lunes, 31 de enero de 2011

Por primera vez hay un vicepresidente en El Cairo: es el jefe de Inteligencia

Mubarak nunca tuvo un segundo. El designado es un general de prestigio y su eventual sucesor.
Fue una de las medidas más sorprendentes adoptadas por un acosado Hosni Mubarak. Para desactivar una rebelión que en cinco días se cobró 120 muertos, ayer designó un vicepresidente por primera vez en sus 30 años de régimen autoritario. La decisión recayó en su jefe de inteligencia y militar como él, Omar Suleiman. Al mismo tiempo, tras aceptar la dimisión de todo su gabinete, puso a otro general y ex ministro de Aviación, Ahmed Shafiq, como nuevo primer ministro.

Suleiman es el guardián de los secretos del presidente y un diestro operador entre bambalinas que ha estado íntimamente involucrado en los más sensibles asuntos de seguridad nacional y de política exterior en los últimos 20 años. El encumbramiento de este general de casi 77 años parece portar dos mensajes muy significativos : por primera vez desde su llegada al poder, Mubarak ha designado a un eventual sucesor, dejando finalmente atrás la especulación de que su legado recairía en su hijo Gamal, no bien visto en las fuerzas armadas; pero, además, está ahora claro que el eventual sucesor y número dos del régimen tiene la total confianza de los militares. Su rol será entonces crucial a medida que el drama egipcio se desenvuelve.

Suleiman es considerado como uno de los jefes de inteligencia más importantes de Oriente Medio por haber tratado temas muy delicados con gran astucia y elegancia. El conocimiento que el mundo en general tiene de él es parco. Por eso valen los comentarios de quienes lo frecuentan. “Suleiman es alguien claro, estructurado, sutil, creíble y por lo tanto respetado por todos”, dijo a la AFP el ex jefe de informaciones de un gran país europeo, que tuvo a menudo trato con él. “Formado con molde militar, es ojos y orejas del presidente , con un sentido agudo de los intereses de Egipto”.

El nuevo vicepresidente, quien llegó a la cumbre de la policía política en los años 90, debe gran parte de su notoriedad a su rol de mediación desarrollada tras la segunda intifada palestina. En este papel conquistó el respeto de la comunidad internacional, en especial de Israel y Estados Unidos. Medió con éxito entre dirigentes israelíes y del movimiento islamista palestino Hamas para acabar con la guerra desencadenada en Gaza a fines de 2008.

Nacido en una familia adinerada de Qena, en el Alto Egipto, este hombre de mediana estatura, gustos exquisitos, de bigotes y con calvicie pronunciada, se orientó inicialmente hacia la carrera militar. Recibió luego un adiestramiento avanzado en la entonces Unión Soviética y participó en el conflicto árabe–israelí entre 1967 y 1973. Pero luego cambió el uniforme por los trajes.

Suleiman compara su “oficio” con el ajedrez o con los naipes , y sabe que no siempre se gana. Eso lo comprobó en la franja de Gaza, donde sus hombres no pudieron impedir que Hamas expulsara del poder en junio de 2007 al grupo Fatah del presidente palestino Mahmud Abas.

Mubarak siguió su consejo de llevar en junio de 1994 un coche blindado a Addis Abeba, para participar en una cumbre de la Unión Africana, gracias al cual ambos conservaron la vida cuando un comando islamista los atacó a balazos. El conductor, sin embargo, murió en el atentado. También tomando en cuenta sus palabras, el presidente egipcio reprimió en los ’90 con firmeza a grupos islamistas radicales como la Gamaa Islamiya y el Yihad, autores de sangrientos atentados.

La designación de Suleiman sería la respuesta a uno de los interrogantes políticos más importantes cuando el país es sacudido por un desafío popular sin precedentes al régimen de Mubarak: ¿quién sucederá al presidente de 82 años? La otra gran duda es si su llegada a la vicepresidencia podrá calmar los disturbios.

La decisión de Mubarak no pareció convencer a la oposición y a los manifestantes de deponer las protestas. El opositor y Premio Nobel de la Paz, Mohamed ElBaradei, calificó de “insuficientes” los cambios. En la calle, los nombramientos tampoco cayeron bien. “No es una buena decisión. (Suleiman) es un hombre de Mubarak. Sigue todo igual”, dijo Osama, un manifestante en el centro de El Cairo. Estados Unidos y otros gobiernos occidentales, al contrario, lo ven en cambio como un par de manos seguras y favorables. Por cuánto tiempo es por ahora algo imposible de decir.

Fuente: Diario Clarín

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