domingo, 13 de septiembre de 2015

Jubilados: cinismo e hipocresía

Editorial I del diario La Nación
La Anses fue el dispositivo de confiscación de los fondos de propiedad privada y es una máquina de absorción de ahorros de los trabajadores para el dispendio estatal

Foto: Afiches para sustentar la mentira.

El gobierno nacional ha lanzado una campaña publicitaria mediante avisos que muestran imágenes de la Presidenta, con la leyenda "Tenemos ANSES porque un día lo decidimos - ley de estatización de las jubilaciones Presidencia de la Nación". Este texto se superpone a fotografías de tono emotivo y candoroso. El mensaje pretende mostrar a Cristina Kirchner salvando al pueblo de ser abusado por intereses espurios. Se trata de populismo elemental que apela al falseamiento de la verdad y abunda en cinismo.

La estatización del sistema de jubilaciones y su absorción plena por el de reparto llevará en el futuro a la imposibilidad de sostener niveles adecuados de jubilaciones y pensiones. Esto sólo se puede evitar, como ocurre hoy, si además de los aportes se deriva al sistema una parte sustancial de la masa de los otros impuestos, lo que no será sostenible. La dificultad se origina en el aumento más rápido de la cantidad de personas de edad pasiva que el de aquellos activos que aportan. Es una realidad demográfica que ya se verificaba cuando se decidió crear el sistema de capitalización en 1995. Por un periodo de alrededor de 15 años se creaba una mayor dificultad fiscal, pero luego el Estado se liberaba del problema en beneficio de los jubilados y de los contribuyentes en general.

Con la estatización, el gobierno nacional destruyó el sistema en vez de mejorarlo. Además, se apropió de los fondos acumulados por los aportantes que, en mayo de 2008, alcanzaba los 98.100 millones de pesos. Este dinero estaba depositado en cuentas individuales que incluían aportes ordinarios y también extraordinarios de quienes habían creído en el sistema y deseaban aumentar su haber de retiro. Estos derechos se perdieron.

Con la estatización, quienes mensualmente aportaban a sus cuentas administradas por las AFJP pasaron a canalizar esos aportes a la Anses, perdiendo su titularidad. Para el Gobierno fue un ventajoso negocio en lo inmediato. No sólo se apropió de los fondos acumulados, sino que aumentó la recaudación fiscal y, de esa forma, morigeró el creciente desequilibrio de las cuentas públicas. Pero en el mediano y largo plazo la expropiación y la estatización significaron retroceder lo que se había ganado. Cuando faltaba poco para terminar de resolver el problema y superar el costo fiscal, en lugar de corregir fallas, se destruyó el sistema y se volvió al comienzo.

Con el dinero confiscado se creó el Fondo de Garantía de Sustentabilidad para, en teoría, asegurar el pago futuro de jubilaciones. Pero, lamentablemente, no fue utilizado para eso. Se lo empleó para solventar el déficit fiscal. Mes tras mes, gran parte del dinero líquido o las colocaciones liquidables del Fondo se transfirieron al Tesoro Nacional, recibiendo en contrapartida títulos del Gobierno que se contabilizan a valor nominal. La deteriorada situación fiscal del Gobierno hace poner en duda su capacidad para pagar esos títulos a su vencimiento.

La realidad es que se trata de papeles o tal vez meros asientos contables. Lo mismo ocurrirá seguramente con los préstamos otorgados por la Anses para realizar obras públicas de baja o nula rentabilidad. El caso más importante es el de la Central Nuclear Atucha II, rebautizada Néstor Kirchner, para cuya construcción el Fondo de Garantía de Sustentabilidad aportó 8111 millones de pesos, que muy difícilmente se recuperarán. En definitiva, la Anses fue el instrumento de confiscación de los fondos de propiedad privada y es una máquina de absorción de ahorros de los trabajadores para canalizarlos hacia el dispendio estatal.

La exacción a los jubilados no se ha limitado sólo a ella. Desde 2008, el PAMI ha utilizado una parte de sus recursos para cubrir el déficit presupuestario del Gobierno adquiriendo letras del Tesoro por 2330 millones de pesos. Lo más deplorable del caso es que el fiscal Franco Picardi, de Justicia Legítima, reclamó al juez Claudio Bonadio que la investigación se acote exclusivamente a 2008.

Por lo dicho, afirmar que se apoya a los jubilados mediante una profusa publicidad oficial no es más que otra enorme muestra de cinismo. Lo que tenemos es una colosal apropiación de los ahorros de sufridos ciudadanos que, a la hora de jubilarse, se encontrarán con ingresos más magros que los que reciben actualmente los jubilados y pensionados. Entonces se sorprenderán de que, habiendo hecho aportes durante toda una vida, si no hicieron prudentemente otras inversiones, pasarán a depender de la ayuda familiar. Con mucho pesar se lamentarán: "Tenemos Anses"

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