domingo, 21 de febrero de 2010

Sudafrica, un país con todo por hacer

Por Héctor Sendoya Para LA NACION
La demanda mundial de alimentos crece y lo seguirá haciendo tanto en cantidad como en calidad (proteínas animales), impulsada por el crecimiento continuo de los hasta hoy llamados países emergentes. En el análisis de alternativas futuras para el crecimiento de la oferta aparece la posibilidad del continente africano y, en particular, Sudáfrica, con una capacidad potencial de contribuir significativamente.
Sin embargo, esta posibilidad resulta aún demasiado lejana, si vemos el escenario de su desarrollo agrícola actual, aun en un estado que podríamos llamar pretecnológico y que guarda similitudes con la agricultura argentina de los setenta, antes de la revolución tecnológica que hoy disfrutamos.

El sector agroalimentario contribuye con el 15% al PBI, aunque sólo el 13% de sus 122 millones de hectáreas es considerado hoy tierra agrícola y debe proveer de alimento a sus 47 millones de habitantes. Se considera, sin embargo, que sólo alrededor de 3 millones de hectáreas son de alto potencial y alrededor de 1,3 millones de hectáreas son irrigadas. Los productores de granos en Sudáfrica se estiman en alrededor de 45.000 y hay, además, una gran cantidad de productores de subsistencia.

Sudáfrica es un país que está también en el hemisferio sur y a la misma latitud que tienen las principales zonas de producción de granos de la Argentina. Sin embargo, su agricultura actual es bien diferente y puede ser descripta así:
-Suelos con bajo nivel de materia orgánica, estructura y fertilidad.
-Baja capacidad de retención de agua y aprovechamiento de las no muy abundantes y estacionales precipitaciones.
-Ciclo ganadero que pastorea a campo los residuos de cosecha, lo que determina bajo aporte de celulosa a la vida del suelo y compactación que retroalimenta el déficit de retención de agua.
-Bajo nivel de adopción de la siembra directa y ausencia de planteos de doble cosecha anual.
-La intensa radiación absorbida por el color de la tierra sin cobertura adecuada (el maíz se planta con espaciamientos de hasta 1,5 metros) afecta la vida del suelo.

El modelo a seguir por Sudáfrica para convertirse en una alternativa clara hacia el futuro en producción de alimentos de calidad y precio es el que con enorme esfuerzo, creatividad y permanente adopción de las últimas tecnologías disponibles se ha desarrollado en la Argentina. Hay una enorme oportunidad para exportar el modelo y la experiencia argentina.

(*) El autor es ingeniero agrónomo

1 comentario:

  1. Los agronomos argentinos, ya estan trabajando en Sudafrica y les va muy bien...

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