sábado, 14 de febrero de 2009

Opinión: Sin decoro ni vergüenza

Por Víctor Tonelli Para LA NACION

En esta semana se conoció que Rusia sacó momentáneamente del mercado de carnes vacunas a Uruguay, EE.UU., Canadá y otros países por problemas vinculados a la seguridad alimentaria.
Con motivo de este evento la Oncca emitió un comunicado en el que exalta el hecho como "una excelente oportunidad para incrementar las exportaciones a Rusia", como si la Argentina tuviera necesidad de aprovechar las desgracias ajenas para volver a ser uno de los países líderes en la exportación de carnes vacunas al mundo.

En ese comunicado menciona datos de las exportaciones argentinas a Rusia en 2008; incrementa artificialmente los mismos sumándoles las menudencias (no integran la carne res con hueso) y pretende transmitir que fueron los frigoríficos los que disminuyeron sus exportaciones a apenas 1/3 de las autorizaciones que ellos otorgaron.

Nada más alejado de la realidad, por lo que intentaré clarificar la realidad con algunos números.
En 2005, último año en que la Argentina pudo exportar sin restricciones del Gobierno, el volumen vendido a Rusia resultó de 285.000 toneladas res con hueso, que representó el 34% del total de importaciones de ese país. En 2008, las exportaciones a Rusia resultaron casi 3 veces menos.

Usted podrá pensar que esa caída obedeció a que Rusia bajó sus importaciones. Le confirmo que las subió y que la caída de la Argentina fue capitalizada por Brasil, Uruguay y Paraguay, todos con exportaciones superiores a las de la Argentina. Quizá se pregunte que si la Argentina no vendió más, fue debido a que los precios que pagaba Rusia no resultaban suficientemente buenos para los exportadores argentinos.

Le comento que los precios pagados por Rusia durante 2008 fueron tan buenos que los uruguayos, que tienen acceso a vender en los EE.UU., derivaron sus exportaciones a ese país porque les pagaban más por productos similares. Seguramente estará pensando que la Argentina vendió menos porque sus precios eran más caros. Lamento contradecirlo, porque Uruguay y Paraguay vendieron 10% más caro que la Argentina y Brasil un 23% más.

Dudando de mis números usted estará pensando que la Argentina no pudo exportar más porque no tenía carne suficiente para atender al mercado interno y, como habrá escuchado en la propaganda oficial, primero hay que atender "la mesa de los argentinos". Lamento una vez más contradecirlo, porque en 2008 tuvimos la segunda faena en importancia de los últimos 20 años y los argentinos comimos 70 kg por habitante/año de carne vacuna, 31 kg de pollo, 8 kg de cerdo y alguno que otro corderito (o chivito); tenemos así la friolera de 110 kg de carne por habitante/año, de modo que si descuenta a los vegetarianos (que los hay, los hay), los infantes y los mayores, no se haga el distraído: en su casa usted, su señora y los dos chicos se comieron más de 1 kg de carne por día. ¿Será eso suficiente para la mesa de los argentinos?

Finalmente, agobiado por mis afirmaciones, usted se estará preguntando, ¿pero entonces qué pasó, por qué no les exportamos más a los rusos si el precio era uno de los mejores del mundo, y nuestros vecinos, que no son ningunos quedados, crecieron para quedarse con el 65% de nuestra participación de mercado?, ¿será que los frigoríficos (y seguramente algunos productores "contreras") estuvieron boicoteando al Gobierno para que le ingrese menos divisas?

Es más, estará dudando de mi ecuanimidad y debe pensar que lo que le cuento está orientado por mi ideología. Le confieso que ganas no me faltan, pero créame que estoy siendo objetivo.
Lamento contarle, y ésta es la última, que si hubiéramos podido exportar dentro de la porción de mercado que teníamos en 2005, a los precios que pagó Rusia en 2008, el monto total exportado a ese país, hubiera crecido unos 400 millones de dólares más.

En mi opinión lo que pasó ha sido producto de la ignorancia, negligencia y soberbia de algunos funcionarios, cercanos a la "fuente del poder" que, con recetas que no resisten un mínimo análisis racional, limitaron fuertemente las exportaciones a través de mecanismos que obligaban a los exportadores a esperar aprobaciones para exportaciones, cuya demora e incertidumbre resultaron letales. Como si fuera poco además los obligaban a enviar al mercado interno el 75% de la carne faenada con destino a exportación.

A estas alturas de la nota, se preguntará por qué la Oncca sale con ese comunicado, alentando el crecimiento de las exportaciones y alegrándose de las desgracias ajenas. Ah!, eso lo tendrá que imaginar usted.

(*)El autor es consultor en ganados y carnes

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