jueves, 31 de diciembre de 2009

Todos temen por Yemen

Por Redacción de BBC Mundo
Yemen se enfrenta a al-Qaeda, a un movimiento rebelde y a deseos independentistas.
El nigeriano que supuestamente intentó realizar un atentado en un avión que se dirigía a Estados Unidos la semana pasada, confesó tener vínculos con la red al-Qaeda y dijo haber recibido entrenamiento en Yemen. Esta no era la primera vez que se mencionaba a Yemen, el país más pobre del mundo árabe, en un contexto similar. El país es motivo de preocupación para EE.UU. y Arabia Saudita, entre otros, por temor de que se convierta en un bastión de la red de Osama bin Laden. EE.UU. no habla abiertamente de su operación allí. Pero se cree que ya aumentó la asistencia militar (US$70 millones en el último año) al gobierno y parece decidido a embarcarse en un nuevo frente, mientras permanece en Irak y en Afganistán. De hecho, hay quienes consideran que ya lo hizo, aunque sin declararlo.
Según el diario The New York Times, el "frente encubierto" fue abierto el año pasado, cuando la CIA envió a varios de sus mejores agentes antiterroristas. Pero algunos advierten de los peligros de esta presencia. Ginny Hill, directora del Yemen Forum en Chatham House, en Londres, asegura que los "yemeníes están advirtiendo que la intervención directa de EE.UU. inflamará el antiamericanismo y alentará el extremismo violento en este país musulmán".
Richard Clarke, quien fue asesor jefe en la lucha contra el terrorismo bajo los gobiernos de Bill Clinton y George W. Bush, aseguró que "Yemen es, por muchas razones, el nuevo Afganistán. Es el nuevo santuario, la nueva base de al-Qaeda donde se establece gente de todo el mundo que quiere ser entrenada". Además, se teme que los centros de entrenamiento no estén poblados solamente con extranjeros.

Con casi la mitad de sus 24 millones de habitantes por debajo de la línea de pobreza, Yemen es tierra fértil para grupos en busca de adeptos, como al-Qaeda, según Humphrey Hawksley, de la BBC. Para ello también incide la presencia de un gobierno autoritario, cuyo presidente está en el poder desde 1978, que no consigue ganarse la confianza de parte de la población. Además –explica Hill– la represión en Arabia Saudita, Irak y Pakistán ha alentado a asociados de al-Qaeda a huir a Yemen, donde el gobierno se enfrenta a la perspectiva de convertirse en un Estado fallido. Son tales los problemas del país que, como señala Owen Bennet-Jones, corresponsal de la BBC en Yemen, los funcionarios del gobierno dicen en forma clara que "al-Qaeda es el menor".

El analista político y columnista Abdul Ghani al-Irayani concuerda: "En mi opinión, al-Qaeda es problema de otros, no nuestro". Y es que el país tiene problemas por todas las esquinas. En el norte, sufre los resabios de una disputa civil que se resiste a morir, mientras que el sur exige la independencia. Desde hace cinco años el gobierno combate a rebeldes en el norte, pertenecientes a la secta zaidi, una rama chiita del islam en un país de mayoría sunita. El conflicto ha adquirido una dimensión regional. Las autoridades yemeníes acusan a Irán de apoyar a los rebeldes, mientras que los rebeldes acusan a Arabia Saudita de apoyar al gobierno de Yemen. Me temo que tendremos insurgencia militar en el sur y tendremos personas con chalecos explosivos atacando edificios gubernamentales. Eso está próximo a suceder ahora. Y si el gobierno no actúa pronto para satisfacer las necesidades legítimas de la población sureña, entraremos en una guerra civil

Bennet-Jones explica que los motivos por los cuales pelean los rebeldes en el norte no son claros. Algunos buscan establecer un emirato islámico. Pero la mayoría son líderes tribales que demandan carreteras y escuelas. En el sur, cada pocos días, miles de personas protestan armadas para que se deje atrás la reunificación con el norte, que tuvo lugar en 1990. La situación está tan mal, dice al-Irayani, que "si el gobierno no actúa pronto para satisfacer las necesidades legítimas de la población sureña, entraremos en una guerra civil".

Y en medio de los problemas de seguridad, al país se le están agotando dos recursos vitales: petróleo y agua. Según estimaciones, la capital, San'a, podría quedarse sin agua en 15 años. Con respecto al petróleo, además de que las ganancias se han reducido un 75%, la producción ha decrecido. El presupuesto del Estado depende en gran medida del petróleo. Y en un país con sed de estabilidad, todo esto no contribuye a lograr la paz. La menor cantidad de recursos dificulta la lucha contra al-Qaeda. El periodista de la BBC Peter Biles dice que especialmente en el este de Yemen hay varias áreas sin presencia gubernamental. El gobierno yemení estima que hay entre 200 y 300 miembros de la red operando en el país y las autoridades reclaman más ayuda desde el exterior. En el combate a al-Qaeda el gobierno se ha anotado algunos puntos. Unos 60 militantes de la red murieron en operativos del ejército en el último tiempo. Sin embargo, la amenaza persiste.

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