miércoles, 6 de noviembre de 2013

La "mision de paz" que en realidad escondía una guerra


(Defensa.com) - Por Javier Sedano Madrid - La Gaceta
 Los primeros efectivos llegaron a Kabul en 2002. Once años de misión en la que han caído cien vidas españolas. Pasa por ser la operación más costosa.
Las tropas españolas abandonan Afganistán. Algo más de once años después (enero de 2002) de que el primer soldado pisara las abruptas tierras del país, la misión más costosa de la historia de nuestro país va poniendo punto y final a un sinfín de retos y desafíos. Afganistán no sólo ha sido un privilegiado marco de pruebas para nuestro Ejército sino que pasará por ser, con el histórico paréntesis de Bosnia, una de las misiones que más haya calado en los curtidos engranajes de las Fuerzas Armadas.

Desde que el Consejo de Ministros (27 de diciembre de 2001), bajo Durante la misión han fallecido 100 efectivos (97 militares, dos guardias civiles y un intérprete) el paraguas del Consejo de Seguridad de la ONU, autorizase la participación de unidades en la ISAF en apoyo del Gobierno interino afgano, más de 29.000 soldados se han enfrentado a un cometido que por infranqueable rozaba la utopía con la que soñaba la comunidad internacional: someter una zona ligada durante milenios al enfrentamiento.

En el debe, las cien vidas españolas -97 militares, dos guardias civiles y un traductor- caídas durante la misión (la última de ellas en enero del pasado año), el mayor número de bajas desde la guerra de Ifni. En el haber, el ejemplo y el esfuerzo llevado a cabo por unas tropas que, no obstante, y debido a la rapidez de los acontecimientos, no han terminado de ejecutar uno de los principales objetivos estratégicos: el entrenamiento de las fuerzas afganas. Esa tarea comienza ahora con la incógnita de no conseguir perfilar un ejército viable e independiente que pueda hacer frente al reto que supone someter a los radicales.

Frente a Irak
A pesar de todo, Afganistán, bajo el tranquilizador epíteto de "misión de paz" acuñado por el Gobierno socialista, siempre contó con el visto bueno del grueso de la opinión pública y de la mayoría de las fuerzas políticas. La misión vino a apaciguar la trifulca callejera de Irak, el ogro que escondió España y el asa al que se agarró Zapatero para relanzar su imagen de puertas adentro.

El avispero afgano nunca fue diferente, incluso en uno de los últimos viajes de la ministra Chacón a la zona los militares criticaron con contundencia la actuación de la titular de Defensa: “No creemos en los viajes electorales y sí abogamos porque la ministra explique con seriedad de una vez por todas qué está pasando en Afganistán”. Y lo que estaba pasando era una constante de ataques y enfrentamientos. Una ensalada de tiros en trincheras improvisadas.

Hoy se ha puesto punto y final a nuestra presencia en Qala-i-Naw, la que fue durante años la base de concentración en Badghis. El epicentro de las misiones y también el inicio para la mayor operación logística realizada por las Fuerzas Armadas. Afganistán siempre será sinónimo de extremos.

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