domingo, 30 de noviembre de 2008

La autopista ribereña, una incógnita

No avanza la obra que fue anunciada en 2006 por el gobierno nacional y el porteño; aún no se trabaja en el proyecto definitivo
Su construcción se discute desde 1981. En 2006 se llamó a licitación nacional e internacional para que se concretara uno de los proyectos que agilizarían el tránsito en la ciudad y, en especial, en los accesos Norte y Sur de la Capital. Sin embargo, la concreción de la autopista ribereña todavía sigue estancada.

A pesar de que hay dos grupos preseleccionados para desarrollar el proyecto ejecutivo (Cadia SA-Geodata SPA y Consorcio Ribereña-Parsons Brinckerhoff Internacional Inc. y otros), aún no se expidió el comité que debe dar el veredicto. Sólo cuando lo haga, los ganadores tendrán siete meses para hacer un proyecto sobre el croquis delineado por el Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi) y presentado en el encuentro Ciudad y Río, organizado por la Fundación Ciudad la semana pasada.

Incluso se presentaron nuevos inconvenientes que demorarían el ya dilatado proyecto. Según la traza oficial, la subida a la autopista Illia, por la avenida Ramos Mejía, en Retiro, requeriría la urbanización de la villa 31 bis.

La representante del Occovi, Susana Marinelli, señaló durante su exposición en ese encuentro que "está en proceso de adjudicación la licitación para el proyecto ejecutivo de la autopista ribereña", la cual se extenderá en forma de túnel entre la calle Estados Unidos y la avenida Ramos Mejía. Sin embargo, deslizó que se escucharán alternativas si se complicara la ejecución de la iniciativa. Es que el proyecto es criticado por urbanistas y organizaciones sociales que no están de acuerdo con el recorrido en túnel.

La autopista, que unirá las autopistas Buenos Aires-La Plata e Illia, tendrá una longitud de 5,1 kilómetros en total. Según el presupuesto oficial, tendrá un costo de 1200 millones de pesos, con un plazo de ejecución de 36 meses. El 75 por ciento del financiamiento estará a cargo del gobierno nacional y el porcentaje restante será aportado por la administración porteña.

El croquis que se tomará como base para la elaboración del proyecto definitivo supone que tres kilómetros serán en túnel y que la vía tendrá cuatro carriles por sentido. Además, establece la posibilidad de construir estacionamientos subterráneos a los que se accederá desde la traza. También supone para los ómnibus de larga distancia un acceso directo y exclusivo a la terminal de ómnibus de Retiro. El diseño consta de cuatro carriles por sentido y se considera dotar la obra de adelantos tecnológicos, como monitoreo y cartelería inteligente, sistemas de seguridad y servicios a los usuarios. La velocidad máxima de circulación sería de 100 km/h.

La obra solucionará el problema de tránsito en el área de Puerto Madero, lo que evitará la saturación de la red de tránsito pesado, que ocasiona pérdidas de tiempo y productividad, deterioro de las calzadas y riesgo vial. Según las cifras oficiales, pasan diariamente por esa zona unos 75.000 vehículos. También completaría la circunvalación a la Capital, ya que se uniría con la autopista 25 de Mayo.

Sin embargo, hay opiniones dispares. Martín Orduna, director del Centro de Estudios del Transporte del Area Metropolitana de la Facultad de Arquitectura de la UBA, propuso como alternativa "mejorar la conectividad Norte-Sur ordenando las vías de tránsito existentes sin que haya necesidad de construir la nueva autopista". Aunque el urbanista Andrés Borthagaray, del Plan Estratégico de la ciudad, destacó la importancia de los estudios sobre la autopista ribereña, alertó sobre la falta de análisis de alternativas ferroviarias, conexiones fluviales, centros de transferencia de cargas y otras posibilidades para el ordenamiento y la conectividad. "Hay que recordar la experiencia de Boston, en los Estados Unidos, donde también se eligió un túnel y todavía tienen problemas", dijo.

Andreína de Caraballo, presidenta de la Fundación Ciudad, dijo: "Los expositores y panelistas han coincidido en la necesidad de un plan integral de la zona costera que planifique los usos del territorio y sus consecuencias sobre el resto de la ciudad. En ese contexto, consideramos que la autopista ribereña y la demanda de ampliación del puerto deben tener una profunda revisión en el marco de una gestión integral metropolitana".

En el gobierno porteño prefirieron no opinar sobre el tema. El jefe de gobierno, Mauricio Macri, está convencido de que la dilación en los acuerdos es un atentado contra su gestión. Es que la disminución del tránsito en las autopistas es uno de los objetivos que persigue el titular de Pro. En los últimos meses, dispuso un aumento de peajes para las vías rápidas que administra Autopistas Urbanas SA (AUSA), pero no logró que disminuyera el caudal de vehículos. Según cifras oficiales, unos 300.000 autos circulan por día por esos carriles. Para Macri, la autopista ribereña sería un gran alivio.

En el Ministerio de Desarrollo Urbano porteño, sólo recordaron que una vez que se conozca el proyecto ganador y se decida su ejecución, deberá ser debatido en audiencia pública en cumplimiento con la ley 123 de impacto ambiental. La Legislatura dio el visto bueno al acuerdo de obra en febrero pasado.

Cronología
-9/2006: el gobierno nacional y el porteño se ponen de acuerdo sobre la traza de la autopista. Se establece que se construirá un túnel entre las avenidas Huergo-Madero y Alicia Moreau de Justo. Contará con cuatro carriles por mano.
-11/10/2006: el gobierno nacional, en ese entonces encabezado por Néstor Kirchner y la administración porteña, bajo el mando de Jorge Telerman, firmaron un acuerdo para el llamado a licitación nacional e internacional para la elaboración del proyecto definitivo de la construcción de la autopista ribereña.
-4/12/2006: se abren los sobres con las presentaciones de antecedentes jurídicos, técnicos y financieros de los oferentes para desarrollar el proyecto ejecutivo de la autovía.
-3/6/2008: la Comisión de Evaluación y Calificación selecciona dos ganadores de las cinco ofertas que se presentaron. Sin embargo, aún no se definió el finalista. Los dos grupos en puja son Cadia SA-Geodata SPA y Consorcio Ribereña-Parsons Brinckeroff International Inc. y otros.

Fuente: Por Laura Rocha - LA NACION

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