Mostrando entradas con la etiqueta Ciencia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ciencia. Mostrar todas las entradas

domingo, 7 de agosto de 2016

Desarrollan un sistema para obtener energía renovable de la unión de mares y ríos

(Noticias Ambientales) - Científicos de Suiza aprovechan la ósmosis de agua dulce y salada con gran eficiencia usando una membrana de solo tres átomos de espesor
 
Investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, Suiza, han desarrollado un sistema que genera electricidad a partir de ósmosis con una eficiencia sin precedentes. Su trabajo utiliza, agua de mar, agua dulce, y un nuevo tipo de membrana de sólo tres átomos de espesor.

Los defensores de la energía limpia pronto tendrán una nueva fuente para añadir a la energía solar, eólica e hidroeléctrica: la energía osmótica.

Se trata de energía generada por un fenómeno natural que se produce cuando el agua dulce entra en contacto con el agua de mar a través de una membrana.

Investigadores del Laboratorio de Biología de Nanoescala de la EPFL han desarrollado un sistema de generación de energía osmótica que ofrece rendimientos nunca antes vistos. El concepto es bastante simple. Una membrana semipermeable separa dos fluidos con diferentes concentraciones de sal. Los iones de sal viajan a través de la membrana hasta que las concentraciones de sal en los dos fluidos alcanzan el equilibrio. Ese fenómeno es precisamente la ósmosis.

Si el sistema se utiliza con agua de mar y agua dulce, los iones de sal en el agua de mar pasan a través de la membrana hacia el agua dulce hasta que ambos líquidos tienen la misma concentración de sal. Y puesto que un ion es simplemente un átomo con una carga eléctrica, el movimiento de los iones de sal puede aprovecharse para generar electricidad.

martes, 2 de agosto de 2016

Aeroplano de Airbus volará de El Calafate a la estratósfera para estudiar el clima

Por María Gabriela Ensinck - Cronista.com
A mediados de agosto, el Perlan II remontará aprovechando los vientos de montaña de la Patagonia. Su misión será la de recoger datos sobre las condiciones meteorológicas
A mediados de agosto, dos pilotos experimentados a bordo del planeador Perlan II, partirán desde El Calafate en busca de un doble récord científico: demostrar que un avión sin motor puede remontarse a la estratósfera aprovechando los vientos patagónicos, y aportar nuevas evidencias de los efectos del cambio climático en la atmósfera terrestre.

Se trata de la segunda misión de este aeroplano experimental (la primera se llevó a cabo en mayo en Minden, Nevada), y forma parte del Proyecto Perlan, iniciativa sin fines de lucro apoyada por el grupo Airbus. La razón por la que se eligió El Calafate como punto de partida, es que, por su cercanía con el Polo Sur, entre agosto y septiembre se generan corrientes de aire de montaña, conocidas como “ondas estratosféricas” que llegan hasta el límite con el espacio. “Tras el éxito de la misión en el desierto de Nevada, estamos listos para despegar desde la Patagonia, en busca de descubrimientos sobre nuestra atmósfera y un nuevo récord de vuelo en altitud sin motor”, dijo el responsable de la misión Perlan II, Ed Warnor. Antes de poder “surfear” las ondas de montaña estratosféricas, el Perlan II será “remolcado” por un avión propulsado. Cuando se desprenda, el piloto James Payne y su copiloto planearán por su cuenta de seis a ocho horas.

Gracias a su cabina presurizada, la aeronave puede volar hasta 90.000 pies (27,4 km) de altura sin necesidad de que su tripulación lleve trajes especiales. En esta oportunidad, se espera que alcance los 50.600 pies (15,5 km), y mejore el récord que establecieron en 2006 Steve Fossett y Einar Enevoldson, iniciadores del proyecto, a bordo del Perlan I. Con todo, la misión principal del Perlan II es explorar los límites del espacio sin contaminar, y recoger datos de los fenómenos meteorológicos en la atmósfera superior que puedan aportar una nueva visión sobre los efectos del cambio climático.

Para esto, transportará experimentos de científicos, colegios y universidades de todo el mundo. Uno de ellos buscará comprender cómo contribuye el Vórtice Polar (una suerte de ciclón en el Polo) en la transferencia de energía entre las capas más bajas de la atmósfera con las superiores y de qué manera las ondas orográficas (o estratosféricas) afectan la capa de ozono. El avión mide 25,6 metros; pesa 816 kilos y alcanza una velocidad máxima de 450,6 km/h. A ese punto, el indicador de velocidad mostrará solo 36 nudos (unos 66 km/h), debido al aire ultra- delgado a los 27.360 metros de altitud. “A esa altitud, se pueden ver las estrellas en pleno día”, declaró Payne.

En caso de emergencia, los pilotos tirarían de un paracaídas que rápidamente descenderá el avión a una altitud menor. Entonces, se desplegaría un segundo paracaídas de recuperación, bajando suavemente al Perlan II hasta el suelo. Una de las mayores contribuciones de esta experiencia será incentivar en los jóvenes el estudio de materias STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática, por sus siglas en inglés), quienes podrán seguir los pormenores de la aventura a través de Twitter @PerlanProject.

Además, el proyecto permitirá al grupo Airbus, principal sponsor de la iniciativa, ampliar su conocimiento sobre los vuelos a gran altura. “La visión de este proyecto es volar a una altitud que ninguna aeronave jamás alcanzó, y es un orgullo para nuestra compañía participar de esta extraordinaria aventura”, declaró Allan McArtor, presidente y CEO de Airbus Group. Los aprendizajes que surjan de esta misión contribuirán al diseño de una aeronave que pueda volar en planetas con atmósferas ultra-delgadas, como Marte.

jueves, 7 de julio de 2016

Crean un árbol que produce 40 tipos de frutas por sí solo

Por Romina Bevilacqua - upsocl.com
El premiado artista de la Universidad de Syracuse, Sam Van Aken, ha creado un híbrido llamado “El árbol de las 40 Frutas”, y el árbol real es tan asombroso como suena su nombre. La mayor parte del año se ve como un árbol común y corriente, pero cuando llega la primavera florecen sus flores y el árbol se tiñe de diversos tonos blancos, rosados y pasteles.

Luego desde julio a octubre, cultiva 40 tipos diferentes de fruta que incluyen, cerezas, albaricoques (damascos), melocotones (duraznos) e incluso almendras.

Este festín frutal se debe a que Van Aken fusionó una variedad de plantas frutales incluyendo árboles nativos, herencias y frutas de la antigüedad, algunas de ellas tienen cientos de años. Pero hizo esto sin la necesidad de complicadas técnicas ni experimentos de laboratorio: lo hizo “naturalmente”.

Su fuente principal es un huerto en la Estación Agricultural Experiment Station del Estado de Nueva York, el cual licitó cuando escuchó que se iba a demoler. Después de desarrollar una línea de tiempo sobre las 250 especies y cuándo estas florecían en relación a las demás, él añadió unas cuantas de ellas a la raíz de un solo árbol. Cuando su “árbol en proceso” tuvo alrededor de 2 años, añadió más variedades como ramas separadas. A este tipo de intervención se le llama “Chip budding” en inglés o injerto.
Ag2-332002Tbudding
Después de que el tronco sana y se funde con la nueva rama al pasar el invierno, esta rama pasa a ser una más de las ramas normales del árbol. Hasta ahora se han creado 16 de estos árboles de 40 frutas y cada uno ha tardado alrededor de 5 años en formarse. El artista escogió frutas con carozo –como la cereza y el melocotón (durazno)– porque son muy diversas y son compatibles entre sí. Y un poco de ajo y menta mantienen a los ciervos lejos del árbol.
“Al esculpir las diferentes variedades en el árbol en cierto orden, puedo esencialmente saber de qué forma van a florecer y dar frutos”, dice Van Aken. “Me han dicho las personas que tienen (este árbol) en sus casas que provee la perfecta cantidad y variedad de frutas”, añade.

jueves, 9 de junio de 2016

Sin tantos avances en ciencia

Por Pablo Kreimer - LA NACION
En los últimos 12 años hubo progresos en las políticas diseñadas para el sector, pero no se trató de la "época dorada" que algunos imaginan; la Argentina tuvo una performance peor que otros países de la región


Los debates surgidos a partir de la intervención de Adrián Paenza -que expresó su disconformidad con las políticas del Gobierno y calificó como una "traición" la permanencia de Lino Barañao al frente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación- tienen muchas falacias, pero son una excelente oportunidad para discutir seriamente sobre la ciencia en la Argentina.

En los últimos doce años hubo avances en las políticas de ciencia y tecnología, pero estamos muy lejos de la "época dorada" que algunos imaginan.

Repasemos algunos aspectos positivos: en 2007 se creó el Ministerio de Ciencia y Tecnología, se aumentaron los ingresos a la carrera de investigador científico del Conicet y la cantidad de becas; se crearon proyectos de desarrollo tecnológico y social (PDTS), y se destinaron esfuerzos de relativa importancia para la construcción edilicia y de ciertas infraestructuras, entre otras cosas. También se dio un apoyo explícito a Invap y un par de emprendimientos más, y se crearon algunos fondos para estimular la producción tecnológica.

Podría decirse que la política científica se resume en dos aspectos centrales. Por un lado, estimular la producción de conocimientos científicos de la más alta calidad. Por el otro, orientar esos conocimientos, y generar los mecanismos para su uso social o económico.

En ambos aspectos, la Argentina tiene resultados mediocres, peores que otros países de la región, lo que es resultado de las políticas implementadas. Que en períodos y gestiones anteriores los resultados fueran mucho peores no exime, por supuesto, del análisis presente. Y mucho menos alienta a exaltarlo como modelo.

Es común medir la calidad de los productos científicos según la cantidad de artículos publicados en revistas internacionales (aunque existen debates, por ejemplo, ya que no vale igual para las ciencias sociales o las tecnológicas). Según los propios datos del Mincyt, la producción de artículos de la Argentina creció un 17% entre 2009 y 2013 (plena "época dorada"). Parece bastante. Pero en el mismo período en Brasil aumentaron un 35%, en Chile un 56%, en México un 75% y en Colombia un 78%. La comparación con México es particularmente interesante: hace una década tenía una producción científica similar, y hoy casi duplica la de nuestro país. De los países de América latina el único que tiene un crecimiento menor que la Argentina es Venezuela: la cantidad de artículos bajó el 9%. Nada que agregar.

Es importante explicar la expresión "no se pagan los subsidios desde hace dos o tres años": para hacer investigación científica es indispensable contar con aparatos específicos -a veces sofisticados- y que funcionen. Además, es necesario comprar periódicamente reactivos ("frasquitos"), sin los cuales simplemente no se puede trabajar, como un respostero si no puede reparar o cambiar el horno, o comprar harina, huevos o chocolate. Si durante dos años no se paga, las actividades no se pueden planificar, o se atrasan, o se hacen "atadas con alambre". O no se hacen.

Además, el monto de los subsidios ha sido muy bajo: un promedio de 10.000 o 15.000 dólares por año por proyecto (datos promedio del Foncyt, principal financiador). Con alta inflación, al cabo de tres años se pierde la mitad de su valor. Además, a esos montos sólo acceden grupos muy buenos, ya que el Foncyt tiene una evaluación muy exigente y un número limitado de proyectos, y sólo las más altas calificaciones acceden a los fondos. Hay unos muy poquitos grupos que pueden tener fondos más importantes, pero la mayoría cuenta con muchos menos recursos (en las universidades es mucho menor: la UBA otorga un máximo de algo más de US$ 1000 por año para todo el grupo).

Con ese dinero es difícil hacer ciencia de excelencia: el viaje de dos investigadores a un congreso internacional implica gastar la mitad del dinero. Y ni hablar de andar comprando reactivos o materiales que se necesitan.

Sigamos con los salarios, tema que parece tabú (como si los científicos se alimentaran de la episteme): desde hace años los investigadores argentinos son los que peores salarios reciben, entre los países más relevantes de América latina: un investigador independiente del Conicet (unos 15 años de antigüedad, normalmente con doctorado y posdoctorado) gana de bolsillo entre 1500 y 1800 dólares por mes. Eso es entre la mitad y un tercio de lo que ganan en Brasil, Chile, Colombia o Uruguay. Aunque la vocación no se mide sólo en dinero, estimular vocaciones científicas con esos salarios se hace cuesta arriba.

Hablemos del otro objetivo: la transferencia de conocimientos. Más allá del apoyo a Invap y otras iniciativas valiosas (como la asociación entre YPF y el Conicet), globalmente el conocimiento que se produce en nuestro país tiene escasísimas aplicaciones y usos productivos. Hace años llamé a ese fenómeno CANA (Conocimiento Aplicable No Aplicado). Sin querer abrumar con cifras (necesarias para discutir seriamente), la cantidad de patentes otorgadas (un indicador indirecto pero indicador al fin) muestra que la Argentina no aumentó, e incluso disminuyó, según los años que se consideren (datos de Ricyt): Colombia registra para 2013 el doble de patentes que nuestro país, Brasil el triple y México cinco veces más.

El gasto de las empresas en CyT, que en los países desarrollados es más de la mitad del gasto total, ha sido un problema tradicional en América latina. Sin embargo, en nuestro país es peor: menos de 25% del total; en Chile y Colombia es un tercio, mientras que en Brasil ya se acerca a la mitad. Al igual que en los salarios, no nos comparamos con Alemania, sino con nuestros vecinos.

Otro punto oscuro: nuestro país prácticamente no otorga becas para el exterior, de doctorado y posdoctorado, desde la crisis de 2001 (sólo unas pocas decenas por año). En un mundo globalizado, las elites científicas suelen circular; pero como nuestro país no lo financia, los jóvenes buscan las oportunidades para ir al extranjero según el financiamiento de quienes los reciben, para trabajar en los temas que les interesan... a quienes los reciben. Cuando regresan, normalmente siguen trabajando en esos temas, y difícilmente en aquellos que podrían ser útiles al país. Exactamente lo contrario de lo que hizo, por ejemplo, Brasil a comienzos de los años 2000.

No es honesto intelectualmente atribuir todas estas dificultades a la devaluación operada por el nuevo gobierno. Esto profundizó algunas cuestiones, pero todas las dificultades son de larga data. Así como si decimos que no hay pobres (o que hay menos que en Alemania) resulta imposible luchar contra la pobreza, si pensamos que tenemos una ciencia maravillosa (aun si tenemos excelentes científicos) que genera conocimiento útil para nuestra sociedad, no vamos a superar la preocupante situación actual.

Especialista en sociología política e historia de la ciencia. Investigador principal del Conicet

sábado, 12 de marzo de 2016

Crean medallones de carne que ayudan a prevenir enfermedades

HambuirguesaPor Esteban Fuentes - Clarin Rural - Fueron desarrollados por especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Le agregan aceite de lino, rico en Omega 3.


Investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Industrial están desarrollando  medallones de carne enriquecido con microcápsulas de aceite de lino. Este aceite vegetal en particular posee más de un 50% de ácido alfa linoleico (ALA), un ácido graso Omega3.
   
“Queríamos darle mayor valor nutritivo a una comida que es de consumo masivo, sobre todo por los más chicos, adicionándole el aceite microencapsulado”, destacó a Clarín Rural la doctora Gabriela Gallardo, de la Unidad de Investigación y Desarrollo del Centro INTI-Carnes.
   
 El principal beneficio de consumir ácidos grasos Omega 3, según explicó la investigadora, es ayudar a la prevención de enfermedades neurológicas, accidentes cerebro vasculares (ACV) y enfermedades cardíacas. "Este tipo de ácidos grasos juegan un rol importante en la nutrición temprana de los niños, ya que intervienen en el desarrollo del sistema nervioso”.
Gabriela Gallardo, doctora del INTI, también integró las microcápsulas de aceite de lino a barritas  de cereal. /INTImedios.  La ingesta diaria de ácidos grasos Omega3, sostuvo, es recomendada por diversos organismos, como por ejemplo la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Norteamericana del Corazón (AHA).
   
Uno de los objetivos de este trabajo "es incentivar a productores locales de aceite de lino apto para consumo humano para que produzcan un producto con mayor valor agregado y venderlo luego como materia prima a empresas productoras de alimentos. Es importante aclarar que el Código Alimentario Argentino debe primero incorporar dicho aceite", sostuvo.
    
Investigadores del INTI en pleno trabajo durante el desarrollo de los  medallones de carne con microcápsulas de aceite de lino.
Investigadores del INTI en pleno trabajo durante el desarrollo de los  medallones de carne con microcápsulas de aceite de lino.
La investigación para el desarrollo de los medallones de carne con microcápsulas de aceite de lino duró 4 años. /INTImedios.
   
Según explicó Gallardo, esta investigación comenzó hace aproximadamente cuatro años. “Desde el INTI venimos desarrollando diversos alimentos funcionales, como barritas de cereal y panes, con el agregado de microcápsulas de aceite de lino. El objetivo final del trabajo es poder lograr la transferencia del desarrollo a la industria”.
   
Y agregó también que su grupo está trabajando con otros aceites ricos en este tipo de ácidos grasos, tanto de origen vegetal como animal.  “Actualmente estamos trabajando con una empresa de Mar del Plata, productora de aceite de pescado, para microencapsular dicho aceite y así poder elaborar productos nutracéuticos y alimentos funcionales”, agregó.
   
Asimismo, la doctora del INTI explicó que los ácidos grasos Omega 3, debido a su estructura química, son muy  lábiles. O sea, se oxidan fácilmente en presencia de luz, agua, oxígeno y altas temperaturas. “Si se utiliza el aceite sin microencapsular en alimentos que luego van a ser cocinados a altas temperaturas, se van a oxidar y, como consecuencia, se van a generar compuestos de sabor y olor desagradable, además de perder las propiedades beneficiosas para el organismo.
   
En este sentido, la microencapsulación surge como una herramienta muy útil para proteger al aceite de estos factores ambientales, transformando al líquido en un polvo de más fácil manipulación y reduciendo el olor y el sabor desagradable que posee de por sí el aceite de pescado, por ejemplo.
 
Esto último es una gran ventaja, ya que muchos consumidores rechazan productos derivados de pescado por su fuerte olor y sabor, a pesar de los importantes beneficios que poseen.

jueves, 17 de diciembre de 2015

Dos ministerios, doce desafíos

Por Nora Bär, Fabiola Czubaj - LA NACION
Barañao, que sigue en la cartera de Ciencia, deberá continuar con su política de desarrollo de obras y de formación de profesionales; en Salud, Lemus tendrá que volver confiables las estadísticas del sector; la opinión de los especialistas.

Ciencia: lo primero: mantener el ritmo y la calidad de la investigación, y acercarla a la sociedad

Por ser el único ministro que sigue en su cargo, Lino Barañao corre con ventaja a la hora de ponerse a trabajar en la nueva gestión. De larga actuación como investigador del Conicet y docente de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, y con experiencia en la función pública como presidente de la Agencia de Promoción Científica y Tecnológica, que distribuye los fondos para la ciencia local, este doctor en Química que fue uno de los creadores de los primeros bovinos clonados del país (un proyecto que unió a la universidad pública y la empresa privada) organizó el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva desde cero y atrajo a la función pública a personal altamente calificado. Durante los últimos ocho años, planificó y siguió de cerca cada una de las iniciativas planteadas desde su cartera, lo que le otorga un conocimiento particular de los equipos de trabajo, los programas en marcha, las líneas de crédito con que se financia la actividad científica, los acuerdos internacionales y las ideas estratégicas que orientan el trabajo diario. De alguna forma, el ministerio es su obra, su criatura.

Barañao puede ufanarse de haber construido casi 200.000 m2 de obras (entre las que se cuenta el Polo Científico y Tecnológico de las ex Bodegas Giol); de haber aumentado un 55% el cuerpo de investigadores y un 50% el de becarios del Conicet; de haber repatriado a más de 1225 científicos; de haber firmado 160 acuerdos intergubernamentales e interinstitucionales con 70 países; de haber creado siete centros binacionales; de haber lanzado programas de reequipamiento; de contribuir a la federalización del Conicet, y del aumento de publicaciones en revistas de alto impacto durante su gestión.

Pero, por supuesto, resta mucho por hacer. El primero y el más crucial de los desafíos es mantener el ritmo, continuando con el plan de obras y la formación de recursos humanos, la compra de equipamiento científico, e integrando el sistema científico tecnológico con otras áreas de la vida nacional, particularmente con las pymes que no pueden financiar planes de investigación y desarrollo para ser competitivas. La meta de Barañao, según sus propias declaraciones, es promover una ciencia "orientada al uso". Si podrá o no hacerlo en el nuevo contexto político es, por ahora, una pregunta abierta.

1.Rearmar la cúpula de la cartera

La decisión de Barañao de continuar al frente del ministerio con un gobierno de signo contrario fue recibida con reacciones variadas, tanto entre los científicos como dentro de la propia cartera. Aunque no existen precisiones, pudo saberse que la mayoría de los secretarios y dos de los cuatro subsecretarios del anterior ministerio no lo acompañarían en su nueva gestión. Tampoco seguirá al frente del Conicet el doctor Roberto Salvarezza, un nombramiento de 2012 que llevó su firma. En su renuncia, Salvarezza afirma que no cree "que sea posible llevar políticas de Estado desde la esfera de un ministerio solamente". Este escenario lo obligará a rearmarse e identificar cuadros técnicos con capacidad de gestión para llenar los puestos vacantes.

2. Aumentar la inversión en el área

En los primeros ocho años del ministerio, si bien hubo un considerable aumento en inversión en el área, el país quedó lejos del mínimo recomendado por la Unesco, el 1% del PBI. El presidente Mauricio Macri prometió duplicar y hasta triplicar esa cifra. Aunque Barañao se muestra renuente a reclamar mayores fondos sin precisar antes en qué se invertirán y más bien a favor de desarrollar grandes proyectos aprobados por el Congreso, el sistema científico debe hacer frente a la compra de insumos importados y continuar con su reequipamiento para la investigación y el programa de obras de infraestructura. Para enfrentar iniciativas cada vez más ambiciosas y actualizar el monto de los subsidios, se necesitan recursos.

3. Insumos y trámites, por la vía rápida

Diseñar mecanismos para la importación de equipos e insumos es una de las más urgentes tareas pendientes. La complicada burocracia estatal es motivo de quejas insistentes entre los investigadores. "Es nefasto", "Una pérdida de tiempo", "Imposibilita hasta los trabajos más banales", "Desalienta cualquier iniciativa", "Te puede llevar un año comprar un juego de lentes para el microscopio" son algunos de los lamentos que se escuchan cuando se les pregunta por este tema. Los científicos subrayan que el sistema es tan complicado que muchas veces dejan trabajos de lado para no tener que llenar planillas y reconocen que no se sienten cómodos haciendo trámites cuando deberían estar investigando.

4. Puentes entre la ciencia y la empresa

En este nuevo período al frente del ministerio, Barañao manifestó que pretende que el éxito de su gestión sea evaluado no sólo por el número de trabajos publicados en revistas científicas, sino también por la cantidad de puestos de trabajo generados. Esto exigirá el esfuerzo de acercar el sistema científico al aparato productivo e incluso a la gestión pública, pero sin descuidar el estímulo a la investigación básica de calidad. La formación de doctores, todavía baja en la Argentina, es crucial para mejorar el nivel académico de las universidades, promover la innovación y la competitividad en las compañías privadas y hasta para diseñar políticas y soluciones creativas surgidas de un análisis riguroso de los problemas locales.

5. Sueldos, un problema pendiente

A pesar de que a comienzos de año hubo promesas del ex ministro de Economía de que se revisarían los sueldos de investigadores, técnicos y becarios, siguen desactualizados. Hace algunas semanas, la por entonces presidenta Cristina Kirchner anunció durante el acto de inauguración del nuevo Centro Cultural de la Ciencia que se otorgaba la jubilación del 85% al personal de apoyo del Conicet. Y el 24 pasado se publicó en el Boletín Oficial el decreto 2503/2015, que asigna distintos rangos de jerarquización en concepto de "Suplemento Especial Remunerativo No Bonificable" para los miembros de la carrera del investigador y del personal de apoyo. En declaraciones a Télam, Barañao afirmó que los aumentos se fijarán por paritarias.

6.Los ejes de la nueva gestión

Según fuentes del nuevo ministerio, los ejes de la gestión serán:

a) Continuidad del proceso de fortalecimiento del sistema y de su interacción con otras áreas (producción, trabajo, salud) para que la inversión en ciencia y tecnología se convierta en bienes y servicios que mejoren la calidad de vida de la población.

b) Federalización: apoyo a proyectos regionales y creación de centros interinstitucionales en las provincias.

c) Acoplamiento entre la generación de conocimiento y la generación de riqueza a través de financiamiento de consorcios público privados en proyectos estratégicos, incremento de empresas tecnológicas, desarrollo de cadenas productivas intensivas en conocimiento.

Salud: un nuevo plan federal, la cobertura universal y la atención primaria, prioridades de la gestión

Cuando el nuevo ministro de Salud ingresó a su despacho del histórico edificio de Obras y Servicios Públicos, sobre la avenida 9 de Julio, supo que tenía por delante no pocos desafíos. Con unos 22.000 millones de pesos presupuestados este año, el Ministerio de Salud de la Nación recibió a Jorge Lemus y su equipo con la necesidad de modernizar y transparentar su funcionamiento.

La salud, un asunto clave para la población que estuvo ausente en la campaña presidencial, está en terapia intensiva. Sólo las enormes desigualdades en el acceso a los servicios y la calidad de las prestaciones por el lugar de residencia o el tipo de cobertura siguen siendo una deuda pendiente.

En un traspaso de gestión "ordenado", como coincidieron ambas partes, el ministro saliente, Daniel Gollán, y Lemus se reunieron para el saludo de rigor. Del resto se están ocupando los equipos técnicos. Aún había dudas con algunos nombres de la nueva gestión. Pero la mesa chica de las decisiones volverá a reunir a gran parte de los colaboradores del ex ministro de Salud porteño.

Según informaron a la nacion desde el equipo ministerial, se trabaja contra reloj en los lineamientos de un plan federal de salud, que incluya "el diálogo, el consenso y las alianzas estratégicas para las políticas de Estado".

La gestión en los próximos cuatro años estaría orientada a reforzar y ampliar el nivel de atención primaria y a reorganizar la cobertura universal, junto con "un enfoque intersectorial" de los determinantes de la salud (circunstancias en las que la población nace, vive y envejece), según anticiparon, sin más precisiones. Son esos determinantes sociales los que, para la Organización Mundial de la Salud (OMS), explican la mayor parte de las inequidades sanitarias en un país.

Los ejes que trascendieron incluyen también la calidad y los recursos del sistema en general, es decir, de todos los subsectores (público, privado y seguridad social).

Pero ¿qué desafíos esperan a la nueva gestión? la nacion identificó las deudas pendientes y consultó a especialistas reconocidos por su trabajo en distintas áreas con impronta social. Éstas son, al menos, seis de los temas que reclaman atención.

1. Cifras confiables y registro unificado

Las estadísticas son clave no sólo para conocer el estado de situación de la salud de la población, sino también para diseñar políticas, difundir información, asignar recursos y reforzar deficiencias. Falsear o manipular esas cifras no hace más que ocultar los problemas en el corto plazo. El federalismo no debe seguir siendo excusa para el retraso en la notificación de enfermedades y la actualización de la información epidemiológica. Fortalecer su registro online con criterios unificados en todas las provincias, agilizar los canales de transmisión y contar con una sala de situación nacional con la mejor tecnología disponible mejorará la respuesta sanitaria y facilitará la comunicación con la población.

2. Cobertura universal, más allá del relato

Encuestas del Ministerio de Salud revelan que las personas pobres y aquellas sin cobertura hacen menos controles y consultas preventivas. Según Adolfo Rubinstein, director general del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria, para que la cobertura universal abandone la teoría es necesario crear un Programa de Seguro Público Sanitario Federal, que integre a otros como el Nacer-Sumar y Redes, "para avanzar hacia un seguro público sanitario federal", y un Programa Nacional de Salud Familiar para fortalecer la atención primaria "como base del sistema". Transparentar la política de cobertura de fármacos y tratamientos a través del Programa Médico Obligatorio exige crear una Agencia de Evaluación de Tecnologías.

3. Cuidar a los más débiles: los chicos

Con la desnutrición, la mortalidad infantil es una prioridad. "Es necesario definir qué chicos se mueren, ya que no se trata de desgracias igualitarias: los más vulnerables están desproporcionadamente representados entre los que mueren. Luego, tenemos que entender mejor las enfermedades y las fallas de los procesos de salud pública que cuestan vidas", opina Fernando Polack, director de la Fundación Infant y profesor del Departamento de Pediatría de la Universidad de Vanderbilt. Un tercio de las muertes infantiles ocurre en las primeras 24 horas. "En muchas áreas del país, la mitad de los lactantes mueren en sus casas y no en centros sanitarios." Por esto, políticas como la de vacunación deberían "cuidarse y expandirse".

4. Recuperar la equidad y la eficiencia

Sostenibilidad, racionalidad y legitimidad son hoy tres grandes déficits del sistema de salud argentino para Federico Tobar, consultor internacional en salud y asesor de las Naciones Unidas. Residen y derivan de los costos de salud cada vez más altos, la desorganización y la falta de coordinación entre los subsectores, y el desentendimiento progresivo del Estado nacional con la salud de la población. El Grupo PAIS (Pacto por la Inclusión en Salud) propone un Seguro Nacional de Enfermedades Catastróficas, un fondo de equidad "para un financiamiento justo de la salud en las provincias" y seguros provinciales "con un piso de cobertura similar al de las obras sociales y prepagas". Coincide en crear la Agencia de Evaluación de Tecnologías.

5. Prevenir siempre es mejor que curar

La carga de los efectos del tabaquismo y las enfermedades cardiovasculares para los sistemas de salud demuestra la importancia de las políticas de prevención, sobre todo cuando las enfermedades no transmisibles están entre las principales causas de discapacidad y muerte. La información y el acceso a la cobertura son fundamentales para evitar o modificar conductas de riesgo o hábitos nocivos, sobre todo si existen intervenciones basadas en la evidencia de probada efectividad. Campañas públicas esporádicas y un modelo de atención en el que el tiempo de consulta alcanza sólo para hablar de síntomas y recetar, dejan de lado oportunidades valiosas para prevenir y reducir los factores de riesgo.

6.Investigar (más) en salud pública

Una enorme deuda pendiente en salud pública es la investigación. Rubinstein, que también dirige la Maestría en Efectividad Clínica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, considera indispensable desarrollar desde la cartera sanitaria un programa integral de fortalecimiento de la investigación para mejorar la salud pública. "Apenas el 6% de los fondos de toda la investigación biomédica que hoy se hace en nuestro país está dedicado a la investigación clínica y en salud pública", precisa. Sus resultados también favorecen la toma de decisión basada en evidencia, la asignación de recursos y el diseño de políticas sanitarias que beneficien a la población.

viernes, 28 de agosto de 2015

Pampa Azul

Por SUSANA GALLARDO
Es una iniciativa coordinada desde el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, en la que participan varios ministerios, institutos de investigación y universidades. Se trata de una política de Estado orientada a concentrar esfuerzos en la investigación y apoyar con información la soberanía argentina en el Atlántico Sur.
Las investigaciones en todas las áreas que componen el proyecto Pampa Azul requieren de buques oceanográficos bien equipados. Actualmente, las campañas se llevan a cabo con el buque Puerto Deseado –perteneciente al CONICET y operado por la Armada Argentina–, o mediante buques de bandera extranjera a través de proyectos de investigación conjuntos con otros países.
Las investigaciones en todas las áreas que componen el proyecto Pampa Azul requieren de buques oceanográficos bien equipados. Actualmente, las campañas se llevan a cabo con el buque Puerto Deseado –perteneciente al CONICET y operado por la Armada Argentina–, o mediante buques de bandera extranjera a través de proyectos de investigación conjuntos con otros países.

Las investigaciones en todas las áreas que componen el proyecto Pampa Azul requieren de buques oceanográficos bien equipados. Actualmente, las campañas se llevan a cabo con el buque Puerto Deseado –perteneciente al CONICET –, o mediante buques de bandera extranjera a través de proyectos de investigación conjuntos con otros países.

Es una inmensa planicie que esconde un valioso tesoro. Es argentina, como la pampa, y no es verde sino azul. Es nuestro mar, esa dilatada extensión, poco conocida, que encierra una gran riqueza biológica, pesquera y, seguramente, también de hidrocarburos. De hecho, se ha afirmado que las pampas azules son más fecundas que las pampas verdes.

Es por eso que se le dio ese nombre, Pampa Azul, a una iniciativa del Estado que tiene por finalidad fortalecer el conocimiento científico de nuestros mares como fundamento de las políticas de conservación y manejo de los recursos naturales, así como respaldo de la soberanía argentina en el Atlántico Sur.
“La iniciativa Pampa Azul es revolucionaria en términos de articulación de política de Estado en cuanto a la investigación científica marítima; es algo largamente esperado, y uno se sorprende de que no se haya hecho antes”, afirma Javier Figueroa, Subsecretario de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto. Y agrega: “La idea básica es concentrar esfuerzos en política científica y respaldar la política exterior; básicamente la idea es convertir en activos políticos nuestros activos científicos”.

Y adelanta: “Se están incorporando barcos y se programan campañas científicas en áreas de interés nacional donde antes la actividad científica era limitada, existe un programa de equipamiento, y tratamos de que todas estas actividades tengan un respaldo legislativo de manera de asegurar la financiación”.

Por su parte, Claudio Campagna, miembro de la Comisión Asesora Científica de la iniciativa Pampa Azul, señala: “Es un muy esperado y necesario reconocimiento de la importancia de los ambientes marinos para la Argentina. Es una oportunidad histórica para las ciencias del mar en el país y para los investigadores e instituciones dedicados a ellas”. Y prosigue: “Es la primera vez que un plan nacional conduce la investigación científica marina con el amplio apoyo de instituciones y expertos”.

Alberto Piola, investigador del Servicio de Hidrografía Naval y del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos (DCAO) de Exactas-UBA, destaca: “Esta iniciativa tiene un propósito científico: contribuir al avance del conocimiento del mar mediante la investigación oceanográfica a gran escala, pero también se busca plasmar en la sociedad un mayor interés y curiosidad por el mar”.

Puntos estratégicos
La iniciativa Pampa Azul prevé fortalecer la investigación en cinco puntos clave del Atlántico Sur, donde se concentra la mayor presencia de fitoplancton, biodiversidad y riqueza pesquera: el llamado “Agujero Azul” del talud continental; el banco Burdwood-Namuncurá; el Golfo San Jorge; los espacios marítimos de las islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur y el estuario del Río de la Plata.

El talud continental, un fuerte declive entre los 200 y los 4000 metros bajo el nivel del mar donde entran en contacto las aguas jurisdiccionales argentinas con el océano, es el más productivo y extenso de los frentes marinos de la región. Allí, la abundancia de fitoplancton y la presencia de ciertos fenómenos oceanográficos vinculados a las corrientes marinas contribuyen a una gran riqueza pesquera.

Respecto del banco Burdwood-Namuncurá, es un área de poca profundidad (entre 50 y 200 metros), ubicada a unos 150 kilómetros al este de la isla de los Estados. En sus aguas se alimentan albatros, petreles, pingüinos, lobos y elefantes marinos; y en aguas adyacentes hay sitios de reproducción de peces y de desove de la sardina fueguina. En 2008, el Consejo Federal Pesquero estableció un área de veda total y permanente para la pesca en el banco, y en agosto de 2013 fue declarado como área marina protegida por ley 26.785.

El Golfo San Jorge, una de las áreas costeras prioritarias, contiene importantes recursos pesqueros, en especial merluza y langostino. En la cuarta área, los espacios marítimos de las islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur, se observan extensos florecimientos de fitoplancton, que son de gran interés para la investigación.

La quinta área es el estuario del Río de la Plata, uno de los más grandes del mundo, y cuyas características físicas y químicas se relacionan con el comportamiento de los sedimentos. De hecho, este estuario recibe, anualmente, unos 80 millones de toneladas de arenas, limos y arcillas, que son arrastrados por los ríos Paraná y Uruguay. Los impactos de esta descarga de agua dulce se extienden a más de 1000 kilómetros de la desembocadura, sobre la plataforma continental bonaerense, de Uruguay y del sur de Brasil.

Las investigaciones en todas estas áreas requieren de buques oceanográficos bien equipados. Actualmente, las campañas se llevan a cabo con el buque Puerto Deseado –perteneciente al CONICET y operado por la Armada Argentina–, o mediante buques de bandera extranjera a través de proyectos de investigación conjuntos con otros países. La iniciativa Pampa Azul prevé la compra de un barco oceanográfico a Alemania.

Recursos humanos
Para estudiar el mar no sólo se necesitan barcos, sino también gente formada. “Se requieren recursos humanos especializados en oceanografía, que puedan subir a un barco y saber qué buscar”, afirma Matilde Rusticucci, directora del DCAO.

Entre otros temas, un oceanógrafo físico entiende cómo funciona el océano, cómo es la circulación del agua en cuanto a sus propiedades físico-químicas, qué procesos contribuyen a una mayor productividad, la que a su vez puede contribuir a una mayor abundancia de peces. También puede pronosticar la altura de las olas para la navegación, o estimar dónde ubicar una plataforma petrolífera para minimizar los riesgos ambientales. Además, “el océano está íntimamente relacionado con la atmósfera, y su variabilidad influye en ella. Estudiar la física del mar complementa el estudio de la atmósfera, en especial, en relación con el cambio climático”, destaca Rusticucci, y subraya: “El único lugar del país donde se dicta la carrera de Oceanografía Física es la Facultad de Exactas de la UBA”.

Por su parte, Mirtha Lewis, investigadora del Centro Nacional Patagónico (CENPAT), señala que se necesitan también “ingenieros especializados en manejar ecosondas o equipos de oceanografía física; informáticos que desarrollen y atiendan las bases de datos, e ingenieros que operen y arreglen los equipos, o que adapten instrumentos a las nuevas necesidades de medición y muestreo”.

Corrientes fertilizadoras
El denominado Agujero Azul del talud continental constituye un área de la plataforma continental patagónica, a unos 500 km al este del golfo San Jorge, que se encuentra en la ruta migratoria del calamar argentino y es área de alimentación de aves y mamíferos marinos. Como se halla fuera de la zona económica exclusiva de Argentina, allí se concentra una intensa actividad pesquera internacional del calamar, mucha de ella no reportada y no regulada. Asimismo, los buques pesqueros practican lo que se denomina “pesca de arrastre”, que destruye las comunidades del fondo marino. Por ello resulta fundamental el estudio detallado de las condiciones marinas que determinan la riqueza pesquera, para poder efectuar una explotación sustentable.

“Para la Argentina, la actividad pesquera representa un recurso muy importante, y en algunos casos está sub explotado. El 2014 ha sido un año récord de pesca de calamar, que se obtiene a lo largo del talud, pero Argentina lleva capturado un tercio de lo que pescó Inglaterra, por ejemplo”, comenta el doctor Martín Saraceno, investigador del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA) y profesor en el DCAO.

“La variación en la productividad puede estar relacionada con los cambios en la corriente de Malvinas”, señala Saraceno. Esta corriente se desplaza desde el Pasaje de Drake, en el límite sur de Sudamérica, sobre el talud continental y transporta aguas subantárticas hacia el Norte, hasta la altura de la provincia de Buenos Aires. En este punto se encuentra con la del Brasil, que circula en sentido contrario y transporta aguas subtropicales con mayor salinidad y una temperatura superior a 16° centígrados.

Los investigadores consideran que existen vínculos entre las propiedades físicas del mar y la producción biológica. “Algunos trabajos indican que hay corrientes que fertilizan al océano, llevan nutrientes a la zona iluminada, promoviendo el crecimiento de organismos vegetales y de los animales que se alimentan de ellos”, afirma Piola.

Con el fin de estudiar las corrientes marinas, los investigadores desarrollan modelos de circulación, que también son útiles, por ejemplo, en un derrame de petróleo, para saber hacia dónde se dispersa y poder contener la expansión de la mancha; y también en el rescate de un buque. “Los modelos de circulación también permiten entender mejor los procesos vinculados a la actividad biológica y la riqueza pesquera”, señala Saraceno.

También es imprescindible conocer la altura del mar –altimetría–, que se logra con información satelital y datos obtenidos por mareógrafos. “Disponer de una red densa de mareógrafos podría tener un alto impacto social, ya que se podrían pronosticar mejor las inundaciones, ayudando a disminuir las pérdidas que éstas producen”, destaca, y prosigue: “Esos datos también ayudarían a mejorar el pronóstico de las crecidas. Éstas, en el Río de la Plata, dependen principalmente del viento pero también de las ondas de tormenta, que vienen del Sur y se propagan a lo largo de cientos de kilómetros por la costa argentina”.

En el marco de Pampa Azul, el proyecto franco-argentino CASSIS hará posible la medición de la altura del mar así como la velocidad y dirección de las corrientes marinas en la plataforma continental y en el talud. “Estas mediciones permitirán validar los datos del satélite, y ambos servirán para alimentar modelos numéricos que consideren la distribución de especies y así sentar las bases para un manejo sustentable de los recursos naturales”, describe Saraceno.

Además de las campañas oceanográficas, los satélites y los mareógrafos, la investigación cuenta con unos ayudantes especiales: los elefantes marinos, que pueden conseguir buenos datos del fondo del mar. En efecto, ellos salen a bucear equipados con sensores de precisión, que permiten analizar las propiedades físicas y químicas de la columna de agua. Estos animales atraviesan grandes distancias, bucean, llegan al fondo y luego salen a la superficie para respirar.

“Hoy hay cientos de elefantes marinos con instrumentos que transmiten información a tierra en forma satelital”, detalla Mirtha Lewis. Esos animales proveen datos de temperatura, salinidad, oxígeno disuelto, entre otros. Algunos están equipados con cámaras de video para registrar lo que comen. A partir de esos datos, se puede conocer el ambiente en el que se mueve el animal y las corrientes que circulan. A partir de esas variables, es posible inferir el movimiento de la columna de agua y su capacidad para captar dióxido de carbono.

Los investigadores que integran la iniciativa Pampa Azul vienen estudiando el mar desde hace tiempo. “Lo importante es que ahora la actividad va a estar coordinada. Se intenta que los mismos investigadores generen un proyecto en forma integral con otros, compartiendo una metodología que sea replicable a través del tiempo”, destaca Lewis, desde Puerto Madryn.

Por su parte, Rusticucci concluye: “A mí me emociona poder participar en un proyecto que piensa más allá de un período presidencial y que considera necesario fomentar conocimientos de aquí a veinte años; me parece fundamental, y una oportunidad que no podemos dejar escapar; es un proyecto serio de política científica”.

Derechos sobre el mar
Actualmente, la zona económica exclusiva (ZEE) argentina se extiende hasta las 200 millas marinas (unos 360 km) desde la costa. Sin embargo, ese límite no se corresponde con la realidad, pues en algunos puntos, la extensión va mucho más allá. Ahora bien, para demostrar que la plataforma no termina en las 200 millas, en 2009 la Argentina realizó una presentación ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC) de Naciones Unidas, que contiene, en trece tomos, los fundamentos científicos para esa extensión de derechos. Con tal fin, se realizaron doce campañas científicas para adquirir datos y, luego, otras cinco para su comprobación. Actualmente la información está siendo evaluada por la CLPC, un órgano de la Convención de los Derechos del Mar.

Ese organismo estableció, en 1982, la forma de considerar la ZEE. Por un lado, asegura un mínimo de 200 millas a todos los estados ribereños. Pero, si el estado puede demostrar que su plataforma continúa más allá de ese mínimo, puede extender el límite. “La Convención estableció fórmulas para trazar la línea, y fija un límite máximo, que no puede superar las 350 millas, o 100 millas a partir de la isobata de 2500 metros”, explica la doctora Frida Armas Pfirter, coordinadora general de la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (COPLA), que depende de Cancillería. En la plataforma continental, el Estado tiene derechos exclusivos y excluyentes sobre los recursos naturales y aunque no explore ni explote esos recursos, ningún otro estado puede hacerlo sin un consentimiento expreso, mientras que la zona internacional de fondos marinos, que se inicia en ese límite, es patrimonio común de la humanidad.

Fuente: http://nexciencia.exactas.uba.ar/pampa-azul-mar-argentino-atlantico-sur-alberto-piola-martin-saraceno-claudio-campagna-matilde-rusticucci-oceanografia

La ley del mar

Por GABRIEL ROCCA
Por unanimidad, el Senado aprobó la ley que crea el Programa Nacional de Investigación e Innovación Productiva en Espacios Marítimos Argentinos. La iniciativa, impulsada por el Ministerio de Ciencia, tiene por objetivo fortalecer la presencia nacional en el Atlántico Sur a partir de la generación de conocimientos y del manejo de sus recursos naturales. En una entrevista exclusiva, Lino Barañao, explica los alcances de esta novedosa legislación.
Buque Puerto Deseado. Foto: MINCyT
Buque Puerto Deseado. Foto: MINCyT
Una rápida mirada al nuevo mapa oficial de la República Argentina permite tomar conciencia de un hecho, que siempre fue así, pero que no por eso resultaba evidente: la enorme importancia que tienen los espacios no continentales y el Mar Argentino en relación con el territorio nacional.

Casi 5 mil kilómetros de costas marinas y una de las plataformas continentales más extensas del mundo que fueron casi ninguneadas a lo largo del desarrollo histórico nacional, seguramente eclipsadas por el esplendor de la pampa húmeda y los intereses de sus dueños.

Esa persistente deuda histórica comenzó a ser saldada en los últimos años con el lanzamiento de Pampa Azul una iniciativa estratégica de investigación científica en el Mar Argentino, coordinada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCyT), de la que participan otros ministerios y numerosos organismos nacionales. El programa agrupa un conjunto de actividades de exploración y conservación; de innovación tecnológica para los sectores productivos vinculados al mar y de divulgación científica.

Este verdadero cambio de paradigma se vino a confirmar con la reciente sanción de la flamante ley que crea el Programa Nacional de Investigación e Innovación Productiva en Espacios Marítimos Argentinos (PROMAR). La norma, que fue aprobada por unanimidad en ambas cámaras del Congreso, tiene por objetivo fortalecer la presencia del país en el Mar Argentino a través de una serie de acciones entre las cuales se enumeran: profundizar el conocimiento científico como fundamento de las políticas de conservación y manejo de los recursos naturales; promover innovaciones tecnológicas aplicables a la explotación sustentable de los recursos naturales y al desarrollo de las industrias vinculadas al mar y fortalecer la conciencia marítima de la sociedad argentina y respaldar con información científica la presencia de nuestro país en el Atlántico Sur, entre muchas otras.

Pero además, para asegurarse de que todo esto no se quede en una simple enumeración de buenas intenciones, la iniciativa dispone la creación de un fondo que no podrá ser menor a los 250 millones de pesos anuales destinado a la provisión de recursos humanos, infraestructura y tecnología necesarias para el cumplimiento de sus objetivos. “Creo que es un proyecto que va a ser emblemático ya que por primera vez se va a encarar, en forma seria y con financiamiento, la investigación del Mar Argentino”, anuncia el ministro Lino Barañao.


Lino Barañao. Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Foto: Diana Martinez Llaser. Exactas-ComunicaciónLino Barañao. Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Foto: Diana Martinez Llaser. Exactas-Comunicación

- ¿Está conforme con el texto de la ley que acaba de aprobar el Congreso?
– Muy conforme. Sobre todo por el amplio respaldo que tuvo. Se trata de una tarea de largo plazo, obviamente, pero que va a tener repercusiones en muchas áreas: producción de alimentos, pesca y acuicultura, producción de energía, recursos minerales. Además, obviamente, tiene una connotación de soberanía. Hay una cantidad enorme de recursos de los que debemos ser custodios y, obviamente, también aprovecharlos en forma sustentable. Más allá de la investigación científica es necesario tener en cuenta que, hoy por hoy, los recursos del mar pueden aportar una proporción considerable del PBI. De hecho, nosotros creemos que en un plazo de entre 5 y 10 años los recursos marinos podrían aportar hasta un 15 por ciento del PBI. No sólo proveniente de la pesca, sino también, de algo que queremos promocionar que es la acuicultura, que es, actualmente, una tendencia mundial. Si uno lo piensa un poco, comer merluza es como comer faisán, en el sentido de que ambas son especies salvajes. No tenemos un equivalente marino a la ganadería o a la avicultura. De hecho, suelo decir que según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación) tenemos dos records Guinness: somos el país con mayor potencialidad para el desarrollo de la acuicultura y el que menos ha hecho. No es casual que recientemente el Ministerio de Agricultura haya enviado un proyecto de ley de fomento a la acuicultura. Esto muestra hasta qué punto hemos logrado una sintonía entre todos los decisores de la política.

- ¿De qué manera se establece el financiamiento para esta iniciativa?
– En la ley se establece que son fondos que provienen del Tesoro Nacional, no hay un impuesto específico. Tampoco se toman fondos de la pesca para evitar conflictos de intereses. Decidimos que sea un aporte adicional y así, de paso, sentar las bases sobre cómo debería ir creciendo el presupuesto de ciencia y técnica en el futuro. Existe un consenso de que tenemos que llegar al 1% del PBI, para eso podría establecerse por ley un incremento escalonado que apunte a alcanzar ese objetivo en una determinada cantidad de años como se hizo con Educación. Mi visión es otra, creo que el presupuesto debería ser establecido de manera similar a lo que ocurre en Estados Unidos, donde se asigna sobre la base de metas y de proyectos particulares. Entonces, para el área de salud va el director de los Institutos Nacionales de Salud y dice: “tenemos que poner tanta plata para cáncer porque hay que hacer tales inversiones; otra prioridad son las enfermedades contagiosas, y así sucesivamente”, y luego, los legisladores convalidan ese presupuesto y quedan en condiciones de exigir el cumplimiento de determinado tipo de metas. Me parece que eso es más lógico que simplemente asignar más plata a ciencia y tecnología sin tener una evaluación posible. Acá estamos agregando, por lo menos, 250 millones de pesos anuales para un objetivo particular. Desde el principio sabíamos que había que hacer inversiones considerables. Una de ellas fue la adquisición de un buque, que vamos a inaugurar en breve, que se compró a Alemania, que requiere de mantenimiento y compra de equipos. Además, estas expediciones son relativamente costosas. Por eso resultaba necesario contar con un financiamiento específico. Si el día de mañana la decisión es desarrollar la tecnología satelital, bueno, habrá un fondo particular para eso con metas claras y evaluables. Así iremos subiendo hasta alcanzar el 1%.

- En la ley queda por designar quién será la autoridad de aplicación de la iniciativa. ¿Qué opinión tiene al respecto?
– Creemos que nuestro Ministerio está en condiciones de ser la autoridad de aplicación. Fue el originario de la idea y, además, tiene la capacidad de financiar a todos. Quiero decir, no estamos diciendo que por ser autoridad de aplicación vamos a ser los únicos beneficiarios sino todo lo contrario, decimos que nosotros somos la garantía de que los recursos llegarán a todos los que hayan hecho un aporte significativo en ese sentido. Por otra parte, más que por destinario la asignación va a estar definida por instrumentos. Por ejemplo: cuánto necesitamos destinar a recursos humanos, bueno, eso va a tener una asignación específica y se crearán becas para que la gente se forme y se financiarán planes de estudio en universidades; cuánto necesitamos para mantener una flota de investigación, los costos de las campañas, actividades científicas como congresos, estadías en el exterior. Entonces, uno define los instrumentos y hace convocatorias abiertas donde se presenta la gente de los distintos organismos. Me parece la forma más transparente y la que genera menos conflicto. Y nosotros tenemos la capacidad administrativa para hacer eso. Por otra parte, todas las acciones van a ser validadas por todos los ministerios. Eso garantiza que haya equidad. Creo que en este tiempo, el funcionamiento de Pampa Azul ha demostrado que se puede gerenciar algo en forma colectiva y, al mismo tiempo, eficiente.

- ¿Cuál es la relación que existe entre ciencia y soberanía en proyectos como Pampa Azul y PROMAR?
– Está claro que hoy por hoy la representación científica es la que define la legitimidad de ciertos reclamos. De hecho, es un concepto que ya está instalado en el Tratado Antártico donde la presencia de los países es evaluada en base a la información científica que producen. Por eso Argentina tiene la trayectoria que tiene, porque no hay solamente militares en las bases sino también científicos y hay papers que aportan al conocimiento universal sobre la Antártida. Si no tuviéramos esa presencia científica la posición argentina sería bastante más endeble. Lo mismo ocurre con el Mar Argentino. Durante mucho tiempo no hemos tenido ninguna presencia sustantiva más que la acción voluntarista de algunos investigadores con el apoyo de organismos internacionales. Pero Argentina no es visto como un país que preste atención al mar. En ese contexto, cualquier reclamo que hagamos sobre territorios en el Atlántico Sur tiene un peso relativo. Entonces, es muy importante salir con un proyecto, con un fuerte apoyo internacional, para hacer una investigación objetiva, rigurosa, que contribuya al conocimiento universal pero también que promueva el uso sustentable de los recursos que nos pertenecen. No basta con tener una flota de Prefectura, hay que tener también presencia en congresos científicos internacionales exponiendo los resultados de nuestras investigaciones y también brindar información hacia adentro: qué está pasando con el manejo de las costas, cuál es el impacto del turismo, y una cantidad de información que hay que tener en forma coherente y organizada. Eso es lo que va a mostrar que Argentina ejerce realmente su soberanía en esta porción de su territorio. Además, es muy difícil defender algo cuando uno no tiene información propia.

- Parece haber surgido una nueva mirada que implica darle al Mar Argentino y sus recursos la importancia que verdaderamente tiene pero que durante muchos años no se le dio.
– Sí, realmente nunca se pensó a la Argentina como un país marítimo. Uno piensa: Inglaterra porque es una isla, Portugal porque está frente al Atlántico, pero si uno mira el potencial que tiene Argentina, la cantidad de kilómetros de costa y demás, es inadmisible que se haya ignorado durante tanto tiempo la importancia de este recurso. Durante mucho tiempo hemos dedicado más recursos a investigaciones en astronomía que en el Mar Argentino. Hemos participado en procesos internacionales financiando observatorios, poniendo antenas de radioastronomía, estudiando las fuentes últimas de energía del universo. Lo cual está muy bien. Pero en términos de efectos concretos sobre nuestra sociedad, está claro que hay otras prioridades que deberían haber tenido una inversión igual o superior a algunas disciplinas puramente básicas.
- ¿Tiene confianza en que en un plazo de 10 años el país habrá dado un salto cualitativo en cuanto a su presencia y generación de conocimientos sobre el Mar Argentino?
– Yo creo que sí, porque el nivel de consenso que hemos logrado permite suponer que se trata de una iniciativa irreversible.

Saraceno. Foto: Exactas-ComunicaciónUn antes y un después


Martín Saraceno. Foto: Exactas-Comunicación

“Si todo funciona bien se abre un panorama muy positivo para todos los investigadores que nos dedicamos a las ciencias del mar en la Argentina”, afirma con satisfacción Martín Saraceno, investigador del CIMA y profesor del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de Exactas UBA.
Saraceno también integra el Consejo Asesor Científico Tecnológico del Proyecto Pampa Azul, organismo que fue consultado y que dio una opinión positiva sobre el texto del proyecto de ley de creación del PROMAR antes de ser enviado al Congreso para su aprobación.

“La ley pone varios temas en primer plano –explica Saraceno-. Uno es el hecho de que conocimiento también es soberanía. Hay que tener en cuenta que los ingleses instalaron en las Malvinas un instituto de investigación con varios científicos de primer nivel y con muchos recursos para trabajar. Afortunadamente, Argentina entendió que sólo se puede defender eficazmente aquello que se conoce mucho”.

Por otro lado, el oceanógrafo considera que la ley constituye la herramienta más eficaz para asegurar los recursos necesarios para el desarrollo de un proyecto tan ambicioso como Pampa Azul. De esta manera, los investigadores podrán planear con más tranquilidad sus trabajos en el mediano y largo plazo. “Una campaña oceanográfica importante se planifica hasta tres años antes. Incluyendo el proyecto se extiende hasta 5 o 6 años de anticipación. Es fundamental saber que, llegado el momento, vas a contar con un buque en condiciones de operar y con el combustible necesario para completar la campaña, que el personal estará capacitado para efectuar las tareas requeridas y que están los instrumentos necesarios para medir lo que haya que medir. Pensá que el monto promedio por día para desplazar un buque es de entre 10 y 20 mil dólares. Son gastos muy importantes”.

Saraceno también destaca la promoción de la cooperación internacional que se estableció en la norma: “En oceanografía todos los proyectos importantes requieren de la colaboración de varios países”. Y subraya la importancia que tiene que la ley fije la formación de recursos humanos como uno de sus objetivos. “Eso fue algo que, desde el Consejo Asesor, destacamos desde el principio y que atañe directamente a nuestra facultad que es donde se forman los oceanógrafos, biólogos marinos, geólogos. Si no se impulsara un aumento en el número de investigadores dedicados a las ciencias del mar, el proyecto nacería con las patas cortas porque su despliegue en el tiempo va a generar una demanda laboral que necesitará ser satisfecha”.
“Este proyecto claramente va a marcar un antes y un después”, completa, optimista.

Fuente: http://nexciencia.exactas.uba.ar/programa-nacional-investigacion-innovacion-productiva-espacios-maritimos-argentinos-promar-pampa-azul-mar-argentino-lino-baranao

viernes, 14 de agosto de 2015

La NASA presenta una imagen de huellas de agua en Marte

(RT.com) - La NASA publica una imagen de las huellas de los flujos estacionales de agua en los Valles Marineris de Marte. La imagen fue recibida desde la nave espacial Mars Reconnaissance Orbiter.
NASA muestra la imagen del flujo de agua en Marte
Imagen del flujo de agua en MarteValles Marineris/NASA

El 21 de julio 2015 la cámara HiRISE (High Resolution Imaging Science Experiment, uno de los seis instrumentos colocados en el Mars Reconnaissance Orbiter) mostró las huellas de los flujos estacionales de agua en una de las pendientes dentro del Coprates Chasma, que forma parte del mayor sistema de cañones de Marte, el denominado 'Valles Marineris'. La imagen cubre un área de 536 metros de ancho, según los datos presentados en el portal de la NASA.

Las misiones exploratorias a Marte han confirmado la presencia de agua en forma de hielo debajo de la superficie y en las zonas ecuatoriales del planeta. Los científicos creen que los Valles Marineris contienen más flujos de agua que cualquier otro terreno de Marte. Para las futuras investigaciones (¿o posibles misiones humanas al planeta?) el agua será necesaria, por eso los Valles Marineris tienen una mayor importancia para los exploradores, aunque la calidad del agua debe ser probada.

En general, las largas misiones a Marte han permitido conocer el planeta en las diferentes estaciones del año marciano. Las imágenes proporcionadas en distintas etapas de la investigación muestran que es un planeta con una climatología bastante activa. Hace tiempo fue descubierta la presencia de unas líneas oscuras que parecían descender por las laderas marcianas a medida que se acercaba el buen tiempo, y aunque han sido propuestas varias ideas para explicar su origen, ahora está claro que estos flujos tienen una serie de características que indican que están formados por agua salada que se derrite cuando llega el verano marciano.

sábado, 18 de julio de 2015

Ciencia y Tecnología, ausentes en el debate político

Mauricio Macri trasladó la sede municipal a Parque Patricios, el distrito tecnológico
Por Matías Pandolfi  (*) | Perfil.com - Por qué no se habla de este tema durante la campaña. Los “logros” del PRO en 8 años de gestión. 



Mauricio Macri trasladó la sede municipal a Parque Patricios, el distrito tecnológico

La omisión de un tema como la ciencia y la tecnología durante la campaña electoral de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires fue sospechosa. Quizás se explique por la falta absoluta de políticas científicas a lo largo de ocho años de gestión del PRO: nada para mostrar.

Hoy por hoy ya no son suficientes para ningún partido político las declaraciones electoralmente correctas del estilo “es importante apoyar a la ciencia”, Desde el Gobierno de la Ciudad se ha ignorado al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conicet) como fuente de consulta para ayudar a resolver los problemas cotidianos de sus vecinos. Esta falta de reconocimiento hacia los científicos y hacia el organismo que nos nuclea como interlocutores no es distracción: es un modelo político que no quiere ciencia en términos institucionales.

En el año 2000 había provincias que no tenían prácticamente ciencia propia y en estos doce años han creado Institutos Científicos abocados a resolver sus problemáticas locales. El PRO no inauguró ningún instituto de este tipo en ocho años de gestión, en un distrito que posee una gran cantidad de recursos asignados.

Esto deja en evidencia por qué el Gobierno de la CABA invierte 1000 veces menos en Ciencia y Tecnología que lo que indica la ley. Sólo se creó una Dirección de Ciencia sin contenido alguno y sin rumbo. También es parte de este modelo político omitir la enseñanza de la ciencia en las escuelas de la ciudad y no fomentarla activamente pese a que figure en los programas.

¿Quién fomenta las vocaciones científicas sino lo hace el gobierno local? ¿No deberían ser ciertas políticas transversales a todos los partidos políticos con sus lógicos matices? Si realmente el PRO mostró esta pasividad ante el sistema científico en la CABA, ¿qué debemos esperar que ocurra a nivel nacional si llegan a ser gobierno?

No sería la primera vez que un jefe de Gobierno usa su gestión en la CABA como plataforma para llegar a ser Presidente. Ya lo hizo el Dr. Fernando De la Rúa que terminó de destruir el sistema científico que ya el menemismo había desmantelado, recortando un 13% el salario magro que cobraban los científicos en ese entonces. Los ciclos y sus protagonistas se repiten: el brazo ejecutor de ese recorte fue Patricia Bullrich -hoy primera candidata a diputada nacional por el PRO en la CABA- y que en ese entonces era Ministra de Trabajo.

¿En qué parte de su gestión pone el PRO al conocimiento científico? El principio de este siglo nos encontró con un desmantelamiento del Conicet. El mismo contaba con 3000 investigadores de los cuales sólo 400 tenían menos de 45 años. Ese fue el éxito de las políticas neoliberales. Hoy tenemos 9000 investigadores y 10 mil becarios. En particular, la CABA tiene 6000 investigadores, becarios y técnicos y 64 institutos. En ocho años de gestión el PRO sólo ha firmado cuatro convenios con el Conicet mostrando un manifiesto desinterés por la capacidad de investigación, por la difusión de la ciencia, por la mejora de la calidad educativa y por estimular el despertar de las vocaciones científicas.

Es indiscutible que a partir del año 2003 se comenzó un proceso de reparación histórica en materia de Ciencia y Tecnología: aumento del presupuesto y del número de investigadores y becarios, creación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología, creación de numerosos institutos de investigación y repatriación de científicos.

De todos modos este proceso está lejos de ser perfecto y durante el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner han surgido problemas que complican mucho la vida cotidiana de los investigadores: falta de indexación por inflación de los fondos asignados a la investigación sumado a un gran retraso en la asignación de los mismos, complicaciones para la importación de insumos, aumento exponencial de la burocracia e intolerancia con el disenso.

Sin embargo -y pese a esto- nos hemos ido bien lejos en materia de Ciencia y Tecnología de aquellos años de olvido y de miseria a los que quieren volver algunos de los que hoy hablan con énfasis de cambio. Apostar a la Ciencia y la Tecnología genera un gran impacto en la economía de un país y permite mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Pero es un recurso que no está siendo utilizado en la CABA por el Gobierno de la Ciudad lamentablemente y la proyección de esta inacción a nivel nacional es sumamente preocupante. Todos aquellos que quieran dirigir los destinos de un país deberían entenderlo más temprano que tarde.
(*) Dr en Ciencias Biológicas. En Twitter: @MatiasPandolfi

El editor de Desarrollo y Defensa, en diversas oportunidades intento transmitir ideas al Gobierno sobre tecnologias a aplicar en la Ciudad y nunca recibió respuesta...

viernes, 6 de febrero de 2015

Argentina incorpora a su Armada el buque oceanográfico alemán RV Sonne

(Infodefensa.com) - El buque oceanográfico RV Sonne adquirido por Argentina ya está fondeado en la base naval de Mar del Plata. El barco, fabricado en Alemania, fue comprado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas (CONICET) para ser operado y tripulado por la Armada Argentina.
El buque fue botado en 1968 como pesquero de altura y posteriormente convertido en buque oceanográfico entre 1977 y 1978. En una segunda etapa, en 1991, se modernizó y se amplió. El buque desplaza 4.950 toneladas, tiene una eslora de 97 metros, una manga de 14 y cala 6.8 metros. Su velocidad máxima es de doce nudos y tiene capacidad para albergar a 25 científicos más 26 tripulantes. Una de sus características principales es que su casco es capaz de surcar aguas polares y posee capacidad para mantenerse navegando y a pleno rendimiento operativo durante periodos prolongados de tiempo.

El barco está propulsado por una planta mixta diesel-eléctrica compuesta por dos motores eléctricos de 1.150 KW cada uno y tres generadores diésel de 1600 KW cada uno.

En los últimos años el buque ha estado operando en los océanos Pacifico e Índico donde, si bien originalmente solo se dedicaba a tareas relacionadas con el ámbito geológico, llegó a cubrir todas las áreas de investigación marítima.

La Armada Argentina ya ha elegido la tripulación pero, antes de poder hacerse a la mar, el navío deberá entrar a dique seco donde se le realizarán diversas tareas de mantenimiento, de reemplazo de equipos científicos y de pintura, además de la consiguiente revisión general.

Por su parte, Alemania ya ha reemplazado este buque por un nuevo RV Sonne mucho más grande y moderno.

 Foto: RF Bremmen

viernes, 9 de enero de 2015

El RV Sonne, el buque oceanográfico polar alemán que adquiriría el CONICET

Por IMO y JMS -Eliminando Variables había informado ayer en exclusiva la adquisición, mediante contratación directa por parte del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET),  de un buque oceanográfico polar europeo, operación de la cual se conocían muy pocos detalles.

Según los documentos a los que accedió este blog, el precio abonado por el barco fue de 5.15 millones de euros (o 54.192.935 pesos), a pagar de forma inmediata.  La contratación directa fue la 17/2014, con expediente N°6501.

En las últimas horas, sin embargo, trascendió que la embarcación adquirida sería un buque polar de bandera alemana cuyo nombre actual es “RV Sonne”,  propiedad de la compañía RF Forchungsschiffahrt GmbH, que tiene un desplazamiento de 1.127 toneladas, una eslora de 98 metros y una manga de 14. Fue construido en el año 1969, pero reformado y actualizado en varias oportunidades hasta que fue dado de baja por la botadura de un buque más moderno que lo reemplazará en sus tareas científicas. Aunque se trata de un buque modernizado, su casco es más antiguo que el Puerto Deseado, el actual buque oceanográfico del CONICET.

Entre el 13 y 14 de mayo del 2014, científicos del CONICET en conjunto con oficiales de la Prefectura Naval visitaron al Sonne, que por esos días estaba amarrado en Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, según un “informe de visita” que realizaron  a la embarcación. De esa inspección, también participó el Cónsul General de la Argentina en Sudáfrica, Carlos Rubio Reyna.

Costo del buque RV Sonne de 45 años de antigüedad
De acuerdo con ese informe de visita, “el personal asignado llevó a la delegación científica de recorrida por el buque, respondiendo a todas las preguntas efectuadas por los integrantes de la delegación científica. Además de los detalles recabados respecto a los gabinetes científicos y equipamiento, la delegación científica fue interiorizada de la habitabilidad del buque, estado general, costos de mantenimiento y capacidad de transporte de personal científico. Se elaboró y elevó informe con recomendaciones al MINCYT (Ministerio de Ciencia y Tecnología)”.

La visita del CONICET coincide con la retirada del Sonne de su tarea como buque de investigación y la espera de su asignación a una nueva tara dentro de la Armada alemana o extranjera. El buque fue reemplazado por otros del mismo nombre botado en 2014 a un costo de 124 millones de Euros. Por lo general, los buques superados tecnológicamente son ofertados a países de menores recursos antes de asumir el costo que implica su desguace.

La página web en alemán de la empresa RF Forchungsschiffahrt GmbH, asegura que el Sonne fue construido en 1969 como pesquero y en 1977 fue reconvertido en un buque de investigación, al cual se le realizaron nuevas reformas en 1991, cuando fue modernizado. Su área de trabajo estaba en el Pacífico Sur y el Océano Índico, desde Australia hasta Chile, con límite en Bangladesh.

El buque oceanográfico,  que ya tiene una antigüedad de 45 años, se utilizaba para estudios sísmicos, aunque aclara que cuenta con instrumental para cubrir además otros campos de investigación.

Fuente: http://www.eliminandovariables.com/2015/01/el-rv-sonne-el-buque-oceanografico.html

lunes, 27 de octubre de 2014

Cuna de satélites: Invap tiene la fórmula del éxito

Por Nora Bär | LA NACION - Twitter: @norabar -  Mail: nbar@lanacion.com.ar

"¡Todo según lo esperado, todo! ¡Cada paso es un aplauso!"

Desde Benavídez, la voz de la joven ingeniera Ana Caumo, que el 16 de este mes fue la encargada de dar el OK de su equipo para el lanzamiento del primer satélite geoestacionario argentino, vibra de entusiasmo.

En una pausa de la vigilia de 10 días, en los cuales cumplió turnos alternados con sus colegas para controlar durante las 24 horas las maniobras que culminaron exitosamente ayer, destinadas a ubicar el paquete de tres toneladas a 36.000 km de altura, confiesa que nadie quiso perderse ni un detalle.

"Al finalizar las operaciones de apogeo [circularización de la órbita] -cuenta-, tenemos que terminar de abrir los paneles, desplegar la antena y empezar a adquirir datos de la Tierra. Todos estos procesos fueron ensayados en el simulador con los expertos de ArSat. Son las pruebas que terminan de demostrar al cliente que el satélite cumple con los requerimientos que hace siete años nos solicitaron".

Esta pampeana de 41 años, que durante la primaria y la secundaria estaba decidida a convertirse en bailarina clásica, es uno de los 1200 integrantes de Invap, la sociedad del Estado que no sólo es responsable de la ingeniería de los satélites made in Argentina, sino que desde hace cuarenta años constituye un caso único en el país y en América latina. Demostró que puede competir con gigantes del Primer Mundo, ganar licitaciones internacionales en el área nuclear, ser exportadora de alta tecnología y enfrentar desafíos que requieren un conocimiento que pocos países en el mundo dominan.

Invap constituye un caso único en el país y en América latina

La fórmula de semejante desempeño no es secreta, pero tiene ingredientes difíciles de forjar y, sobre todo, de mantener a lo largo del tiempo: "Somos una sociedad del Estado, pero nos comportamos como una empresa privada -aclara Héctor Otheguy, su director ejecutivo desde 1991-. Claro que con un paradigma distinto: acá hay un dueño, la provincia de Río Negro, que puso 200.000 dólares de capital inicial a mediados de los setenta y nunca retiró nada. Típicamente reinvierte el 85% de las ganancias; el 15% restante se reparte por igual entre todos los empleados. A mí me toca lo mismo que al joven que acaba de ingresar. 

Las empresas privadas convencionales tratan de pagar lo menos posible para maximizar las ganancias, siempre que el personal no se les vaya. En cambio acá es al revés: tratamos de dar lo más posible, mientras la compañía sea viable. A fines de los ochenta y comienzos de los noventa tuvimos una época muy difícil, hubo que reducir un 75% la planta, de 1100 a 320 personas; cobrábamos en cuotas o no cobrábamos, y hasta hubo empleados que le prestaron plata a la empresa para comprar insumos. 

Por otra parte, tenemos normas de austeridad muy infrecuentes: todos comemos en el mismo comedor, tenemos la misma obra social y el mismo plan, viajamos siempre en clase turista, hasta los que tienen más de 80 años y aunque sea de acá a la China, vamos al mismo hotel de tres estrellas, tampoco tenemos choferes ni se pagan horas extras. Cuando hay que entregar, se trabaja sábados y domingos, porque a veces tenemos que dar examen frente a revisores ingleses, alemanes o franceses. Y funciona. Si no, no haríamos todo lo que hacemos para desarrollar un satélite desde la Argentina al mejor nivel mundial".

Todos comemos en el mismo comedor, tenemos la misma obra social, viajamos siempre en clase turista, vamos al mismo hotel de tres estrellas, tampoco tenemos choferes ni se pagan horas extras
La historia de Invap combina idealismo, capacidad y audacia. Fue concebida a principios de los setenta, en los días en que el ser humano llegaba a la Luna y estaba despegando la industria de la computación. Su fundador, el doctor Conrado Varotto, hoy director ejecutivo y técnico de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales y el que le imprimió a fuego la filosofía que la sustenta, lo resume en una carta escrita cuando Invap cumplió sus primeras tres décadas: "Pudo parecer una utopía cuando hace treinta años un grupo de jóvenes idealistas, algunos particularmente imbuidos de la doctrina social de la Iglesia, nos propusimos aprovechar el principal recurso del país, su materia gris, para la generación de fuentes de trabajo genuinas en la provincia de Río Negro -afirma-. Lo hicimos partiendo de un concepto novedoso para nuestro país, proveniente de las elaboraciones teóricas de Jorge Sábato, el de «empresa tecnológica»".

En 1971, Varotto, que había nacido en Padua, Italia, y había llegado al país a los nueve años, volvió de un posdoctorado en la Universidad de Stanford, en los Estados Unidos, inspirado por las nuevas empresas que estaban creciendo en Silicon Valley, pero también convencido de que en la Argentina podíamos hacerlo. "Estaba impresionado de ver cómo en un campus universitario la ciencia podía interactuar con la vida real -cuenta Varotto, una figura por la que sus compañeros de aventura transmiten una admiración que el tiempo no erosiona-. A mí me parecía que la materia gris argentina era fabulosa. Nunca nos asustamos o pensamos que no íbamos a poder. Siempre pensé que a pesar de que alguien hiciera mil satélites, el mío tenía que ser tan bueno como los mil del otro. Y así fue. Porque tenemos unos chicos maravillosos, una juventud impresionante."

La historia de Invap combina idealismo, capacidad y audacia. Un año más tarde, Otheguy regresó de hacer un máster en física en los Estados Unidos y ya Varotto estaba reuniendo al núcleo de pioneros. "Éramos siete u ocho -recuerda-, la mayor parte, egresados del Balseiro. La idea era tender puentes entre la universidad y la industria. Aprovechando la capacidad que ya había en la Comisión Nacional de Energía Atómica, crear una empresa que viviera de lo que vendía. Es decir, producir cosas que le sirvieran a alguien de tal manera que estuviera dispuesto a pagar por ellas."

CONOCIMIENTO, AUDACIA Y MÍSTICA

La iniciativa se concretaría el 1° de septiembre de 1976, gracias a un acuerdo entre el entonces gobernador de Río Negro, Mario Franco, y las autoridades de la Conea.

Hubo tres proyectos emblemáticos que fortalecieron esa experiencia solitaria. El primero fue el del reactor RA-6, diseñado y construido para la carrera de Ingeniería Nuclear del Instituto Balseiro y que hasta hoy permite formar a centenares de físicos ingenieros, radioquímicos y expertos en materiales, argentinos y extranjeros. "Varotto convenció a los directivos de que se podía hacer en el país -cuenta Otheguy-. Lo entregamos en el 82 y más tarde nos dio la posibilidad de vender el reactor que diseñamos e instalamos para Argelia."

El segundo fue el enriquecimiento de uranio. "Fue un enorme desafío -explica-. De hecho, era una tecnología que en ese momento tendrían cinco o seis países, y ahora, ocho o diez. El presidente Jimmy Carter había puesto una restricción a las exportaciones nucleares de los Estados Unidos. Entre ellas, al uranio enriquecido al 20%, que es apto para reactores y se considera de bajo enriquecimiento. Y como nosotros queríamos hacer reactores, nos propusimos desarrollar una planta chica, de 500 kg por año."

El tercero fue la tecnología de esponjas de circonio de calidad nuclear. "En ese momento los dos proveedores mundiales habían interrumpido las ventas -recuerda Otheguy-. La esponja es un metal que se utiliza en todos los tubos de elementos combustibles de los reactores, porque el óxido de uranio que se necesita para hacer la reacción nuclear está en unas pastillas cerámicas que tienen que aguantar temperaturas muy altas. Esas aleaciones de circonio de calidad nuclear no absorben los neutrones, son bastante inertes. Para fabricar los tubos, hay que bajar 0,01% la cantidad de hafnio, que es químicamente igual que el circonio, por lo que es muy difícil de separar, y para eso hay que usar un método físico poco conocido. No bien se supo que habíamos desarrollado la tecnología y que en Bariloche estábamos construyendo una planta de 50 toneladas, nos ofrecieron vendernos."

En esas primeras épocas, la principal contratante de Invap era la Conea. Allí se conjugaba conocimiento en muchas especialidades y de gran calidad, bajo el influjo de la figura de Jorge Sábato, que había creado la gerencia de tecnología. "Una empresa de tecnología no nace y crece del aire -dice Varotto-. Debe ser incubada durante un tiempo importante por una madre especial. En nuestro caso, esa madre fue la Comisión Nacional de Energía Atómica. Pero también requiere un sistema jurídico apropiado o, a falta de éste, autoridades que se comprometan con el objetivo. Y eso lo encontramos en la provincia de Río Negro."

En 1985 se firmó el contrato con Argelia para la venta de un reactor y empezó la etapa de exportación. Le siguió un contrato con Cuba para una planta de radioisótopos. Y en febrero de 1990 se presentaron a una licitación internacional en Egipto. "Era la hora de la verdad -dice Otheguy-. Participaron empresas rusas, americanas, francesas... Tuvimos que esperar hasta septiembre de 1992. Me acuerdo bien, porque era una época terrible para Invap. Nos habían cancelado contratos y estábamos en medio de la máxima desesperación."

Mientras era ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Carlos Menem , Domingo Cavallo había aprobado un financiamiento para Invap, que luego canceló al pasar al Ministerio de Economía. "Quedamos «colgados» de una oferta en el medio de un trámite de dos años y medio -exclama Otheguy-. Varotto se fue en julio de 1991, pero una cláusula que había incluido en el contrato resultaría clave: puso la condición de que en caso de que optaran por pagar al contado, recibirían un descuento del 10%. Así logramos convencer a los egipcios, que tenían vocación de hacer las cosas con nosotros. Una anécdota singular es que el presidente de la comisión de energía atómica egipcia, actualmente fallecido, había sido alumno de Jorge Sábato cuando éste daba clases en Stanford. Allí se había convencido de la importancia del desarrollo tecnológico nacional, y como nuestra oferta incluía el entrenamiento de técnicos de ese país para la operación del reactor, inclinó la balanza a nuestro favor."

En los noventa llegaría la aventura espacial. Primero, tímidamente. Pero con la creación de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales y la incorporación de Varotto como director ejecutivo, los proyectos fueron tomando más envergadura. Junto con la Conae desarrollan el SAC-B, que se lanza en 1997 y por un problema de la NASA sufre daños al ser desplegado. Luego el SAC-A, un aparato de 68 kg que sirvió para probar sistemas ópticos, de energía, de navegación, y de guiado y control; el SAC-C, lanzado en 2000, un aparato de monitoreo y control del ambiente que estaba planeado para cuatro o cinco años y se mantuvo en operaciones durante 13, y en 2011, el SAC-D, que transportó ocho instrumentos científicos, entre ellos, el Aquarius, de la NASA, para medir la salinidad de los mares; el ROSA, de la agencia espacial italiana, y el Carmen I, de origen francés.

A todo esto, Invap sumó la venta de un reactor nuclear a Australia, un proyecto de 200 millones de dólares en 2000, también ganado en licitación internacional; el desarrollo y la instalación de 22 radares de tráfico aéreo encargados por el Ministerio de Planificación y Desarrollo para el Sistema de Vigilancia y Control del Aeroespacio (Sinvica); el diseño de radares meteorológicos y de drones (el sistema aéreo robótico argentino o SARA).

Todo esto la convirtió en el centro de una constelación de empresas que le suministran partes.
"Tenemos más de 2000 proveedores -detalla Otheguy-. Nosotros decimos que Invap es la punta del iceberg. Es lo que se ve, pero nuestra virtud también es manejar proyectos complejos en los que intervienen cientos de compañías."

Según Vicente Campenni, jefe del programa de satélites geoestacionarios, que forma parte de Invap desde 1988, "en todo momento hubo una apuesta fuerte al conocimiento y nos sobrepusimos a las dificultades gracias a la diversificación: con cada nuevo desafío se nos iban abriendo otras áreas de trabajo".

En todo momento hubo una apuesta fuerte al conocimiento y nos sobrepusimos a las dificultades gracias a la diversificación
Para llevar adelante esta estrategia, el 85% de su personal está formado por científicos y técnicos, cuya edad promedio está entre 38 y 39 años. Gracias a una exquisita coexistencia cultural, jóvenes y mayores colaboran codo a codo en los diferentes programas. "Es lo que le agradezco a Invap -cuenta Cuomo-: se trabaja con mucha comodidad; uno se da vuelta y hay alguien que va a responder tus preguntas. Todo el mundo participó de [algún proyecto emblemático] y te cuenta su experiencia."

Tampoco hay distinción entre licenciados, doctores y técnicos. "Nosotros hacemos el diseño y el análisis teórico -aclara la ingeniera recibida en la Universidad Nacional de La Plata-, pero para la implementación y el movimiento de las grandes máquinas hay técnicos expertos. La mayoría de nosotros no ha tocado el satélite, eso se le permite solamente a un pequeño grupo, ellos se entrenaron en la NASA y tienen la experiencia necesaria."

Quien llegaba al campus de Bariloche hace tres meses podría ver dos satélites de comunicaciones (uno terminado y otro a punto de entrar en el largo proceso de pruebas), y dos Saocom, aparatos muy complejos que desarrollaron con la Conae para integrar el Sistema ítalo-argentino para la gestión de emergencias y el desarrollo económico (Siasge). "La sala de integración estaba llena, no cabía nada más -dice Otheguy-. Y ya estamos avanzando junto con la Conae para un proyecto que Varotto llamó SARE, un sistema de satélites más chicos, de arquitectura segmentada. Está muy avanzada toda la ingeniería."

En la lista de trabajos en marcha está el ArSat-3, equipamiento especial para Atucha II, ingeniería para modernizar la central de Embalse, un reactor RA-10 multipropósito, pero fundamentalmente para la producción de radioisótopos, similar al de Australia. Por un acuerdo entre Dilma Rousseff y la presidenta argentina, se construirá uno similar en Brasil con ingeniería argentina. También están en conversaciones con Azerbaiján para participar en una licitación para el desarrollo de un satélite.

"Las perspectivas son muy buenas -afirma Otheguy, que viaja todas las semanas de su oficina sin ningún lujo, a metros de Esmeralda y Corrientes, a la planta de Bariloche-. Estamos detrás de varios proyectos internacionales. Nos posicionamos muy bien en Arabia Saudita, un país que tiene una actividad intensa en el área espacial y que no pide financiación, por lo que es ideal para nosotros. En los radares ya estamos para hacer el salto internacional. En Argelia hace un año firmamos un contrato muy importante de cien millones de dólares para proveer facilidades auxiliares al reactor que les habíamos hecho."

Tal vez el mayor elogio que pueda hacerse de esta experiencia sin igual sea el comentario que el hijo de una ingeniera de la firma le hizo a su madre durante el lanzamiento del ArSat-1: "Ustedes, los de Invap, son terribles: hacen que nada parezca imposible".

Mantener la misma filosofía a lo largo de cuarenta años, atravesando gobiernos de todos los signos políticos, no es un detalle menor. Tener una sola conducción y mantener la misma filosofía a lo largo de cuarenta años (Otheguy fue la mano derecha de Varotto y el núcleo inicial se mantuvo), atravesando gobiernos de todos los signos políticos, no es un detalle menor.

Eduardo Santos, ex presidente de la Conea y uno de los pioneros de Bariloche, recuerda que en los comienzos tenían entre 25 y 33 años. "Siempre he insistido en que es la época más creativa de la vida, donde se toman los mayores riesgos -afirma-. Invap hoy por hoy ha vuelto a recuperar esa juventud."

"Invap ya está en manos de la segunda y la tercera generación -dice Varotto-. La han manejado muy bien. Cuando uno mira el reactor [que se vendió a ] Australia, ¡compitiendo con unos monstruos...! Ya se ha creado una mística. Somos unos convencidos de que una casa se construye con un ladrillo encima del otro, y no porque a un tipo se le ocurre una genialidad. Todo esto es una clara demostración de que los argentinos podemos hacer cosas juntos, que puede haber continuidad de objetivos. Esto se puede dar en muchos otros ámbitos.".
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...