jueves, 29 de marzo de 2012

La falta de dólares convierte a Tierra del Fuego en una carga para el Gobierno: ¿proyecto viable o "burbuja" de fantasía?

Por Juan Diego Wasilevsky - iProfesional.com
Esos billetes que tanto cuida el Ejecutivo, y lo obligan a frenar el ingreso de medicamentos y libros, terminan "evaporándose" en ensamblado. El rojo por importación duplica al energético. El 40% de los trabajadores tienen contratos temporarios, lo que despierta dudas sobre apuestas a "largo plazo"

En los últimos dos años, si hubo un sector "mimado" por el Gobierno, éste fue indiscutiblemente el de la industria electrónica.

Más concretamente aquél que se expandió a partir de 2010 en el polo tecnológico de Tierra del Fuego, amparado bajo un complejo esquema impositivo y arancelario que le otorgó ventajas -algunas artificiales- frente a los productos importados. Y el Gobierno en ningún momento dejó de promocionar los supuestos beneficios que implicaban tener en la Argentina un polo como el que hoy se erige en la provincia más austral del país.

Gracias al andamiaje tributario y arancelario, la industria fueguina fue creciendo a tasas dignas de ser envidiadas por cualquier otra rama de actividad. Incluso por la automotriz, que en 2011 alcanzó un nuevo récord histórico y es la gran "vedette" del "Made in Argentina".

Las proyecciones oficiales sobre la performance del polo de Tierra del Fuego pueden asombrar a más de uno: este año se espera que la producción de notebooks y netbooks supere las 2 millones de unidades, lo que implicaría un salto del 60% respecto a 2011.

En el caso de las tablets, las estimaciones también hablan de un crecimiento excepcional: se espera pasar de 300.000 equipos a más de 430.000, es decir, una expansión sorprendente del 43%.

Paralelamente, en lo que respecta a la participación de los equipos nacionales en el mercado, desde el Gobierno aseguran que, mientras que en 2010, el share de las computadoras portátiles con sello local era de apenas 18%, el año pasado esa cifra trepó hasta un 42%.

Las perspectivas para este año también son más que positivas: gracias al "cerrojo", el 55% del mercado estará abastecido por unidades ensambladas en el país.

Las cifran asombran aun más en el caso de los celulares: en 2010, en la Argentina se hicieron unos 4,9 millones de equipos, mientras que en 2011 la producción superó las 12 millones de unidades, lo que implicó un salto cercano al 150%.

Lo cierto es que, para poder lograr tales tasas de crecimiento, el Gobierno le otorgó a las empresas instaladas en Tierra del Fuego total "vía libre" en los últimos dos años para importar materia prima, maquinaria y componentes necesarios para llevar adelante sus procesos productivos sin tener que rendirle cuentas "a nadie" de la cantidad de dólares que iban a succionar de la plaza local.

En buen romance, este polo tecnológico se había convertido en un verdadero "protegido" del Ejecutivo, en contraposición al resto de las ramas de actividad, como la automotriz, cuyas empresas fueron obligadas, a partir de 2009, a sustituir importaciones cada vez con más fuerza para equilibrar la "balanza verde".

Sin embargo, la llegada de la política de "sintonía fina", a comienzos de diciembre pasado, significó un abrupto y radical "cambio de era" para este sector. Así comenzó a temerse por el futuro de la "burbuja" en la cual estaba sumida Tierra del Fuego.

Y las causas por las cuales el polo tecnológico de la isla pasó de ser el "niño mimado" de la industria a convertirse en un lastre para el Gobierno tienen múltiples explicaciones:

1- La isla es una "aspiradora" creciente de dólares

Las tasas chinas de crecimiento logradas por las compañías del sector son ampliamente festejadas a nivel oficial pero están generando un "efecto colateral" de proporciones considerables: como estas firmas no han sustituido muchas piezas importadas, el ingreso de componentes desde Asia se terminó disparando y los dólares que se querían cuidar, promocionando el "Made in Argentina", están "fugándose" de manera creciente ante la necesidad obligada de traer insumos.

En buen romance, lo que el país no compra como producto terminado, finalmente tiene que ser adquirido en forma de componentes para luego ser ensamblados en la isla. En síntesis: de alguna u otra manera, obligatoriamente siempre hay que importar casi todo.

Es así como, según precisó el gerente de una cámara empresaria que pidió estricto off the record, "se estima que en 2011 las empresas instaladas en la isla han generado un déficit récord, de más de u$s7.000 millones", que incluso ha duplicado el déficit energético (u$s3.250 millones) del año pasado.
El directivo de esta entidad agregó que "al día de hoy, si se mide el contenido en función del hardware, fácilmente entre el 95% y el 98% es importado. Alguna empresa fueguina tal vez se provee con cables fabricados localmente, o producen internamente el manual y la caja de cartón. Pero todo el resto, que es lo más caro, viene de afuera".

Con estos controvertidos números en la mano, Moreno tomó tres decisiones que "sacudieron" la paz de la isla:
• Eliminó a las empresas del régimen de exenciones a las licencias no automáticas.
• Las obligó a compensar importaciones con exportaciones.
• Metió presión para que aceleren la sustitución de partes y piezas que llegan de Asia por insumos nacionales.

El "cerrojo", que además incluyó "telefonazos" del Gobierno para que eviten girar cifras millonarias para pagar a sus proveedores del exterior, derivó en los últimos dos meses en un crítico faltante de componentes para el ensamblado, lo que generó algo inédito e impensado poco tiempo atrás: que numerosas empresas estén trabajando muy por debajo de su capacidad.

Dado que los fabricantes de insumos necesitan realizar fuertes inversiones antes de poder proveer a Tierra del Fuego -un proceso que es lento y paulatino-, esta situación termina por poner al Gobierno en una disyuntiva: o sigue protegiendo a esta promisoria industria, que todavía tiene mucho camino por recorrer, o cuida el "colchón" de dólares, que son necesarios para llegar a diciembre próximo con menos sobresaltos.

De este modo, y como queda de manifiesto, el plan de mantener a todo vapor la producción de notebooks, netbooks, tablets y celulares parecería ser incompatible con la necesidad de cuidar esas divisas que tanto se "escatiman" a otras industrias. Sin embargo, la falta de insumos que padeció durante semanas Tierra del Fuego deja a las claras qué postura privilegió Moreno.

En definitiva, aquellas empresas ayer "mimadas" y señaladas como un ejemplo a seguir por otros sectores, hoy pasaron a tener que rendir cuentas y a compensar cada dólar que destinan a las importaciones.

2- Condiciones laborales precarias

Cuando Moreno entró en escena, aplicando trabas al ingreso de insumos y dejando en claro que Tierra del Fuego ya no gozaba de la "luz verde" que la beneficiara hasta el 10 de diciembre, salió a la luz la problemática del empleo. El ministro de Industria de la provincia, Fabio Delamata, dio a conocer un dato que resultó ser un verdadero baldazo de agua fría para los funcionarios nacionales: por las restricciones al ingreso de componentes, las empresas instaladas en la isla rápidamente se desprendieron de 4.900 empleados.

En efecto: de casi 13.700 puestos con los que contaba el sector a fines de 2011, en la actualidad se pasó a una plantilla de 8.800. Es decir que, apenas las cosas se empezaron a poner "feas" para estas industrias, se "evaporó" uno de cada tres empleos creados alrededor de este polo tecnológico.

Cabe destacar que si bien el funcionario ayer por la tarde salió a minimizar la noticia, asegurando que esto estaba vinculado principalmente con cuestiones estacionales, nunca negó esa cifra. Incluso, numerosos medios fueguinos publicaron declaraciones donde dejaban en claro el alcance del problema: El otro dato preocupante es el nivel de precarización laboral que existe alrededor de estos proyectos.

En efecto, pese al boom de crecimiento sin precedentes y a que más de la mitad de la tecnología que se vende en el país tiene sello fueguino, todos estos puestos que se perdieron eran empleados temporarios, en general con contratos de tres meses de duración. Esto habla a las claras de la inestabilidad laboral, que parecería ir a contramano de inversiones sustentables y de largo plazo.

Al respecto, tal como consignó uno de los matutinos de la isla, el secretario de Industria, Juan García, confirmó que alrededor del 40% de los trabajadores de las electrónicas fueguinas no están efectivizados. El funcionario, según la prensa local, reveló lo complicado que es incrementar la proporción de trabajadores efectivos, dado que esta modalidad contractual (el empleo temporario) "está dentro del marco de la ley, por lo que es difícil forzar a la empresa a que se haga de otra manera".

Esto ha despertado las críticas entre empresarios de otras ramas de actividad, que sienten que no son medidos con la misma vara, dado que esta modalidad contractual no se condice con los beneficios impositivos que reciben las compañías de la isla.

3- Inversiones bajo la lupa

Otra de las razones por las cuales el empleo no sólo no se disparó sino que cayó, es porque si bien cada vez hay más marcas que comenzaron a producirse en Tierra del Fuego en los últimos meses, prácticamente no se inauguró ninguna nueva planta. En otras palabras, esta industria que se caracteriza por ser de capital intensivo, se expande importando líneas de montaje con limitado "efecto derrame" sobre el empleo y produciendo "a fasón", es decir, cuando una empresa fabrica a pedido de otras compañías.

"En 2011 se habilitaron dos o tres proyectos muy específicos por cuestiones vinculadas con la demanda de repuestos. Fuera de esto, desde hace seis años que no se vienen otorgando las radicaciones habilitadas", aseguraron recientemente a iProfesional.com fuentes relacionadas con el sector electrónico.

De acuerdo con los datos a los que accedió este medio, de 48 pedidos de radicación -que fueran aprobados al finalizar 2005- hasta el año pasado apenas 13 estaban operando. "En Tierra del Fuego tenés al que produce y a las marcas internacionales. Estas últimas no es que vienen y se instalan en la isla. Lo que hacen es cumplir con los pasos para que sus productos se hagan acá", explicó a iProfesional.com Diego Cano, coordinador de la Secretaría de Promoción Económica y Fiscal de Tierra del Fuego.

Esto explica por qué apenas 10 compañías nuclean a más de 50 marcas diferentes, casi todas muy conocidas por los consumidores argentinos:
4- El costo político de tener una tecnología cara

Tal como revelara iProfesional.com, el precio al consumidor medido en dólares de un producto ensamblado en la isla, termina costando hasta más del doble que un artículo similar ensamblado en Asia y comercializado en Estados Unidos.

Entre los numerosos ejemplos relevados recientemente por este medio, un comprador local debe pagar entre 75% y 80% más que un residente de Miami por una notebook de similares prestaciones.

En el caso de un LCD 3D marca Sony, el precio en la Argentina resulta un 103% más elevado que el vigente en Estados Unidos. En lo que respecta a cámaras digitales, algunos modelos producidos en Tierra del Fuego llegan a costar un 130% más que en el país del norte.

A la hora de explicar el por qué de estos mayores precios, en reciente diálogo con iProfesional.com, el economista Tomás Bulat destacó que "la tecnología nacional termina saliendo cara porque en la Argentina lo que se hace básicamente es ensamblar. Entonces hay que importar todas las piezas, enviarlas a Tierra del Fuego, armar el producto con una mano de obra que es más costosa que en Asia, empaquetarlo y volver a enviarlo ya terminado en camión hacia Buenos Aires y a los principales centros de consumo. Toda esa logística cuesta y termina impactando en el valor final".

En este contexto, Enrique Carrier, director de la consultora Carrier y Asociados, confirmó que "en general, un producto electrónico puesto en Buenos Aires termina saliendo 80% o 100% más que en Estados Unidos". A los altos precios se suman los faltantes de productos de marcas que no producen en territorio fueguino, como es el caso de Apple. Según, el experto, esto termina ensuciando el mercado y perjudicando a los consumidores, dado que se alienta "el surgimiento de un mercado negro" de la tecnología, con los riesgos que esto implica.

En buen romance: todos los beneficios impositivos que ofrece el Gobierno a estas firmas terminan no llegando al bolsillo de los argentinos.

5- El costo político de los roces internacionales

Otra de las cuestiones que resulta no menor es el elevado costo que debe pagar el Gobierno en cuanto a roces comerciales con otros países a la hora de tener que proteger a las industrias argentinas, entre ellas claro está, las de Tierra del Fuego. La ola de protestas iniciada por los principales socios comerciales de la Argentina a raíz de las mayores trabas al ingreso de productos importados no tiene freno.

Incluso, expertos como Marcelo Elizondo, ex director ejecutivo de Fundación Exportar, aseguran que el hecho de que Estados Unidos haya quitado al país de su sistema de preferencias arancelarias es una decisión que puede alentar a otras naciones a tomar represalias.

Y lo cierto es que el freno a la tecnología importada que viene terminada y "lista para usar" es una de las patas fundamentales del "cerrojo" que, tal como se mencionó anteriormente, busca privilegiar la electrónica ensamblada en el sur del país. En buen romance, las restricciones al ingreso de notebooks, netbooks, tabletas y LCD, por citar algunos ejemplos, están contribuyendo a generar malestar entre los socios comerciales.

Y en este caso, el Gobierno nuevamente se enfrenta a una disyuntiva, dado que proteger el ensamblado nacional termina generando roces de proporciones con otros países.

En este contexto, la mayor o menor necesidad oficial de contar con dólares irá marcando el pulso del nuevo "cerrojo" que está padeciendo la isla. Lo que queda por verse de cara a futuro es si el proyecto Tierra del Fuego puede cristalizarse en una realidad sustentable y de largo plazo o si se corre el riesgo de que sea una "burbuja de fantasía".

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