lunes, 13 de octubre de 2014

Las grúas porteñas, un negocio oscuro en manos de dos familias

En acción. Una grúa llevándose un auto en la zona de Figueroa Alcorta. Al margen de las irregularidades en el servicio la gente denuncia maltrato a los autos. / DAVID FERNANDEZPor Nora Sánchez - Clarin.com
Se las entregaron en 1990 y operan sin contrato desde 2001. Con vinculaciones políticas, sus dueños ganan millones y pagan un canon irrisorio. Y la Ciudad encima le paga el sueldo a los empleados.

 En acción. Una grúa llevándose un auto en la zona de Figueroa Alcorta. Al margen de las irregularidades en el servicio, la gente denuncia maltrato a los autos. / DAVID FERNANDEZ

De un lado, hay un monotributista y un hombre que presidió un club de caza internacional al que perteneció Alfredo Yabrán. Y del otro, tres sobrinos de un empresario paraguayo, que también son dueños de la cadena de estacionamientos Apart Car. Esos son los hombres detrás de las empresas Dakota S.A. y BRD S.A.I.C.F.I., las firmas que operan las grúas en la Ciudad a pesar de tener los contratos vencidos desde 2001.

El reparto es así: Dakota acarrea autos desde Viamonte hacia el Norte y BRD de Viamonte al Sur. También trabajan en zonas que el Ejecutivo les asignó especialmente, incluyendo Puerto Madero, Costanera Norte, Constitución-San Cristóbal-San Telmo, las calles Pagano y Mariscal Castilla, Recoleta-Barrio Norte y entre Las Heras, Agüero, Pueyrredón y Libertador.

El dueño de Dakota es el empresario paraguayo Reinaldo Niella, quien tuvo una constructora, fue socio del Banco Patagónico, y estuvo vinculado a la industria petroquímica. También fue dueño de Jabón Federal, hasta que en 1997 vendió la empresa a un grupo estadounidense por US$ 35 millones. Para entonces, ya tenía el negocio de los cepos y las grúas en Capital, un contrato que se le adjudicó durante la intendencia de Carlos Grosso, en pleno menemismo. Con el tiempo, cedió el control de la sociedad a su sobrino, Marcelo Daniel Violante.

Todo queda en familia: en el directorio también están José Luis y Juan Ramón Violante, y la esposa de Niella, Ana Elizabeth De Bruyn.

BRD fue la única de las dos empresas que respondió una consulta de Clarín, aunque sólo para decir que no harían comentarios. Su titular es Ricardo Chiantore (h), quien tomó la posta de su padre, José Ricardo Chiantore. Este último era cercano al ex presidente Carlos Menem, con quien compartió una cacería en la que también participó Andrés De Cabo, amigo íntimo de Alfredo Yabrán. Junto a ellos Menem cazó un ciervo rojo en un coto privado del propio Yabrán. Aunque los cazadores experimentados siempre dudaron de que él haya logrado una hazaña semejante, siendo un principiante.

Tanto Chiantore como De Cabo, al igual que el ex ministro de Economía de la dictadura militar José Alfredo Martínez de Hoz, fueron presidentes de la filial argentina del Safari Club International (SCI). Este club, que también contó entre sus socios con Yabrán, es originario de Tucson, Arizona, donde también aboga por el derecho a portar armas de fuego.

En el directorio de BRD también figura Bernardo Pérez, con CUIT 20-18284940-6, inscripto ante la AFIP como monotributista en la categoría D, que es para quienes ganan menos de $ 96.000 al año. Una cifra irrisoria para alguien que maneja uno de los grandes negocios de la Ciudad.

En teoría, Dakota y BRD le pagan al Gobierno porteño un canon de $ 30.000 por mes. Pero en la práctica, reciben dinero de la Dirección de Concesiones de la Ciudad en concepto de “alquiler de maquinarias”, según revela un informe del auditor Eduardo Epszteyn. En todo 2013, entre las dos empresas se llevaron $ 49 millones en ese concepto. Entre enero y abril de este año, inclusive, Dakota recibió casi $ 12 millones. Y hasta junio, BRD había recibido más de $ 16.300.000. En el Ministerio de Desarrollo Económico explican que esos montos son para pagar los sueldos del personal de las grúas, en cumplimiento de un acta acuerdo firmada en 2007, cuando Jorge Telerman era jefe de Gobierno.

En el acta en cuestión, el Gobierno porteño se comprometió a pagarles un adicional del 20% del sueldo básico de convenio a los trabajadores de Dakota y BRD, que están afiliados a Camioneros.

Un gremio que tiene mucha influencia en las empresas encargadas del acarreo. La Ciudad también se hizo cargo de abonarle las horas adicionales a los policías que iban en las grúas y que, más adelante, fueron reemplazados por agentes de control de tránsito. Según se argumentó entonces, cubrir esos gastos era una manera de compensar el retraso en el valor de la hora de estacionamiento y del servicio del acarreo.

Sin embargo, en el año siguiente a la firma del acta acuerdo según pudo averiguar Clarín, las empresas no sufrieron pérdidas sino que, más bien, tuvieron buenas ganancias. Por otra parte, la gestión macrista viene actualizando los valores que cobran. En diciembre de 2007, la tasa de acarreo y remoción que hay que pagar para poder retirar el vehículo del playón era de $ 92. En 2008 subió a $ 190, en 2012 a $ 350 y este año, a $ 450. Lo mismo ocurrió con la ficha de parquímetro, que en 2008 saltó de $ 1 a $ 1,40, y en mayo de este año aumentó a $ 3.

Mientras, el Gobierno porteño no cumple con la Ley 4003, promulgada el 13 de diciembre de 2011, que dispuso que si en el plazo de un año no se implementaba el nuevo esquema de estacionamiento medido, el Ejecutivo debería brindar el servicio por su cuenta. Pero el llamado a licitación para poner en marcha el nuevo sistema, que llevará las grúas y los parquímetros a la mitad de la Ciudad, está frenado por un amparo. Y el servicio de grúas sigue a cargo de los desconocidos de siempre.

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