domingo, 18 de agosto de 2013

La energía eólica afronta dificultades de distribución

Por Diane Cardwell  | The New York Times
La generación de esta alternativa renovable es menos predecible y puede sobrecargar las redes; para evitar problemas, las granjas deben reducir la producción

Las doce turbinas de la granja eólica de Kingdom Community en Vermont se yerguen sobre un risco de Lowell Mountain, testimonio en acero y fibra de vidrio del creciente uso por el estado de energía verde. Salvo cuando no se les permite girar a su mayor velocidad. Eso ha sido así varias veces en la corta existencia de la granja, incluida la ola de calor de julio, cuando podría haber producido suficiente energía, muy necesaria para alimentar un pequeño pueblo. En vez de ello, el operador del sistema de la red por momentos la contuvo a sólo un tercio de lo que podría haber producido.

"Se nos decía que encendiéramos unidades a diésel que son muy costosas y sucias, y redujéramos la operación de lo que es energía renovable, efectiva en costos para nuestros clientes", dijo Mary Powell, CEO de Green Mountain Power, la empresa dueña y operadora de la planta eólica.

No es la primera vez que el operador del sistema de la red, ISO New England, que opera en seis estados, ha reducido la entrega de energía de la granja desde que comenzó a operar al final del año pasado, incluidas algunas en Maine y New Hampshire. Otros estados y regiones ventosas han sufrido recortes similares, conocidos como restricciones.

Pero el reciente episodio de Vermont, que produjo un debate entre funcionarios del gobierno, ejecutivos de la red de Nueva Inglaterra y productores de la granja eólica, muestra una lucha más amplia que se da en el país, al volcarse las empresas de servicios cada vez más a fuentes de energía renovable. Debido a que la energía producida por el viento, por ejemplo, es intermitente, es más difícil de predecir su capacidad de generación respecto de la convencional. Y la falta de maneras ampliamente disponibles y efectivas en términos de costos de almacenar electricidad generada por el viento agrava los problemas del complejo mercado actual. Aunque la industria eólica viene creciendo desde hace décadas, la operación de granjas eólicas a gran escala sigue siendo algo relativamente nuevo, por lo que recién cuando una granja está funcionando emergen algunos de los problemas, dicen los constructores. Y tienden a crecer. El año pasado, la energía eólica fue la fuente prevalente de nueva capacidad energética -43% de toda la capacidad de generación instalada- mientras su precio se aproximaba al punto más bajo de la historia, según un reciente informe.

Una cantidad de factores pueden provocar las restricciones a la producción de energía eólica, incluido reducir el peligro para murciélagos o pájaros que vuelan en torno de las aspas giratorias. Pero lo más común es que los gerentes de las redes regionales, que deben equiparar la oferta con la demanda instantáneamente, piden una reducción de la energía eólica cuando se produce más energía de lo que el sistema puede transportar con seguridad, dicen. Por cierto, en Nueva Inglaterra en los últimos meses, el operador del sistema de la red ha restringido la energía eólica y de plantas hidroeléctricas varias veces, en general, según sus representantes, porque estaban produciendo demasiada electricidad. Las nuevas granjas eólicas a menudo están localizadas en zonas poco pobladas o sobre riscos montañosos donde no ha habido necesidad de líneas de conducción con robusta capacidad, indican los funcionarios. Además, es más difícil sincronizar el flujo de energía fluctuante del viento con un sistema construido para el flujo eléctrico más estable.

"A medida que estas turbinas eólicas se construyen e interconectan, se vinculan con las líneas de conducción locales y en su mayoría pueden producir electricidad e inyectarla en el sistema", dijo Ellen Foley, vocera del operador de la red. "Pero puede haber ocasiones en las que haya que reducir o restringirlas por las limitaciones de la línea: es literalmente el tamaño de la línea." El temor, dijo, es que un pico de energía sobrecargue y haga que se interrumpa el flujo de energía por los cables, lo que lleva a una caída del voltaje en el sistema y puede generar cortes masivos.

Las restricciones pueden afectar las ganancias de operadores y constructores de granjas. Y también, interferir con la capacidad de las empresas de cumplir con metas y obligaciones de incluir energías renovables.
 
Traducción de Gabriel Zadunaisky

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