lunes, 31 de enero de 2011

El porqué de un nuevo puente ya existente

En el encuentro que se efectuara entre las dos presidentes de Brasil y Argentina, se etratara entre otros la construcción de un nuevo puente sobre el rio Pepirí Guazu. El Territoriodigital.com.ar (2008) presentó un excelente articulo que se adjunta, para ponernos en claro sobre la necesidad de esta nueva obra.
El puente internacional con el Brasil, por el que pelean San Javier y Alba Posse, lo tiene San Pedro hace 14 años. Fue llamado Comandante Rosales. Pero por esas paradojas del destino -o picardías políticas de las que está plagada la historia de los misioneros- para acceder a este paso internacional hay que sortear unos 50 kilómetros de caminos de tierra, mal señalizados y prácticamente despoblados.


No se trata de caminos vecinales sino de la ruta nacional 14, por la que, si se viene de San Pedro, se deben hacer unos 14 kilómetros terrados desde la rotonda de Gramado (allí termina el asfalto) hasta Cruce Caballero. Allí se toma a la derecha la ruta provincial 22, otros 34 kilómetros. Unos 5 kilómetros al sur se encuentra el límite de la Reserva de Biosfera Yabotí.
El puente internacional no une dos localidades fronterizas. Del lado argentino, el poblado más cercano es Cruce Caballero, a 34 kilómetros. La ruta 22 se mete entre las últimas casas del pueblo. Los primeros diez kilómetros cruzan chacras, bordeando el arroyo Invernada. Pero hacia el final casi no hay viviendas, y se viaja entre tierras privadas destinadas en su mayoría a la explotación forestal.

Del lado brasileño, la localidad más cercana es Paraíso, a 7 kilómetros del paso fronterizo. El resto son chacras. Pero a 30 kilómetros se encuentra San Miguel Oeste, importante localidad del sur brasileño, en el Estado de Santa Catarina.

30 personas por mes: Por sus condiciones de aislamiento, por el paso internacional no pasan más de 30 personas por mes. “Al que viene le tiramos papel picado”, ironiza uno de los gendarmes del grupo que custodia el paso. Una vez al mes, ingresan en un camión de la fuerza, que regresa a buscarlos a los 25 días. Tardan dos horas en llegar. Gendarmería se ocupa aquí de realizar el control migratorio y de Aduana, ya que las oficinas de esas dependencias no cuentan con personal asignado.

Del lado brasileño sólo funciona un puesto de Sanidad Animal que controla que no ingresen desde la Argentina, alimentos animales o vegetales. Pero no hay controles migratorios ni de Aduana en la cabecera del puente.

Entre los pobladores de la zona explican la construcción del insólito puente como el resultado de una pulseada política que finalmente ganó el entonces diputado provincial Luis Castro, antes intendente de San Pedro. Aunque, por estar sobre el río Pepirí Guazú, de mucho menos caudal que el ancho Uruguay, la obra también resulta más sencilla y económica que los proyectados puentes San Javier-Porto Xavier o Alba Posse - Porto Mauá.

Presión brasileña: Pero ahora los brasileños presionan con el asfalto sobre la frontera. El movimiento de tierra está sobre el puente. El gobernador de Santa Catarina, Luiz Henrique da Silveira, estuvo hace dos semanas en Misiones, para obtener el compromiso del gobernador de Misiones, Maurice Closs, de asfaltar los casi 60 kilómetros de tierra que aíslan al puente Comandante Rosales de la red vial argentina.

Más que respuestas, los pobladores de la zona, tanto del lado argentino como del lado brasileño tienen una sola pregunta: ¿Va a llegar el asfalto? El proyecto de Vialidad Provincial no es asfaltar los 40 kilómetros ruta 22. En ese caso, todavía quedarían 14 kilómetros de tierra de la ruta nacional 14, cuyo asfaltado no fue contemplado en la pavimentación anunciada para fin de año por Vialidad Nacional y que comienza por la otra punta del trazado terrado, en Dos Hermanas, casi sobre Bernardo de Irigoyen.
Lo que se encuentra en estudio es un nuevo trazado. Sería la ruta provincial 27, que uniría Palmera Boca sobre la ruta 14, a ocho kilómetros de la localidad de San Pedro, con el paso fronterizo, pasando por el Paraje Siete Estrellas y retomando hacia el final el trazado de la ruta provincial 22. En la actualidad, en Palmera Boca, empalma con la 14 la ruta provincial 16.

Tras la fuerte presión brasileña para que se asfalte el acceso al paso internacional se encontraría la necesidad del gobierno de Santa Catarina, Brasil, de tener una salida propia, ya que el paso de frontera seca en Bernardo de Irigoyen se encuentra en el Estado de Paraná. Los pobladores de la zona aseguran que el gobierno catarinense hasta ofreció el dinero para hacerse cargo del asfalto de la ruta del lado misionero.

Hacer un nuevo puente: En la frontera brasileña aseguran que se trabaja las 24 horas para concluir los 40 kilómetros de asfalto que restan. Llegando al puente se puede ver el movimiento de suelo y el trazado de la ruta nueva abriéndose camino entre las serranías. Y anuncian que el pavimento estará listo para fin de año. Es más, al final del puente, que no llega a tener 100 metros de largo, del lado brasileño se ve movimiento de tierra. Y según explican, se pretende agrandar el viaducto.
Es que el caudal del Pepirí Guazú depende de las lluvias. Y cuando crece sube hasta cuatro metros sobre el actual puente. Por eso también hay quienes comentan que la construcción actual no está en condiciones de soportar el uso que le pretenden dar los brasileños. Sería necesario construir un paso nuevo para sacar la producción de exportación con la que los brasileños pretenden abrirse paso hacia Chile y la Argentina. En la actualidad, el paso fronterizo no está habilitado para el paso de mercadería. El puente fue autorizado a funcionar como punto de frontera en 1994, pero presenta restricciones para vehículos pesados. De ampliarse la actividad, habría que resolver el problema de la energía eléctrica del lado argentino, hoy es proveída por el Brasil. El agua se obtiene con una bomba, pero serían necesarias ampliaciones si se radica en el lugar personal de Migraciones y Aduana.

El interés es grande y principalmente brasileño. Aseguran que con el nuevo asfalto se acortará en 150 kilómetros la distancia entre Buenos Aires y San Pablo, y de Posadas a las playas brasileñas.

El dato: 50 son los kilómetros de tierra que hay que superar para llegar desde San Pedro hasta el puente internacional.

El único comercio argentino en 40 km: En la década del 90, eran los argentinos lo que cruzaban la frontera para comprar en los negocios brasileños. Hoy, con la moneda a favor de la Argentina, el movimiento es inverso. La ironía del puente en medio de la nada, con una fuerte presión del intercambio comercial, hizo que hace ocho meses abriera sus puertas un comercio sampedrino, a metros del paso fronterizo. La proveeduría pertenece al propietario de las tierras, radicado en San Pedro. El atípico negocio abre sus puertas de jueves a domingo, para surtir a los brasileños que llegan de las chacras vecinas. Uno de los principales productos que adquieren es cerveza.

Fuente: http://www.territoriodigital.com/nota.aspx?c=8735174415359878

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