martes, 10 de abril de 2012

Hoy se cumplen cuatro meses de gestión y el Gobierno suma un conflicto por semana: ¿sintonía fina o "munición gruesa"?

Por Fernando Gutierrez - iProfesional.com
Fue hace poco, pero parece una eternidad. Desde el triunfo en las urnas pasó de todo. Cepo cambiario, subsidios, colapso de transporte, cierre importador, conflicto con empresarios, con YPF, peleas con países, escándalos de corrupción. Las diecisiete crisis o frentes abiertos, en diecisiete semanas

Parece mentira que hoy se cumplan "apenas" cuatro meses desde que Cristina Kirchner reasumiera la presidencia, el 10 de diciembre pasado. Es que la cantidad de crisis y conflictos que se fueron abriendo ha sido tan extensa que da la sensación de que pasaron años.

Y el cambio de clima político se hace más difícil de entender todavía si se considera la amplia mayoría electoral con la que el Gobierno fue refrendado. Para los analistas, lo que está ocurriendo no implica una sorpresa: su teoría es que recién ahora están aflorando -todos juntos- una serie de problemas que antes estaban "taponados" y que ya no pueden permanecer soterrados.

"Hay temas que el Gobierno se empeñó en negar y luego se sorprende de golpe, como ocurrió con el déficit energético o la fuga de capitales", señala Alejandro Catterberg, director de Poliarquía.

El interrogante es hasta dónde esta sucesión de conflictos es la expresión de un Gobierno desbordado por las fisuras del "modelo" o en qué casos subyace una estrategia por detrás. De hecho, en 17 semanas de haberse iniciado el segundo mandato de Cristina, las crisis o minicrisis también suman, como mínimo, unas 17. Es decir, a razón de una por semana.

Lo importante de esto es que muchas de ellas dejarán su impronta para toda la gestión, habida cuenta de que no son de las que se resuelven de un día para el otro.

1. Crisis por el dólar y cepo cambiario

Las nuevas restricciones en el mercado de cambios llegaron a las pocas horas de que el Gobierno haya ganado en las urnas. El método elegido para frenar una acuciante fuga de capitales (que había llegado a u$s3.000 millones por mes) se hará, a ojos de varios analistas, difícil de sostener en el tiempo. Según razonan, el problema de fondo (dólar barato) lejos de resolverse, tenderá a agravarse.

En el corto plazo, la "pócima" ayudó a frenar el drenaje de divisas y a que el Banco Central pudiera volver a hacerse de dólares. Pero los síntomas de la "ebullición" en el sistema financiero se hacen visibles al ver la creciente brecha entre la cotización en el mercado oficial y el paralelo.

2. Conflicto por restricción al uso de tarjetas en el exterior

Una de las advertencias que los analistas habían realizado respecto del punto anterior era de que se trata de un tipo de iniciativa que tiende más a la profundización que a la marcha atrás. Y en esa lógica de agravamiento (por la continua generación de problemas que a su vez requieren de nuevas medidas correctivas) sobresale una nueva restricción que genera el malhumor en parte de la clase media.

Y es la de impedir el retiro de dólares en cajeros automáticos del exterior. Los expertos dan casi por descontado que la "continuación natural" de esta medida será la restricción del uso de tarjetas de créditos que luego puedan saldarse desde cuentas en pesos.

3. Pelea y crisis con la CGT

La frialdad del Gobierno con la central sindical se agravó para transformarse en enemistad abierta, con ribetes de disputa personal entre Cristina Kirchner y Hugo Moyano.

La crisis empezó con el rechazo oficial al proyecto para el reparto de utilidades de las empresas, siguió con la negativa a elevar el techo del impuesto a las ganancias y llegó a su "clímax" con el anuncio gubernamental de una "intervención" en las paritarias.

La sospecha es que el próximo movimiento hostil del Gobierno será el de un mayor contralor (y eventual estatización) de la Administración de Proyectos Especiales (APE), el fondo creado para distribuir $1.200 millones anuales como ayuda a las obras sociales.

4. Peleas con organizaciones sociales

"Esto excede el marco de una propuesta legítima. Son formas de protestas desestabilizantes, excesivas, sin racionalidad, sin razonabilidad, salvajes". Hasta hace pocos meses, cualquiera habría apostado que la autoría de la frase precedente le correspondía a Mauricio Macri, indignado por los cortes de tránsito y los piquetes.

Pero le pertenece a la ministra de Seguridad, Nilda Garré, lo cual da una idea cabal sobre el giro del Gobierno en su relación con las organizaciones sociales y de las dificultades crecientes para satisfacer -en un contexto inflacionario- los pedidos de estas agrupaciones por indexar continuamente los beneficios sociales que reciben.

5. Críticas y conflicto con el gremio de docente

Para los analistas, ha sido uno de los conflictos que más pueden dejar su huella en la imagen del Gobierno. La alocución de la Presidenta sobre las pocas horas de jornada laboral y el exceso de días de vacaciones de los maestros -como forma de justificar la imposibilidad de dar un salario básico de $3.100- no sólo generó protestas sino que dejó en evidencia un tema más de fondo.

Y es la dificultad por sostener los salarios en el sector público, a pesar de haber sido un área que ha contribuido al "éxito" -del que tanto se vanagloria el Gobierno- en cuanto a la baja en el índice de desempleo (según la consultora Econviews, si no fuera por el intenso ritmo de contrataciones en el Estado, la tasa de desocupación sería el doble de lo que hoy muestra la estadística).

6. Nuevas desavenencias con empresarios

En el plano de la relación con los ejecutivos de negocios, todo indicaba que se abriría una etapa de paz. Pero el clima empezó a enrarecerse rápidamente. Primero, la salida de dólares puso bajo un manto de sospecha a banqueros y a directivos de compañías multinacionales.

Pero, últimamente, también la relación se complicó aún más luego de las mayores dificultades de las firmas para hacerse de insumos clave para producir. A esto se han sumado los impedimentos para el giro de dividendos al exterior por parte de una gran cantidad de firmas.

7. Faltante de artículos importados vitales

Al principio sólo se quejaban quienes querían comprar autos de alta gama. Luego, se tornó complicado adquirir productos electrónicos de marcas de vanguardia, o conseguir repuestos para electrodomésticos.

Pero cuando la escasez llegó a los medicamentos, ya el malhumor popular frente al cierre importador de Guillermo Moreno alcanzó niveles que los analistas califican como de "crisis". A esta altura, se hace difícil ocultar o justificar el hecho de que en los centros de salud haya faltantes de vacunas como la Triple viral o la BCG, además de una larga lista de remedios.

8. Política errática sobre servicios públicos

Siempre fue un tema delicado para el kirchnerismo, que se cuidó mucho de tocar el tema subsidios en la campaña electoral. Pero la realidad era demasiado contundente como para posponer indefinidamente el sinceramiento tarifario. Sin embargo, el plan inicial de extender la quita -que había arrancado en lugares de mayores recursos- quedó a mitad de camino.

A nivel oficial, la explicación es que resulta técnicamente complejo avanzar discriminando a quienes realmente merecen el beneficio. Pero los analistas se muestran convencidos de que hubo otros motivos políticos. "Se debilitó la tolerancia social a las medidas de ajuste y, además, hubo influencia de la mala reacción gubernamental ante la tragedia de Once. Después, ya habiendo logrado la reforma del Banco Central, el Gobierno encontró la forma de congelar el tema por un tiempo", observa Marcos Novaro, director del Centro de Investigaciones Políticas.

9. Crisis del transporte, al desnudo

Las tragedias pueden derivar en crisis políticas. En buena medida, la reacción inmediata de las autoridades determina qué tan grave será el costo a pagar. En el caso de la tragedia de Once hay consenso de los analistas respecto de que todo confluyó para empeorar la situación.

Las poco felices declaraciones de los funcionarios, sumado a la revelación de que habían auditorías que advertían sobre fallas, supusieron una situación extremadamente irritante.
Siete semanas después, continúa la situación que el Gobierno había prometido que duraría 15 días: la empresa TBA está intervenida, se continúa viajando igual y empieza a ser evidente la falla estructural del sistema.

10. Conflicto y pelea con Macri por el subte

Consecuencia directa de la tragedia de Once y de las mayores restricciones presupuestarias, la pelea entre el Gobierno y la Ciudad por la gestión del subte deja a la vista el peor costado de la política, con su saga de acusaciones, medidas cautelares ante la Justicia y leyes votadas de apuro.

El trasfondo no le escapa a nadie: la dificultad de seguir afrontando la millonaria erogación que implica el subte porteño.

11. Crisis futura por reservas del BCRA

A ojos de analistas, el Gobierno encontró una "caja" que le permite posponer el ajuste. Es que ahora puede usar las reservas del Banco Central de modo discrecional y cuenta con un mayor margen de maniobra para financiar el gasto público.

No es que antes se usara poco, sólo en 2011 las transferencias fueron de $80.000 millones. Pero, con la nueva ley, la discrecionalidad aumentará. Los economistas han salido en coro a advertir el riesgo que esto implica y la crisis que puede generar a futuro.

En este sentido, Aldo Pignanelli, expresidente del BCRA, considera que "el aumento del dólar marginal es un fiel reflejo de que los inversores no confían en este esquema". "Lo que estamos presenciando fue, en un pasado no tan distante, la causa excluyente de que la economía nacional quedara postrada", señala el consultor Federico Muñoz.

Para los politólogos el tema es más claro: en el corto plazo, este tipo de medida no tiene costo político y ayudará a mantener en alto el consumo. Los problemas vendrán después.

12. Crisis y conflicto con otros países

Además del enojo de los empresarios y de los consumidores, hay otro efecto colateral del cierre a las importaciones. Es la irritación de los países socios, que va desde naciones chicas -como Uruguay- a los persistentes reclamos de Brasil. Pero, aun enojados, los vecinos conocen a la Argentina y tratan de resolver el problema "en el barrio".

En cambio, otros 40 socios comerciales se cansaron de las trabas y denunciaron al país ante la Organización Mundial de Comercio. Se tensó la relación con México por el intercambio automotor y con Estados Unidos, donde Barack Obama finalmente retiró las preferencias arancelarias.

13. Crisis de combustible y pulseada por YPF

Una lista de 14 revocaciones de concesiones para explotar yacimientos petrolíferos ha ido generando el clima como para que aquello que parecía lejano ahora figure en la lista de lo probable a corto plazo: una reestatización de YPF.

Los expertos en energía creen que no es el mejor camino para revertir la crisis de los combustibles. En el corto plazo, el mayor costo es el deterioro de las relaciones con España, un aliado estratégico de la Argentina.

14. Tensión por Malvinas

El capítulo de conflictos internacionales ocurridos desde que Cristina Kirchner reasumiera la presidencia se completa con la escalada de la tensión diplomática con Gran Bretaña. Los analistas consideran que, a diferencia de otros conflictos que responden a situaciones imprevistas por el Gobierno, en este caso la desavenencia en torno a Malvinas fue planeada.

"El kirchernismo cree en la teoría de que hay que buscar un rival con el cual confrontar, como forma de mantener el apoyo político. En el caso Malvinas es evidente que el cálculo ha sido que a 30 años de la guerra se podía buscar la forma de que tuviera un rol destacado en la agenda", afirma Diego Dillenberger, analista de comunicación política.

15. Polémica por la minería

Es uno de los ítems donde el relato "progresista" del kirchnerismo se ve más desafiado. Tras las manifestaciones populares de Catamarca y La Rioja, con episodios de represión policial incluida, se tornó difícil desestimar las protestas.

Y no ha sido fácil de explicar la defensa a una actividad extractiva de recursos naturales, sospechada de contaminante y que paga pocos impuestos (tiene retenciones de 5% mientras las petroleras pagan 60%).

Pero la minería deja en las alicaídas arcas estatales u$s5.300 millones anuales por exportaciones, de modo que es una proveedora de dólares importante para el Gobierno y provincias que tratan de cuidar.

16. Proyecto X

Para un Gobierno que siempre se ha jactado de "no criminalizar la protesta" sonó como una grave crisis la revelación de que hay un esquema de espionaje para los organizadores de manifestaciones. Los intentos de explicación de la ministra Nilda Garré trajeron más dudas que certezas respecto de qué hacían los falsos militantes infiltrados por los servicios de inteligencia en actos contra la minería, por ejemplo.

Y sus recientes declaraciones, calificando de "extorsivos" a los piquetes que exigen un aumento en los planes sociales, confirman que ha ido empeorando la relación del Gobierno con quien fuera una de sus bases de apoyo político.

17. El caso Boudou

Si la Presidenta tuviese que someterse hoy a una nueva intervención, que implicara una larga licencia médica, resultaría inimaginable que repitiera la frase en la que se manifestaba aliviada por el hecho de que el poder quedaba en manos confiables. Hoy, Amado Boudou está siendo más problemático de lo que en algún momento fuera Julio Cobos. Es que el vicepresidente está arrastrando a todo el Gobierno en el escándalo de Ciccone.

Según el politólogo Sergio Berensztein, director de Poliarquía, "si el oficialismo no maneja el tema con profesionalismo, es inevitable que sufra un debilitamiento".

Y hasta ahora las señales no indican tal profesionalismo, dado que Boudou no se ha limitado a las habituales arremetidas contra el grupo Clarín, sino que ha incluido al gobernador Daniel Scioli; al procurador general de la Nación, Esteban Righi; al titular de la Bolsa, Adelmo Gabbi y al juez Rafecas, defendido incluso por buena parte del peronismo.

Diecisiete conflictos, crisis o mini-crisis, a apenas diecisiete semanas de haberse iniciado un nuevo mandato K. Muchos de estos "avatares" eran impensados tiempo atrás. Pero, tal como suele suceder en la Argentina, todo cambia de la noche a la mañana. Y más aun, en cuatro meses. Y más aun en los cuarenta y cuatro meses de gestión que restan.

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