lunes, 29 de noviembre de 2010

Por el conflicto gremial podrían separar a Aerolíneas y Austral

Por Luis Ceriotto - Diario Clarín

La escisión completa entre Aerolíneas Argentinas y Austral sería una de las alternativas que se está manejando dentro del Gabinete nacional para solucionar el prolongado conflicto entre los pilotos de las dos compañías.
Austral es una sociedad anónima independiente, pero está fusionada en lo comercial. De hecho, cuando un pasajero adquiere un ticket de Aerolíneas, es habitual que termine volando por Austral. La iniciativa no es compartida por el presidente de Aerolínas y Austral, Mariano Recalde. Sus voceros aseguraron a este diario que una escisión total “no forma parte de nuestros planes inmediatos”. Más bien, agregaron, la idea de separar a las dos empresas completamente “era una idea que se manejó en una época para terminar vendiendo Austral a los accionistas de Aeropuertos Argentina 2000”.

Pero dos ministros del Poder Ejecutivo habrían comenzado a sondear, de manera discreta, la hipótesis de una separación operativa, si bien con las dos compañías en la órbita del Estado. Tal como informó Clarín ayer, las dos empresas demandaron al Estado 1.500 millones de dólares en subsidios, desde julio de 2008.

¿Para qué se justificaría una movida que demandaría a Austral más personal e infraestructura? Por una razón política. Se buscaría de esa forma zanjar el conflicto de 25 años entre la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (de Aerolíneas), con la Unión de Aviadores de Líneas Aéreas (de Austral) . El año pasado, Austral presentó ante la Justicia un amparo para que sus pilotos no compartieran la cabina de mando (cockpit) con pilotos afiliados a APLA. Fue luego de que un piloto de Austral, Carlos Rustán, se pasara a APLA. Desde entonces, Rustán está sin volar.

El mes pasado, un copiloto de Austral, Marcelo Armayor, se pasó a APLA. A los dos días, hubo un incidente en la cabina con el comandante del vuelo, afiliado a UALA. Cuando Armayor fue detenido por la Policía Aeronáutica, el titular del APLA, Jorge Pérez Tamayo, decretó un paro de una hora y media: era la tarde del 4 de noviembre, el primer día de operaciones de los vuelos de cabotaje en Ezeiza. Ese día, el aeropuerto era un caos, producto de una gran improvisacón por parte de los organismos estatales y la operadora aeroportuaria. Pero el paro de APLA logró opacar todo.

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