jueves, 18 de agosto de 2016

Ingresarán máquinas a Argentina para canalizar el Pilcomayo (Paraguay)

(Nuestro Mar) - Argentina autorizó a Paraguay a canalizar desde su territorio el río Pilcomayo. Los trabajos se inician esta semana a 800 metros más allá de los límites. Óscar Salazar Yaryes, el nuevo director de la Comisión del Pilcomayo, explica en esta entrevista los pasos que dio desde que asumió en junio pasado, a partir de la intervención oficial que destituyó a la administración anterior.


–Usted viene del sector privado.

–Estuve en el sector público ya como director del INTN durante el gobierno de Lugo.

–¿Lo llamaron como conocedor del Pilcomayo?

–Como conocedor de la problemática. Tengo experiencia con los ríos Paraguay y Paraná y otros ríos pequeños. Soy ingeniero experto en aguas. Tengo un posgrado en Ingeniería de Regadíos e Hidráulica en España, ingeniería de Tubulaciones y Conductos de Agua a Presión en Francia; Estructura de Hormigón Armado en Dallas, Pozos Profundos en São Paulo. Estoy jubilado como profesor de Física de la Facultad de Ingeniería UNA. Fui funcionario técnico de la vieja Corposana. Tengo posgrado en varios temas hidráulicos. Fui director del Instituto Nacional de Tecnología y Normalización en el gobierno de Fernando Lugo. Me dedico a la empresa privada y ahora me pidieron que me ocupe de este tema tan particular. En Paraguay diseñé muchos sistemas de agua y alcantarillado. Participé en proyectos con fondo del BID y del Banco Mundial.

–¿Qué vio de buenas a primeras y qué tiene pensado hacer?

–Lo primero que hice desde el 20 de junio pasado fue presentar una reorganización de la Comisión del Río Pilcomayo al MOPC. También hicimos un acompañamiento al nivel del Congreso de la nueva ley que ahora rige y que ha cambiado los actores. Yo tengo la presidencia pero está además el Ministerio de Defensa Nacional, la Seam, la Gobernación de Boquerón, la Gobernación de Presidente Hayes y otras instituciones. Quiero reunirme con los representantes una vez por mes para aprobar los trabajos que se hagan.

–¿Cuál es el panorama?

–Actualmente el Pilcomayo está en territorio argentino. Pedimos intervención de la Cancillería para negociar en Buenos Aires la posibilidad de que Paraguay acceda al reparto equitativo de las aguas. Eso lo conseguimos el 21 de julio pasado. Argentina nos permitirá ingresar máquinas paraguayas para modificar la forma de entrada al canal.

El jueves estaremos ahí con aproximadamente 15 máquinas iniciando los trabajos desde territorio argentino. Vamos a preparar los canales para cuando vengan las aguas en diciembre.

–¿Dónde está el agua ahora?

–A 800 metros de distancia del territorio paraguayo. Ellos nos permiten ahora hacer un canal para que llegue hasta Embocadura. Para noviembre el Pilcomayo debe estar todo limpio para que fluyan normalmente las aguas hacia los dos territorios. Emití una orden de servicio por tres meses.

–Para canalizar esos 800 metros.

–No. Es para 12.000 metros, porque el agua no solamente tiene que llegar al lado paraguayo. El lado paraguayo debe ser limpiado y recanalizado. Ese canal no existe hoy. Hay una gran planicie. Los cauces colmatados de basura. Todo eso tiene que removerse por 11.000 metros dentro de territorio paraguayo. Está todo tapado en este momento.

–¿Eso hay que hacerlo todos los años y no se hizo?

–A partir de ahora hay que dejar máquinas permanentes ahí. Los sedimentos vienen en forma permanente cada año y se tiene que limpiar las entradas.

–Las aguas van naturalmente hacia territorio argentino.

–Porque hay más pendiente. Le voy a dar un ejemplo. El río Paraguay corre de norte a sur. El río Pilcomayo encaja con el río Paraguay hacia abajo en forma oblicua, lo que indica que tiene todas sus derivadas hacia el sur también. El agua naturalmente tiende ir al sur. Nosotros tenemos que tener una canalización técnica muy específica y muy bien cuidada para usar la parte que nos corresponde de esas aguas.

–¿Por qué necesita de Argentina y de Bolivia ahí?

–Necesito de Argentina porque trabajo en territorio argentino. Sin eso no entra el agua. Necesito de Bolivia porque la cantidad de sedimento que afecta ya tanto a Argentina como a Paraguay proviene de la cuenca alta de Bolivia. Entonces, se tienen que hacer algunos trabajos trinacionales de detención de esos sedimentos, algunos lugares que se puedan usar así en forma de espina de pez como tierras de sacrificio para que los sedimentos no hagan tanto daño aguas abajo.

–¿Qué significa eso?

–“Tierras de sacrificio” significa lugares donde se puedan depositar los sedimentos y hacer una zona desértica ya controlada en territorio boliviano.

–¿Cuál es el plan?

–Yo empecé a hablar con ellos. El río Pilcomayo en zona de ellos tiene grandes cañadas. No es zona plana. En esas cañadas se pueden hacer incluso presas que den a Bolivia en compensación energía eléctrica. De esa forma ellos manejarían los sedimentos para que no vengan tanto hacia Paraguay y Argentina.

–¿Qué se hizo mal?

–Cuando hay aguas medias, aguas bajas como ahora, el agua entra nomás luego en esas condiciones, y va abajo y lleva toda esa arena, todo ese sedimento que va a parar en nuestros esterales. Lo que es la naturaleza. Esos sedimentos, de por sí son tierra muerta pero tienen minerales valiosos que para ser activados requieren de la materia orgánica que existen en los esterales. Entonces, al bañar los esterales, hasta era beneficioso, salían nuevas plantas en los esterales y lo que pasaba de los esterales ya era agua limpia. El error fue canalizar eso y matar los esterales.

–¿Por cuántos kilómetros?

–Incontables. Desaparecieron bañados enteros como El Solitario... Lo peor que pudieron haber hecho es ir en contra de la naturaleza y canalizar lo que era un sistema natural de tratamiento como son los bañados.

–¿Cuándo sucedió todo eso?

–Según los diarios de la época, en 2010, 2011, los estancieros se quejaron, se lamentaron y dieron su voz de alerta pero se continuó en el error. Hoy, al encontrar una armonía con Argentina nos coloca en una inmejorable oportunidad para que podamos volver a recibir adecuadamente los caudales que vendrían en diciembre y enero.

–Se va a normalizar todo a partir de fin de año.

–A partir de entonces lo normal va a ser que cada año vamos a hacer el trabajo de limpieza y control pero ya no dejar en un estado de estancamiento.

–¿Hay que establecer una población ahí con el tiempo, en la embocadura?

–Hay un campamento muy grande del Gobierno ahí, hasta un aeropuerto. Están todas las máquinas. El lugar está alimentado por energía solar. Tiene pozos profundos, sistemas de radiocomunicación. Nos comunicamos hasta por whatsapp. Tenemos un agua protegida.

–¿Con las crecidas eso no se inunda?

–Hay partes que sí y partes que no. Hay partes que se protegen. Cuando las crecidas son muy grandes sí se inunda. La inundación no sube tantos metros como el río Paraguay, pero aunque suba un metro, como el terreno es tan plano, baña todo. Entonces, las casas están preparadas con protecciones de más de un metro de altura. El Pilcomayo viene de 3.900 metros de altura.

–Como si viniera del cielo.

–Sí. Tiene 2.426 kilómetros de recorrido. Baña una cuenca de 2.700 km cuadrados. Hay muchos países que son más chicos que esa cuenca.

–O sea, con el deshielo de los Andes cae como un torrente.

–Cuando inunda todo corren peligro hasta las poblaciones. Una vez se tuvo que trasladar a toda la población de Pedro P. Peña. No tenía forma de soportar las crecidas. Inunda todo. Hay en este momento una protección llamada Pozo Hondo. Lo tenemos cercado con muros de tierra y caminos de acceso. Hay un puente de hormigón de 200 metros para pasar a Misión La Paz (Argentina.

–¿El Pilcomayo está seco ahora?

–No. Hasta ahí llega agua y después se va derivando. Se reparte como un abanico. Es curioso el Pilcomayo porque hay partes donde entra bajo tierra y sale otra vez. Es decir, tiene parte seca y parte de agua.

–Es rarísimo.

–Eso ocurre mucho después de Pozo Hondo. Lo importante aquí es la solución que le queremos dar a este drama a través de una gestión integral de cuenca entre los tres países. Implica no solamente la parte técnica; también legislación de uso. No puede ser que alguien “chupe todo el agua” y luego deje seco abajo. Tiene que haber una legislación internacional de uso, derechos y fiscalizaciones. Me tocó trabajar entre dos cuencas grandes de agua en España.

–¿Era una comisión fantasma esta la del Pilcomayo, un argumento para planillear?

–Sobre eso no tengo que opinar. Todas las actuaciones anteriores están a nivel judicial. Mi objetivo, como le dije es llegar a sincronizar con Argentina y Bolivia el mejor uso. El río Pilcomayo es un río de llanura que cambia sus cauces constantemente. Queremos que tenga un plan de trabajo y un plan de utilización que esté todo bajo control. (Por Hugo Ruiz Olazar; ABC Color)

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