lunes, 22 de julio de 2013

Para agilizar el tránsito, hacen otros 7 túneles bajo las vías


Por Pablo Novillo - Diario Clarín
Están en el ferrocarril Mitre y unirán mejor a Belgrano, Villa Urquiza y Colegiales. Algunos fueron cuestionados por los vecinos, pero la Justicia los autorizó. Prometen terminarlos antes de fin de año.
El más grande. El avance de la obra en el viaducto de Federico Lacroze. Se trata de un túnel de 4,30 metros de altura y 267 metros de largo.

Al ritmo de la campaña electoral, el Gobierno porteño buscará mostrar gestión inaugurando obras. Algunas de ellas servirán para aportar a la solución de uno de los temas que más fastidia a los vecinos: el tránsito. Antes de fin de año la Ciudad abrirá siete pasos bajo nivel, de los cuales dos permitirán eliminar barreras y mejorar la seguridad vial. Serán cruces de la vía del ferrocarril Mitre ramal José León Suárez.

Así se lo confirmaron a Clarín en AUSA, la empresa estatal porteña encargada de las autopistas y obras de vialidad. Las construcciones en marcha son el viaducto de la avenida Federico Lacroze y los túneles de las calles Olazábal, Superí, Ceretti, Altolaguirre, Zamudio y Pacheco.

El de Lacroze es uno de los más importantes. La obra junto a la estación Colegiales comenzó el 16 de enero y consiste en la construcción de un túnel de 4,30 metros de alto y 267 metros de largo entre las calles Conesa y Amenábar. Será habilitado en el último trimestre del año, y a la par se cerrará el paso a nivel provisorio que abrieron en la calle Olleros. Esta obra fue pedida por vecinos y comerciantes de la zona, para eliminar la molesta barrera de Lacroze que complicaba mucho el tránsito.

Otras construcciones importantes son las de Olazábal y Superí, que si bien están casi pegadas son distintas. En el primer caso se abrirá el terraplén del ferrocarril para continuar la calzada, mientras que en Superí se ampliará el puente del tren para ensanchar la vía y que pase de uno a tres carriles. Esta zona tiene también la particularidad de que suele inundarse cuando hay tormentas fuertes, y muchas veces se ven autos que terminan afectados por el agua. Si se agiliza el paso por la zona, esto podría evitarse. De hecho, para avanzar con estos dos cruces hubo que hacer algunas obras hidráulicas.

Pero la construcción de los pasos de Olazábal y Superí tuvo otra característica, común a varios de los túneles hoy en obra: fueron rechazados por los vecinos, y hasta estuvieron parados cerca de un año por un amparo judicial. La gente no los quería porque temía que sus calles se convirtieran en un caos con tránsito permanente, y además aseguraban que estos túneles, llamados sapitos , no traerían un beneficio concreto, ya que no servirían para eliminar barreras porque sólo iban a poder ser utilizados por autos y ambulancias, no por colectivos o camiones.

El Gobierno porteño apeló y logró que la Justicia habilitara las construcciones, y hoy la relación con los vecinos mejoró. “La gente tenía temores lógicos, pero cuando empezaron a ver que otros túneles los hicimos a tiempo tuvo confianza en nosotros. Además, si bien es cierto que la fisonomía de la calle cambia, los túneles traen beneficios asociados, porque nosotros mejoramos la iluminación y plantamos árboles, por ejemplo”, explicó Gustavo Matta y Trejo, presidente de AUSA.

Cuando estas siete obras terminen, en la Ciudad seguirán quedando 94 barreras ferroviarias, muchas de ellas del ferrocarril Sarmiento, que tiene pendiente la obra de soterramiento.

Entre 2008 y hoy, el Gobierno porteño habilitó 14 túneles bajo nivel, por ejemplo los de Donado y Holmberg que inauguró hace diez días.

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