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miércoles, 25 de julio de 2018

Modernizar la defensa nacional requiere iniciativa, creatividad y más de cinco mandatos presidenciales

Por Martín Balza - Clarin.com
¿Cuáles son, ante el mundo, los espacios geopolíticos "apetecibles" de la Argentina? Falta instrumentar un sistema de defensa con objetivos concretos, y un plan de reequipamiento y reestructuración de las Fuerzas Armadas. Los peligros de la desinversión.
Una demostración en el Día del Ejército Argentino, el 29 de mayo pasado, en el Colegio Militar de la Nación de El Palomar, provincia de Buenos Aires (Luciano Thieberger)

En sentido lato, Defensa Nacional es la capacidad de garantizar de modo permanente los intereses vitales de nuestro país, y es deber ineludible por parte del Estado “proveer a la defensa común”, como lo expresa con claridad meridiana el Preámbulo de la Constitución Nacional.

Ello impone la integración y la acción coordinada de todas las Fuerzas de la Nación para la solución de aquellos conflictos que requieran del empleo de las Fuerzas Armadas. Su finalidad es garantizar de modo permanente la soberanía e independencia de la Nación y su integridad territorial.
En octubre pasado se presentaban, en Córdoba, cuatro de los doce aviones Beechcraft T-6C Texan II, adquiridos por la Argentina para el entrenamiento de aviadores. Sin embargo, muchos expertos en Defensa remarcan que estas medidas son insuficientes (DyN/Gentileza).
En octubre pasado se presentaban, en Córdoba, cuatro de los doce aviones Beechcraft T-6C Texan II, adquiridos por la Argentina para el entrenamiento de aviadores. Sin embargo, muchos expertos en Defensa remarcan que estas medidas son insuficientes (DyN/Gentileza).

La soberanía es la esencia de nuestra convivencia. Ningún organismo internacional o multinacional puede garantizarla de manera confiable. La ausencia de certezas indica que ningún país es ajeno a los riesgos y amenazas que acometen al mundo, por lejanos o insólitos que hoy se perciban.

Ello impone un supuesto teórico de planeamiento a partir del cual el Estado prepara su instrumento militar, adoptando una estrategia para la determinación de capacidades, la preparación de los medios y su conducción. 

Este supuesto suele también denominarse hipótesis de conflicto o escenario de empleo, y resuelve para la estrategia nacional y para la estrategia militar dos problemas complejos que requieren de un cuidadoso análisis.

Estos son: la predicción y la asignación de prioridades. Quienes con miopía afirman la inexistencia del expresado supuesto, ignoran que la razón de ser de las Fuerzas Armadas no responde a la eventualidad de un conflicto determinado, sino que su existencia radica en tanto y en cuanto existe el Estado, del cual constituyen un atributo insustituible y que hay también escenarios de empleo y objetivos estratégicos esenciales a proteger.

Según Eric de la Maisonneuve, no es necesario buscar escenarios posibles en los “tratados de polemología, pues se desarrollan frente a nuestros ojos a escala natural”.

En nuestro caso, y muy sintéticamente, son: la Patagonia, apetecible, vacío y desprotegido espacio geopolítico; joya de materias primas. El quinto litoral marítimo del mundo, con más de 6.800 km de costas, de impredecibles recursos, de una vulnerable y desprotegida riqueza ictícola y su proyección hacia la Antártida y hacia las Malvinas con una disputa de soberanía no resuelta. El Acuífero Guaraní, tercer reservorio de agua dulce del mundo, con 250 mil km² en nuestro país.

A pesar de las decenas de directivas que por décadas se confeccionaron en los Estados Mayores, de leyes y decretos vigentes, desde mediados del siglo pasado no se instrumenta un serio y efectivo sistema integrado de Defensa Nacional en torno a definiciones, objetivos y misiones concretas.

Tal sistema excedería los tiempos de cualquier gobierno, requeriría continuidad y una mirada desideologizada de corto, mediano y largo plazo, y debería estar garantizado mediante un compromiso refrendado por las principales fuerzas políticas.

Lamentablemente, desde hace más de medio siglo, la conducción política de las Fuerzas Armadas privilegia -en mayor o menor medida- sus decisiones con consideraciones políticas e ideológicas.

Se suma a esto que, desde el advenimiento de la democracia, fue evidente la desatención, destrato y marginación a que fueron sometidas, lo que originó -particularmente en las dos últimas décadas- una notoria y peligrosa desinversión que afectó la logística, el adiestramiento y la operatividad del instrumento militar. Peligroso debilitamiento y desarme unilateral. Su estado actual no permite dar una eventual respuesta a la protección de los escenarios señalados. La desprotección es notoria, por lo demás, irrefutable.

A pesar de ello, es evidente la motivación de todos sus miembros (oficiales, suboficiales y soldados), el abnegado espíritu de cuerpo, entusiasmo profesional, alta moral y vocación de servicio que se mantienen, soslayando la incomprensión y el escarnio a que fueron sometidos en treinta y cinco años de democracia.

Y, dada la cercanía territorial, no puedo obviar referirme al ejemplar caso de Chile que, habiendo tenido en el pasado un proceso político similar al nuestro, su dirigencia política —de distinto signo ideológico— respetó a sus Fuerzas Armadas, no las sometió al escarnio político y no obvió avanzar en el marco de la justicia, pero sin odio, sin rencor y sin venganza. Sus Fuerzas, desde el punto de vista logístico, operativo y profesional, son actualmente unas de las más destacadas de Latinoamérica.

Se muestra vehementemente reprochable ver y escuchar, en los tiempos que corren, que una funcionaria exprese públicamente que “… es necesario insertar a los militares en la democracia”, soslayando que esa inserción se materializó en un cruento enfrentamiento interno acontecido el 3 de diciembre de 1990.

También se evidencia censurable que, otros, aseguren que al no existir ninguna hipótesis de empleo del instrumento militar, no hay nada que planificar y podemos prescindir de ello. Peligrosa e irresponsable miopía, rayana, no sólo en lo absurdo y trágico, propio del adjetivo denominado kafkiano, sino también constitutivo de un impropio desconocimiento del incierto contexto internacional.

Es imprescindible e impostergable iniciar un plan de reequipamiento, redespliegue y reestructuración de nuestras Fuerzas Armadas, a fin de dotarlas -en el accionar militar conjunto- de una capacidad de disuasión creíble que prioritariamente posibilite desalentar amenazas a los intereses vitales de la Nación, y cumplir con otras misiones secundarias.

Recursos no faltan, si se procede con creatividad e iniciativa en un proceso de modernización que demandará más de cinco mandatos presidenciales. No olvidar que la prevención es paradigma de acción, y es preferible ser criticado por prevenir que aceptar, torpemente, ser elogiado por privilegiar la vulnerabilidad y la indefensión.

* Martín Balza es ex Jefe del Ejército Argentino. Veterano de la Guerra de Malvinas y ex Embajador en Colombia y Costa Rica

Qué hacer con los militares, el debate que siempre vuelve

Resultado de imagen para que les impide a las Fuerzas Armadas intervenir en conflictos internosPor Joaquín Morales Solá - LA NACION

¿Debe preservarse el consenso democrático (y el cuerpo legal) de 1983 que les impide a las Fuerzas Armadas intervenir en conflictos internos? Sí, desde luego. ¿Deben imaginar los gobernantes el rol que tendrán los militares en el siglo XXI, con desafíos que no figuraban en los años 80, después de más de tres décadas de indiferencia política hacia los uniformados? Sí, también.

El margen de acción y la obligación de cambiar deja un estrecho sendero por el que debe caminar la dirigencia política. Mauricio Macri comenzó a transitarlo el lunes y provocó un escándalo entre sus opositores, algunos porque creyeron ver genuinamente un regreso de los uniformados a la resolución de los conflictos internos y otros porque eligieron recurrir a la crítica demagógica. Es cierto que el Presidente usó demasiado ligeramente el término "seguridad interior", sin explicar muy bien en qué consistía semejante alusión referida a los militares.

Lo cierto es que, por ahora, el Gobierno modificará un decreto reglamentario de la ley de defensa nacional de Néstor Kirchner, que a su vez cambió el decreto reglamentario de Raúl Alfonsín. El decreto de Alfonsín, de los años 80, estipulaba que las Fuerzas Armadas solo podrían intervenir ante casos de agresión externa. Punto. Kirchner modificó ese decreto con otro decreto y agregó que los militares actuarían solo en casos de agresión de "ejércitos de Estados extranjeros".

El decreto de Kirchner dejaba afuera, por lo tanto, los casos de terrorismo internacional, de narcotráfico y de ciberataques provenientes del exterior, como son casi todos los ciberataques. El decreto de Macri reinstalará el de Alfonsín, que permite encarar los fenómenos que no estaban hace treinta años, pero a los que les cerraba la puerta el decreto de Kirchner.

Llama la atención que los primeros escandalizados hayan sido los kirchneristas. Durante su presidencia, y en una cena de camaradería de las Fuerzas Armadas, Cristina Kirchner anunció la necesidad de darles nuevas funciones a los militares. Pocos días después nombró jefe del Ejército al general César Milani, que en el acto colocó a esa fuerza "al servicio del proyecto nacional y popular". Cristina y Milani rompieron a la vista de todos los consensos de 1983, entre los que figuraba la neutralidad política de las Fuerzas Armadas.

La entonces presidenta avanzó aún más y depositó en Milani el control de los servicios de inteligencia, lo que convirtió al militar -ahora preso por delitos de lesa humanidad presuntamente cometidos en los años 70- en el hombre fuerte de las Fuerzas Armadas. La incursión de Milani en la inteligencia interna violó dos leyes: la de defensa nacional y la de seguridad interior.

Hay que descartar, desde ya, que el Gobierno esté pensando en usar las Fuerzas Armadas para reprimir el conflicto social o para patrullar las calles en busca de delincuentes. Eso no ha sucedido nunca en casi 35 años de democracia, aunque la paranoia real o simulada de la izquierda vuelve cada tanto con el mismo fantasma. Los militares no podrían nunca intervenir en los conflictos sociales porque sencillamente no saben hacerlo. Aunque todos usen uniformes, no todos los uniformados hacen lo mismo.

El tema que más suspicacias provoca es el de la incorporación de las Fuerzas Armadas a la lucha contra el narcotráfico. Hay (por así llamarlas) dos doctrinas al respecto. Una es la del general Martín Balza, exjefe del Ejército, quien dijo en su momento una frase que sintetiza la posición de no pocos militares: "Ningún general soportaría un cañonazo de un millón de dólares". Lo que esa corriente militar plantea es el temor a que la corrupción, inherente al narcotráfico, termine por contaminar también a los militares.

En los dos países más importantes de América Latina, México y Brasil, los gobiernos han recurrido al Ejército para enfrentar el narcotráfico. En México, la experiencia no ha sido buena y muchos militares terminaron corrompidos. En Brasil, el Ejército se usa para cuestiones muy puntuales, no para una tarea constante contra los narcotraficantes, y hasta ahora no hubo denuncias de complicidad con el narcotráfico.

La segunda teoría la expresa Horacio Jaunarena, exministro de Defensa de Alfonsín, De la Rúa y Duhalde. Según Jaunarena, "la respuesta del Estado debe ser proporcional a la agresión"; esto es, el Estado debe usar sus ejércitos si los narcotraficantes tienen el despliegue y el armamento de un ejército. "A un ataque con bombas y morteros el Estado no puede responderle con gases lacrimógenos", suele decir Jaunarena.

Entre esas dos posiciones extremas, ¿en qué lugar se ubica Macri? Su gobierno no imagina, en verdad, un plan de lucha frontal de los militares contra el narcotráfico, pero sí estima conveniente su actuación solo en los casos en que narcotraficantes intenten conquistar una parte del territorio nacional.

El aporte a la "seguridad nacional" en relación con el narcotráfico será más bien con el apoyo logístico, el traslado de fuerzas de seguridad, el control de las fronteras o la detección cibernética de las acciones de los traficantes de droga. Esto obligará a una modificación sustancial, sobre todo en el Ejército, del despliegue geográfico de sus cuarteles. Ubicados según las viejas hipótesis de conflicto, las supuestas guerras con Brasil y Chile, ya no sirven de nada en una región en la que prevalece la paz entre los vecinos. El Gobierno se propone vender y comprar tierras y cuarteles, algunos de estos últimos serán compartidos por el Ejército y la Fuerza Aérea. Entre los proyectos también está la construcción de una enorme y moderna base logística en Ushuaia, el último puerto antes de la Antártida. Una parte sería ocupada por la Armada para la custodia de la enorme riqueza ictícola del país. El resto se destinaría a buques de transporte y de turismo.

Los preparativos para una guerra cibernética están también entre los planes. En los últimos tiempos se han vivido experiencias de incursiones cibernéticas que influyeron decisivamente en elecciones de países muy avanzados en tecnología informática. El ciberespacio y el terrorismo internacional están también muy relacionados. La Argentina ha sufrido ya dos monumentales atentados del terrorismo internacional: el que destruyó totalmente la embajada de Israel y el que voló la sede de la AMIA.

El gobierno de Macri tiene casi terminado con Israel un acuerdo de compra de equipos informáticos de última generación. Una novedad importante es que se está negociando con Chile un acuerdo para una acción conjunta argentino-chilena en el patrullaje del ciberespacio. No deja de ser, además, un gesto político elocuente: la vieja hipótesis de guerra con el país vecino se convierte en una alianza para enfrentar a un enemigo común.

La negociación con Chile configura dos progresos. La paz definitiva con un país vecino, en primer lugar. Y la aceptación implícita de que los métodos de las viejas guerras fueron reemplazados en el mundo de hoy por guerras con otros modos, otros protagonistas y también otras armas.

El consenso democrático de 1983 no debe olvidarse. Los militares no están para resolver conflictos internos, que son responsabilidad de la política. Esta es una parte inmodificable de la verdad. La otra parte es que el significado de la seguridad cambió en el mundo y que los militares pueden hacer un aporte a los nuevos desafíos, sin que ello implique cambiar la vieja doctrina ni el espíritu de los que refundaron la democracia. En cuestiones de tal magnitud la demagogia debería quedar fuera de la discusión, por lo menos para los que todavía sueñan con volver al poder.

Volviendo a la letra y el espíritu de las leyes que regulan la defensa nacional

Resultado de imagen para Fabián CallePor Fabián Calle - Infobae.com
Luego de varias semanas de especulaciones, varias de ellas apocalípticas tanto sea con buena o mala intención, a partir del martes 25 de julio se pudo acceder oficialmente a las breves páginas del decreto 683 que deroga y reforma el decreto 727 del año 2006 que daba el marco general para el empleo de las Fuerzas Armadas. ¿Qué surge de una desapasionada lectura? Básicamente un regreso más fiel a la letra y el espíritu de las dos leyes nacionales que con amplísimo consenso sancionó el Congreso durante los gobiernos de los presidentes Raúl Alfonsín y Carlos Menem. Con un fuerte sentido común, estas preveían el empleo de las Fuerzas Armadas como respaldo logístico y operacional de las Fuerzas de Seguridad y policiales, en el caso de que fuesen sobrepasadas por los actores, estatales o no estatales, que disrumpieran la seguridad y la soberanía de la nación.

Dado que nuestro país cuenta con tres fuerzas federales dotadas de buenas capacidades humanas y materiales, el recurso a los militares fue visto y es visto como algo puntual y de última instancia en lo que hace al empleo de la fuerza. El decreto 727 del 2006 asumía una postura centrada exclusivamente en el empleo de la fuerza militar en caso de que hubiese un ataque por parte de un Estado nación. O sea, enemigos con bandera, marcha, uniforme, código postal y asiento en las Naciones Unidas. Un mensaje no precisamente amigable para nuestros vecinos. Más aún con la retórica de la gran patria bolivariana imperante en esos años (perdón por la omisión, general San Martín). El contra-argumento podía ser que las hipótesis de conflicto no eran Brasil, Chile, Paraguay, Bolivia y Uruguay, sino el Reino Unido por Malvinas y, si dejamos volar más el realismo mágico, una invasión de los Estados Unidos ansioso de controlar nuestros recursos naturales. De ser así, no se potenció ni el poder naval, ni el poder aéreo, ni el misilístico, etcétera, para un eventual choque con los británicos.

El uso y abuso de retórica nacionalista en cuentas de Twitter, Facebook y dibujitos animados nacionales no cambiaron nunca la ecuación estratégica de Londres. Sus gobernantes se harían, reformulada, la misma pregunta que le hizo Stalin a su canciller Molotov cuando este le transmitió críticas del Vaticano. ¿Cuántas divisiones tiene el Papa? En el caso de que nuestra hipótesis de conflicto interestatal westfaliano del decreto del 2006 haya sido Washington, no se tomó ningún recaudo para transformar a nuestros militares en fuerzas irregulares especializadas en guerra asimétrica para hacer frente al mejor estilo VietCong o talibanes a la abrumadora maquinaria bélica convencional de los Estados Unidos. Ergo, palabras que no se traspolaron en hechos concretos. Nacionalismo redentista sin dientes ni garras.

Sí cabe reconocer que el decreto de esa época fue coherente y funcional al acercamiento acelerado y creciente a la izquierda que un caudillo peronista provincial tradicional como Kirchner y con óptima relación con los militares de Santa Cruz durante sus gobernaciones decidió implementar a partir del 2003, pero en especial desde el 2005, choque con Bush mediante en Mar del Plata y Hugo Chávez y sus petrodólares comprando bonos argentinos. Cuando debía consolidar su autonomía y ruptura con el ex presidente Eduardo Duhalde que lo ayudó de manera decisiva a llegar al poder. En otras palabras, coherente con las necesidades de política doméstica del momento pero no así para la defensa nacional.

Yendo al nuevo decreto publicado finalmente esta semana, se mantiene de manera ortodoxa dentro del marco dado por las leyes antes mencionadas. Sí cambia la barrera pétrea al eventual empleo de las capacidades de las Fuerzas Armadas en tareas de apoyo frente a actores no estatales presente en el decreto firmado hace 12 años. No obstante, durante su vigencia, el anterior gobierno llevó a cabo acciones como Fortín y Escudo Norte, en las que las Fuerzas Armadas y en especial el Ejército actuaron colaborando con las Fuerzas de Seguridad en materia de lucha contra el narcotráfico y otras actividades delictivas de actores no estatales. El decreto del 2006 de más está decir que no impidió ni dificultó la estrecha relación del poder político de turno con sectores del Ejército en el marco de las pujas dentro del mundo de la inteligencia que generó el memorándum de acuerdo con Irán.

Sin duda, desde el regreso al orden constitucional, en 1983, la dirigencia política argentina ha desarrollado un plexo normativo amplio y detallado en el área de la defensa nacional y seguridad. Con grandes consensos parlamentarios, se votaron leyes relevantes en 1988, 1992, 1998 y 2001. En el 2006, el decreto 727 y ahora el nuevo 683 que reglamenta la ley de defensa nacional. Que, como vimos, se adapta más a los estándares que tienen la mayoría de los países del mundo, entre ellos, nuestros vecinos de la región sudamericana. Incluyendo los autodenominados "bolivarianos". Desde ya, sin caer en casos extremos como la abierta y activa intervención militar en la vida política y económica de Venezuela.

Es llamativo, si bien comprensivo por la presencia de filtros ideológicos y dobles estándares, que algunos sectores políticos y académicos argentinos que son fóbicos a cualquier cosa que esté relacionada con las Fuerzas Armadas argentinas mantengan un ensordecedor silencio con lo que ocurre en este plano en el país caribeño. En otras palabras, si en algo hemos invertido en el campo de la defensa, es en normas, papeles, tinta, palabras y seminarios. La gran tarea pendiente es ir a lo concreto y material. Un paso no menor para los gobernantes y la sociedad argentina de los próximos 10 años.

lunes, 23 de julio de 2018

No hay tres fuerzas aéreas

Resultado de imagen para No hay tres fuerzas aéreasPor Luis Franco - Infobae.com
El lunes el presidente Mauricio Macri presentaría un plan para las fuerzas armadas argentinas que se desarrollaría a lo largo de cinco años. Aunque no hay certezas, el ministro de Defensa dijo en diversas oportunidades que el país tiene tres fuerzas aéreas, lo cual es un error conceptual, ya que hay una sola Fuerza Aérea Argentina y las otras dos fuerzas armadas —el Ejército y la Armada— solo poseen aeronaves para tareas tácticas.

Un poco de historia

La aviación militar argentina nació el 10 de agosto de 1912, en el seno del Ejército Argentino, al crearse la Escuela de Aviación Militar. Desde sus comienzos, la aviación militar estuvo separada de la aviación naval por una sencilla razón, las misiones de ambas eran diferentes: la Aviación de Ejército fue concebida como un arma más del Ejército, mientras que la aviación naval se desarrolló de acuerdo con las particularidades de la guerra en el mar. La Aviación del Ejército fue evolucionando conforme a la tecnología y al pensamiento estratégico vigentes hasta que, en 1937, se creó el Comando de Aviación de Ejército. En todo el mundo el poder aéreo adquirió mayor relevancia hasta ser un factor trascendental en el campo de batalla. El desenlace de este proceso fue la creación del Comando en Jefe de Aeronáutica, el 11 de febrero de 1944, que reunió todas las dependencias militares relacionadas con la aviación, excepto la Aviación de la Marina de Guerra. Así nació realmente Fuerza Aérea Argentina (FAA). La nueva fuerza se concentró en la proyección del poder aéreo, para ello adoptó el enfoque estratégico de doblegar al enemigo atacando sus principales recursos conforme a las teorías de poder aéreo de la época y relegó roles tácticos como apoyar al ejército.

El surgimiento de las fuerzas aéreas no fue un fenómeno argentino, sino mundial. Aquellas aviaciones que progresivamente se constituyeron en una fuerza armada, se enfocaron en la búsqueda de la victoria a través del poder aéreo, en consecuencia, volcaron allí sus presupuestos, lo que a su turno significó que el apoyo táctico a las tropas en tierra fuera una misión secundaria. Con el tiempo, se observó que las operaciones en tierra no contaban con los medios adecuados. Esta situación obligó a los ejércitos a desarrollar unidades de aviación dedicadas a satisfacer todas aquellas necesidades que sus fuerzas aéreas dejaron de cumplir. Es así que, a poco de crearse la FAA, el Ejército incorporó aviones livianos para dirigir el fuego de su artillería de campaña y aviones de transporte para lanzar sus unidades de paracaidistas.

La razón de ser de una fuerza aérea es proyectar poder aéreo estratégico sobre un enemigo. La razón de ser de una aviación de ejército es apoyar al soldado desplegado en tierra.

Ante esa situación, se creó, el 17 de noviembre de 1956, el Comando de Aviación de Ejército dentro del Ejército Argentino y se estableció un programa de equipamiento sobre la base de helicópteros —un recurso que resultó fundamental y alcanzó su madurez en la década del 60— y también aviones.

Malvinas y sus lecciones

Para 1980, el Ejército Argentino contaba con un Batallón de Aviación de Combate equipado con una moderna flota de helicópteros y una Compañía de Aviación con aviones de comando y enlace, y de transporte aéreo logístico (responsable de servir a la fuerza en proximidades de la línea del frente allí donde, por doctrina, las unidades de transporte aéreo táctico de la FAA no operarían). Este tipo de unidades permiten a la conducción terrestre incidir rápidamente (en horas, no días) en una operación en desarrollo. Esta es otra gran razón por la cual la mayoría de los ejércitos tienen unidades de aviación orgánicas: operan directamente de acuerdo con las prioridades del ejército. Conceptualmente, la aviación de ejército es un subsistema integrado a un sistema mayor para la ejecución de misiones tácticas (no estratégicas), lo cual permite al "sistema ejército" funcionar eficientemente. Los ejércitos modernos se contrajeron en tamaño durante los últimos 25 años gracias a la posibilidad de multiplicar la potencia de los regimientos, saltando por sobre los accidentes geográficos del terreno, prescindiendo de las vías de comunicación tradicionales y extendiendo su capacidad para detectar y doblegar las fuerzas enemigas antes que puedan desarrollar sus planes.

Contar con aviación de ejército permite al Ejército incidir rápida y decisivamente en las operaciones que desarrolla. Al ser medios terrestres, se emplean de acuerdo con las prioridades de la conducción terrestre.

En Malvinas, el uso táctico de prácticamente todo el Batallón de Aviación de Combate 601, dadas las limitaciones que impuso la geografía de las islas, demostró que el criterio de tener medios aéreos propios es el adecuado. Una de las enseñanzas más firmes que obtuvo el Ejército de aquel conflicto, y la que guió su evolución posterior, fue la necesidad de incrementar la cantidad y la magnitud de sus organizaciones de aviación. Por eso, desde 1986 hasta principios de 2000, se adquirieron 29 helicópteros de distintos modelos. Esta incorporación de aeronaves permitió desplegar pequeñas fracciones en todo el país, lo que facilita no solo el apoyo a las tropas, sino también proporcionar una rápida respuesta a la comunidad en el caso de catástrofes naturales. Los aviones comprados en los últimos años permitieron al Ejército recuperar la capacidad para realizar evacuaciones aéreas de pacientes, transporte de cargas urgentes para las tropas desplegadas y reasumir la misión de adiestrar a sus unidades de paracaidistas.

Por su parte, después de una destacada actuación en el conflicto con su aviación de ataque y también con sus helicópteros, la Armada continuó incorporando aviones para patrullaje marítimo (en la paz, útiles para patrullar el amplio litoral marítimo) y helicópteros que integran la dotación de sus buques, los que por su naturaleza son operados por marinos especialmente adiestrados.

La Fuerza Aérea orientó sus compras a potenciar su flota de helicópteros, los que son empleados para la búsqueda de tripulaciones derribadas, y también en misiones de paz.

¿Qué pasaría si todos los medios se concentran en una sola fuerza?

Periódicamente surge la idea de concentrar todos los medios supuestamente afines en una sola fuerza, por caso, la FAA; todas las embarcaciones y los buques en la Armada y todo lo que no vuela ni navega en el Ejército, se argumenta que esto permitiría ahorrar recursos, lo cual no es necesariamente cierto. En la guerra las operaciones de las fuerzas armadas tienen que estar coordinadas, sin embargo, cada una tiene un rol distinto y las necesidades tácticas demandan, como se ha dicho, que cada fuerza disponga de medios aéreos específicos para lograr los objetivos estratégicos que junto con las demás fuerzas debe alcanzar.

Cuando se habla de centralizar los medios supuestamente afines, no se tiene en cuenta que cada fuerza tiene una idiosincrasia y un espíritu de cuerpo particular con las organizaciones propias, compuestas por personal identificado con estas y conocedores de la forma de empleo de sus camaradas de armas. La experiencia bélica mundial señala que mezclar individuos de tropa de diferentes orígenes en una sola fracción orgánica no ha resultado; se deben integrar organizaciones y medios, no individuos; el elemento mínimo de integración de tropas es la unidad (un regimiento, buque, escuadrón aeromóvil), en las que sus integrantes han desarrollado espíritu de cuerpo, conocimiento mutuo entre ellos y experiencia de trabajo en equipo para enfrentar situaciones de alto riesgo que pueden implicar pérdidas de vidas.

En la Argentina existe una sola fuerza aérea y así debe ser, las otras dos fuerzas solo tienen organizaciones y medios que se desplazan por el aire, pero que son intrínsecamente propios y parte indivisible de cada una de ellas y su concentración en una sola fuerza afectaría seriamente su efectividad. En otras palabras: es posible que en un conflicto futuro el hecho de que cada fuerza tenga aeronaves no asegure la victoria, pero es más que seguro que el no tenerlas contribuirá a la derrota.

El autor es licenciado en Ciencias Políticas, máster en Economía y Ciencias Políticas, fue oficial del Ejército Argentino y piloto militar.

lunes, 16 de julio de 2018

Puerto Rosales: la visión de ser actores del desarrollo

Puerto Rosales: la visión de ser actores del desarrolloPor Guillermo Burgos / Delegado en Puerto Rosales - La Nueva
La región cuenta con recursos portuarios, de Zona Franca, humanos y logísticos como para ser protagonista de la transformación que se avecina.

Estamos localizados en un punto geográfico vital para la provincia de Buenos Aires. Podemos ser el mayor hinterland de la Argentina si pensamos en puertos, zonas francas o subzonas aledañas y espacios libres muy provechosos para áreas de logística.

El momento es el mejor en relación a la  importancia que los diferentes organismos de Nación y la Provincia le están dando a esta región, reforzado esto con gestiones portuarias y de ZF que avalan a este enfoque gubernamental, donde se busca trabajar en simultáneo y coordinado con los Municipios, Aduana, Migraciones, Senasa, Prefectura, Armada, esencialmente.

 Hemos trabajado en conjunto recibiendo a empresas con predisposición a trabajar en el sudoeste bonaerense en virtud de una combinación muy propicia a los negocios y al Comex que es la suma ZF + puertos + espacios de logística y transferencias, combinación muy necesaria para bajar los costos, principal exigencia hecha por los empresarios.

Tenemos muy buen contrato de dragado en el estuario que permite operación amplia, el mismo ya en fase de la segunda campaña de este año, esto posibilitado por la ley 11.414 que delega la tasa de vías navegables, destinada a este fin del dragado y balizamiento en esta zona, llevado adelante por el CGPBB.
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Los Puertos y la Zona Franca deben seguir apuntando a un trabajo en conjunto para facilitar la llegada de clientes que operen en esta región. Aquí la posibilidad de disponer de Puertos (CGPBB y Puerto Rosales) y Zona Franca (Bahía Blanca + Coronel Rosales) es un factor que nos diferencia de la mayoría de los nodos logísticos argentinos, esta notable herramienta podrá contribuir a ser más competitivos en el país.

Con la demanda que generará el petróleo y gas de Vaca Muerta nuestro sistema portuario, por su proximidad, contará con la posibilidad de crecimiento exponencial junto a la ZF, subzonas y los mecanismos legales que habiliten este desarrollo. Asimismo, la ZF y los Puertos hoy apoyan a la recuperación del transporte vía férrea del Tren Norpatagónico y sus ramales de la región, sumándose como base al intermodalismo, requerido como combinación de transporte de cargas. 

Estoy convencido que las compañías navieras o petroleras con la explosión de Vaca Muerta, el movimiento de energías renovables, los avances en el polo petroquímico y la producción del sudoeste bonaerense, van a generar un interés por la creciente demanda para mejorar las frecuencias marítimas y motivar mejoras en la infraestructura existente en nuestros puertos.

El Sudoeste bonaerense tiene una oferta productiva para pensar en exportar desde la región, dándole valor agregado para ser más competitivos con el uso de herramientas propias como la zona franca y nuestra obligación de bajar los costos de fletes marítimos para llegar al mundo en tiempo real y con costos competitivos.

El intercambio directo con los países árabes o asiáticos no tiene que ser una utopía y en eso debemos trabajar para que con productos de la región como la pesca, acuicultura, alfalfa, trigo, miel, oliva y nuestras carnes estemos presentes en los mercados mundiales. 
Así como es necesaria la inversión en infraestructura portuaria también es fundamental obtener una modificación de la legislación vigente para que nuestra ZF pueda ser más competitiva y ampliar sus funciones, favoreciendo a todo el sistema productivo de esta región del SO bonaerense. 

Las posibilidades que ofrece Vaca Muerta no deben ser solamente logísticas, sino también deben poder ofrecer servicios de calidad a partir del aprovechamiento de nuestras herramientas como los puertos y las zonas francas, ya que debemos incorporar servicios de reparación de buques así como servicios de reparación o puesta a punto de equipos de perforación petrolera como parte de la oferta regional.

 El sistema portuario acompaña y apoya al trabajo actual del Ente Zona Franca para impulsar el debate y sanción de una legislación más competitiva, para poder prestar servicios, mejorar en costos y producir también para el mercado interno. 

Tenemos recursos humanos a nivel portuario y de ZF muy capacitados para encarar el desafío profesional y logístico que se avecina.

sábado, 14 de julio de 2018

La Argentina no es la Argentina sin poder militar

Por Horacio Sánchez Mariño y Eduardo Gassino* - Infobae.com
A pesar de la poca probabilidad de un conflicto interestatal en el corto plazo, la dirigencia debe considerar a la Defensa como una inversión, y no como un gasto. 
El Ejército, durante un ejercicio de ataque y conquista de objetivo. Foto: Archivo DEF.
Desde hace décadas, se viene escuchando que no se cierne ninguna amenaza militar sobre la Argentina. Entonces, ¿para qué tener fuerzas armadas? Esta es la gran pregunta en el debate político militar. La afirmación sobre la ausencia de amenazas es muy discutible; sin embargo, tomándola como cierta, la respuesta es simple: las Fuerzas Armadas deben asegurar la proyección del poder del Estado hasta el último rincón de aquellos espacios que reclama como suyos. En otras palabras, deben asegurar la integridad territorial y los intereses vitales inherentes a la existencia misma del Estado.

Para comprenderlo, es esencial ampliar el horizonte temporal sobre la evolución de las fronteras, tanto hacia el pasado como hacia el futuro. ¿Qué edad tienen las fronteras nacionales tal como las conocemos? Podríamos remontarnos a 1902, con la firma del Tratado de Límites con Chile, sin contar los "retoques" que casi nos llevan a una guerra en 1978 por el tema del Beagle. Luego, la visión de un estadista que firmó el Tratado de Paz y Amistad con el país hermano ocluyó las posibilidades bélicas. Sin embargo, ¿cómo evolucionaron las fronteras de los países europeos en los últimos ciento cincuenta años? Alemania se unificó después de la guerra franco-prusiana en 1870 y se dividió al final de la Segunda Guerra Mundial. En 1990, se unificó nuevamente. Yugoslavia estalló con la tercera guerra de los Balcanes, Georgia perdió Osetia del Sur y Ucrania perdió Crimea recientemente.

Así como el lenguaje es susceptible de interpretarse de manera diferente con el paso del tiempo, los tratados de límites también. Los límites son una convención que está muy lejos de ser pétrea, sobre todo cuando impera la debilidad en los Estados. Polonia es el caso citado habitualmente, si recordamos al pasar que su decisión de no modernizar sus fuerzas armadas facilitó a Hitler la decisión de invadirla. El resultado es conocido.

Si extendemos la mirada hacia el futuro, nos preguntamos si alguien puede asegurar que los límites de la República Argentina serán los mismos dentro de cien años. Una respuesta positiva solo podría fundamentarse en la voluntad de sostener estos límites, si el Estado dispone de la última ratio, esto es, fuerzas armadas equipadas y educadas para cumplir con su misión.

Muchos toman como un cliché la importancia de las riquezas naturales de nuestro país en un mundo donde las variables del crecimiento demográfico, así como la demanda de alimentos, de energía y de recursos estratégicos son crecientes. Al mismo tiempo, la dispersión no controlada de armas convencionales y no convencionales, el incremento de organizaciones criminales transnacionales y el cambio climático, entre otras circunstancias, acrecientan la entropía estratégica en el planeta.

Esta entropía se ve dinamizada por la actual configuración del mundo, en la que se vislumbra una especie nueva de guerra fría y un recrudecimiento de la amenaza bélica entre las grandes potencias. Quienes conducen la defensa deberían tomar nota de este cliché porque cabe preguntarse si tenemos una política de defensa que garantice nuestra integridad territorial a largo plazo.

Desde hace varias décadas, las únicas políticas de Estado que se mantuvieron en materia de defensa fueron el juzgamiento de los militares por los hechos de violencia de la década del setenta, el control civil de las fuerzas armadas y la reducción presupuestaria. El juzgamiento se concentró en las fuerzas del Estado y desvió la mirada de quienes provocaron la guerra revolucionaria. El control civil es un principio fundamental del funcionamiento democrático, pero fue utilizado para humillar a los militares y para ajustar la tercera política, la reducción presupuestaria, hasta los límites de la inanición.

UNA MIRADA ESTRATÉGICA

Algunos académicos desprecian la estrategia, aunque nunca han conocido el objeto de estudio que investigan: las Fuerzas Armadas. Sus parámetros científicos están obnubilados por la ideología. La mayoría de las veces estos académicos pertenecen a organizaciones financiadas por empresas e instituciones extranjeras cuyos intereses no coinciden con los del país. Existe también una red de becas y subsidios académicos que otorgan prestigio y permiten un buen estándar de vida a quienes se dedican a predicar contra las Fuerzas Armadas. Hay que aceptarlo, es un país libre, pero los funcionarios responsables de la Defensa deben tomar conciencia de estas realidades.

Una rápida mirada sobre la Argentina nos permite ver tres países: al norte, un país pobre; en el centro, un país rico; y al sur, un país continental y marítimo vacío. Enclavada en nuestra plataforma continental, una potencia extranjera refuerza permanentemente su poder militar. La proyección de ese territorio apunta a la Antártida, y vale recordar que varios sectores del continente blanco pretendidos por otras naciones se superponen con los reclamados por nuestro país.

El norte del país se encuentra en una situación de subdesarrollo insostenible, con evidencias claras de una progresiva transformación en un enclave territorial del narcotráfico y el crimen organizado. Estos poderes criminales no reconocen fronteras ni soberanías de Estados nacionales, provinciales o municipales. La droga en nuestra frontera norte está fagocitando a nuestras provincias. ¿Cuánto tiempo pasará hasta que el inmenso poder del dinero narco se transforme en la principal fuente de recursos para una población empobrecida, sin proyectos ni voluntad por parte de los Estados provinciales y del Estado nacional de defenderla e incluirla en el desarrollo?

Enclavada en nuestra plataforma continental, una potencia extranjera refuerza permanentemente su poder militar

Obviamente, el poder narco no se detiene allí, ya que el consumo local y la distribución hacia otros mercados mundiales se producen en las grandes ciudades. Lo afirmamos sin eufemismos: la Argentina es "un plato para devorar". Es estratégicamente débil, con valiosos recursos, pero carente de un proyecto de país que incluya una política de Estado en materia de defensa. Se acabaron los clichés.

La dirigencia política apuesta al crecimiento y desarrollo porque está convencida de que la Argentina atraerá inversiones e irá licuando el déficit fiscal que desequilibra todas las variables de la macroeconomía. Lo que no se tiene en cuenta es que defensa, seguridad y desarrollo están íntimamente relacionados. La capacidad de la defensa incrementa la seguridad del Estado y lo fortalece como actor estratégico, otorgándole mayor libertad y confiabilidad internacional para promover el desarrollo humano.

Al observar las democracias fuertes en el mundo (Estados Unidos, Francia, Alemania, Gran Bretaña, Canadá, Australia, etc.), se advierte que sus sistemas de defensa son fuertes. Democracia sin defensa es un contrasentido, y de allí se desprende la necesidad de un Estado seguro y fuerte. El rol que cumple el sistema de defensa en esa solidez estratégica no parece entrar en el radar de la política nacional. Es tal el nivel de desconocimiento, ideologización y visión cortoplacista que nadie parece saber qué hacer con las Fuerzas Armadas.
Un soldado equipado con visor nocturno monta guardia bajo el cielo de la Patagonia. Foto: Archivo DEF.
Un soldado equipado con visor nocturno monta guardia bajo el cielo de la Patagonia. Foto: Archivo DEF.

Es fundamental revertir el proceso de brutal e irresponsable deterioro de la capacidad de defensa del país. El Reino Unido, por ejemplo, por la sola presencia de los familiares de soldados caídos, incrementó sus capacidades militares en las islas. Nosotros perdimos un submarino y la reacción del Estado fue asignar a las Fuerzas Armadas uno de los presupuestos más bajos de la historia en términos de porcentaje del PBI. ¿Disciplina fiscal o negligencia en el cumplimiento de los deberes públicos? No es un cliché recordar que el gobierno anterior terminó su mandato con una acusación de traición a la Patria, que ya ha llevado a algunos de sus responsables a la cárcel.

El resto de los países de la Región (Chile, Brasil, Perú, Colombia) se encuentran en procesos de modernización y reequipamiento de sus fuerzas armadas, pero aquí los profetas antimilitares sostienen que actualizar nuestro sistema de defensa o hablar del equilibrio estratégico es hablar de "carrera armamentista". El cambio de gobierno no da muestras claras de haberse desembarazado de los terribles preceptos ideológicos que destruyeron las capacidades militares. Los comisarios políticos siguen ejerciendo su infausta tarea de debilitar el poder de la Nación.

 Es fundamental revertir el proceso de brutal e irresponsable deterioro de la capacidad de defensa del país

Las Fuerzas Armadas tienen más de doscientos años de historia –la edad de la Argentina– y han sido protagonistas del esfuerzo que significó organizar y consolidar el Estado argentino. Quienes conducen el Estado le deben respeto a la historia grande de la Nación y deben ser leales a quienes dieron su vida y su sangre para que fuéramos libres y soberanos.

POLÍTICA DE ESTADO

Comprendemos las limitaciones y los problemas económicos del país, pero ¿es aceptable que la desinversión en nuestro sistema de defensa se mantenga durante más de tres décadas? Esto ha permanecido inalterable en todas las administraciones. Esto solo puede definirse como la antipolítica de defensa. La responsabilidad no es de un gobierno sino de todos, de una clase dirigente en la que incluimos a las propias Fuerzas Armadas.

Si bien un conflicto interestatal es poco probable en el corto plazo, ¿lo es en el largo plazo? ¿Quién lo puede asegurar? A muchos les resulta repugnante la idea de una guerra y de armarse para defender lo nuestro. Esta convicción es el mayor de los desarmes, un desarme moral, una ética decadente y basada en un pacifismo malintencionado e ingenuo.

No agitamos el fantasma de la guerra. Ese fantasma recorre el mundo. Quienes escribimos este texto hemos conocido la guerra y sus terribles consecuencias. Y es porque la sufrimos por lo que estamos convencidos del significado de la máxima "si quieres la paz, prepárate para la guerra". No basta con la decisión unilateral de evitar el uso de la violencia armada. En este mundo caótico, bélico y peligroso, esta decisión lo único que hace es poner en peligro a nuestra gente, nuestros recursos, nuestra libertad.

Ante la historia, corremos el riesgo de ser una generación que traicionó los intereses esenciales de la Nación expresados en nuestra Constitución Nacional, riesgo que afecta especialmente a quienes tienen la responsabilidad de conducir los destinos de la República.

La Defensa es una inversión, no un gasto. No se la puede improvisar con un par de buenas cosechas. Remontar un sistema de defensa que garantice a largo plazo la supervivencia de la Nación exige un gran esfuerzo, y es preciso comenzar hoy. ¿Se tiene conciencia de las energías materiales y espirituales que deben ponerse en juego para tener fuerzas armadas eficientes, con una doctrina moderna y capaces de interoperar con otros Estados?

Se pregona que las Fuerzas Armadas deben ser una "herramienta de la política exterior". En las democracias reales, esta herramienta se adecua a las exigencias del mundo actual, pero ¿estamos en condiciones de serlo? La respuesta es no. Solo con un importante apoyo de las Naciones Unidas o de una gran potencia, podríamos desplegar y sostener una misión en el exterior. Comparemos esto con la decisión europea de desarrollar la PESCO (Permanent Structured Cooperation), una reformulación de la iniciativa de defensa europea, más allá de la OTAN.

Cerramos este artículo con una opinión personal que debería debatirse en las áreas de poder con responsabilidad sobre la Defensa. La tarea de reconstrucción de nuestro sistema de defensa debe ser una política de Estado, que debe comenzar por definir con claridad los desafíos estratégicos que involucran a la Defensa, los que, a nuestro entender, son los siguientes:
1. Garantizar el dominio de los espacios territoriales nacionales soberanos.
2. Fortalecer la seguridad y la libertad de acción del Estado en la promoción de políticas de integración y promoción del desarrollo humano.
3. Contribuir al mantenimiento de la paz interior.
4. Fortalecer la posición argentina en cuanto a sus pretensiones sobre la Antártida.
5. Asegurar la inviolabilidad de las fronteras nacionales, particularmente, la frontera norte.
6. Garantizar la preservación y exclusiva explotación de los recursos naturales y estratégicos por parte del Estado argentino.
7. Fortalecer el control y la capacidad disuasiva en la Patagonia y el Atlántico Sur.

Charles de Gaulle sostuvo que Francia no era Francia sin grandeza. La grandeur nunca dejó de definir el destino del país galo. Sin pretensión alguna, decimos: la Argentina no es la Argentina sin poder militar. Le pese a quien le pese.

*Los autores son coroneles VGM (R) del Ejército Argentino. Oficiales de Estado Mayor.

lunes, 25 de junio de 2018

El solapado acuerdo sobre Malvinas que repudian los ex combatientes

Por NICOLÁS MALDONADO - El Dia - nmaldonado@eldia.com
Lo consideran “la mayor entrega de soberanía y recursos” en la historia del país. Remueve todos los obstáculos que limitaban la explotación pesquera, comercial y de hidrocarburos en las islas

Mientras que el Comité de Descolonización de la ONU acaba de aprobar una resolución exigiendo que Gran Bretaña retome negociaciones por Malvinas, el gobierno argentino avanza en un acuerdo con la cancillería británica que no sólo omite el tema soberanía sino que consolida la ocupación de las islas y entrega su explotación comercial. Pero si ya de por si esto resulta difícil de entender, no menos incomprensible es el hecho de que casi nadie, salvo los grupos de ex combatientes, esté denunciando hoy este acuerdo que entrega al Reino Unido riquezas naturales equivalentes a la deuda externa de nuestro país.

El acuerdo en cuestión es el subscripto en septiembre de 2016 por ex vicecanciller de Susana Malcorra, Carlos Foradori, y el ministro de Estado para las Américas del Reino Unido, Alan Duncan. Si bien en aquel momento legisladores de la oposición, diplomáticos, especialistas en Derecho Internacional y referentes sociales como Adolfo Pérez Esquivel salieron a repudiar la decisión de “ceder alegremente a manos británicas” recursos naturales de nuestro país, lo cierto es que hoy –entre la disparada del dólar y el Mundial- el acuerdo avanza sin que nadie se preocupe por él. De hecho acaso la mayor campaña de denuncia en su contra sea la que realizan por estos días los ex combatientes del CECIM en nuestra ciudad.
Por medio de este acuerdo –que está publicado en el sitio de la Cancillería- Argentina acepta “remover todos los obstáculos que limiten el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo pesca, navegación e hidrocarburos”. En términos prácticos, la decisión “presupone el levantamiento de todas las medidas administrativas, legislativas y judiciales que ha tomado nuestro país a lo largo de los años para proteger sus recursos naturales frente a la explotación ilegal de nuestra pesca e hidrocarburos en Malvinas”, explican desde el CECIM.

Aunque la Cancillería niega que el Foradori-Duncan sea en rigor un acuerdo binacional -lo que obligaría a someterlo a la validación del Congreso- y lo presenta más bien como “un comunicado conjunto”, lo cierto es que el documento utiliza trece veces la palabra “acuerdo” y no parece tener ningún beneficio concreto para nuestro país. De su lectura se desprende en cambio que “el único beneficiado es Gran Bretaña, que hoy encuentra allanado el camino para explotar nuestros recursos naturales en el Atlántico Sur”.

“Desde que se firmó el acuerdo entre los gobiernos de Mauricio Macri y Theresa May, los británicos aprovecharon para retomar presurosamente la explotación de nuestros recursos naturales”, sostiene Ernesto Alonso, secretario del CECIM al señalar que “este acuerdo no sólo consuma vulneraciones flagrantes a la Constitución Nacional sino también a leyes nacionales vigentes, resoluciones de Naciones Unidas y declaraciones nacionales refrendadas por el Honorable Congreso de la Nación”.

“El acuerdo Furadori-Duncan nos compromete a levantar todas las trabas que nuestro país puso a lo largo de los últimos años para impedir el desarrollo económico de las Islas Malvinas luego de que el gobierno británico incumpliera lo acordado previamente comenzando a otorgar licencias pesqueras y a realizar prospección petrolera en forma unilateral. En términos prácticos este acuerdo no sólo implica legitimizar las licencias pesqueras que los isleños vienen otorgando a compañías finesas, españolas, japones y chinas, sino también la concesión de cuadrículas para la prospección petrolera en aguas donde se ha comprobado que existe petróleo en abundancia”, explica por su parte Hugo Robert, actual presidente del CECIM.

Al explicar lo que representan en términos económicos solo esas dos concesiones, Alonso señala que “la explotación de los recursos ictícolas en la zona usurpada le representa sólo con la venta de licencias de pesca unos 30 millones de dólares que sumado a las capturas de especies comercializadas por la pesca ilegal aportan el 40% del PBI” de los kelpers; y que “las prospecciones de hidrocarburos indican que en la cuenca Malvinas existen yacimientos de petróleo de clase mundial con estimaciones que alcanzan un potencial de casi 1000 millones de barriles”.

Pero lo cierto es que la concesiones sobre la pesca y la explotación de hidrocarburos no son las únicas que contempla este acuerdo que “responde únicamente a los intereses británicos y soslaya el diálogo por la soberanía, la primera cuestión a resolver”, señalan desde el CECIM. A través de él también se acordó que serían establecidas conexiones aéreas adicionales entre las Islas Malvinas y terceros países, un viejo anhelo de los isleños para establecer vínculos comerciales directos con otros países de América del Sur.

Así lo advierte entre otros el doctor Marcelo Kohen, uno de los mayores especialistas en Derecho Internacional de nuestro país. El acuerdo Foradori-Duncan “plasma en los hechos la exclusión de nuestra aerolínea de bandera y relega los contactos con el continente argentino a menos de un cuarto de los contactos con los países vecinos”, señala Kohen, para quien “la discusión y eventual implementación de lo acordado exige la participación el Congreso de la Nación”.

Justamente eso mismo es lo que reclaman por estos días los ex combatientes del CECIM a través de su campaña contra el acuerdo bilateral. Dado que está en juego la soberanía argentina en Malvinas los interés de las próximas generaciones de argentinos -afirman- es fundamental hacer un llamamiento a todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria para tratar en una sesión especial del Congreso el rechazo de este acuerdo que el Poder Ejecutivo está llevando adelante a espaldas del Congreso Nacional”.

viernes, 8 de junio de 2018

Cómo resucitar la ilusión de la prosperidad

El presidente Macri durante una reunión de Gabinete en el Centro Cultural Kirchner.Por Fernando Gonzalez - Clarin.com
El presidente Macri durante una reunión de Gabinete en el Centro Cultural Kirchner.

Desde el “estamos ganando” de la Guerra de Malvinas los argentinos llevamos cuatro décadas comprando soluciones mágicas. El tiempo y las decepciones nos han vuelto más desconfiados. La economía de guerra de Alfonsín. El salariazo de Menem. El blindaje de De la Rúa y Cavallo. El préstamo chino de los Kirchner. Y ahora la salvación que llega en las cuotas oportunas y a bajo interés del Fondo Monetario Internacional. Deberá ser prudente Mauricio Macri. Y encontrar los argumentos racionales que guíen a una sociedad atribulada a través del laberinto del miedo. Que marcha por ese triángulo de las Bermudas ya transitado antes y cuyos vértices son la suba del dólar, el trastorno de la inflación y el ahogo inevitable del salario real.

Los 50.000 millones de dólares del FMI son una buena noticia. La Argentina enfrentaba la tormenta financiera externa y algunos torbellinos de cabotaje, agigantados por los errores del Gobierno. Todo producto del triunfalismo anticipado y las batallas internas, expuestas en público innecesariamente. El dólar quebró la barrera de los $ 20 y no paró hasta superar los $ 25. Por eso, Macri tuvo que echar por la borda todos los papeles del Presupuesto 2018. Ayer se convirtieron en cenizas las metas de inflación; las de la reducción del déficit fiscal y la paritaria del 15% con revisión, que ya había sido cerrada en dos tercios de los sectores productivos del país. Fue una muestra de realismo. Duro, lamentable y profundo pero necesario si se quiere salir de nuevo a la superficie para enfrentar con chances el embravecido mar económico de estos tiempos.

Claro que el Presidente y sus ministros cometerían un error gravísimo si regresaran al altar del triunfalismo. La situación de la Argentina es frágil y el país se encuentra ahora ante el desafío de recortar unos 200 mil millones de pesos; de reanudar la lucha cuerpo a cuerpo contra la inflación y de devolverle al FMI los dólares prestados. Es en ese escenario de altísima complejidad en el que Macri intentará recrear la alternativa de su reelección. “Pasamos el susto y estamos de nuevo en el centro del ring”, decía anoche un ministro, todavía conmovido por los anuncios de Dujovne y Sturzenegger en las pantallas de la TV. Es posible que el Frente Cambiemos haya logrado salir del estado de conmoción y disponer de una nueva oportunidad. Pero ya no tiene aquella frescura de los dos primeros años de gobierno y las trompadas lo hacen retroceder con mayor facilidad.

Los montos de los desembolsos conocidos anoche, la cantidad de cuotas de los préstamos, las tasas de interés y las metas a cumplir pintan una Argentina con menor consumo, crecimiento en baja y expectativas más modestas. Cualquier dirigente político sabe, y Macri se ha transformado en un consumado ganador de elecciones, que la épica del ajuste no es suficiente para entusiasmar a nadie. El Presidente ahora tiene por delante la misión incierta de recrear algo parecido a una ilusión de prosperidad en sus votantes para poder soñar con permanecer otros cuatro años en el poder.

Macri tendrá que lidiar con el peronismo, tentado con la posibilidad del regreso aún sin liderazgo en su propio maremoto. Deberá enfrentarse al desafío de Hugo Moyano, al de muchos otros sindicatos y al de los sectores políticos que encuentran su razón de ser en enfrentarlo. Y convencer nuevamente a una sociedad agobiada. Una Argentina que ya se ha subido y se ha bajado de todos los trenes que prometían llegar al paraíso por el camino más corto.

lunes, 4 de junio de 2018

El Su-57 furtivo ruso podría tener un truco en la manga: armas nucleares

Por Dave Majumdar - The National Interest - Traducción Desarrollo y Defensa
Muchos expertos de Rusia como Olya Oliker han puesto en duda la noción de que Moscú ha reducido su umbral nuclear. Oliker observa que los documentos de estrategia militar rusa de 2010 en realidad ajustan las políticas del Kremlin sobre el uso de armas nucleares. De hecho, la mayoría de los expertos en armas nucleares rusas como Nikolai Sokov -un ex negociador soviético y ruso de control de armas- creen que Rusia está reduciendo su dependencia de las armas nucleares no estratégicas.

El caza furtivo de cuarta generación Sukhoi Su-57 PAK-FA de Rusia figura en la nueva  Revisión de Postura Nuclear (NPR) de la Administración Trump  como un avión de ataque con desarrollo dual convencional y con capacidad nuclear. Si el NPR es correcto, el Su-57 podría suplantar al bombardero Su-34 Fullback, que es el avión de ataque con capacidad nuclear actual de Rusia, para misiones de rango intermedio contra espacio aéreo fuertemente defendido.

De hecho, la NPR sostiene que Rusia continúa modernizando su arsenal de arsenal nuclear no estratégico de aproximadamente 2000 ojivas nucleares.

"Rusia está modernizando una reserva activa de hasta 2.000 armas nucleares no estratégicas, incluidas las que pueden emplear barcos, aviones y fuerzas terrestres", dice la NPR. "Estos incluyen misiles aire-tierra, misiles balísticos de corto alcance, bombas de gravedad y cargas de profundidad para bombarderos de mediano alcance, bombarderos tácticos y aviación naval, así como misiles antibuque, antisubmarinos y antiaéreos. y torpedos para buques de superficie y submarinos, un misil de crucero lanzado en tierra nuclear en violación del Tratado INF de 1987, y el sistema de misiles antibalísticos de Moscú ".

El NPR postula que los rusos colocan una prima de armas nucleares debido a la doctrina de "desescalada" de Moscú, que es la razón por la cual la administración está buscando construir nuevos tipos de armas nucleares no estratégicas estadounidenses.

"Estos suplementos mejorarán la disuasión al negar a los adversarios potenciales cualquier confianza equivocada de que el empleo nuclear limitado puede proporcionar una ventaja útil sobre Estados Unidos y sus aliados", afirma el NPR. "La creencia de Rusia de que el primer uso nuclear limitado, incluyendo potencialmente las armas de bajo rendimiento, puede proporcionar tal ventaja se basa, en parte, en la percepción de Moscú de que su mayor número y variedad de sistemas nucleares no estratégicos proporcionan una ventaja coercitiva en las crisis y en menor niveles de conflicto ".

Muchos expertos de Rusia como Olya Oliker han  puesto en duda  la noción de que Moscú ha reducido su umbral nuclear. Oliker observa que los documentos de estrategia militar rusa de 2010 en realidad ajustan las políticas del Kremlin sobre el uso de armas nucleares. De hecho, la mayoría de los expertos en armas nucleares rusas, como  Nikolai Sokov -un ex negociador de control de armas soviético y ruso- creen que Rusia está reduciendo su dependencia  de las armas nucleares no estratégicas.

No obstante, es cierto que Rusia mantiene un importante arsenal nuclear no estratégico y una parte importante de esas armas puede ser entregado por vía aérea, incluso si no específicamente por el Su-57 como se postula en el NPR. "También tenemos bombas nucleares para aviones tácticos y misiles nucleares tácticos lanzados al aire. Y hay  ALCM  [misiles de crucero lanzados desde el aire] en desarrollo que serán utilizados por aviones tácticos ", dijo a The National Interest Vasily Kashin, investigador principal del Centro de Estudios Europeos e Internacionales Integrales de la Escuela Superior de Economía de Moscú  . "Pero no recuerdo que se mencionara específicamente al Su-57".

El misil de crucero lanzado por aire X-50 de Rusia podría caber en las bahías de armas del Su-57, dijo Kashin. Sin embargo, no hay una palabra oficial del Ministerio de Defensa ruso. "Es posible, incluso probable pero aún no confirmado", dijo Kashin.

En este momento, sin embargo, la principal plataforma de entrega nuclear por aire  de Rusia es el Sukhoi Su-34. Eso probablemente seguirá siendo así por un tiempo.

jueves, 19 de abril de 2018

¿Cómo se explica el excepcional desarrollo de Israel?

Por Julián Schvindlerman - Infobae.com

Aproximadamente setenta años antes del establecimiento del Estado de Israel, en 1881, el cartógrafo británico Arthur Penrhyn Stanley observó: "En Judea casi no es una exageración decir que por millas y millas no hubo aparición de vida o población". Tras viajar a Palestina en 1895, el escritor francés Pierre Loti comentaba acerca de la "melancolía del abandono que pesa sobre toda la Tierra Santa". En ocasión de su visita en 1867, Mark Twain describió el paisaje así: "Palestina se asienta penitentemente. Sobre ella ralea el hechizo de una maldición que ha marchitado sus campos y consumido su energía… Palestina es despoblada y desgarbada… Es una tierra desesperanzada, lúgubre y apesadumbrada".
Setenta años después del nacimiento del Estado de Israel, sus científicos están empujando las fronteras de lo concebible. Yael Hanein, director del Centro de Nanociencia, Nanotecnología y Nanomedicina de la Universidad de Tel Aviv (UTA), tras diez años de investigación creó una retina artificial capaz de reemplazar la acción de los fotorreceptores naturales del ojo cuando son destruidos por degeneración macular relacionada con la edad. Es decir, ha desarrollado la biotecnología para devolver la vista a los ciegos. Tal Dvir y Ron Feiner, también investigadores de la misma universidad, han combinado la electrónica con los tejidos vivos para crear un parche cardíaco biónico que cura corazones enfermos. Iftach Yacoby, director del laboratorio para la energía renovable, junto a un equipo de estudiantes de la UTA, descubrió cómo aprovechar las algas marinas para crear energía limpia. Y esto es solo una fracción del aporte de una sola universidad israelí.

Entonces, uno es llamado a preguntarse: ¿Cómo pudo una comunidad que comenzó secando pantanos y cultivando naranjas ser hoy líder mundial en nanotecnología, ciencia biónica y energía limpia? ¿Cómo fue posible para una pequeña nación privada de recursos naturales, hostigada militarmente por múltiples naciones vecinas, marginada económicamente en su región y fundada principalmente por inmigrantes pobres, transformarse en un Estado high-tech, innovador, vanguardista y desarrollado? ¿Cómo hizo para erigir universidades reconocidas internacionalmente? ¿Para legar varios Premios Nobel? ¿Para fabricar satélites? ¿Para generar más compañías start-up que Japón, Corea, India, Canadá e Inglaterra? ¿Para fundar empresas que cotizan en Nasdaq en cantidades superiores a las de feroces tigres económicos como Corea, Japón, Singapur, China, India y toda Europa combinada? ¿A qué poción mágica apeló para alcanzar uno de los índices de producción de patentes per cápita y una de las tasas de población con título universitario más elevados del orbe? ¿Y cómo logró todo ello en apenas siete décadas, y en una situación de asedio constante?

Como ya ha sido notado, el éxito israelí descansa en gran medida en una cultura de atrevimiento, que estimula la insubordinación y que invita a correr riesgos. "No fue simple convencer a la gente de que criar peces en el desierto tenía sentido" aseguró el profesor Samuel Appelbaum de la Universidad Ben-Gurión al relatar el uso que dio al agua salada y cálida hallada en el desierto a una profundidad equivalente al largo de diez canchas de fútbol. Israel supo transformar obstáculos en oportunidades. Por ejemplo, el sistema de riego por goteo que nació de la necesidad de cuidar cada escasa gota de agua y se convirtió en el sistema de irrigación más efectivo para zonas áridas. El 95% de la tierra de Israel es catalogada como semiárida, árida o híper-árida y, sin embargo, el país tiene cientos de millones de árboles, mayormente plantados por el hombre.

Tal como han señalado Dan Senor y Saul Singer en Nación Start-Up, una habilidad singular consistió en aplicar el aprendizaje militar al campo industrial y comercial. Gavriel Iddan es un científico de cohetes que ideó una pastilla digerible que contiene una cámara miniaturizada que transmite imágenes desde el interior del cuerpo humano en tiempo real a cualquier parte del planeta. Shvat Shaked es un experto tecnológico en perseguir terroristas observando sus actividades en línea. Junto con su colega del ejército, Saar Wilf, trasladó su experiencia al área comercial y desarrolló servicios de detección de engaños corporativos, fraudes crediticios y robo de identidad electrónica tan eficientes que PayPal (el sistema de pagos en línea más grande del mundo) compró a la pequeña empresa israelí en 169 millones de dólares (¡luego de que los israelíes rehusaran venderla por 79 millones de dólares!).

Su capacidad de adaptación a un contexto cambiante, sumado a una resiliencia encomiable, con seguridad explican también al Israel actual. A sus 70, el Estado judío deslumbra. Si pudieran verlo, Arthur Penrhyn Stanley, Pierre Loti y Mark Twain posiblemente contemplarían incrédulos la proeza triunfal de Israel.

viernes, 13 de abril de 2018

Según el Capitán del HMS Protector: "El único involucramiento británico en el caso del San Juan fue en su búsqueda"

 Capitan del HMS Protector, Matt SyrettPor Aurelio Tomás - Perfil.com
Matt Syrett habló del trágico caso de la embarcación argentina desaparecida el 15 de noviembre en el Mar Argentino con 44 tripulantes a bordo. 

Capitán del HMS Protector, Matt Syrett Foto:Marcelo Silvestro 

La Terminal 5 del Puerto de Buenos Aires ofrece por estos días una estampa inusual. Dos buques rompehielos están amarrados a pocos metros de distancia. En uno, flamea la bandera argentina, es el ARA Irízar. En el otro, flamea la insignia británica. Es el HMS Protector, el rompehielos que fue desplegado desde las Islas Malvinas para participar en la infructuosa búsqueda del submarino ARA San Juan, desaparecido el 15 de noviembre pasado en el Mar Argentino con sus 44 tripulantes.

La visita del Protector, y los honores que le han tributado la Marina y el Gobierno, marcan un nuevo hito en el acercamiento entre el Reino Unido y la Argentina que propició la administración de Cambiemos. Se suma a otros gestos de cercanía, como la visita de familiares de soldados caídos en las Malvinas y el proceso para identificar la identidad de 90 tumbas en el cementerio de Darwin.

El capitán del Protector, Matt Syrett, es la principal autoridad que llega al país con el buque. Ofreció el miércoles una recepción a personal de la Armada Argentina y el Gobierno, que estuvo representado por el vicecanciller Daniel Raimondi. Este jueves, recibió a la prensa y, tras una visita al moderno buque rompehielos, respondió a todas las preguntas. Incluso a la más incómoda:

-En la Argentina hay mucha gente que cree que la marina británica estuvo involucrada en la desaparición del San Juan. Incluso algunos de los familiares de la tripulación. ¿Qué les diría usted?
-El único involucramiento que tuvo la Marina Real Británica en el caso del submarino argentino fue a partir de los esfuerzos realizados por este barco en el operativo de búsqueda y rescate. Es una pena que alguien pueda creer eso, porque con toda seguridad no es cierto.

-Se sospecha que el ARA San Juan estaba espiando a las fuerzas británicas, ¿qué cree usted?
-Creo que es poco probable, pero otras personas deberían aclararlo. La actividad normal de un submarino puede parecer a muchas personas una actividad de espionaje. Pero para mantener seguro a un submarino se debe tener toda la información sobre el estado del mar, el clima, la posición de barcos -especialmente los pesqueros, por las redes- y otras informaciones. Pero incluso en el caso de que fuera así, lo más importante es la pérdida de las familias. Nuestro deber como marineros es responder al pedido de auxilio, sin importar las circunstancias.

-¿La posición de un buque es un secreto, o es algo que saben los dos países en todos momento?
-El ejemplo que le daría es el del HMS Protector cuando llegaba a Buenos Aires. Salimos del Puerto de Montevideo, tuvimos que esperar un poco para iniciar la maniobra de ingreso, pero una vez que entramos al canal de ingreso, a los 14 minutos nuestra posición había sido informada por un usuario de Twitter. No hay sorpresas. La normativa internacional requiere mantener encendido el sistema de identificación AIS. Este es un buque para misiones pacíficas, pero también las naves militares deben informar en todo momento su posición. Los submarinos, que van bajo la superficie, no lo hacen. Esto vale tanto para los nuestros como para los de la Argentina. Pero es el modo en que operan los dos países.

-Cuando un buque ruso, similar a este, navegó cerca del Reino Unido, la BBC señaló que podía realizar operaciones de espionaje. ¿No deberíamos preocuparnos los argentinos por la presencia del Protector?
-Este es un barco de investigación. Toda la información que recolectamos durante la búsqueda del ARA San Juan la hemos compartido con los argentinos. Así, pueden saber cuál es la capacidad de nuestros instrumentos. O pueden ir al fabricante, nuestras capacidades están en google o la revista Jane, también están ustedes invitados a conocer cualquier parte del buque. No hay ningún secreto que esconder.

-Autoridades militares británicas sugirieron que se podrían realizar ejercicios conjuntos entre las dos armadas para practicar situaciones de búsqueda y recate. ¿Cree que es posible que ocurra en el futuro?
-En mi opinión, tiene sentido. Cuando hay un abanico de capacidades desplegadas, desde buques, helicópteros o rompehielos como el Irizar y el Protector, es natural que busquemos formas de trabajar juntos por el bien común. Con toda probabilidad, el número creciente de turistas que va cada año a la Antártida, nos obligará a ayudar a civiles en el futuro. Por eso, cualquier modo en que podamos mejorar el modo en que nos comunicamos y trabajamos en conjunto será muy importante.

-El trabajo en la Antártida se hace bajo un tratado internacional, cree que es posible ampliar este marco al resto del Atlántico Sur, a pesar de que aún persistan disputas sobre la soberanía?
-Creo que si podemos seguir ese camino, debemos hacerlo. Si podemos trabajar por la seguridad de las personas en el mar y el bien común, ¿por qué no hacerlo?. Durante esta visita invitamos a oficiales argentinos para que nos acompañen en la campaña antártica del año próximo y a mi me interesaría que algunos de mis marinos también pudieran embarcarse en el Irízar. Queremos aprender de quienes más conocen la Antártida.

jueves, 12 de abril de 2018

Próxima estación, ¿esperanza?

Por Bruno Lazzaro - Ambito.com
El Gobierno dice que incrementará la inversión en el servicio ferroviario, un medio de transporte vital para la comunicación y la economía de los pueblos. ¿Es posible volver a tener un sistema que permita recuperar el desarrollo poblacional y poner en competencia las economías regionales? 

La opinión de los especialistas y el plan multimodal.

De Ushuaia a La Quiaca hay diferentes tipos de distancias y de tiempos. Pero la medida que separa al punto más austral del país de la zona más al norte es una. Lo que varía es el medio de transporte. La ruta ferroviaria, aérea o terrestre. Lo que lleva y trae. Lo que está en el medio: un país. Con sus parecidos y sus diferencias. 

En cada tramo hay un lugar. Un territorio poblado que con el correr de los años se asentó y que también desapareció. Las causas a enumerar podrían ser varias, pero las consecuencias suelen ser más directas. El desarraigo, es aquello que se siente, pero que no se tiene. La pérdida de una identidad. El hecho de dejar de pertenecer. 

Uno de los principales beneficios del tren fue, es y será la comunicación. La unión de una o varias partes. Lo que conecta. Desde que Argentina sufrió la última de las tres grandes debacles ferroviarias, en 1991, sólo hubo algunos indicios de recuperación, pero no se llevó a cabo una reactivación de un medio de transporte que no sólo mejora la calidad de vida sino que ofrece una variable económica a la competitividad. 

Según dio a conocer, el Gobierno tiene pensando apostar a la red ferroviaria con el fin de recuperar aunque sea una parte minúscula de aquel auge que llevó a Argentina a concentrar el 50% de los servicios ferroviarios de América latina durante sus mejores épocas. ¿Pero realmente es posible? Fabio Quetglas, diputado nacional por la provincia de Buenos Aires y especialista en desarrollo territorial, asegura que "el Gobierno tiene una estrategia ferroviaria. Está aumentando la inversión en concreto. Estamos volviendo con una mirada que prioriza la carga, como ha pasado en otros países de características similares al nuestro. Con la intención, también, de reactivar los servicios en lugares turísticos".

Eso sí, agrega que para llevar acabo esto "la Argentina necesita una estrategia de conectividad ferroviaria integrada a una estrategia de desarrollo territorial. Que no significa reeditar lo que tuvo porque a lo largo de estos años la dinámica económica y sociodemográfica plantea nuevos desafíos y requerimientos en formas de conexión y servicios. Por eso hay un aumento de las autovías y de las low cost. En esa línea, el tren debe cumplir una parte de esa estrategia integrada a la conectividad". 
Allá lejos. Durante muchos años el tren fue la principal vía para conectar a los diferentes pueblos del país. Hoy la imagen parece parte de un pasado lejano. 

Para el diputado, el nivel de optimismo es alto: "En los próximos años nos vamos a dar cuenta de que tenemos conectadas las principales ciudades del país con servicios menores de los que teníamos en los 60, pero complementarios a los servicios aéreos y de buses. Se va a poder elegir y esa competencia va a ser positiva para el ciudadano".

El tren regula. En todo el sentido de su palabra. Y en la economía es un factor trascendental. Pero qué pasa con aquellas localidades que se vieron afectadas por los diferentes cierres. Con aquellas estaciones que no volvieron a abrir y que dejaron al descubierto una problemática que va más allá y que tiene que ver, una vez más, con las autonomías regionales. Hernán Ralinqueo es intendente de 25 de Mayo, un distrito con una extensión territorial de 200 km (que es atravesado por el ramal Roca). Según su opinión "los grandes perjudicados siempre terminan siendo los de interior. Contar con un servicio de ferrocarril de pasajeros es importante para pensar en el arraigo de las familias. Hay que trabajar en generar condiciones para que puedan desarrollarse. Es difícil cuando no tenés servicios. Y, principalmente, cuando ya no contás con ese tren que bajó la frecuencia y que ahora ya desapareció. Es hora de pensar que el tren tendría que ser una política, no de gasto sino de inversión".

La situación de 25 de Mayo no es la única. La gran mayoría de las localidades bonaerenses están tan atravesadas por las vías como por el propio conflicto que provoca que el tren no se haga presente. Ya hay decenas de pueblos desaparecidos o con peligro de sobrevivencia.

Un conocedor de la materia prefiere no opinar al respecto, pero sí deja un concepto claro: "Hay que dejar de llorar sobre la leche derramada. Dejamos de ser ese país rico y el servicio ferroviario pasó a ser insostenible porque no vive nadie en los pueblos. La queja de que no pasa el ferrocarril es de 10 personas. Y es una barbaridad. No hay lugar en el mundo que tenga un tren para conectar a un pueblo de 800 personas con uno de 1300. Si los ricos no lo pueden tener, Argentina tampoco".

Alex Vallega, licenciado en ciencias políticas y experto en trenes patagónicos, tiene una analogía al respecto. "Cuando en el interior los campos son abandonados, quedan a cargo de los capataces cuando estos también se van, dejan a cargo a los peones. Y para el hombre común es muy difícil defender los intereses que no son los propios. Si hubiese habido una presión más fuerte, con mayor presencia, el último gran golpe a los trenes en el 91 no hubiese sido tan fácil. En ese momento había un interior débil y por eso no se supo defender".

La del 91 fue la última de las grandes debacles sufridas por el sistema ferroviario argentino. Y las tres contaron con una gran particularidad. Lo explica Vallega. "En el 61 el presidente era Arturo Frondizi, un exradical que tenía como economistas a Roberto Alemann y Álvaro Alsogaray. En el 78, el que estaba a cargo del país era Rafael Videla y su ministro de Economía era José Alfredo Martínez de Hoz. ¿Quién estaba con Carlos Menem en el último golpe? Domingo Cavallo. Tres extractos políticos diferentes: un radical, un militar y un peronista. Pero con una particularidad: una continuidad en la línea de los economistas. Esa correlación y la desaparición de la figura del ministro de Transporte como alguien de peso dice mucho" 
Pesado y olvidado. La localidad de Heavy en La Pampa es una de las tantas por las que dejó de pasar el ferrocarril. Una acción que produjo un retroceso en el desarrollo poblacional.

"Ramal que para, ramal que cierra". La frase de Menem quedó en la historia y tuvo que ver con la última gran crisis. Una destrucción que tuvo diferentes etapas y que llevó a que cientos de pueblos vayan perdiendo la capacidad de prosperar. De desarrollarse por sus propios medios. 

Lo que siguió tuvo que ver con una serie de políticas desde donde surgió la figura de Hugo Moyano como principal opositor desde los gremios. "No es curioso que todo vaya sobre ruedas", dice Vallegas. Y agrega que "hasta 2004 había un tren en Neuquén al que se lo dio de baja por peligroso. ¿Acaso el mismo fósforo que se traslada por ruta no lo es? Son excusas. El problema es que no se ocupen los roles y que aún hoy un gremialista siga teniendo injerencia en la política de transporte".

Lo cierto es que luego de la instalación de los camiones como principal fuente de carga, la pelea entre Néstor Kirchner y Hugo Moyano, y la continuidad del conflicto con Cristina, provocó un revival en los trenes. Tanto que la figura del entonces ministro de Transporte, Florencio Randazzo llegó a picar en punta en las encuestas que lo posicionaban como gran favorito a quedarse con la gobernación en 2015. Algo que, como se sabe, el hombre de Chivilcoy declinó.

Vallegas aporta más. "Entiendo que este gobierno tenga la intención de hacerlo, pero no sé si lo logrará. Se ve la obra pública, pero los trenes no tienen frecuencia. Se necesita un tren que llegue a Córdoba en 9 horas desde Buenos Aires, que el tren de Mar del Plata tenga sentido. Pero alguien lo impide. El tren tiene un precio regulador. Y eso no les conviene a muchos porque empuja a bajar".

En lo concreto, el tren perdió terreno en todos los países. La comparativa con Europa califica como un absurdo si se tienen en cuenta las distancias. Pero en relación a países como Canada, India, Rusia, Estados Unidos o Australia, el achique se llevó adelante con la presencia de un encargado de transporte que aplicó de inmediato las diferentes vías para consolidar la idea de un servicio multimodal. 

En la actualidad el tren no parece tener las vías de comunicación necesarias para poder seguir cumpliendo con alguna de las necesidades básicas de la población. Resta saber si la intención del Gobierno se convertirá en realidad y si el sistema ferroviario tendrá la oportunidad de poder volver a brillar como antaño.
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