la provincia de Raqqah, haciéndose con bases militares y campos de gas y petróleo. Finalmente, los combatientes kurdos, en los que se habían puesto grandes esperanzas para detener al EI, se veían obligados a retroceder hacia su capital Erbil, forzando a Estados Unidos a lanzar ataques aéreos para detener el avance yihadista.
Resulta sorprendente que el EI sea capaz de lanzar operaciones en varios frentes a la vez con semejante energía. Ciertamente nunca hay que subestimar el poder de una horda de fanáticos, pero desgraciadamente el EI parece ser algo más que eso. La alianza con las tribus sunníes de Irak ha sido un elemento decisivo, especialmente para hacerse con el control de las provincias del Oeste y el Norte del país. Pero por sí solo tampoco explica el auge del grupo yihadista, ni su capacidad para humillar a la vez a las fuerzas armadas sirias, iraquíes y kurdas, aparte de a otros grupos islamistas de la oposición siria.

La gestión financiera y logística aparece como uno de los elementos que explicarían ese auge. La organización se ha mostrado muy eficaz para explotar recursos locales en las áreas conquistadas en Siria y se dice que incluso ha vendido petróleo al régimen de Al Assad, en una de esas paradojas tan difíciles de comprender para un occidental en los conflictos de Oriente Medio. Los éxitos en Siria e Irak, la fundación de un califato y una estrategia de comunicación pública sorprendentemente moderna y bien dirigida han convertido al EI en el beneficiario principal de las redes globales de reclutamiento y financiación que alimentan el yihadismo. Y por último las sospechas de un apoyo directo o indirecto por parte de algunas monarquías del Golfo resultan difíciles de descartar. No sería la primera vez que se intenta utilizar a los yihadistas como instrumento para conseguir objetivos estratégicos en la región, aunque siempre con resultados desastrosos.

La crisis ha creado extraños aliados. Irán y Estados Unidos coinciden ahora en que hay que frenar al EI como sea. Y para ello no han dudado en colaborar para apartar de su cargo al primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, a quien se hace responsable de que las tribus sunníes se hayan unido al EI en respuesta a su política descaradamente sectaria en beneficio de la mayoría chií. Por su parte, Al Assad se ha convertido repentinamente en puntal geopolítico de Occidente en la región, ya que el hundimiento de su régimen terminaría por convertir al EI en dueño de gran parte del Creciente Fértil. Un reticente Obama se ha visto obligado a intervenir de nuevo en Irak, con el Pentágono aconsejando extender la intervención también al territorio sirio. Los ataques aéreos norteamericanos parece que han conseguido estabilizar la situación en el Norte de Irak, y han dado un respiro a los combatientes kurdos e iraquíes para reorganizarse y contratacar.
Durante el verano los militantes del EI se han encargado de mantener las redacciones de los principales medios de comunicación bien abastecidas de imágenes brutales y casi apocalípticas. Cristianos, yazidíes, chiíes o simples sunníes moderados huyen desesperadamente de matanzas masivas, que además son aireadas con orgullo. Paradójicamente, en esta brutalidad sin límites se encuentra la vulnerabilidad tradicional del yihadismo, y las razones de su fracaso en múltiples lugares del mundo. Fue en parte esta brutalidad la que ya provocó que las tribus sunníes iraquíes se convirtiesen en aliados de Estados Unidos a partir de 2005, y probablemente hará que abandonen de nuevo a los yihadistas si se abren perspectivas razonables para sus aspiraciones políticas.

El nuevo gobierno iraquí, la intervención de Estados Unidos y la aparente unidad internacional tanto en la condena a los yihadistas como en la disponibilidad a contribuir en la lucha contra ellos quizás conjuren la amenaza a medio plazo. Pero como ya ha advertido Obama no será rápido ni se logrará sin sufrimiento.

El conflicto en Gaza
En Gaza se ha vuelto a producir una de las sangrientas y periódicas explosiones de esa olla a presión en la que se ha convertido la Franja. El terrible asesinato aún no aclarado de tres adolescentes israelíes, seguido por la muerte no menos terrible de un joven palestino a manos de radicales judíos fue la espoleta que volvió a desencadenar la tragedia. Como trasfondo la insostenible situación de un área superpoblada, con un acceso muy limitado a cualquier tipo de recurso, gobernada por extremistas en su interior y con un gobierno israelí también especialmente propenso al extremismo en el exterior.

El golpe de estado que sacó del poder a los Hermanos Musulmanes en Egipto creó una situación preocupante para Hamas, por lo que una apertura de hostilidades como medio para recuperar protagonismo y obligar a Israel a negociar era previsible. Y Hamas se ha preparado concienzudamente para ello en los últimos años.

La crisis se inició con el habitual lanzamiento de cohetes por parte de las milicias palestinas. Cohetes más potentes, de mayor alcance y en mayor número que en ocasiones anteriores. El sistema antiproyectiles israelí Iron Dome funcionó muy bien, mejor de lo esperado, aunque se trata de una herramienta extremadamente cara. Cada misil interceptor cuesta 50.000 dólares, y aunque el sistema solo ataca aquellos proyectiles que calcula pueden caer en áreas pobladas, hacer frente a un ataque masivo supone un gasto considerable.
La respuesta israelí se dirigió como es habitual sobre los lugares de lanzamiento y sobre los cuadros de mando de Hamas. Pero en esta ocasión los efectos fueron reducidos y, pese al sistema de avisos previos antes de cada ataque para evitar bajas civiles, éstas se produjeron en cantidad desproporcionada. Pero lo peor llegó cuando, ante la evidencia del limitado efecto de los bombardeos iniciales, Israel se lanzó a una ofensiva terrestre para destruir la infraestructura de Hamas sobre el terreno.

Desde el primer momento, los soldados israelíes se encontraron con una compleja red subterránea por la que los combatientes de Hamas se movían con relativa seguridad. La súbita aparición de grupos armados en la retaguardia israelí, e incluso en el propio suelo de Israel, provocó una gran alarma y endureció los combates hasta límites especialmente dramáticos. La necesidad de evitar que algunas unidades quedaran cercadas o arrolladas por los combatientes palestinos llevó a los mandos israelíes a lanzar ataques aéreos y de artillería devastadores, como el sufrido por el barrio de Shejaiya, en los que el número de bajas civiles se disparó.
De destruir las lanzaderas de cohetes y la infraestructura para utilizarlas se pasó a considerar la destrucción de túneles como la prioridad principal de la operación. Eso llevó a las unidades israelíes a una dura lucha urbana en la que sufrieron 66 muertos y varios centenares de heridos. Como es habitual, el endurecimiento de la lucha y el aumento de los muertos civiles provocaron una ola de protestas internacionales contra la actuación israelí que, tras el también habitual tira y afloja de negociaciones y treguas no respetadas, ha llevado finalmente a una situación de posible solución negociada.

Israel ha demostrado de nuevo su determinación para afrontar cualquier amenaza contra su seguridad sin retroceder ante presiones internacionales. Y de paso también ha demostrado que cada día tiene menos que temer de los cohetes de Hamas. Pero el movimiento islamista ha demostrado a su vez que es ahora menos vulnerable a los ataques de Israel, y que si las fuerzas del Tsahal osan pisar el suelo de Gaza tendrán que pagar un alto precio. La formación de un gobierno palestino unificado, que incluye al movimiento islámico, y su relativa eficacia en la lucha contra Israel han reforzado además su peso político.
Más de dos mil personas muertas ha sido el precio para que unos y otros hayan tenido la oportunidad de demostrar sus respectivas fortalezas. Al mismo tiempo, Egipto ha demostrado también que sigue siendo un mediador esencial en el conflicto, pese a los intentos de Turquía y Qatar por usurparle el puesto. Paradójicamente, la evidencia del estancamiento militar está llevando a una esperanzadora ronda de negociaciones sobre el futuro de la Franja. A cambio de garantías sobre la seguridad de Israel, el gobierno de Tel Aviv estaría dispuesto a considerar cuestiones como la flexibilización del bloqueo, la reapertura del aeropuerto o la construcción de un puerto marítimo. Solo cabe desear que las esperanzas de paz en la zona no se vean de nuevo defraudadas por la acción de los extremistas de ambos bandos.

El avispero de Libia
La situación en Libia es quizás la más esperable de las crisis que han sacudido este verano de 2014. En realidad, tras el derrocamiento del dictador Gadafi el país africano nunca llegó a estabilizarse del todo. Pero en los últimos meses la situación ha degenerado rápidamente hacia lo que se puede ya calificar de conflicto armado abierto.

Penetrar en la inextricable maraña de la situación interior libia puede ser agotador. Baste decir que la región de Cirenaica, con Bengasi como centro urbano principal, intenta acabar con su tradicional subordinación a Trípoli y la Tripolitania. Las milicias islamistas de Misrata, las más potentes del país gracias al apoyo de Qatar, disputan el control de la capital a las milicias de Zintán, de origen beduino y orientación más laica. Un antiguo general sublevado hace décadas contra Gadafi, al Haftar, se ha convertido en cabeza de un movimiento para neutralizar las milicias armadas en el país, especialmente los grupos islamistas más radicales, con el apoyo de Emiratos, Arabia Saudí y probablemente Estados Unidos. En el Sur existen todavía milicias gadafistas, aunque lo más habitual es que las tribus locales combatan entre sí por el control de las rutas saharianas por las que se mueven todo tipo de tráficos ilegales. Y las milicias islamistas de Bengasi, integradas en el yihadismo global, han anunciado ya un emirato islámico en el Este del país, presumiblemente subordinado al califato del Estado Islámico. Entre todo este caos el parlamento libio intenta reunirse donde los combates se lo permiten, y elegir a primeros ministros que apenas permanecen unas semanas en el cargo.
El conflicto ha contribuido a que se dispare la emigración ilegal en el Mediterráneo Central, obligando a Italia a poner en marcha la operación Mare Nostrum, que ha rescatado ya a unos 100.000 inmigrantes que afrontan el tránsito de Libia a Italia en condiciones inhumanas. Se cree que el número de los que han muerto intentado alcanzar las costas italianas llega ya a los 2.000 en lo que llevamos de año. La crisis ha abierto de nuevo el debate de la inmigración en la Unión Europea con profundos desacuerdos entre los países del Sur que exigen una acción más contundente, y los del Centro y Norte, que alegan que la inmigración procedente del Este es aún de mayor magnitud.

En las últimas semanas se ha producido además un suceso aparentemente menor, pero que sirve como indicativo de la situación de desorden internacional. Algunas milicias islamistas que combatían por el control del aeropuerto de Trípoli sufrieron ataques aéreos nocturnos con armas guiadas. Como la realización de este tipo de ataques está fuera de las capacidades de la muy modesta fuerza aérea libia, surgió la duda sobre quién había sido el autor. Pronto se supo que se trataba de aviones de Emiratos Árabes Unidos que habían utilizado bases egipcias. Pero lo más preocupante es que aparentemente Estados Unidos no había sido informado del ataque, lo que significa que, ante la inacción de Washington, las potencias regionales comienzan a tomar iniciativas por su cuenta y riesgo.

La crisis del liderazgo norteamericano
Y es que gran parte de la intensa conflictividad global que se ha producido este año, y especialmente este verano, se debe a la aparente pasividad norteamericana. Dicha pasividad es relativa, pues Washington sigue interviniendo de una forma u otra en casi todas las crisis que sacuden el mundo (esta última semana el ataque de un dron acababa con la vida del líder de los yihadistas somalíes de Al Shabab). Pero esas intervenciones no tienen la contundencia que se necesitaría para que se convirtiesen en decisivas.

Se echa la culpa de la situación al Presidente Obama, y probablemente la tiene en parte. Pero no hay que olvidar que llegó a la Casa Blanca en una situación de crisis económica aguda y descrédito militar notable. Un periodo de repliegue, ajuste y reflexión era esperable y comprensible. Más comprensible si cabe si se tiene cuenta la ausencia de aliados fiables. Europa se muestra cada vez más incapaz de atender a su propia seguridad. Los aliados tradicionales en Oriente Medio, desde Turquía hasta Egipto pasando por las monarquías del Golfo, se están desequilibrando progresivamente debido a los conflictos en la zona, y emprenden acciones cada vez más peligrosas por iniciativa propia. Y Japón está demasiado obsesionado con China, y solo está iniciando una tímida liberación de sus restricciones constitucionales para el uso de la fuerza en el exterior.

Ante este panorama, el presidente de Estados Unidos optó por desengancharse primero de los conflictos en Irak y Afganistán, y por no abrir nuevos frentes después. La labor de gendarme internacional ha estado presidida por la moderación, las intervenciones limitadas, el máximo aprovechamiento de la inteligencia disponible y el uso de medios sutiles como los drones.

El problema para Obama es que se ha encontrado con la mayor crisis económica global desde hace quizás 80 años, que ha provocado de manera directa o indirecta un dramático incremento de la conflictividad. Y las medidas que podrían haber sido suficientes para garantizar una estabilidad aceptable en una situación normal, son ahora claramente insuficientes. Pero, sin apoyos internacionales fiables, y con escasos apoyos internos, el presidente no tiene demasiada libertad de acción para tomar decisiones espectaculares. Probablemente habrá que esperar a una nueva administración presidencial en Washington para que comience a apreciarse una reacción de cierto vigor. No obstante, hay que reconocer que la crítica desde Europa a Estados Unidos por su pasividad es algo que se aproxima bastante a la desfachatez.

José Luis Calvo Albero es Coronel del Ejército de Tierra e investigador principal del Grupo de Estudios en Seguridad Internacional (GESI).

Editado por: Grupo de Estudios en Seguridad Internacional (GESI). Universidad de Granada. Lugar de edición: Granada (España). ISSN: 2340-8421.

Más presupuesto para un Estado policíaco

Editorial I del diario La Nación
El desorbitado presupuesto para Inteligencia del Ejército evidencia la falta de control republicano en el uso de fondos públicos para actividades prohibidas

La Argentina es un país que, afortunadamente, no se encuentra en situación de guerra ni padece la amenaza de ningún grave conflicto con otra nación. Por eso, llama poderosamente la atención el tan injustificado como exorbitante aumento presupuestario, de un 156 por ciento, con el que el Gobierno beneficia desde 2010 a la Dirección General de Inteligencia del Ejército (DIE). Al igual que los servicios similares de la Fuerza Aérea y de la Marina, la DIE tiene expresamente prohibido realizar labores de espionaje interior, según lo establece la ley nacional de inteligencia.

¿A qué obedece, entonces, este a todas luces desmesurado incremento presupuestario, cuando en el mismo lapso a la Secretaría de Inteligencia (SI), ex SIDE, se le otorgó un aumento del 34 por ciento? A diferencia de la prohibición que fija para los servicios de espionaje de las Fuerzas Armadas, aquella ley ordena a la SI realizar investigaciones como auxiliar de la Justicia para afrontar serias amenazas a la seguridad de la ciudadanía, como las que representan el narcotráfico (en constante crecimiento); el terrorismo internacional; el lavado de dinero y otras variantes del crimen organizado.

En 2010, año en que el presupuesto de Inteligencia del Ejército comenzó su sorprendente crecimiento, el actual jefe de esa fuerza, general César Milani, era subjefe de la fuerza y ejercía simultáneamente la Dirección de Inteligencia de Ejército, cargo que siguió ejerciendo también durante los primeros meses como jefe del Estado Mayor del Ejército, especialidad en la cual realizó su carrera castrense. Aquel año, el presupuesto para dicha área fue de 168,2 millones de pesos, y en el corriente año es de 431 millones, mientras que el de la SI pasó de 514,7 millones en 2010 a 689,3 millones en la actualidad, con un crecimiento del 33,93 por ciento.

Las sumas de la DIE resultan aún más llamativas si se las contrapone con las de las áreas de inteligencia de las fuerzas policiales que dependen del Ministerio de Seguridad, pues en el corriente año a la inteligencia de la Policía Federal se le asignaron 203,8 millones de pesos; a la de Gendarmería 244,7 millones; a la de Prefectura Naval 76,4 millones, y a la de Policía de Seguridad Aeroportuaria 45,3 millones. Como informó la nacion a partir de datos del Centro de Investigaciones y Estudios Estratégicos, a la Dirección de Inteligencia Criminal de ese ministerio se le asignaron solamente 41 millones de pesos. Diez veces menos que a la DIE.

Además, las partidas de la DIE respecto de las del Ejército tienen la particularidad de que la imputación de los gastos puede modificarse arbitrariamente sin caer en el delito de malversación. De allí que se pueda aumentar, por ejemplo, el presupuesto para gastos de personal para luego ejecutar las partidas con un fin distinto, aprovechando que la registración administrativa de la actividad de empleados encubiertos es incomprobable, derivando así los fondos sin ningún tipo de control y rendición de cuentas.

¿Por qué los organismos de Inteligencia de las fuerzas policiales y de seguridad que combaten el delito cuentan con un presupuesto sensiblemente menor al de la DIE, que se encuentra impedida por la ley de efectuar inteligencia interna?

El diputado Julio Martínez (UCR La Rioja), quien cuestionó esta grave anomalía presupuestaria, sostuvo: "Usan la inteligencia militar para hacer inteligencia interna a todos los opositores y también a los oficialistas para saber cuándo los pueden traicionar". El legislador agregó que, en su calidad de integrante de la Comisión de Defensa de Diputados, pidió informes sobre el empleo de los cuantiosos fondos de la DIE. No recibió respuesta. En este contexto, no debería llamar la atención que, en los últimos años, las compras de equipamiento tengan un capítulo significativo en el rubro denominado "material de guerra electrónica". Este tipo de equipos está destinado a penetrar, escuchar o interferir las comunicaciones del eventual enemigo, ampliando notoriamente su capacidad de monitorear a quienes no compartan el ideario oficialista.

El kirchnerismo ha desnaturalizado las funciones de la inteligencia estatal para aprovecharse de ellas con fines político-partidarios, como hizo en un comienzo con la SIDE, hasta que errores en los pronósticos electorales de esa secretaría hicieron que la Presidenta privilegiara a la DIE del general Milani. Recordemos que Milani dejó formalmente el manejo directo de la inteligencia del Ejército recién meses después de asumir el cargo, pero que modificó la estructura orgánica institucional para que el jefe nominal del área pasara a depender de él en forma inmediata.

Dos grandes deudas arrastran nuestros principales servicios de Inteligencia: su falta de eficacia en lo que hace a su labor específica y su puesta al servicio de las necesidades político-partidarias de algunos gobiernos después de recuperada la democracia, aunque en ninguna administración esta gravísima anomalía se había acentuado tanto como en la actual. A la primera deuda debemos la imposibilidad de haber evitado los atentados contra la embajada de Israel, en 1992, y contra la AMIA, en 1994, y la impotencia para contribuir con elementos de peso y valor judicial al esclarecimiento de ambos ataques.

La falta de un efectivo control sobre los servicios de espionaje es también en parte consecuencia del fracaso de la Comisión Bicameral Permanente de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia, integrada por siete senadores y otros tantos diputados. Se creó en 2001 como único órgano para el control y supervisión de esos servicios, pero desde 2009 no se ?reúne. En vez de cumplir con la función que estipula la ley, se mimetizó con el mundo del espionaje y, en lugar de controlar a los servicios, corre el peligro de incurrir en sus mismos vicios, pues se ha negado a informar qué hace y en qué emplea su millonario presupuesto.

La historia muestra en todo el mundo que cuando los gobiernos u organismos del Estado carecen de suficiente control, tienden a abusar de su capacidad más allá de los límites legales.

Como hemos dicho en esta columna, no puede haber sectores del Estado, menos aún del área de Inteligencia, que se encuentren más allá de la ley, de los controles y de la rendición de cuentas, porque se convierten en enormes agujeros negros que muchas veces son aprovechados para realizar tareas sucias y contrarias a un régimen democrático. Esta peligrosísima descripción, propia de un Estado policíaco, se aplica a cada vez más dependencias del Estado.

Asistimos a otro gravísimo y lamentable ejemplo de debilitamiento institucional: al servicio de la facción gobernante, los organismos sin control se convierten en otra temible amenaza para los derechos y las libertades ciudadanas..

Humm, por lo que observo, nuestras FF.AA. estan en estado de indefección...No entiendo esta nota.

La recesión hizo caer las compras de energía en el exterior

Por Pablo Fernandez Blanco | LA NACION
El menor consumo provocó una baja entre mayo y julio, por primera vez en 5 años; ahorro de US$ 328 millones

Aunque desplegó múltiples medidas de alto costo político para contener la crisis cambiaria, como las restricciones a la compra de dólares y las barreras para importar, el Gobierno comenzó a ahorrar divisas de la manera tal vez menos conveniente.

Debido a la recesión, por primera vez en cinco años comenzaron a caer las importaciones de energía, algo que la Casa Rosada había buscado, hasta ahora sin éxito, mediante maniobras como la presión sobre las petroleras locales para que aumenten la producción, la suba de tarifas a los usuarios de gas (con vistas a que ahorren) y hasta con la estatización de YPF.

Según datos de la Secretaría de Energía, un organismo cuyas estadísticas tienen más credibilidad que las del Indec, en julio se cumplió el tercer mes consecutivo de reducción de compras de energía en el exterior. Por ese camino se gastaron ese mes US$ 828,48 millones. El número, enorme de todas maneras, es 9,6% menor en comparación con julio de 2013. Entre mayo y julio el Gobierno gastó 328,2 millones de dólares menos que el año pasado en esos mismos meses.

Es un dato significativo, ya que Cristina Kirchner dispuso en su momento la aplicación del cepo cambiario para poder hacer frente a la salida de divisas que implican las importaciones de petróleo, gas, naftas y gasoil.

Esos valores incluyen las importaciones de naftas y gasoil por parte de las mayores petroleras del mercado, como YPF, Axion (ex Esso), Shell y Petrobras; las compras del gas que llega por barco desde ultramar a los puertos de Escobar y Bahía Blanca y el de Bolivia (la operación está a cargo de YPF, que lo hace por cuenta y orden de Enarsa), y otros derivados del crudo, como algunos lubricantes.

En junio, en tanto, las compras al exterior habían alcanzado los 885,40 millones de dólares, un 8,83% por debajo del sexto mes del año pasado, mientras que en mayo sufrieron un desplome del 16% (se hicieron compras por US$ 767,24 millones).

Por ejemplo, en abril, el último mes del año que registró un aumento de las importaciones, se trajeron combustibles por US$ 1084 millones, un 44% más que en el mismo período de 2013.
Los números del Indec, que incluyen, además, las importaciones de gasoil y fueloil que realiza Cammesa, la compañía administradora del mercado eléctrico, para abastecer a las usinas ante la falta de gas por la caída de la producción local, también muestran un traspié: en junio fueron 2% menores, y en julio estuvieron 6% por debajo del mismo período del año anterior.

Toda una novedad para la administración kirchnerista, que frente a la caída en la producción local de hidrocarburos y el incremento de la demanda, tanto de petróleo y gas como de derivados, siempre acudió a los mercados externos para abastecerla. Y va camino de convertirse en un aliado inesperado contra la crisis cambiaria. Si bien el promedio de las importaciones en lo que va del año está por encima de 2013, en los últimos tres meses el ahorro en divisas fue de US$ 328,2 millones. La mala noticia para las cuentas públicas es que también cayeron en los últimos meses, y en mayor medida, las exportaciones de energía, por lo que la balanza comercial del sector sigue siendo ampliamente deficitaria.

UN CAMINO INAPROPIADO

El país redujo las importaciones de energía al menos por dos motivos. El primero, muy visible, es la caída de la demanda. Por ejemplo, se venden menos naftas, en especial premium, y también comenzó a bajar el consumo de gasoil. Eso disminuyó la cantidad de compras al exterior, según consta en los números oficiales. Pero los especialistas detallan otro motivo que aún no permite consolidar la tendencia: los precios del mercado internacional cayeron. Por eso prefieren ser cuidadosos. "Está bajando la actividad económica, el consumo de nafta y también el de gasoil", explicó el ex secretario de Energía Jorge Lapeña.

Para Daniel Montamat, que también ocupó la cartera de Energía y presidió YPF, "si en los últimos meses ha habido una baja en las importaciones con respecto a los mismos meses del año anterior es porque está entrando a pegar de lleno la recesión en la demanda de energía. Desde mayo viene cayendo el consumo de nafta y gasoil en el parque vehicular y en el transporte. Esto incide en los volúmenes de importación de derivados. Las que se mantienen en volumen son las importaciones de gas, pero allí hay un efecto de reducción de algunos precios (GNL) respecto de los valores que se pagaron el año pasado".

De todas maneras, aclaró que en el acumulado del primer semestre las importaciones fueron de "4875 millones de dólares, un 14% más que en 2013".

El ex secretario de Energía Emilio Apud introdujo otra cuota de precaución a los números de importaciones.
"En el verano de este año, asustado por los cortes de luz de diciembre y principios de enero, el Gobierno apuró importaciones y generó un exceso de stock de combustibles líquidos que colmaron la capacidad de almacenaje disponible. Eso forzó, incluso, a exportar algunos volúmenes", explicó el ex funcionario.

Según su criterio, los números oficiales están marcando un "mal manejo de las importaciones de combustibles, no sólo en precios, sino en cantidades y oportunidad, algo que en una situación de institucionalidad normal ameritaría una auditoría".
9,6%

Fue la caída de las importaciones de energía en julio. Ese mes se gastaron US$ 828,5 millones; también habían bajado en mayo y en junio..

Del editor: qué significa. El Gobierno consiguió, por la vía menos conveniente, ahorrar divisas en el rubro más difícil de controlar, por su impacto en la actividad.

Qué mejor país sería si a este ahorro, lo acompañará la carcel para los corruptos y la confiscación de sus bienes...

Preocupa el eventual uso militar de un área espacial de China en el Sur



Por Martín Dinatale | LA NACION
El Senado trata en estos días la aprobación de un polémico acuerdo entre la Argentina y China para la instalación de una estación espacial de exploración lunar en el paraje Bajada del Agrio, en Neuquén, a 1380 kilómetros de Buenos Aires. Pero mientras el Congreso debate el tema, excavadoras y cientos de obreros trabajan rápidamente en la construcción de esa planta que forma parte de uno de los más acariciados sueños de Pekín en territorio argentino.
 
La decisión de Cristina Kirchner y su par chino, Xi Jinping, de avanzar con la estación espacial por encima de cualquier aval parlamentario no es el único dato llamativo del proyecto. Los "anexos reservados" que contienen la letra chica para el desarrollo final de la estación espacial que se firmaron con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) están bajo siete llaves y empiezan a despertar sospechas. En medio de ese hermetismo, sólo se dio a conocer una parte del texto del acuerdo marco para su aprobación en el Congreso.

 Los obreros avanzan en el paraje neuquino Bajada del Agrio en la construcción de una estación espacial china. Foto: LA NACION  

Legisladores de la oposición y, en reserva, oficiales de las Fuerzas Armadas se mostraron preocupados por una cuestión sensible: la posibilidad de que la estación espacial china, instalada en un predio de 200 hectáreas, en el futuro inmediato sea usada por Pekín con fines militares.

Hay más dudas que encierra el acuerdo que aprobó la mayoría kirchnerista en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado y que se tratará en el recinto pasado mañana. Según los ocho artículos del acuerdo marco, se prevé una exención impositiva total para los chinos por los 50 años que durará la concesión de tierras; la Argentina "no interrumpirá las actividades normales" que se realicen en la estación espacial; los empleados de China que trabajen en Neuquén se regirán bajo la legislación de Pekín y el gobierno chino "mantendrá indemne a la Argentina de toda obligación que surgiere de reclamos de cualquier naturaleza".

Los obreros que trabajan en Neuquén bajo el auspicio del gobernador Jorge Sapag esperan terminar la estación e instalar la antena espacial en febrero de 2015. Así lo dijo el secretario de Gestión Pública de Neuquén, Rodolfo Laffitte.

Si las obras están tan avanzadas, ¿para qué se necesitará de un aval del Congreso para ratificar el acuerdo de Cristina Kirchner y Xi Jinping? En el Gobierno respondieron a LA NACION que las obras en marcha forman parte de la autarquía que tiene Neuquén para firmar acuerdos con otros países y que el trabajo actual sólo forma parte de la "construcción civil" de la planta. El equipamiento espacial llegará luego, con los empleados chinos.
 El secretario de Gestión Pública de Neuquén, Rodolfo Laffitte, explicó los alcances de la obra en marcha. Foto: LA NACION  

La Comisión Nacional de Actividad Espacial (Conae) y la Agencia Nacional China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites (CLTC) trabajarán en conjunto en Neuquén una vez que se instale la estación espacial. Pero, según establece el acuerdo, la Argentina sólo podrá utilizar 10% de tiempo del trabajo de la estación, es decir, "2 horas 40 minutos por día para actividades científicas y tecnológicas". Laffitte aclaró que el momento de empleo de este tiempo dependerá del uso de la estación y los vuelos que tenga China al espacio profundo.

Tanto la letra chica del acuerdo de la Conae con CLTC como el pacto del gobierno de Neuquén con China figuran en anexos reservados que no se hicieron públicos en el Senado.

Fuentes calificadas de las Fuerzas Armadas dijeron a LA NACION que hay mucha preocupación por el eventual uso militar de la estación china en territorio argentino y no descartan que desde las antenas que se instalarán en Neuquén puedan realizarse tareas de seguimiento de misiles. En el Ministerio de Defensa explicaron que nunca fueron consultados por este proyecto con China.

La Conae descartó tajantemente la posibilidad de un uso militar de la estación espacial. El secretario general de la Conae, Félix Menicocci, se presentó el miércoles pasado en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado para explicar los alcances del acuerdo firmado entre los dos países. Allí negó que vaya a estar implicado personal militar chino en el proyecto. Algo similar dijeron a LA NACION fuentes de la embajada de China en Buenos Aires.

Para el especialista en temas internacionales Felipe de la Balze, "la estación satelital en Neuquén, en particular la mencionada red de telemetría, seguimiento y control, es una tecnología de uso dual civil y militar. Tiene además de sus usos civiles, usos militares de enorme relevancia y que podrían implicar a nuestro país en un futuro conflicto militar entre los Estados Unidos y China".

LA OPOSICIÓN

El senador Fernando "Pino" Solanas (UNEN), que integra la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, al igual que los radicales Juan Carlos Marino y Ángel Rozas y el socialista Rubén Giustiniani mostraron duros reparos al acuerdo que se dispone a aprobar el kirchnerismo en el recinto esta semana.

"El acuerdo no especifica si el personal que empleará China será militar o no. Pero en caso de ser militares, el ingreso al país debe estar sujeto al régimen especial de la ley 25.880 de ingreso de tropas", dijo Solanas.

El legislador de UNEN evaluó que la tecnología utilizada es "sensible y de uso dual, civil/militar, ya que China tiene integrados estos programas y se utiliza también para el tracking [seguimiento] de la actividad aeroespacial y misilística". Además, Solanas dijo que están comprobados los lazos de CLTC con los organismos militares chinos, con el Centro Nacional de Control y Seguimiento Misilístico del Espacio y, lo más destacado, el CLTC depende específicamente del Departamento General de Armamento y de la Comisión Central Militar del Ejército Popular de Liberación de China. También, se supo que el director de la CLTC sería a la vez jefe militar del Departamento de Armamento General del Ejército chino.

A su vez, el senador Marino dijo que el proyecto que se construye en Neuquén será "una verdadera cesión de soberanía de territorio argentino a China". El lugar sería custodiado en el futuro por la Gendarmería y no podrá ingresar cualquiera.

En el caso de que haya personal militar chino en la estación de Bajada del Agrio y haya un proyecto militar detrás, las objeciones por las exenciones impositivas por 50 años, la legislación laboral con la que se trabajará allí y la participación de la Conae en el proyecto apenas pasarán a ser una pequeña anécdota..
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